(Minghui.org) Mirando hacia atrás en la historia de China durante las últimas décadas, uno puede ver que el Partido Comunista Chino (PCCh) ha estado mintiendo a todo el mundo. En un intento de arrebatar el poder al gobierno chino de entonces, engañó y abusó de los agricultores. Más tarde, durante el reinado del PCCh, la mayoría de las personas que murieron en la Gran Hambruna eran campesinos.
Durante su Lucha de Clases, el PCCh calificó a los obreros de "clase superior". Más tarde, esos trabajadores fueron el primer grupo en perder sus empleos. Incluso hoy en día, los obreros apenas ganan lo suficiente para sobrevivir. Ahora, el PCCh llama al pueblo chino "dueño del país" porque su reinado es inestable y quiere que la gente siga apoyándolo. Mientras tanto, sigue persiguiendo a sus ciudadanos, incluidos los practicantes de Falun Gong.
A través de años de esclarecer la verdad, los practicantes de Falun Gong han despertado a muchas personas en China a la vileza y el engaño del PCCh. Como resultado, estas personas dejaron de creer ciegamente en la propaganda del PCCh y dejaron de seguir sus políticas. Las siguientes son algunas de las personas que conozco que despertaron y se dieron cuenta de la malvada naturaleza del PCCh, y se niegan a hundirse con el PCCh cuando caiga en el futuro.
Un ex agente encubierto del PCCh abandona China
Tengo una amiga, Min, cuyo esposo, Jian, trabajaba como ejecutivo para una empresa extranjera en China. Fue reclutado por el PCCh para ser agente encubierto. Antes de que la empresa le contratara, alguien de la seguridad del Estado se puso en contacto con él y le dijo que tenía que reunir información de la empresa porque era miembro y veterano del PCCh. Querían que vigilara en secreto a todo el mundo en la empresa, que documentara todo lo que viera y oyera, y que entregara informes semanales. Debía informar inmediatamente a la seguridad del Estado de todo lo que se saliera de lo normal.
Sus funciones en la empresa le obligaban a saltarse todos los días el Gran Cortafuegos de China y a buscar información en Internet. Como resultado, entendía bien los asuntos nacionales y extranjeros y mantenía una opinión neutral sobre Falun Gong a pesar de los esfuerzos del PCCh por difamar la práctica.
Más tarde, Min empezó a practicar Falun Gong, y sus graves problemas de cuello y otros problemas de salud desaparecieron. Jian ya no necesitaba ayudarla a levantarse de la cama cada mañana ni masajearle la columna. Al ver que Min pasaba de apenas poder andar a realizar con energía las tareas domésticas, cuidar de la familia y mantener su trabajo, Jian empezó a tener una opinión favorable de Falun Gong. Le dijo a Min: "Aunque soy ejecutivo en la empresa y ya no trabajo encubierto, sé que otros me vigilan a mí y a todos los demás en la empresa. De hecho, el PCCh dispone agentes encubiertos en todas las empresas, nacionales y extranjeras. Los practicantes de Falun Gong deben ser precavidos y prestar atención a su seguridad". Según él, las sucursales del Partido que el PCCh estableció en cada empresa son, de hecho, sus agencias de espionaje. Un pariente de Jian vive en Taiwán y les ha invitado muchas veces a él y a Min a solicitar la nacionalidad taiwanesa. Jian rechazó la idea cada vez hasta después de que el PCCh maltratara brutalmente a los manifestantes en Hong Kong en 2019.
Durante el movimiento contra la extradición, Jian publicó un vídeo en sus redes sociales de la policía de Hong Kong golpeando salvajemente a los manifestantes pacíficos. Poco después, varios agentes acudieron a su casa, le sacaron de la cama y le gritaron. Los policías le cubrieron la cabeza con la camisa y lo arrastraron fuera. Min oyó la conmoción y corrió escaleras abajo. Después de negociar con la policía, accedieron a que Jian se pusiera los zapatos y el abrigo antes de llevárselo.
Al volver a casa, Jian era otra persona. Ya no era una persona amable y de buen humor. Lloraba en su habitación y se negaba a recibir visitas o a hablar de lo que le había ocurrido tras su detención. Se deprimió. Su estado mejoró después de que Min le consolara y cuidara de él durante un tiempo. Sin embargo, seguía negándose a ver a nadie fuera de su familia.
Un día, le dijo a Min con desesperación: "Lo primero que me preguntó la policía durante el interrogatorio fue si practicaba Falun Gong. Si nos trataban así a los no practicantes, no puedo imaginar cómo sobrevivían los practicantes". Finalmente, toda su familia se trasladó a Taiwán.
Un empresario abandona China
Una practicante que conozco fue internada en un centro de detención por no renunciar a su fe. Su compañera de celda le contó que había trabajado durante años para una empresa taiwanesa en China. Como le pagaban bastante bien, pensaba trabajar duro hasta que estuviera lista para jubilarse. Más tarde, surgieron tensiones entre China y Taiwán, y varios agentes del PCCh aprovecharon la ocasión para extorsionar a la propietaria. La propietaria sobornó a los agentes, pero se negó a darles las cantidades de dinero que pedían, y al final consiguieron cerrar la empresa. La propietaria regresó a Taiwán y se quedó sin trabajo.
Dijo con resentimiento que cuando el PCCh necesitaba el negocio de los inversores, se dirigía a ellos utilizando términos amistosos como "compatriotas taiwaneses" o "familia". Cuando decidía que el negocio no era necesario o quería aprovecharse de él, echaba a los inversores o los hacía "desaparecer".
No volver a pisar el nido de bandidos
Un practicante de Falun Gong conoció a una mujer de Taiwán cuando estaban detenidos. Después de que la mujer viera cómo un guardia torturaba brutalmente al practicante, llamó en voz baja al guardia "bandido" tres veces. Más tarde, cuando la mujer habló con otros compañeros de celda, dijo: "Prefiero mendigar comida, tomar de los cubos de basura o incluso sentarme en una prisión de Taiwán que quedarme aquí. Nunca volveré a pisar este nido de bandidos (China continental)".
El PCCh acabará recibiendo su merecido por todo el daño que ha hecho y será erradicado.