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[Celebrando el Día Mundial de Falun Dafa] Renacer tras obtener Dafa

Jun. 12, 2024 |   Por una practicante de Falun Dafa en China

(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 1998 y ahora tengo 73 años. Nací en los años cincuenta y soy la hija mayor de mi familia. Mis padres preferían los niños que las niñas y mimaban a mi hermano. Cuando estaban de mal humor, se desahogaban conmigo y me pegaban con puños, pies o palos. Tenía muy poco para comer y ninguna posibilidad de recibir una educación.

A los doce años empecé a trabajar en una unidad de producción. A pesar de que mi cuerpo era pequeño y débil, me obligué a trabajar duro, realizando más tareas domésticas y tareas en la unidad de producción en un intento de ganarme la simpatía de mis padres. Sin embargo, no les importaba y me seguían maltratando. Pensé seriamente en suicidarme.

Al crecer en un ambiente familiar tan tóxico, desarrollé muchos malos hábitos. Ponía la riqueza material por encima de todo y luchaba por obtener beneficios. Me negaba a ceder o a sufrir pérdidas. Aprendí a mentir para complacer a mis padres. A pesar de mis esfuerzos, ellos favorecían a mis hermanos y hermanas. A medida que iba creciendo mi resentimiento hacia mis padres, también lo hacía el deseo de casarme pronto para poder cortar todos los lazos con ellos. Creía que incluso casarme con un mendigo sería preferible a quedarme en casa.

Después de casarme con mi primer esposo, me di cuenta de que era un vago. No quería trabajar, pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo y se negaba a hacer algo para mantenernos. Después de dar a luz a nuestra hija, continué haciendo todas las tareas domésticas y trabajando en el campo, mientras cuidaba a nuestra hija. Estaba tan ocupada que apenas tenía tiempo para descansar. Peleábamos y discutíamos constantemente por su comportamiento. Me deprimí y sentí que la vida no tenía sentido. Intenté suicidarme dos veces saltando al río, pero cada vez me rescataban los transeúntes. Los otros aldeanos me consolaban y me decían: «Si mueres, ¿cómo sobrevivirá tu hija?».

Cuando mi hija tenía diez años, me dijo que debía divorciarme de su padre y dejarlo vivir solo. Aunque mi hija lleva el apellido de su padre, yo la crié sola. Siguiendo sus deseos, me divorcié. Para mantenernos a los dos, tenía dos empleos: trabajaba en el campo y en una fábrica química cercana. Una vez accidentalmente se me enganchó una parte del dedo índice derecho en una seda retorcida, lo que causó que me lo amputaran. Aunque había ahorrado lo suficiente para construir dos casas grandes, el accidente me dejó discapacitada a los treinta y cinco años.

Más tarde me casé con un hombre honrado y trabajador. Mi nuevo esposo criaba cerdos, cultivaba el campo y se ocupaba de las tareas domésticas sin queja alguna. Sin embargo, cuando parecía que la vida estaba mejorando, llegó la desgracia. Debido a mi discapacidad, las autoridades me obligaron a trabajar en una planta de producción de formaldehído, donde adquirí una alergia crónica al formaldehído. A medida que mi inmunidad disminuía, muchas enfermedades empezaron a manifestarse en mi cuerpo. Como si esto fuera poco, sufrí fuertes hemorragias al dar a luz a mi hija menor debido a mi avanzada edad. Cualquier mejora que obtuviera en la vida quedaba anulada por mi mala salud. A pesar de gastar todos nuestros ahorros en tratamientos médicos, mi estado no mejoraba.

Al ver lo frágil que me había vuelto, mi vecino me aconsejó que practicara Falun Dafa. Me explicó que él también tenía mala salud, pero se había recuperado después de hacer los ejercicios. Inmediatamente decidí que quería aprender a practicar.

Renaciendo tras obtener Dafa

En septiembre de 1998 encontré un enorme sitio de práctica donde aprendí los ejercicios. También me uní a un estudio grupal del Fa donde leían las enseñanzas por la noche. Como no tenía libro, solo podía escuchar a los practicantes mientras leían Zhuan Falun. Aunque no entendía bien el texto, estaba convencida de que Falun Dafa era bueno. Al final conseguí un libro de Zhuan Falun. El tercer día que leí el Fa, sentí que algo me daba vueltas en los oídos. Cuando le conté a los compañeros practicantes, me dijeron: «Lo que sientes es el girar de Falun. Shifu te está cuidando". Al quinto día, empecé a toser una sustancia negra. No tuve miedo porque sabía que Shifu estaba limpiando mi cuerpo.

