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​Superando barreras con la protección de Shifu

Dic. 15, 2024 |   Por una practicante de Falun Dafa en China

(Minghui.org) El 20 de mayo de este año, encendí la música y estaba a punto de comenzar a practicar los ejercicios cuando me empezó a doler la pierna izquierda y perdí toda la fuerza. Tuve que usar la pierna derecha para mantener el equilibrio. Me pregunté: "¿Es cáncer?" Este pensamiento no recto resultó en que sufriera un dolor insoportable durante todo mi proceso de eliminación de yeli.

Recordé un sueño que había tenido dos días antes. Mi alma fue a un lugar donde había una pequeña máquina parecida a una máquina contadora de dinero. De la máquina salían tarjetas, como libretas bancarias. Había más de una docena de tarjetas, cada una con el año, mes, día y otra información en su superficie. Exclamé felizmente: “¿Por qué hay tantas libretas bancarias si no ahorré dinero en el banco?” Una voz desde arriba respondió: “Este es el yeli que has acumulado este año”.

Sentí que me había estado cultivando diligentemente todo el tiempo, así que no reflexioné más después de despertar. Tampoco miré hacia dentro para averiguar por qué había acumulado tanto yeli. Pensando en retrospectiva, si hubiera buscado en mi interior, pedido ayuda a Shifu y enviado pensamientos poderosos y rectos, podría haber evitado esta tribulación. Incluso si mis esfuerzos hubieran podido disipar parcialmente esta tribulación, habrían ayudado a reducir la severidad de la prueba posterior.

No importaba si se trataba de una interferencia de las viejas fuerzas o de una prueba de mi carácter, sabía que tenía que afrontarlo con pensamientos rectos. Persistí en hacer los ejercicios, aunque los ejercicios de pie de una hora y media me parecieron tan largos como un año. Estuve tentada de ponerme en cuclillas o apoyarme en la pared varias veces, pero me abstuve, ya que estaba decidida a romper esta barrera y no prolongar mi situación. Seguí recitando las enseñanzas de Shifu:

«Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer» (Novena Lección, Zhuan Falun).

Aunque el dolor en la pierna disminuyó un poco, seguí sin poder calmarme.

Al principio, quise pedirle ayuda a Shifu, pero pronto desistí de la idea. Shifu ha soportado mucho por los practicantes y ha dejado este pequeño pedacito de yeli para que los practicantes lo usemos para mejorar nuestro carácter. ¿Seguiría siendo considerada una cultivadora si le pidiera a Shifu que soportara todo? Estaba cubierta de sudor después de terminar los ejercicios, como si estuviera expulsando el yeli que debía. Mi pierna volvió a la normalidad después de terminar los ejercicios y durante el resto del día, el dolor no volvió a aparecer. Sabía que Shifu estaba soportando el dolor por mí, lo que me permitía realizar mis actividades diarias y el trabajo de aclaración de la verdad con facilidad. Si Shifu no hubiera soportado el dolor por mí, yo no habría podido soportarlo, aunque esta era solo una pequeña porción del yeli que debía en esta vida.

Cada noche, mientras hacía la meditación sentada, me dolía la pierna izquierda cada vez con más intensidad. Me recordaba: “Tienes que superar nivel tras nivel de pruebas, esa es la norma en la cultivación”. Después de meditar durante dos horas, todo mi cuerpo estaba empapado en sudor. En cuanto descruzaba las piernas, el dolor desaparecía.

Normalmente me voy a dormir después de enviar pensamientos rectos a medianoche, pero tan pronto como mi cuerpo tocó la cama, la sensación de dolor me hizo saltar de inmediato. Le dije a la entidad: “Puedes causarme dolor, pero establezco un límite cuando afecta mi sueño, ya que tengo cosas que hacer mañana”. Me quedé dormida poco después sin saber conscientemente en qué posición había dormido. Durante más de dos meses, mi sueño permaneció ininterrumpido, aunque no podría decir si me dormí sentada, inclinada o acostada de lado. Sabía que esto se debía a la bendición de Shifu.

Al día siguiente, sentí mi pierna normal y pensé que había eliminado con éxito todo mi yeli. Sin embargo, tan pronto como comencé a practicar los ejercicios, me empezó a tamblar la pierna izquierda con mayor intensidad que el día anterior. Rechacé la idea impulsiva de ponerme en cuclillas o inclinarme mientras practicaba los ejercicios, aunque me resultó imposible realizar la primera y la cuarta serie de ejercicios con la pierna izquierda defectuosa. Tuve que apoyarme en la pierna derecha para completar los movimientos del ejercicio.

