(Minghui.org) Mi madre me dijo que era una llorona desde que nací. Una noche, cuando tenía tres años, tenía tantas ganas de jugar con mi amigo Erni que lloré hasta que mi madre me llevó a tocar la puerta de Erni, a pesar de que era muy tarde en la noche.
En la escuela era buena estudiante. Era la primera de mi clase cuando estaba en quinto grado. Mi madre y mis profesores siempre me elogiaban, así que me volví complaciente y solo quería escuchar elogios. Cuando alguien me criticaba, me enfadaba tanto que me dolía el estómago. Sabía que estaba mal, pero no lloraba.
Cuando crecí un poco, empecé a hacerme preguntas: ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? ¿Quién es mi verdadera madre? ¿Por qué me enojo con tanta frecuencia? ¿Es posible que no me ofenda tan fácilmente? Leí muchos libros, pero no encontré respuestas. Poco a poco, para evitar que me hicieran daño, me fui aislando. Me preguntaba si era posible vivir en un recipiente de cristal para que nadie pudiera hacerme daño.
El momento decisivo de mi vida
En 1993, conocí a mi futuro esposo a través de un colega. Me recomendó Falun Dafa y me dio el libro Zhuan Falun.
Era realmente un buen libro. Pero no estaba segura de poder seguir el requisito de no pelear. Como mi esposo lo estaba aprendiendo, estudié el libro con él y me sentí bien después. A veces también escuchaba los audios de las lecciones de Shifu. Mi esposo no insistió en que empezara a practicar Falun Dafa. Solo me pidió que siguiera las enseñanzas tanto como pudiera.
Después supe que la familia de mi esposo, incluyendo él mismo, sus padres, hermana y hermano, habían asistido a las conferencias de Shifu entre 1992 y 1994 y comenzaron a practicar Falun Dafa. Cuando Shifu iba a dar conferencias en la ciudad de Jinan, provincia de Shandong, mi esposo compró entradas para los dos.
El día antes de ir, tuve diarrea. Los síntomas desaparecieron cuando llegamos a Jinan y desde entonces estoy sana. Luego comprendí que Shifu purificó mi cuerpo antes de asistir a la conferencia.
Me ocurrió otra cosa asombrosa. Cuando me hice un chequeo médico en la universidad, el médico me dijo que mi útero tenía dos tercios del tamaño normal, lo que me causaba menstruaciones irregulares. Después de practicar Falun Dafa durante un tiempo, mi periodo se regularizó y mi útero volvió a su tamaño normal. Ahora tengo 50 años y sigo teniendo mi periodo regular.
Después de regresar de la conferencia de Shifu en Jinan, mi pensamiento y comportamiento cambiaron radicalmente. Comprendí plenamente lo que dijo Shifu:
«Buscando al Shifu por tantos años,
un día la oportunidad para encontrarle aparece;
obtén el Fa y retorna a través de la cultivación,
alcanza la perfección y sigue al Shifu de vuelta al hogar».
(Predestinado a regresar al sagrado estado de fruto, Hong Ying)
Me di cuenta de que no solo quería ser una buena persona, quería ser una practicante de Dafa y, finalmente, volver a mi verdadero yo original. Para recorrer el camino espiritual, debía estudiar el Fa y hacer los cinco ejercicios.Inmediatamente me levanté a la mañana temprano para unirme a la practica de ejercicios grupal y a estudiar el Fa todo lo que pudiera.
Me dolía la espalda. No podía estar sentada o de pie más de dos horas seguidas. Sin embargo, mi dolor de espalda desapareció al poco tiempo de empezar a hacer los ejercicios. Y poco a poco pude sentarme en la posición de loto para la meditación sentada.
Me convertí en una persona más considerada
Desde joven fui egocéntrica. Siempre me preocupaba por lo que yo quería, pero nunca pensaba en los demás. Aprendiendo Falun Dafa y observando el comportamiento de otros practicantes, empecé a comprender cómo ser una buena persona, una persona mejor.
Mi primer cambio fue comenzar a sonreír y a decir «sí» cuando la gente me pedía que hiciera algo. En lugar de rechazarlos de inmediato, debía ponerme en su lugar. Cuando me encontraba con dificultades, debía pensar que estaría bien si seguía las enseñanzas del Fa..