Como era incapaz de reconocer muchas palabras, leía tan despacio que no podía completar una lección en un día. Pero Shifu seguía animándome. Un día, mientras estaba medio dormida, experimenté la sensación de flotar en el aire, pero cuando estiré la mano, seguía tumbada en la cama. Esta sensación se repitió muchas veces después. Mi salud también empezó a mejorar. Mi cutis se volvió sonrojado y engordé. Después de tres meses, todas mis enfermedades habían desaparecido y mi cuerpo se sentía ligero y libre.

Estaba decidida a correr la voz sobre esta maravillosa práctica, así que participé en actividades de difusión de Falun Dafa todos los domingos, incluyendo un evento de ejercicios de 10.000 personas en People's Square, con la esperanza de que más gente se animara a aprender la práctica y mejorara su vida gracias a Falun Dafa.

Mi visión de la vida mejoró. Poco a poco dejé atrás el resentimiento hacia mis padres y empecé a tratar mejor a mis hermanos menores. Esto restableció nuestras relaciones familiares. Volví a trabajar en la planta de producción y ayudaba en el campo cuando regresaba del trabajo. Gracias a mi recuperación, mi esposo pudo trabajar fuera. Toda mi familia apoyó mi decisión de practicar Falun Dafa, y fue la primera vez en mi vida que disfruté de tanta paz y felicidad.

Pero mi vida tranquila no duró mucho. En menos de un año desde que empecé a practicar, el antiguo líder del Partido Comunista Chino (PCCh), Jiang Zemin, inició la persecución a los practicantes de Falun Dafa. Un día después de la apelación de Beijing, el 25 de abril de 1999, estábamos practicando juntos los ejercicios al aire libre cuando alguien nos tomó fotos en secreto. El 20 de julio nos advirtieron que no debíamos practicar en público o nos detendrían. Me negué a escuchar y le aclaré la verdad a las otras personas del pueblo. «No crean la propaganda que sale en la televisión. Falun Dafa es bueno. Mis enfermedades desaparecieron cuando empecé a practicar». Más tarde, cuando empezaron a distribuirse materiales para aclarar la verdad, a menudo ayudaba a distribuirlos junto con otros practicantes.

En 2004 le aconsejé a mi esposo: «Si no practicas Falun Dafa ahora, te arrepentirás». En ese momento estábamos mejor, e incluso él tenía algo de tiempo libre para jugar mahjong. Le dijo a sus compañeros de mahjong: «Tengo más tiempo libre desde que mi esposa empezó a cultivarse». Luego, sus amigos de mahjong me contaron cuánto dinero había perdido esa semana y me dijeron que solo acudía a sus partidas si le sobraba dinero. Entonces envié un pensamiento, con la esperanza de que perdiera lo suficiente como para no volver a jugar. Después de eso, mi esposo dejó de jugar mahjong y comenzó a practicar Dafa conmigo.

Cuando empecé a practicar Falun Dafa, entendí el significado de muchas cosas que me habían sucedido en el pasado. Shifu me había estado cuidando todo el tiempo, de modo que mis planes de suicidio siempre se veían frustrados por muy decidida que estuviera a conseguirlo. Mi sufrimiento desde la infancia se debía a que tenía grandes deudas con mi familia de mi vida anterior. Pagar las deudas sigue siendo necesario según los principios del Fa. Cuando comprendí estos principios, empecé a dejar atrás los rencores que sentía hacia mis familiares, incluidos mis padres, mis hermanos menores, la madre de mi exmarido, su hermano menor y su esposa.

También abandoné mi deseo de obtener beneficios económicos. Mi exesposo tiene dos hermanos menores. El mayor de los dos se fue a trabajar a Jiangxi y se estableció allí con su nueva familia. El menor se quedó en casa. Cuando falleció mi suegro, fui yo quien pagó su funeral. Cuando su casa se vio afectada a causa de una adquisición y demolición de tierras a gran escala, los miembros del comité del pueblo me enviaron una carta en la que me informaban que recibiría una parte de los gastos de desalojo. En el lugar de la reunión, me encontré con mi cuñada menor, que me dijo: «No te corresponde ninguna parte». Le contesté: «¿No? Entonces me iré a casa». Más tarde, mi yerno mayor y el esposo de ella aparecieron cargados con una bolsa de dinero. Me dijeron que habían exigido una parte del dinero a la familia de mi exesposo. Mi yerno mayor explicó: «Tú has aportado más a esta familia que ellos». Cuando les dije que no lo quería, mi esposo guardó el dinero.

