(Minghui.org) Hace dos años, vi un artículo en la sección de noticias judiciales de Minghui.org sobre una practicante local que demandó a la Oficina de Recursos Humanos y Seguridad Social por retener ilegalmente su pensión. La audiencia iba a celebrarse próximamente. Me sorprendió porque, durante muchos años, los informes de Minghui han tratado sobre todo de practicantes llevados a los tribunales por no renunciar a su fe. Era la primera vez que leía que un practicante había demandado a un organismo público y que el caso se había presentado ante un tribunal y se iba a realizar una audiencia pública.
El día de la audiencia, otro practicante y yo fuimos al juzgado. No encontrábamos la dirección y pedimos ayuda a Shifu. Cuando le pedimos indicaciones a un hombre, nos dijo que se dirigía hacia allí y que podíamos seguirle. Llegamos al juzgado antes de que comenzara la audiencia.
Me fijé en un asiento vacío en la primera fila y pregunté a la mujer que se sentaba a su lado si estaba ocupado. Me dijo que no y me invitó a sentarme. Le pregunté si estaba esperando por una audiencia. Me dijo que sí y me dijo su nombre. Era la practicante que había demandado a la Oficina de Recursos Humanos. Me di cuenta de que Shifu había dispuesto que nos encontráramos para que pudiéramos ayudarnos mutuamente.
Cuando comenzó la audiencia, la acompañé a la sala como un familiar más. Ella no había contratado a un abogado. El acusado era el Jefe de la Oficina y tenía abogado. Mientras la practicante y el abogado del acusado presentaban sus argumentos, yo enviaba pensamientos rectos para eliminar los factores negativos en otras dimensiones. Cuando la abogada leyó la declaración de la defensa, que contenía mentiras para difamar a Falun Dafa y tergiversar los hechos, envié pensamientos rectos centrados en ella. No quería que ella se pusiera en el lugar equivocado en la historia y engañara y destruyera el futuro de la audiencia. Pronto empezó a toser y no podía hablar. Más tarde fue despedida por cometer demasiados errores ante el tribunal.
La audiencia duró una hora y se dictó sentencia a favor del demandado. La practicante presentó un recurso ante el Tribunal Intermedio, y su caso fue aceptado y archivado.
El día de la audiencia de apelación en el Tribunal Intermedio, olvidé traer mi tarjeta de identificación, que era necesaria para entrar en el tribunal. En mi mente, pedí a los seres que no interfirieran conmigo: «Estoy aquí para ayudar a Shifu en la rectificación Fa y salvar a los seres conscientes, lo cual es algo recto. Un discípulo de Falun Dafa es mi identidad, y todos los seres del universo lo reconocen». El guardia llamó al juez, que envió a un secretario para que me llevara a la sala como familiar de la demandante.
Una vez más, la practicante no tenía abogado, pero el Jefe de la Oficina había contratado uno nuevo. La practicante dijo en su declaración: «El exlíder chino Jiang Zemin abusó de su poder y persiguió a los practicantes de Falun Dafa que practican Zhen, Shan y Ren (Verdad-Benevolencia-Tolerancia). Le demandé y pedí al Tribunal Supremo que le procesara y que hiciera justicia a la gente. Presentar una demanda estaba en mi derecho legal, pero las fuerzas del orden tomaron represalias contra mí. Falsificaron pruebas de un delito y, como consecuencia, me encarcelaron durante tres años. Durante ese tiempo, la Oficina de Recursos Humanos me retuvo la pensión sin notificármelo. Su actuación ilegal debe cesar. Exijo que la Oficina me devuelva la pensión retenida y me ofrezca una disculpa oficial».
Mientras hablaba, todos los presentes en la sala, incluido el juez, escuchaban en silencio, y sentí una atmósfera de compasión. La practicante pasó a describir su vida. Nació con polio y creció teniendo que usar una silla de ruedas y depender de los demás. Cuando empezó a practicar Falun Dafa, su cuerpo se curó. Podía caminar, ir de compras y hacer las tareas cotidianas. Dijo que ella es un ejemplo de cómo una práctica recta la beneficia a ella y a la sociedad.
Al final, el juez preguntó si la practicante y su defendida querían dar sus declaraciones finales. La practicante leyó uno de los artículos de Shifu Li, «Por qué existen los seres humanos», con voz tranquila. Tras unos minutos, el juez la interrumpió: «Entendemos lo que está leyendo. ¿Hay algo más que quiera decir?».
«Quiero que todos elijan la benevolencia y tengan un buen futuro», dijo la practicante.
El juez dijo: «Bien, todos elegimos la benevolencia», y suspendió la audiencia.
El veredicto se anunció un mes después, y la practicante ganó su caso. Se ordenó a la Oficina de Recursos Humanos que devolviera la pensión retenida.
Siendo practicantes, deberíamos cambiar nuestras nociones y negar la persecución a la que se nos somete.