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​Fahui de China | Rescatar con éxito a practicantes encarcelados injustamente

Nov. 24, 2024 |   Por un practicante de Falun Dafa en China

(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1998. En los últimos 26 años, he encontrado muchos desafíos y dificultades por mis apegos. Al mismo tiempo, fui testigo del poder de Dafa cuando me asimilé al Fa. Me gustaría compartir algunas de mis experiencias de cultivación en el rescate de los practicantes detenidos.

Trabajando como un solo cuerpo para rescatar a los practicantes detenidos

Chang y mi hermana mayor, que también es practicante, fueron arrestados en 2021 por repartir folletos de Falun Dafa. Después de que la policía presentara su caso a la Procuraduría, no sabíamos qué hacer para evitar que el procurador los acusara.

Mientras la familia de Chang contrató a un abogado para presentar una declaración de culpabilidad en nombre de ella, a cambio de una reducción de la pena, yo encontré un abogado para presentar una declaración de inocencia en nombre de mi hermana.

Otros dos practicantes, Wang, Bai y yo nos unimos para el rescate. Wang es una persona amable, con una actitud positiva y atenta a los detalles. Bai, de unos 60 años, tiene una personalidad aplomada y fuertes pensamientos rectos. Sabíamos que teníamos que aclarar la verdad a esos funcionarios públicos para cambiar la situación.

Wang descargó las plantillas de los documentos legales de Minghui.org. Ella y yo empezamos a redactar denuncias contra los agentes que detuvieron a los practicantes y confiscaron sus bienes. Además de presentar las denuncias contra los agentes por Internet, también enviamos cartas a los procuradores para aclararles la verdad.

Recuerdo el día que envié las cartas. Almorcé y envié pensamientos rectos. De camino a la oficina de correos, recité el poema de Shifu:

«Un gran ser iluminado no teme a las penalidades
Su voluntad está formada de diamante
Sin apego a la vida ni a la muerte
Camina abierta y majestuosamente su sendero en la rectificación del Fa»
(Pensamientos rectos y acciones rectas, Hong Yin II)

Poco a poco desapareció mi miedo y me sentí imponente y fuerte. Sabía que Shifu estaba a mi lado, animándome ante las dificultades.

Como el abogado que contratamos tenía alguna experiencia representando a practicantes de Falun Dafa, al principio confiamos demasiado en él y no hicimos mucho nosotros mismos. Como nos sugirió otro practicante, imprimimos informes de casos de defensa con éxito de Minghui.org y los compartimos con el abogado. También mostramos al abogado cómo descargar y utilizar el software anti-censura Freegate y le instamos a investigar más sobre cómo Falun Dafa se practica libremente en tantos países fuera de China.

Cuando el abogado visitó a mi hermana en el centro de detención, le pedimos que le leyera el artículo de Shifu «Pacificando el exterior por medio de cultivar el interior» y le dijera que enviábamos pensamientos rectos. Mi hermana ayudó a muchos en el centro de detención a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y pidió al abogado que nos llevara la lista de nombres. Mientras tanto, algunos practicantes enviaron informes sobre su persecución a Minghui.org.

En diciembre llegaron malas noticias: tanto Chang como mi hermana fueron sentenciadas a prisión. Nos calmamos para mirar hacia dentro: probablemente no aclaramos bien la verdad a quienes llevaban el caso; deberíamos hablar con ellos cara a cara en lugar de limitarnos a enviar cartas. Quizá confiamos en el abogado para hacer cosas que no nos sentíamos cómodos haciendo nosotros mismos. En cualquier caso, teníamos que mejorar nuestro xinxing y estudiar más el Fa.

Después de que Chang y mi hermana apelaran las sentencias, pasamos mucho tiempo decidiendo si esta vez contratábamos a un abogado o no. Nuestro abogado nos dijo que las audiencias de los casos de apelación eran una mera formalidad; a menudo ni siquiera había audiencia, ya que los jueces se limitaban a confirmar sus veredictos originales. Nos dijo que no debíamos perder el tiempo y esfuerzo en contratar a un abogado.

Aunque nos parecía increíble, enviamos pensamientos rectos y pedimos a Shifu que nos ayudara a conseguir una audiencia, para que más gente pudiera oír la verdad. También decidí ser el defensor no letrado de la familia de mi hermana.

