(Minghui.org) Antes de empezar a practicar Falun Dafa, estaba postrada en cama esperando la muerte. Ahora estoy sana y mi familia es feliz. Falun Dafa me dio una nueva vida y me enseñó los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Mucha gente de mi entorno me ha oído hablarles de Falun Dafa y me apoyan mucho. En consecuencia, han sido bendecidos.
Una nueva oportunidad en la vida
En 2004, yo tenía 32 años. Debido a varios problemas de salud, sufría mucho. El dolor y el estrés mental me mantenían postrada en la cama. Al verme en ese estado, un vecino me dijo: «Es una pena que una mujer tan joven como tú se vaya a morir tan pronto». Mi marido me dijo: «Cuando te mueras, tu madre me echará la culpa por no haberte cuidado. Deja que me vaya un mes a hacer trabajos temporales para poder comprarte un buen ataúd".
Otra vecina que practica Falun Dafa, cuando se enteró de mi situación, me invitó a su casa para que aprendiera Dafa. Como no pude rechazar su amable invitación, fui. Tras leer el libro Zhuan Falun (las principales enseñanzas de Falun Dafa) y hacer los ejercicios durante algunos días, dejé de sentirme mal. Mi estado mental también mejoró notablemente e incluso dejó de molestarme que me maltrataran mis familiares. Cuando mi marido volvió a casa un mes después, no podía creer mis cambios físicos y mentales. No paraba de frotarse los ojos y me preguntaba: «¿Cómo te has recuperado?».
Mi marido se beneficia
A lo largo de los años mi marido siempre ha sabido que Falun Dafa es bueno. Todos los días de camino al trabajo recita: «Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno». En los días festivos importantes, se inclina ante el retrato de Shifu en señal de respeto.
Mi marido ha sido bendecido. Solía tomar muchos medicamentos para todo tipo de dolencias, pero en los últimos 20 años apenas los ha tomado. Su piel era oscura y áspera como la piel de una vaca. Ahora es clara y suave. Tuvo un accidente, y los testigos dijeron que sus facturas médicas serían astronómicas. Pero mi marido sólo se acabó gastando 32 yuanes y se recuperó rápidamente.
Desaparece la tenosinovitis de mi hija
Cuando empecé a practicar Dafa, mi hija tenía 15 años y era muy traviesa. Al notar cómo mi mente y mi cuerpo mejoraban, también leyó Zhuan Falun. Después se volvió alguien muy ocupado: se casó, tuvo un hijo y trabajó, y dejó de practicar. Pero recordaba y vivía según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Siempre que veía que se perseguía a los practicantes, intentaba protegerlos.
No importa cómo el PCCh (Partido Comunista Chino) haya reprimido Dafa y acosado a los practicantes a lo largo de los años, mi hija siempre se mantuvo del lado de Dafa. Somos ocho en la familia y es la que más cocina. Es raro que una hija única tenga tanta piedad filial, ya que la mayoría son unos malcriados.
Cuando hospitalizaron a mi suegro, un día mi hija me dijo: «El abuelo volverá pronto a casa, pero su habitación del hospital está muy sucia. ¿Qué tal si la limpiamos nosotras?». Así que fuimos al hospital y limpiamos la habitación. Cuando casi habíamos terminado, mi hija se dio cuenta de repente de que su tenosinovitis (también conocida como muñeca de mamá) había desaparecido. Hacía diez años que tenía ese bulto en la muñeca, del tamaño de un pulgar, y a menudo necesitaba medicación y otros tratamientos para aliviarlo. «Mamá», me dijo, «ahora sé que las bendiciones divinas son una recompensa por la piedad filial y que los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia son realmente buenos». Después de esto, su creencia en Falun Dafa se hizo más firme.
Una vez se le atascó una espina de pescado en la garganta y aunque fuimos cuatro veces al hospital, el médico no logró sacársela. La última vez, de camino a casa, mi hija comenzó a recitar «Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno», y la espina salió sola.
Un funcionario del pueblo
Una antigua funcionaria del pueblo tenía una muy buena impresión de Falun Dafa porque sus compañeros de trabajo que eran practicantes eran muy concienzudos, y esto le facilitaba mucho su trabajo. También sabía que muchos otros trabajadores se habían recuperado de enfermedades graves después de recitar las frases auspiciosas. Si veía a un practicante en su casa, incluso le decía: «¿Por qué no sales y le hablas a la gente de Falun Dafa? Puedo llevarte".
Tras comprobar lo corrupto que es el PCCh, renunció a su trabajo como funcionaria y abrió una tienda. Sigue ayudando a los practicantes a esclarecer la verdad. Su hijo solía ir mal en la escuela, pero durante su último año en la enseñanza secundaria, mejoró drásticamente y fue aceptado en una universidad muy buena. «Mi hijo no es inteligente», le dijo a los practicantes, «pero Shifu le ayudó».
Mi vecino
Yang es mi vecino. Hace poco, su sobrino de 40 años desarrolló un trastorno mental y la familia planeó llevarlo al Hospital Psiquiátrico de Chengdu. Tuvieron que pagar un depósito de 3000 yuanes.
A la mañana siguiente, mi marido y yo fuimos con Yang a casa de su sobrino. El sobrino me vio y me dijo: «Sé que estás aquí para salvarme». Le sugerí que recitara las frases auspiciosas, cosa que hizo. También vimos juntos un vídeo de una actuación de Shen Yun. Cuando vi una foto de un antiguo dirigente del PCCh colgada en su habitación, le pedí a mi marido que la quemara.
Fui con ellos al hospital psiquiátrico. Un médico nos invitó a visitar primero la sala de los pacientes. Sólo había una pequeña ventana alta y todo estaba cerrado. «No quiero quedarme aquí», me dijo el sobrino. «La gente de aquí está loca y yo no». Su familia no sabía qué hacer y me pidió consejo. Les dije que estaría bien que volviera a casa, ya que había recitado las frases y había visto una representación de Shen Yun.
Han pasado varios años. El sobrino ha estado bien desde entonces. Volvió a trabajar como mecánico de coches y más tarde montó un negocio de reparación de tractores. Ahora tiene varios empleados y su negocio va bien.
Ayudé a una taoísta
Soñé que estaba sentada sobre un tigre y oía una voz que decía: «Esta taoísta se está muriendo porque el PCCh la persigue. Por favor, ayúdala». Respondí: «Por supuesto». Retrocedí un poco, tomé a la taoísta, la puse delante de mí en el tigre y salí corriendo hacia un lugar llamado Nanmu.
Un año después me encontré con la taoísta cerca de un puente, camino del pueblo de Nanmu. Tenía unos 40 años y vestía una raída túnica taoísta. Me dijo: «El PCCh me persiguió y demolió mi templo taoísta. No tengo adónde ir. Estoy viviendo en casa de alguien". Le hablé de Falun Dafa y de la represión, y le sugerí que renunciara a las organizaciones del PCCh. Aceptó renunciar a su afiliación a los Jóvenes Pioneros, a los que se había unido de niña.
De vuelta a casa, recordé el sueño y me di cuenta de que la taoísta había sido salvada y disfrutaría de un futuro mejor. También sé que Shifu lo ha dispuesto todo y que yo sólo tengo que hacer mi parte.
Gracias, Shifu.