Algún tiempo después, mi cuñada mayor, de la familia de mi exesposo, vino de Jiangxi de visita con su hijo y su sobrino. Un tío de la familia de mi esposo había fallecido, lo que motivó su visita. Los recibí en mi casa y les serví dumplings que estaba haciendo ese día.

Cuando mi hija mayor y mi yerno vinieron a visitarme, me aconsejaron que los ignorara y dejara que la familia de mi cuñado menor los recibiera. «Se han llevado todos los beneficios y te dejaron sin nada». Respondí: «Como cultivadora, debo escuchar a Shifu y ser una buena persona». En ese momento llegó mi cuñada menor, y también la invité a comer dumplings con nosotros.

Después de comer, nos dirigimos al centro de la aldea. Al verme, los cuadros del pueblo me dijeron: «Esto no tiene que ver contigo. Vete a casa". Sin embargo, continué dando vueltas. Después de dividir el patrimonio del difunto, saqué los 54.700 yuanes (aprox. 7520 dólares) que había dejado la familia de mi exesposo antes, añadí 300 yuanes (aprox. 40 dólares) y entregué el total de 55.000 yuanes (aprox. 7560 dólares) a mi cuñada mayor. Esta situación causó un gran asombro en todo el pueblo, y mucha gente elogió mi virtuosa acción. Les dije: «Soy una practicante de Falun Dafa, y debo ser considerada con los demás según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia». Tras el fallecimiento de su tío, los ingresos de su familia se vieron muy afectados. Mi hermano menor tendría dificultades para mantener a la familia".

Mi cuñada mayor, su hijo y su sobrino se quedaron en mi casa durante tres días. Les conté la verdad sobre la persecución a Falun Dafa y ayudé al sobrino de mi cuñada mayor a renunciar al PCCh. Este sobrino, estudiante universitario, discutió con la familia de mi exmarido cuando llegó, porque pensaba que no eran razonables. Le aconsejé que no discutiera con ellos y, antes de que se marcharan, les di 4.000 yuanes (aprox. 550 dólares). El sobrino de mi cuñada mayor se sorprendió. «Falun Dafa es asombroso. Sus practicantes son realmente buenos. Creo sinceramente que “Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno”». Les di amuletos de Falun Dafa y algunos materiales para aclarar la verdad, que aceptaron felices.  

Cuando se anunció que la casa de mi infancia también iba a ser demolida, mis dos hermanas menores manifestaron su intención de repartir los trámites de la casa de mis padres en partes iguales entre los cuatro hermanos. Sin embargo, mi hermana menor ya había recibido la propiedad de otra casa de mi padre, por lo que mi hermano menor y mi cuñada no estaban contentos con la propuesta.

Mis dos hermanas me visitaron con la esperanza de que yo le planteara este asunto a mis padres. El esposo de mi hermana menor me dijo: «Sería un desperdicio no aprovechar esta oportunidad. Podemos cortar todos los lazos y vivir después nuestras vidas por separado». En respuesta, les dije que no quería nada del proceso, ya que después de aprender Falun Dafa, había comprendido el principio de perder y ganar. Después de escucharme, mis dos hermanas renunciaron a toda idea de pedir una parte.

Mis padres fallecieron uno después del otro. Aunque mis padres habían acumulado una fortuna en sus cuentas bancarias, joyas y otros objetos de valor, dejé claro a mis hermanos: «No quiero nada. Pueden repartirlos entre ustedes». Mi hermano menor y su esposa quedaron complacidos tras recibir la casa de mis padres. Mis dos hermanas menores se repartieron felizmente los ahorros y los objetos de valor de mis padres.

Antes de morir, mi padre me preguntó: «¿De verdad no quieres nada?». Le contesté: «De verdad que no quiero nada.  Obtuve el Fa y tengo buena salud. Ahora que mis dos hijas están bien y viven independientes, no me falta de nada. Tengo lo suficiente para salir adelante. Me sentiré muy bien al ver felices a mi hermano y a mis hermanas». 

La gente del pueblo también dijo: «Gracias a que la hija mayor dio buen ejemplo, el asunto de la herencia familiar se resolvió pacíficamente». Si no fuera por Falun Dafa, yo nunca habría hecho algo así.

