(Minghui.org) En 1996, durante mi tercer año de universidad, empecé a practicar Falun Dafa (también conocido como Falun Gong). A medida que mi vida avanzaba –de la soltería a la paternidad–, y con mis hijos en la universidad, seguí practicando Dafa con constancia a pesar de la persecución del Partido Comunista Chino. Llegué a sentir que había trascendido este mundo turbulento y vivía una vida cada vez más feliz.
A lo largo de mi viaje de cultivación siempre he sentido la protección compasiva de Shifu, la naturaleza profunda de Dafa y las maravillas de la cultivación. Quiero compartir algunas de mis experiencias y percepciones, que son el testimonio de la belleza de Falun Dafa.
Mis enfermedades se han curado
Era un estudiante aplicado y destacado en la escuela. Sin embargo, tenía baja autoestima y sufría conflictos mentales, porque tartamudeaba y tenía muchas alergias. Por suerte, uno de mis compañeros de clase me habló de Falun Dafa en 1994. Y en una ocasión me leí el libro Falun Gong. Aunque dejé de practicarlo después de un tiempo debido a mi trabajo escolar y a mi limitada comprensión de Dafa, pensaba que Falun Dafa era bueno.
En 1996, Falun Dafa se había hecho muy popular en China. Retomé la práctica acuciado por mis problemas de salud. Tomé prestado el libro Zhuan Falun y me sumergí dentro. Me marcó profundamente. Sentí que Shifu me colmaba de energía y que varias corrientes de calor atravesaban todo mi cuerpo.
Esa noche, mientras estaba acostado en la cama, sentí una profunda sensación de ligereza. Al día siguiente, durante las clases, sentí que un pequeño Falun (una Rueda de la Ley) giraba sobre mi cabeza, limpiándome, del mismo modo que se describe este fenómeno en Zhuan Falun. A partir de ese momento, me dediqué de corazón a cultivarme y a mejorar mi temperamento. Las dolencias que me aquejaban desde hacía años desaparecieron en cuestión de días. En un año, incluso mi tartamudez, una barrera comunicativa que antes me atormentaba, se disolvió. Se allanó el camino para que diera paso a un nuevo capítulo de mi vida. También mejoré mi carácter y dejé de perseguir la fama y la fortuna.
Después de empezar a practicar no volví a pisar un hospital. Aunque ahora tengo casi cincuenta años, me siento con tanta energía como los jóvenes.
La sabiduría que otorga Dafa
Después de licenciarme empecé a trabajar para una empresa pública. Mi trabajo consistía en gestionar la facturación de la electricidad de muchos municipios. Tenía que relacionarme con la gente y responder a sus llamadas telefónicas. A pesar de los desafíos, Dafa me dotó de sabiduría y resistencia y me permitió navegar fácilmente sorteando las complejidades de mi trabajo.
Manteniendo presentes los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Dafa, y estudiando constantemente el Fa, arreglé algunas injusticias en el sistema de facturación. Eliminé las configuraciones del software de facturación que cobraban de más en secreto a los clientes y las cuentas gratuitas que los empleados creaban para sacar beneficios para sus familiares y amigos.
Mi dedicación e integridad se hicieron notar y me brindaron oportunidades más allá de mi función. Aunque carecía de formación oficial en informática, asumí la responsabilidad de la gestión informática y de la formación de la empresa. Me hice rápidamente con la tecnología y puse en marcha un programa de formación informática para los empleados.
Una vez, por diversas razones, no tuve tiempo de preparar bien la clase. Pero no me asusté a pesar de que delante de mí se sentaba un joven director con conocimientos de informática. Esbocé la clase en la pizarra e hice una presentación clara y apta para todos los niveles de la audiencia, que la dirección incluso alabó. Sabía que mi preocupación por la gente, más que por mi fama, se alineaba con el Fa. Y Shifu me inspiró para hacer una presentación de la formación repleta de claridad y lógica.
Hoy, mientras me ocupo de supervisar los asuntos técnicos y normativos de una empresa privada, sigo abogando por los principios de Dafa. Me recuerdo constantemente que debo dejar a un lado mi egoísmo y mi ego, y tener en cuenta los intereses tanto de la empresa como de sus empleados. Siendo recto y responsable, me desenvuelvo con gracia en las complejas dinámicas interpersonales, mientras que Shifu me dota de la sabiduría necesaria para resolver los retos técnicos y de gestión. Todos mis errores y descuidos se resuelven a tiempo gracias a mis colegas, y así siempre se ha evitado cualquier problema o pérdida. La dirección de la empresa está satisfecha con mi actuación.
La protección compasiva de Shifu
A lo largo de más de dos décadas de cultivación, he encontrado pruebas y tribulaciones. Habría sido imposible llegar tan lejos sin la protección de Shifu. Y siempre sentí que Dafa tiene un poder ilimitado.
Mientras me cambiaba a un nuevo trabajo en 2015, de repente sentí un dolor insoportable en la parte baja de la espalda y como si una fuerza arrolladora desde otra dimensión me estuviera presionando. El dolor empeoró y se hizo insoportable. Me tumbé en la cama y conseguí enviar un mensaje de texto a otro practicante, pidiéndole que enviara pensamientos rectos por mí. También envié pensamientos rectos para eliminar el mal que me atacaba. También miré hacia dentro para encontrar mis deficiencias.
Vi mi apego a la lujuria y lo eliminé inmediatamente. El dolor disminuyó como si la abrumadora fuerza empezara a retroceder poco a poco. Después, desapareció por completo.
Sin embargo, media hora más tarde, este dolor insoportable volvía a aparecer. Miré hacia dentro otra vez y vi mis fuertes apegos a la fama y al interés personal, que habían aflorado cuando buscaba este trabajo nuevo. En cuanto solté esos apegos, el dolor desapareció. Entonces, me relajé. El dolor nunca volvió.