Ser proactivo

Decidimos reunirnos con el presidente del Tribunal intermedio, sabiendo que no hay nada que temer. Es el mal el que tiene miedo de que saquemos a la luz sus mentiras.

Preparamos los documentos basándonos en las plantillas que descargamos de Minghui.org e hicimos cambios en función de los

comentarios del abogado y los practicantes. A continuación, procedimos a concertar una cita con el juez que presidía el Tribunal.

Mientras esperaba al juez en el vestíbulo del Tribunal, me sentí inquieto y nervioso. Bai me dijo que me relajara y sugirió que enviáramos pensamientos rectos. Al cabo de un rato, Wang llamó a la jueza, que nos dijo que nos reuniéramos con ella en la Oficina de Apelaciones. Wang y yo fuimos a ver a la jueza, y Bai se quedó en el vestíbulo para seguir enviando pensamientos rectos.

La jueza tenía una mirada seria y nos preguntó por qué estábamos allí. Me presenté y le expliqué el caso. Le dije que mi hermana había sido sentenciada injustamente y esperaba que la absolviera. Me dijo que no tenía autoridad para tomar la decisión, ya que había instrucciones internas de arriba. Aun así, le entregamos la carta de apelación y exigimos una audiencia pública para el caso.

Tomó los formularios de solicitud y nos pidió que nos fuéramos. Entonces le entregamos una carta que aclaraba los hechos sobre Falun Dafa y la instaba a tomar la decisión correcta. Se enfadó al leerla y nos ordenó que nos marcháramos inmediatamente. No nos conmovió y sólo sentimos pena por ella.

Bai seguía enviando pensamientos rectos cuando salimos. Nos preguntó cómo había ido. Le dije que había ido bien y que la jueza se había llevado nuestros papeles. Bai vio la carta de aclaración de la verdad en mi mano y me preguntó por qué no se la había dado a la jueza. Cuando le dije a Bai que la jueza se había enfadado y no quiso aceptarla, Bai dijo: «Entonces le daremos la carta a su ayudante y que la lea».

Llamamos al asistente y le dijimos que teníamos más papeles para la jueza. Nos hizo subir para dárselos. Wang y Bai le entregaron la carta y le animaron a leerla con atención. Asintió con una sonrisa.

Tres viajes a la estación de policía

Para ser defensor no letrad de la familia de mi hermana tuve que ir a una estación de policía para conseguir pruebas de nuestra relación. Estaba muy nervioso porque nunca había estado en una estación de policía. En la oficina del registro civil de la estación de policía, una mujer joven me pidió que esperara mientras sacaba un montón de papeles amarillentos. Los ojeó durante un buen rato hasta que encontró los datos de mi familia. Me hizo una copia y me sentí aliviado.

Le entregué la prueba a la juez y se negó a aceptarla, diciendo que no especificaba la relación entre mi hermana y yo. Volví a la estación de policía por otra copia. La joven me dijo que ella siempre entregaba las pruebas así y que nunca había tenido ningún problema. Le conté lo que había dicho la jueza y ella volvió a sacar aquel montón de papeles, buscó mis datos, los copió y anotó la relación entre mi hermana y yo. Le di las gracias y volví a sentirme aliviado.

Cuando presenté la prueba a la juez, siguió negándose a aceptarla, diciendo que el sello no era lo bastante claro y que yo podría haberlo falsificado. También exigió que dos personas firmaran el documento para demostrar su autenticidad. Estaba decidida a hacerme pasar un mal rato y a disuadirme de defender a mi hermana. Me di cuenta de que yo tenía el apego a temer problemas. Envié pensamientos rectos y pedí ayuda a Shifu.

Pronto vi aparecer en el cielo dos caracteres: «Cumplir». Me di cuenta de que Shifu me estaba poniendo a prueba para ayudarme a cumplir mi misión. Esa noche, cuando medité, sentí que mi cuerpo era ligero y flotaba, y que había Falun girando sobre mí. La sensación era totalmente confortable, asombrosa y magnífica. Sabía que Shifu me estaba animando.