Explicando la verdad para salvar a la gente a pesar de la persecución

Trabajé con otros practicantes para distribuir materiales de esclarecimiento de la verdad después de que el PCCh comenzó a perseguir a Falun Dafa. Mi hija menor y su esposo a veces nos acompañaban y nos ayudaban a distribuir folletos. Salíamos todos los días a esclarecer la verdad, conducíamos nuestros autos a las aldeas cercanas y conocimos a todo tipo de personas en el proceso. Algunos me invitaban a sus casas después de escuchar la verdad, mientras que otros expresaban repetidamente su gratitud. Otros se negaban a escuchar. Algunos me maldecían o amenazaban con pegarme. También hubo quienes denunciaron nuestras actividades a la policía.

Una vez fui con una practicante a un mercado de agricultores a aclarar la verdad. Yo hablé con los transeúntes, mientras la otra practicante enviaba pensamientos rectos. Después de caminar 200 metros, logramos convencer a ocho personas a que renunciaran.

En ese momento, las viejas fuerzas se aprovecharon de nuestros sentimientos humanos de felicidad y nos causaron una tribulación. Dos jóvenes que vendían edredones a un lado de la calle nos denunciaron a la policía después de que nos acercamos a ellos y les aclaramos la verdad. Habían llamado tranquilamente a la policía después de que nos fuimos, por lo que no teníamos idea de sus acciones. Un rato después, la otra practicante decidió marcharse a casa. Tras persuadir a ocho personas más a renunciar al PCCh, decidí regresar a casa.

Un joven se me acercó y me dijo: «Señora, permítame entrevistarla». Cuando le respondí: «Mejor entreviste a otra persona que esté bien educada», insistió: «Solo quiero entrevistarla a usted». Mientras me impedía el paso, sacó su teléfono e hizo una llamada. Al poco tiempo llegaron vehículos de policía y muchos agentes auxiliares. Sabía que las cosas habían salido mal y rogué en silencio a Shifu que me salvara.

Cuando doce agentes me obligaron a subir a un vehículo, lo primero que pensé fue que no podía traicionar a mi compañera practicante. En el centro de interrogatorios, me dijeron que me sentara en un asiento destinado a criminales. Les dije: «No soy un delincuente, así que no me sentaré ahí». Después de un rato, vino personal de la Oficina 610 y me preguntó: «¿Cómo te llamas?». Me quedé callada. Entonces preguntaron: «¿Cómo se llama su acompañante?». Como me negué a decir una palabra, me dijeron: «Aunque no nos lo diga, tenemos nuestros medios para encontrarla». Los dos vendedores de edredones nos habían tomado fotos en secreto, por lo que las autoridades terminaron por localizar a la otra practicante.

En ese momento, les dije: «Falun Dafa enseña a la gente a ser buena. No hay nada malo en seguir los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Antes tenía mala salud, pero me recuperé después de practicar Falun Dafa". La policía se negó a escuchar y quiso registrar ilegalmente mi casa. Primero visitaron el centro del pueblo, donde los miembros del Comité del Pueblo dijeron que yo era la persona más honrada del pueblo. Luego llamaron a mi hija mayor y le exigieron que les entregara las llaves de mi casa para poder registrarla. Pero mi hija mayor se negó a cooperar con ellos y dijo: «No tengo las llaves de la casa de mi madre». Finalmente, los agentes entraron en mi casa subiendo una escalera alta hasta el segundo piso. Después de abrir la puerta principal, entraron y registraron mi casa ilegalmente.

Un funcionario de la Oficina 610 dijo: «Anciana, ha cultivado muy buenas relaciones con la gente de su entorno. Todos elogiaron su carácter y nos pidieron que la dejáramos irse". Yo respondí: «¡Quiero agradecerles! Antes era una persona de mal carácter, que regañaba a los demás por cualquier cosa insignificante. Desde que empecé a practicar Falun Dafa, sigo las enseñanzas de Shifu y me he convertido en mejor persona. Ahora pienso en los demás y me esfuerzo por ser una buena persona de acuerdo con los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia". El agente guardó silencio después de oír mis palabras.

Aquella noche la policía intentó tomarme una foto y registrar mis huellas dactilares. Me negué a cooperar, así que varios policías me sujetaron. Uno de ellos me pateó la espalda, el torso izquierdo y el derecho. Me dolía tanto que grité: «¡La policía me está pegando!». Uno de ellos gritó: «No te estamos pegando, te estamos dando patadas». Yo exclamé: «¡¿Cuál es la diferencia?!». En ese momento, vi cómo los policías arrastraban hacia la comisaría a la compañera que me había acompañado. Luego, nos llevaron al centro de detención en medio de la noche.