Por primera vez en mi vida, me sentí pequeña e indefensa. Una persona común, que no ha sido bendecida con la protección de los dioses y los budas, no tiene esperanzas de escapar de ninguna prueba natural o provocada por el hombre. Sin la protección de Shifu, los cultivadores también sufrirían el mismo destino. Con una renovada gratitud hacia Shifu, decidí trabajar duro y salvar a más seres conscientes.

Me recordé la enseñanza de Shifu:

«Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer» (Novena Lección, Zhuan Falun).

Aunque las lágrimas de gratitud brotaron de mis ojos, me dije: “No llores. Los dioses en el cielo están observando cada uno de tus movimientos. Necesitas mantener la reputación de los discípulos de Dafa. Con un maravilloso Shifu apoyándote, eres verdaderamente la más afortunada”.

Esta sensación de alegría encendió mi corazón y esparció el fuego de la vida por todo mi cuerpo a una velocidad indescriptible hasta que mi dolor físico desapareció. Shifu soportó mi dolor por mí y después de completar los ejercicios, mi pierna volvió a la normalidad.

Se suponía que debía salir a distribuir materiales de aclaración de la verdad esa mañana, pero después de solo una decena de pasos, me empezó a doler la pierna tanto que me vi obligada a detenerme. Tuve que agacharme o inclinarme a intervalos regulares para descansar antes de reanudar mi viaje. Después de un tiempo, reflexioné que estos comportamientos humanos eran inaceptables para un cultivador. Para ocultar mi condición a los demás, comencé a caminar lentamente, manteniendo mi ritmo y un temperamento tranquilo.

A lo largo de mi viaje, busqué las bendiciones de Shifu y fui muy cuidadosa con cada paso. Nadie, incluidos mis vecinos, familiares, parientes y compañeros practicantes, sospecharon que mi condición era diferente de lo habitual. Además, mi pierna se recuperaba rápidamente a su estado normal cada vez que salía a salvar a seres conscientes, lo que me permitía completar mi trabajo sin interrupciones.

Una vez, después de terminar el trabajo de esclarecimiento de la verdad, tuve que visitar la casa de un pariente para ayudar a un compañero practicante con una tarea relacionada con la cultivación. Tomé un autobús y, después de bajar, caminé lentamente la larga distancia hasta la casa del pariente. Apenas había caminado una decena de pasos cuando un hombre de unos ochenta años se detuvo a mi lado y comentó: “Señorita, ¿por qué camina más lento que yo?” Incluso antes de terminar de responder “esto es solo temporal”, quedé rezagada respecto del anciano. Después de completar la tarea y regresar a casa, estudié el Fa y comencé a mirar hacia adentro para encontrar las brechas que las viejas fuerzas habían ocupado.

Con la ayuda de Shifu, recordé las cosas que había hecho el año pasado e identifiqué muchos apegos.

1. Pensamientos egoístas

Un día de julio del año pasado, iba en autobús de regreso a casa después de distribuir materiales de aclaración de la verdad cuando alguien detrás de mí dijo: “Cierra la ventana, hace mucho frío”. Casualmente estaba sentada junto a una ventana abierta y, aunque llovía mucho, sudaba profusamente y tenía mucho calor. Como quien habló no se dirigió a mí directamente, ignoré su comentario y dejé la ventana abierta. Me quedé dormida poco después y descubrí que la pierna izquierda no me respondía cuando intenté bajar del autobús en mi parada. Después de pedirle ayuda a Shifu, pude mover la pierna y bajar del autobús.

Después de regresar a casa, hice una introspección y me di cuenta de que mi condición había sido causada por mi egoísmo. Como practicantes de Dafa, debemos ser considerados. Sin embargo, a pesar de haberme cultivado durante tanto tiempo, no fui considerada. No es de sorprender que las viejas fuerzas se aprovecharan de esta brecha. Durante casi un mes después, sufrí frecuentes ataques de dolor en las extremidades inferiores. Un dolor insoportable me atacaba con frecuencia en ambas piernas, desde unos segundos hasta unos minutos. Sin embargo, el dolor se detenía tan pronto como salía de casa, y esta condición no afectaba mi capacidad de salvar a los seres conscientes.