Volví de nuevo a la estación de policía, sabiendo que era una disposición de Shifu. La joven no estaba allí, así que le conté a otra empleada lo que había pasado anteriormente. Ella me dijo que la jueza estaba siendo difícil porque el sello era de cobre y su impresión no sería tan clara como la de un sello de goma. Le aclaré la verdad y le dije que necesitaba la prueba para defender a mi hermana, encarcelada por su fe. Se mostró comprensiva y le dijo a la joven que me hiciera otra copia de la prueba. Al final, conseguí una nueva copia de la prueba, la empleada la selló dos veces y me ayudó a conseguir dos firmas en ella.

Me apresuré a ir al centro de detención porque esa mañana se iba a celebrar allí una audiencia. Cuando le entregué el documento a la jueza, lo miró y me dijo que entrara. Por fin me permitieron ser  defensor de la familia de mi hermana.

Persuadir al jefe de la División de Ejecución para que renunciara al PCCh

Todos los lunes, en el juzgado, un supervisor organizaba reuniones informales para hablar con el público sobre sus problemas legales. Decidimos ir allí y aclararle la verdad.

Wang y yo hablamos con el jefe de la división de aplicación de la ley, mientras que Bai se quedó en el vestíbulo para enviar pensamientos rectos. El jefe me preguntó qué problema tenía. Le dije: «Es un caso de Falun Gong». Se quedó callado un rato y dijo que había llevado casos similares años atrás.

Cuando le pregunté cómo había llevado los casos, me contestó: «Por supuesto, fueron declarados culpables y sentenciados».

Le conté la historia del PCCh y por qué el exlíder chino Jiang Zemin inició la persecución. Procedí a decirle que Falun Dafa es acogido por personas de más de 100 países y regiones y que había recibido miles de proclamaciones. Estuvo de acuerdo con lo que dije, pero cuando le pedí que renunciara al PCCh y no se hundiera con él en el futuro, se quedó callado.

Wang le dijo: «El PCCh ha hecho mucho mal. Los dioses castigarán a sus miembros por lo que han hecho. Tienes que alejarte de él, y renunciar al PCCh es lo mejor que puedes hacer».

Finalmente asintió y nos dijo que le llamáramos si necesitábamos ayuda. Nos alegramos por él.

Abandonar el apego a salvar la cara

Han pasado varios meses desde que se celebró la vista preliminar. Llamé a la jueza que presidía el Tribunal para preguntarle cuándo se programaría una audiencia oficial y me dijeron que siguiera esperando. Cuando volví a llamar unos días después, dejó de responder a mis llamadas.

Me di cuenta de que nunca la había tratado con compasión, como haría con una amiga de verdad. Llamé a su asistente y le pregunté por qué la juez no contestaba mis llamadas. La asistente me dijo que los abogados extranjeros hacían tantas llamadas a la oficina que casi paralizaban la línea de la oficina y su trabajo.

Al día siguiente fui al juzgado. No me dejaron entrar debido a las medidas contra la pandemia. Estaba nublado y a punto de llover. Envié pensamientos rectos afuera antes de llamar al juez. Atendió rápidamente y me preguntó qué quería. Le dije: «No mucho, sólo quería disculparme. Nos hemos visto varias veces y puede que haya dicho o hecho algo inapropiado, por favor, perdóneme. Por favor, intente conocer más sobre la verdad de Falun Dafa, y elija un futuro hermoso». Al final le deseé lo mejor a ella y a su familia. Ella dijo «de acuerdo» antes de colgar.

Me alegré de que aceptara mis disculpas. Aunque soy una persona de gran autoestima, para que ella se salvara, dejé ir mi orgullo e hice lo que debe hacer un practicante.

La audiencia de apelación

Sin saber cuándo sería la audiencia, fuimos a enviar pensamientos rectos fuera del juzgado. Wang vio a una persona y la reconoció como uno de los directores del Tribunal. Se acercó a él para aclararle la verdad.

Al hablar de Falun Dafa, la persona preguntó: «¿No hay un caso sobre dos personas? Una de ellas es bastante mayor. Creo que la audiencia es mañana».

Después de que Wang confirmara los detalles con él, nos quedamos despiertos esa noche para preparar nuestra defensa. El Tribunal no nos informó de la audiencia hasta las 8 de la mañana del día siguiente. Sin embargo, ya habíamos terminado la preparación, y sabíamos que Shifu nos había estado ayudando.