Nos ordenaron salir del vehículo al llegar al centro de detención. Gritamos en voz alta: «¡Falun Dafa es bueno! Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno". Los policías del centro de detención gritaron inmediatamente en respuesta: «¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno!". Desconcertada, le pregunté a uno de ellos: «¿Saben que “Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno”, y aun así nos arrestan?». Me contestó: «No fuimos nosotros los que las detuvimos. Estos otros oficiales son los que las trajeron aquí".

Dentro del centro, me separaron de mi compañera practicante y me llevaron a una celda en la que había muchas reclusas. Una compañera de celda me preguntó: «¿Por qué te detuvieron?». Respondí: «Me persiguen porque practico Falun Dafa».

Al día siguiente, una guardia del centro de detención me llamó y me preguntó: «¿Por qué practicas Falun Dafa?». Le conté la historia de mi vida y le dije: «Tuve una vida muy dura desde la infancia. Todas las enfermedades que tenía se curaron después de empezar a practicar. Falun Dafa también me enseñó la importancia de ser una buena persona". Cuando la guardia me dijo: «Tienes la tensión muy alta. Necesitas tomar algún medicamento". Le contesté: «Durante mis 20 años de práctica de Dafa, me he mantenido saludable sin tomar ni una sola pastilla. Esta enfermedad fue causada por la Oficina 610 y la policía". 

Cuando la guardia insistió en que tomara la medicina, le dije: «Practicaré los ejercicios de Falun Dafa». Entonces preguntó: «¿A qué hora practicarás?». Cuando le respondí: «Practicaré por la mañana», se mostró comprensiva. Cuando le aconsejé que renunciara al PCCh para garantizar su seguridad, aceptó.

Regresé a la celda que me habían asignado y aclaré la verdad a mis compañeras de celda. Las nueve compañeras renunciaron al PCCh en ese momento. La primera noche me ordenaron dormir en el suelo, cerca del retrete. Al día siguiente, trasladaron a una compañera de celda y me dieron su espacio en la litera para dormir. Al tercer día, asignaron a otra persona a nuestra celda, y yo volví voluntariamente a mi lugar original cerca del retrete. Cuando una compañera de celda me aconsejó que dejara dormir a la nueva persona cerca del retrete en su lugar, le contesté: «No, no puedo ser egoísta y debo actuar de acuerdo con los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia». Las compañeras de celda quedaron impresionadas y dijeron: "Los practicantes son verdaderamente buenas personas".

A la mañana siguiente me levanté temprano para practicar los ejercicios. Mis compañeras de celda también se levantaron a observar y más tarde me dijeron que algunos guardias también pasaron a observarme. Les impresionó lo inmóvil que permanecía, y algunos dijeron que podían ver humo saliendo de la parte superior de mi cabeza. Con la compasiva protección de Shifu, regresé sana y salva a casa diez días después.

Mi hija mayor, preocupada por mi seguridad, al principio no apoyaba mis intentos de esclarecer la verdad en público y salvar a los seres conscientes. Tenía varias enfermedades y siempre había tenido mala salud. Después de negarse a cooperar con la policía cuando esta le pidió la llave de mi casa, su salud mejoró considerablemente y en su auto florecieron más de una docena de flores de Udumbara. Cuando me las mostró, le dije: «Hiciste lo correcto, así que Shifu te está bendiciendo».

Después de ver cómo mejoraban mi carácter y mi salud, mi hija menor se convirtió en una firme creyente en la bondad de Falun Dafa. Salió conmigo muchas veces para distribuir materiales de clarificación de la verdad. También quema incienso para Shifu cada vez que regresa a casa, y a menudo compra ofrendas de flores para Shifu. En una ocasión, un auto atropelló a mi yerno, pero este salió intacto del accidente, con solo pequeñas raspaduras. Los transeúntes estaban sorprendidos. Le dije: «Shifu te estaba protegiendo. Como entiendes la verdad y nos apoyas a tu padre y a mí en nuestra cultivación, Shifu te cuidará».

Durante mis casi 26 años de práctica de cultivación, he pasado por muchas difíciles tribulaciones. Durante mi viaje para librarme del deseo de beneficios materiales, empecé sintiéndome indignada, luego soporté mis pérdidas con lágrimas, antes de alcanzar finalmente el estado de calma que tengo hoy. El estudio del Fa y el intercambio de experiencias con otros practicantes me ayudaron a identificar los comportamientos que no se ajustaban a los requisitos del Fa. El Fa de Shifu abrió mi mente y me mostró el camino a la iluminación. Agradezco a Shifu su compasiva salvación.

(Experiencia de cultivación seleccionada para celebrar el Día Mundial de Falun Dafa en Minghui.org)