Como los síntomas eran leves y manejables, descuidé mirar más hacia dentro y enviar pensamientos rectos. Después, aunque me dejaron de doler las piernas, las rodillas me quedaban ligeramente rígidas. Como no afectó mi capacidad para realizar el trabajo de aclaración de la verdad, creí que esta pequeña cantidad de yeli desaparecería a medida que continuara progresando. Ahora entiendo que el egoísmo puede dar lugar a muchos apegos humanos, incluida la complacencia.

2. Falta de compasión

El pasado mes de junio, muchos practicantes de nuestra ciudad fueron secuestrados ilegalmente por el PCCh. Una practicante logró escapar por poco de la red, y un mes después del incidente, pensé que esta practicante debería salir de su escondite y reanudar sus actividades de cultivación habituales. A principios de julio, le envié una carta a esta practicante, en la que escribí lo que había observado, señalé las áreas problemáticas y le aconsejé que mirara hacia dentro. La practicante respondió: “¿Quién eres tú para determinar que no he mirado hacia dentro?”, etc. En ese momento, realmente debería haberme examinado a mí misma para encontrar la razón detrás de la reacción de la practicante. Un fallo de mi parte habría provocado que la practicante reaccionara de esa manera, pero ignoré este punto e incluso defendí mis acciones diciendo que “soy responsable ante los compañeros practicantes. Tengo la responsabilidad de señalar sus defectos”. Fui demasiado arrogante y abrigué emociones humanas hacia los compañeros practicantes. He llegado a darme cuenta de que este sentimentalismo debería ser eliminado.

Impulsada por la naturaleza y los sentimientos humanos, le envié una segunda carta a esta compañera practicante un mes después, señalando varios asuntos con mayor claridad y precisión. Nunca me detuve a considerar las dificultades que enfrentaba ni la traté con compasión. Aquí me gustaría decirle "lo siento" a esta compañera practicante.

Shifu ha dejado muy en claro que la mejora y la elevación de niveles no se logran mediante acusaciones mutuas, sino mediante el estudio del Fa y la observación interna. Yo no había seguido esta importante lección.

3. Una mentalidad arrogante

Una vez soñé que estaba escalando una empinada montaña gris. La subida era ardua y me desperté bañada en sudor frío justo antes de llegar a la cima de la montaña. Este sueño me hizo darme cuenta de que tenía muchos apegos que habían hecho que mi yeli se acumulara como una montaña.

Durante mucho tiempo, creí que era excelente en sostener el Falun y sentarme a meditar porque me sentía cómoda mientras practicaba estos ejercicios. Sin embargo, el orgullo por mi extraordinario logro era un signo de arrogancia, mientras que creer que los ejercicios eran “cómodos” era una manifestación significativa de la naturaleza humana. En el mejor de los casos, esto era una falta de respeto hacia el Fa y, en el peor, una blasfemia contra él, ya que el Fa no debe percibirse con nociones humanas.

Después de practicar, me di cuenta de que podía dormir cómodamente y me quedaba dormida a los pocos segundos de acostarme. Shifu eliminaba mi yeli mientras dormía, por lo que apenas sentía nada. Mi alma abandonaba mi cuerpo y regresaba cuando me levantaba para hacer los ejercicios de la mañana. Poco a poco, mi curiosidad sobre este fenómeno se convirtió en arrogancia sobre mi “habilidad”.

En julio del año pasado, mientras me encontraba en medio de la eliminación del yeli, les dije a mis compañeros practicantes: “Nada, ni mis asuntos personales ni los de mi familia, me ha impedido salvar a los seres conscientes. He estado cultivándome de manera constante y diligente”. Las viejas fuerzas se apoderaron de mi apego y me hicieron doler la pierna, lo que me dificultó físicamente seguir adelante.

Me he dado cuenta de que uno nunca debe confiarse demasiado, ya que esta actitud carece de humildad e incluso presenta un cierto nivel de arrogancia. Esta mentalidad es incompatible con el estándar requerido para un practicante de Dafa y es motivo de manipulación por parte de las viejas fuerzas.

