(Minghui.org) Mi hermana y su marido vinieron a visitarme el pasado mes de abril. Tras un simple saludo, su marido se puso muy serio y me dijo que algo le preocupaba y que tenía que desahogarse. “No pasa nada si no devuelves el dinero, pero quiero que sepas…”, dijo.
Me pilló desprevenido. No recordaba que le debiera dinero, así que le pregunté a qué se refería. Me dijo que le había pedido prestado hace años, 60.000 yuanes (más de 8000 dólares); 30.000 (más de 4000 dólares) los sacó de su propia cuenta corriente. Y que ahora debía pagarle los intereses de aquel préstamo: unos 4.000 yuanes (más de 500 dólares).
Mientras hablaba, me di cuenta de que se estaba poniendo nervioso y que tenía que esforzarse por controlar su ira. Como no quería enfadarle más, simplemente, lo escuché en silencio.
Entonces recordé que, efectivamente, hace diez años, mi hija necesitaba comprarse una casa y le pidió prestados 60.000 yuanes. Su tío, que ahora me exigía el pago de los intereses de aquel préstamo, le dio 30.000 en efectivo. Luego la llevó a un banco para retirar el resto (los otros 30.000) de un certificado de depósito. Pero, al final, mi hija terminó por no necesitar el dinero y se lo devolvió todo a su tío, 20 días después.
Me sentí incómodo con la situación porque la relación con mi hermana y su esposo siempre había sido muy estrecha. Nunca había existido ninguna tirantez entre nosotros. Tanto mi esposa como yo somos practicantes de Falun Dafa, así que sabíamos que nada sucede por accidente. Aquí había algo que debíamos cultivar.
Miramos hacia dentro y nos preguntamos si esto se debía a que todavía teníamos el apego al beneficio personal. Aunque no acabamos de descubrir tal apego, sabíamos que no debíamos enojarnos demasiado. Lo que estaba sucediendo era algo bueno. Además de mejorar nuestro xinxing, sabíamos que lo más importante era no crear un conflicto con nuestros familiares por dinero y no propiciar que tuvieran una mala impresión de Dafa. Mi hermana y su esposo habían renunciado al Partido Comunista Chino y conocían los hechos sobre Dafa. Si discutíamos y peleábamos con ellos por el dinero, esto podría enturbiar las aguas.
Cuando se lo conté a mi hija, montó en cólera. Insistió en arreglar las cosas con su tía y su tío. “Todo eso es una tontería”, me dijo. “Les devolví todo el dinero hace años. Tienen casi 80 años. Tal vez, simplemente, están confusos”.
Le respondí que nos ayudaron en la necesidad, así que les debíamos un favor. Y añadí: “Tenemos que ser agradecidos. Se comprometieron a dejarnos 60.000, que no es una cantidad pequeña. Además, si discutimos y los enfadamos, podrían acabar enfermándose. También podrían cambiar su actitud hacia Falun Dafa, que no es algo que pueda tomarse a la ligera”.
Aunque Mi hija, no era practicante, comprendía los principios y la verdad de Falun Dafa. Así que accedió. Esa tarde, mi esposa, mi hija y yo conducimos a casa de mi hermana. Se sorprendieron al vernos tan tarde. Mi hija les dio los 4.000 yuanes. Su tío le dijo: “Ni tus padres ni tu tía sabían que todavía me debías los intereses”.
Aunque les dimos el dinero, de vez en cuando seguía pensando en ello. Esa cantidad casi equivale a nuestros ingresos anuales como agricultores. Sin embargo, también comprendí que se trataba de una prueba que debía superar. Al final, pude abandonar el apego a las ganancias. Un tremendo poder, que provenía del Fa, me inundó y me sentí aliviado después de eliminar el apego. Siempre me atendré y me ajustaré a las enseñanzas de Falun Dafa.