(Minghui.org) Elegí el título porque en el pasado había escrito otro artículo que trataba sobre la eliminación de la envidia. Ahora veo el despliegue de la envidia en mí otra vez, y por eso escribo esto para exponerla.

Todas las mañanas, cuando me levanto para practicar los ejercicios, antes me enjuago la boca y bebo un poco de agua, y me paro de pie junto a una ventana con mi taza y miro los edificios oscuros que hay a lo lejos, donde de vez en cuando se ven luces. Hace unos días, mientras miraba por la ventana, me vino un pensamiento a la cabeza... “Otras personas aún están disfrutando de su sueño, pero yo ya estoy levantada para practicar». A este pensamiento le siguió otro: «Me estoy comparando con los seres conscientes. Eso representa la envidia».

Recordé una experiencia cuando acababa de empezar a practicar la cultivación. Yo vivía en un edificio grande, y muchas veces vi que otros sacaban sus palanganas para lavarse sólo alrededor de las 9 a. m. A esta hora yo ya había terminado de practicar los ejercicios, estudiado el Fa, me había lavado, había hecho mi desayuno, e incluso a veces había hecho el lavado de ropa. Pensaba que mi vida se había prolongado mucho en comparación con la de los demás, y a menudo me sentía orgullosa.

Recordé que una vez había visto el vídeo de ejercicios de Shifu. Cuando llegó al ejercicio «vía para reforzar los poderes divinos», sentí una oleada de energía que guiaba mis brazos desde los antebrazos hasta la parte superior de los brazos con cierta fuerza, de modo que a menudo pensaba que los movimientos de mis ejercicios no eran precisos. Cada vez que no estaba satisfecha con lo que hacía, inmediatamente tenía el mismo pensamiento: «Todavía hay muchos otros practicantes cuyos movimientos de los ejercicios son peores que los míos». «Solía enseñar los movimientos a los nuevos practicantes en el lugar de práctica durante los primeros tiempos». Con este pensamiento, me invadía una sensación de alivio.

 Recordé otro asunto que ocurrió hace 30 años. En un mercado matutino, un matrimonio de ancianos vendía empanadas rellenas de carne picada (al estilo chino) que tenían una tapa de masa fina y unos rellenos maravillosos, muy deliciosos, y que yo compraba a menudo para desayunar. Al ver que su carrito siempre tenía unas cuantas trenzas de ajo, me pregunté si el ajo se utilizaba para condimentar los rellenos. Se me ocurrió preguntarle a la anciana cómo hacía los rellenos, pero nunca lo hice, pensando que tal vez no estaría dispuesta a compartir sus secretos, y si se lo preguntaba y no quería compartirlo conmigo, ¿no sería hacerme quedar mal? Al principio pensé que estaba teniendo en cuenta a los demás al no hacerle la pregunta, pero luego descubrí que la razón para no preguntar era en realidad porque no me gustaba compartir mis cosas buenas con los demás, ya que beneficiaría a otros.

Esto es lo que me parecía. Comparándome con los demás, sintiéndome aliviada y equilibrada sólo cuando a los demás no les iba tan bien como a mí. De lo contrario, me sentiría preocupada y me esforzaría más por superar a los demás. A menudo se manifestaba entre nuestros cultivadores. Cuando uno tiene envidia, no puede soportar que los demás lo hagan mejor. Si uno tiene envidia, ¿cómo puede «alegrarse por los demás» cuando otros son mejores? Ahora comprendo que si uno puede verdaderamente «sentirse feliz por los demás» es la regla más intuitiva para medir si uno tiene envidia.

Sentí vergüenza al recordar mis comportamientos pasados y observar las diversas manifestaciones de la envidia en mí. Sé que cuando pude verlo con claridad, en realidad había empezado a deshacerme de ellos, capa por capa. Cuando no reconocemos estas sustancias, Shifu nos ayudará a eliminar todo lo que no queramos, ya que todo lo hace Shifu. ¡Gracias Shifu!

Sólo estudiando más el Fa, asimilándome al Fa, saliendo gradualmente del estado de ser humano, y cultivándome para ser una vida que vive para los demás, estaré a la altura de la alta expectativa de Shifu para sus discípulos:

“Espero que después de regresar a casa todos aprovechen bien el tiempo para cultivarse concretamente” (Novena lección, Zhuan Falun).