(Minghui.org) Mi hija es una artista que se gana la vida vendiendo sus cuadros. Es soltera y tiene un perro de mascota al que trata como a un hijo. Se llama a sí misma «mamá» y se refiere a mí como la «abuela» del perro. Le dije que no debería tratarlo como a un ser humano.
Más tarde, pensé: Mi hija es soltera y vive sola. Ya tiene 30 años y no le hace ningún daño tener un perro de compañía. Debería dejarla en paz. Ahora comprendo de los principios del Fa que mi pensamiento era erróneo, ya que estaba basado en mi amor por mi hija y porque no quería disgustarla. Estaba tratando el asunto con nociones y sentimientos humanos en vez de ayudarla basándome en los principios del Fa.
Este año, después del Año Nuevo, mi hija tuvo que hacer un viaje de negocios de unos diez días. Le sugerí que le pidiera a su tía que cuidara del perro, ya que ella le había dicho que podía ayudarla. Mi hija aceptó. Pero al día siguiente cambió de opinión y dijo que quería que su padre y yo cuidáramos del perro, pues su padre ya había aceptado hacerlo.
Pensé: debería ayudar a mi hija cuando lo necesite. No debo darle la impresión de que porque practico Falun Dafa no me importa nada más. Aunque nosotros, los practicantes no criamos animales ni los sacrificamos, sólo cuido de un perro por ella. Lo que debe ser, debe ser. Esto podría ser una prueba para mí.
Cuando trajeron el perro a mi casa, intenté mantener las distancias y le prohibí entrar en mi habitación, ya que de todos modos no me gustan los animales domésticos. Sin embargo, al segundo día, el perro empezó a seguirme. Poco a poco, el perro me fue pareciendo muy mono y me alegré de que incluso supiera ir al baño en vez de hacer sus necesidades en casa. Pensé que no estaba tan mal y que el tiempo pasaría rápido.
El perrito empezó a caerme bien. A menudo le daba golosinas, ignorando por completo lo que me había dicho mi hija de que no le diera nada que no fuera comida para perros. Como resultado, el perro se negó a comer comida para perros. Cuando mi hija me preguntó si le había dado algo más, le mentí y le dije que no. Me comportaba como una persona común, llena de la falsedad de la cultura del Partido Comunista Chino (PCCh).
Durante el Año Nuevo, mi marido se fue de copas con los amigos, así que me quedé sola en casa con el perro. Si salía, ladraba y arañaba la puerta, intentando salir conmigo. Me dio pena y decidí quedarme en casa para hacerle compañía, con la excusa de que si el perro ladraba, molestaría a los vecinos. Mi conciencia principal se debilitó mucho y me dejé manipular por las viejas fuerzas, pero no me di cuenta de que esto ocurría.
A veces me recordaba que el perro era un animal, no un ser humano, y que no debía confundir a los animales con los seres humanos. Debía hacer lo que tenía que hacer, como siempre. Esto me ayudó a fortalecer mi determinación durante un día, pero al día siguiente volví a las andadas.
No me había ido bien en la aclaración de la verdad cara a cara, y ahora estaba permitiendo que las viejas fuerzas interfirieran conmigo. Pensé: No tardará mucho en volver mi hija. Intentaré ponerme al día cuando el perro se haya ido. Son sólo unos días más.
Me debatía en una indecisión sin fin, dejándome deslizar por el arreglo de las viejas fuerzas.
Empecé a tener dolores de cabeza y de piernas. Sabía que eran señales superficiales que me recordaban que tenía brechas en mi cultivación, pero me costaba salir de la trampa en la que me encontraba.
Siempre caminaba deprisa y nunca había tenido tales dolores de cabeza. De hecho, Shifu me dio una pista. Una vez, mientras meditaba, vi a mi hija poner una manzana sobre la mesa de mi habitación. Se fue corriendo y riendo. Recogí la manzana y vi que estaba un poco seca, tenía la piel arrugada y estaba oscura por abajo. Pensé que podría experimentar algunas pruebas y que debía mantener mis pensamientos rectos.
Sin embargo, después de que el perrito llegó a mi casa, olvidé la pista. Cuando no me iba bien, echaba toda la culpa a mi hija, pensando que no debería haberme dejado el perro.
La cultivación es un asunto muy serio, y cuando meditaba podía ver que me estaba deslizando hacia abajo y que carecía de pensamientos rectos.
Aunque estudiaba el Fa y hacía los ejercicios, no podía calmarme. Estudié el Fa, pero no me asimilaba con el Fa y desarrollé todo tipo de apegos y un fuerte deseo de comer bien (engordé tres kilos en esos diez días). También albergaba celos, mentalidad competitiva, lujuria y deseo de comodidad. También empecé a ver series de televisión, cosa que no hacía desde hacía mucho tiempo.
Cuando pienso en esto ahora, me entran escalofríos. No me comportaba en absoluto como un cultivador. Inmediatamente envié fuertes pensamientos rectos para eliminar estos apegos y nociones humanas. Quería asimilarme a Dafa porque vine a este mundo para Dafa. No quemé incienso para honrar a Shifu durante esas dos semanas porque pensé que sería irrespetuoso para Shifu hacerlo cuando tenía un perro en mi casa.
Mi hija regresó y, sintiéndose muy complacida, me dijo: «Has sido muy amable con mi perro». Le dije que los cultivadores de Dafa no criamos animales ni los sacrificamos, y que somos amables con todos los seres. Cuando se marchaba con el perro a casa, le dijo que se despidiera de su «abuela». Le recordé que yo no soy la abuela del perro.
Después de que el perro se fue, dediqué más tiempo al estudio del Fa y a enviar pensamientos rectos, y empecé a medir mis palabras y acciones usando los principios del Fa para poder volver rápidamente al camino de la cultivación y hacer las tres cosas mejor.
Salí a aclarar la verdad a la gente y me esforcé más por desprenderme de mis apegos, nociones y sentimientos humanos. Me recordé que siempre debía mirar las cosas con pensamientos rectos. Los dolores de cabeza y de piernas desaparecieron, y pude sentir que mi campo dimensional se volvía más limpio y brillante.
También me di cuenta de que tenía tendencia a mirar hacia fuera cada vez que me encontraba con problemas. Mi hija me dejó el perro, un factor externo, que reflejaba mis propios problemas. No me comporté sobre la base del Fa y desarrollé un sentimentalismo humano hacia el perro en lugar de aprovechar la oportunidad para cultivar mi xinxing. No estuve a la altura de las amables disposiciones y expectativas de Shifu. Me equivoqué al comportarme así.
Me doy cuenta de que no me he cultivado diligentemente a lo largo de los años y he tenido muchos altibajos. Siento que estoy muy por detrás de los practicantes diligentes. Sin embargo, Dafa está profundamente arraigada en mi corazón y estoy decidida a ponerme al día. Haré todo lo posible para cultivarme sólidamente y hacer bien las tres cosas para que pueda cumplir mi misión y ser digna del título de Dafa dizi y merecedora de las expectativas y la salvación compasiva de Shifu.
Lo anterior son algunas de mis experiencias y algunas nuevas percepciones que obtuve a través de ellas. Por favor, tengan la amabilidad de señalar cualquier cosa incorrecta en la experiencia compartida.