Mi suegro era rector de una universidad y mi suegra, profesora. Son intelectuales, amables y muy trabajadores. Se ofrecían a prepararme el almuerzo todos los días (el almuerzo siempre llegaba a tiempo), a menudo acompañado de mis frutas favoritas. También me ayudaban a cuidar de mi hijo después de comer para que yo pudiera dormir la siesta.
Uno de mis compañeros me preguntó una vez: «Siempre comes en casa de tus suegros, ¿cuánto les pagas al mes?». En realidad, no les pagaba nada. Cuando se lo conté a ellos, se rieron: «Estamos felices de que comas con nosotros». Nunca me cobraron nada por la comida, incluso pagaron nuestras facturas de servicios.
Con más estudio de Fa, aprendí gradualmente a ser más considerada con los demás y eliminé muchos malos pensamientos. Una vez invitamos a un joven practicante a cenar con nosotros, y me di cuenta de que tomó a propósito un bollo al vapor demasiado cocido. Eso me molestó, porque siempre elegía la mejor comida. Me di cuenta de que esas pequeñas cosas reflejan realmente el carácter de una persona. También me di cuenta de lo egoísta que yo era, pero mis suegros nunca dijeron nada malo sobre mí y siempre me trataron bien. Lo que hacían reflejaba mis defectos.
Deshaciéndome del sentimentalismo
Como soy del campo, a veces me sentía inferior y envidiaba a la gente de la ciudad. Después de practicar Falun Dafa, con la ayuda de mis suegros, gané confianza en mí misma y superé mi baja autoestima. Dejé de llorar y sonreía más.
Mi hermano fue testigo de mi cambio. Le preocupaba que nunca pudiera llevarme bien con mis suegros debido a mi mal carácter. Después, le dijo a mi madre: «Nunca pensé que mi hermana pudiera cambiar tanto. Ahora es tan buena persona y se lleva tan bien con todo el mundo».
Cuando cambié mi carácter, cambió mi humor. Sentía que salía el sol todos los días. Un día, en el trabajo, un compañero me insultó durante media hora. No sé qué pasó, pero de alguna manera no pude abrir la boca para decir nada. Me sorprendí lo tranquila que me sentía. Si me hubiera pasado antes de practicar Dafa, me habría irritado y me habría dolido el estómago.
Alcanzando un nivel superior
En China, algunos empleadores solían proporcionar vivienda a sus empleados. Una vez me regalaron un bungalow. Pero en 1998, el hospital decidió derribar los bungalows y construir un edificio de apartamentos para alojar a más empleados.
Conseguí un número privilegiado para elegir un apartamento en el nuevo edificio. Sin embargo, en aquel momento ya habíamos comprado un apartamento a través de la empresa de mi marido, así que no necesitaba un lugar privilegiado. Podría haber vendido fácilmente mi número a alguien que estaba al final de la fila por miles de yuanes, pero no lo hice. Como practicante de Falun Dafa, no debía hacerlo. Al poco tiempo, mi director se enteró de lo que había hecho, y me elogió públicamente.
Mi esposo es profesor. Cuando empezó a practicar Falun Dafa, dejó de aceptar regalos de los padres de sus alumnos. A diferencia de otros profesores que a veces se quedaban con dinero extra de las inscripciones, mi esposo siempre se lo devolvía a sus alumnos.
Una vez, cuando llovía, mi esposo trajo cinco o seis paraguas extra y los repartió entre mis colegas. No era gran cosa, pero a nadie se le hubiera ocurrido. Mis colegas siempre decían: «Hoy en día no se encuentra una persona tan buena». «Los practicantes de Falun Dafa son realmente buenas personas».
Cuando miro hacia atrás a mi pasado, estoy agradecida de la salvación compasiva del Maestro y de convertirme en una mejor persona.
Shifu dijo en «A los estudiantes vietnamitas»:
«El xiulian es el proceso de ascensión de una vida, y se empieza, paso a paso, desde ser una buena persona, volviéndose gradualmente una persona aun mejor, una vida superior, sobrepasando a la gente común, e incluso aún más alto».
(Presentación seleccionada para la celebración del Día Mundial de Falun Dafa en Minghui.org)