Era un día soleado, llevaba una camisa azul y estaba muy animado. Muchos practicantes acudieron al centro de detención, donde se celebraba la audiencia, para enviar pensamientos rectos. Yo creía que era una batalla entre el bien y el mal, y que los seres divinos estaban con nosotros.

El abogado contratado por la otra practicante detenida volvió a declarar su culpabilidad. Me quedé atónita y pensé: «¿Significa esto que mi hermana también se declaró culpable mientras estaba detenida? Entonces, ¿qué hago yo aquí?». Mi mente se quedó en blanco.

En ese momento la jueza me pidió que empezara mi defensa. Le pedí a la jueza que me dejara hacerle primero una pregunta a la apelante, y ella accedió. «¿Admites tu culpabilidad?», le pregunté a mi hermana. Ella respondió: «No, no cometí ningún delito». Me tranquilicé y procedí a leer mi defensa.

«Basándonos en los hechos encontrados en este caso, ofrecemos la siguiente defensa: En primer lugar, un comportamiento delictivo debe poner en peligro a la sociedad y ser penalmente responsable en base a la ley penal. El comportamiento de la apelante no puso en peligro a la sociedad. Es una practicante de Falun Gong que vive según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Los practicantes de Falun Gong son honestos, amables, considerados y nunca se defienden cuando son golpeados o regañados. La libertad de creencia es un derecho constitucional de los ciudadanos. Creer en él y difundirlo no perjudica a nadie en la sociedad.

«En segundo lugar, Falun Gong es una creencia recta, no una secta. Es erróneo condenar a la apelante basándose en el artículo 300 de la Ley Penal».

En ese momento, el procurador me interrumpió y me amenazó. Y el presidente del Tribunal me dijo que le diera la declaración de la defensa y que dejara de leer. Pensé: «No he venido aquí para hacer lo que usted me diga».

Seguí leyendo, pero sólo los subtítulos del resto de la declaración de la defensa: «Tercero, no hay hechos claros ni pruebas suficientes para acusar a la apelante de “utilizar una organización de culto para socavar la aplicación de la ley”. Cuarto, las pruebas fotográficas enumeradas en este caso no son lo suficientemente claras para demostrar quién estaba allí y qué estaban haciendo».

Al final declaré: «Hoy les cuento los hechos de Falun Dafa porque no quiero que personas inocentes como ustedes se vean implicadas en la persecución. La persecución de la fe nunca ha tenido éxito en la historia. Espero sinceramente que revisen este caso con amabilidad y sabiduría, y declaren al practicante de Falun Dafa inocente. Espero que elijan un futuro brillante para ustedes».

Todos escucharon en silencio, como si el aire estuviera congelado. En ese momento, los elementos malignos de otras dimensiones fueron desmantelados.

Tras la audiencia, la jueza del Tribunal de primera instancia se acercó y amenazó: «Acabarás como tu hermana».

Le dije: «No, usted no puede tomar esa decisión».

Traer a mi hermana a casa

Tras la audiencia de apelación, un familiar fue al centro de detención para exigir la liberación de mi hermana. En el centro de detención sufrió una gran angustia mental y le creció un gran tumor en el cuerpo. Perdió mucho peso y su salud se deterioró. El tratamiento que recibió en el centro de detención no sirvió de nada y el Tribunal se negó a ponerla en libertad bajo fianza.

El familiar dijo a la recepcionista: «Estaba bien cuando entró, y se puso tan enferma en pocos meses. Si no se recupera, los haré responsables de ello. Si no la liberan hoy, llamaré a la línea directa del alcalde todos los días».

La recepcionista intentó calmarlo, pero él dijo: «Dile a tu director que venga a vernos aquí».

La recepcionista entró y trajo consigo a alguien. La persona dijo que el director no estaba, pero que podía ayudar. Tras enterarse de nuestra intención, nos consoló y nos dijo que primero nos fuéramos a casa. Seguimos hablando con él un rato antes de irnos.

Al día siguiente, el juez me llamó por la mañana temprano y me dijo que fuera a hacer los trámites para la puesta en libertad de mi hermana.

Después de la larga batalla legal, todos nos sentimos conmovidos  al ver a mi hermana. Agradecimos a Shifu su misericordia sin límites. Shifu lo arregló todo. También eliminó nuestros apegos a través de los esfuerzos de rescate y nos ayudó a cumplir nuestra misión.