Las viejas fuerzas querían aprovecharse de mi debilidad lastimándome la pierna. Al interrumpir mi sueño normal e interferir en mi capacidad de caminar y salvar a los seres conscientes, estaban tratando de obligarme a abandonar la cultivación. ¿Cómo podría seguir considerándome una practicante de Dafa si no hacía lo que era necesario?

4. Diferentes estados mentales

Un practicante me preguntó hace un tiempo: “¿No tienes miedo?”. Le respondí: “Nunca me he preguntado si tenía miedo o no”. Si bien mi respuesta no era incorrecta, tampoco era honesta, ya que inconscientemente temía problemas de las viejas fuerzas. Por ejemplo, después de que un practicante fue secuestrado el año pasado, no me atreví a aflojar por temor a que algo similar pudiera sucederme. Aunque “no aflojar” y “no atreverse a aflojar” suenan similares, en realidad encarnan estados diferentes. Los practicantes que no aflojan cumplen con los estándares del Fa, mientras que aquellos que no se atreven a aflojar están motivados por el miedo.

Durante nueve días me siguió doliendo la pierna izquierda. Al tercer día, me asustó tanto el dolor que me salté la segunda serie de ejercicios que requerían sostener la rueda del Fa y practiqué la primera, la tercera y la cuarta serie de ejercicios durante dos horas. Después de completar los ejercicios, me arrepentí de no haber hecho la segunda serie. Después de todo, uno tiene que soportar lo que se debe en lugar de evitarlo. Para compensar la serie que no pude hacer, practiqué sostener la rueda cinco veces ese día durante un total de cinco horas. Después de cada serie, me arrodillaba ante el retrato de Shifu para agradecerle sus bendiciones.

Antes de practicar Falun Dafa, sufría de enfermedades cardíacas y artritis reumática. Shifu me quitó estas enfermedades poco después de que empecé a practicar, y apenas tuve que soportar nada a cambio. Estaba decidida a soportar sólo lo que me correspondía y a rechazar cualquier otra cosa que me impusieran las viejas fuerzas. Cada vez que me empezaban a doler las piernas después de caminar un rato, me detenía y le rezaba a Shifu en mi corazón: “Shifu, por favor ayúdame. Haz que deje de dolerme la pierna cuando salgo a salvar a los seres conscientes. En cambio, estoy dispuesta a sufrir el dolor por la noche cuando es hora de dormir”. El dolor se detenía, lo que me permitía subir y bajar escaleras mientras hacía el trabajo de aclaración de la verdad.

Pasé más tiempo enviando pensamientos rectos en los cuatro momentos establecidos y, después de varios días, el dolor intenso comenzó a disiparse. Vi una mejora significativa en el estado de mi pierna. Pude estirarme, relajarme y hacer sentadillas usando la pierna izquierda.

Después de un mes, pude mantenerme de pie con ambas piernas. Unos días después, Shifu comenzó a purificar mi pierna derecha. Me vi obligada a apoyarme en la pierna izquierda mientras practicaba los ejercicios, pero esta vez el dolor en la pierna derecha era completamente soportable.

Con la bendición de Shifu, eliminé mi yeli con paz mental y sin pensar en la noción de “enfermedad humana”. Durante este período, mientras discutía mi condición con otros practicantes, uno de ellos sugirió que sufría de una afección nerviosa. Le respondí: “Eso no es verdad. La gente común puede tener afecciones nerviosas, pero yo soy una cultivadora. Este es el proceso de eliminar el yeli y superar las pruebas”. Recuerdo que inconscientemente suspiré para mí misma en dos ocasiones distintas al comienzo de mi tribulación, aunque al instante me recordé: “Tienes que mantener los estándares de un discípulo de Dafa”.

Mientras compartía con otros practicantes, supe que algunos ahora sólo se concentran en estudiar el Fa, practicar los ejercicios y enviar pensamientos rectos en casa. Ya no participan activamente en actividades de esclarecimiento de la verdad. No hay nada de malo en estudiar el Fa, ya que es la base de la cultivación. Al comprender los principios del Fa, uno llegará a comprender la incuestionable importancia de salvar a los seres conscientes durante el período de la rectificación del Fa.

El Fa se utiliza para guiar los pensamientos, las palabras y las acciones de la persona, garantizar el cumplimiento de los principios del universo y permitirle a uno completar su misión durante el período de la Rectificación del Fa. Este es el verdadero objetivo del estudio del Fa. Aquellos que están en el camino correcto podrán superar las dificultades fácilmente.