(Minghui.org) ¡Saludos, Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
En los 28 años que llevo practicando Falun Dafa, he pasado de ser una “princesa” egoísta y orgullosa a convertirme en una practicante madura. Estoy verdaderamente agradecida a Shifu.
Mi padre fue miembro del Partido Comunista Chino (PCCh) durante décadas y fue ascendiendo de rango. Era honesto y amable, pero como se benefició de ello, creía firmemente en el PCCh.
Yo era su hija favorita y él nunca me regañaba. Fui ascendida y llegué a ser ejecutiva de alto nivel en una gran empresa. Mi padre estaba orgulloso de mí y yo estaba orgullosa de él. Nos apreciábamos y nos amábamos.
Cuando comencé a practicar Falun Dafa, él notó mis cambios positivos. Después de que comenzó la persecución en 1999 y el PCCh calumnió a Dafa, él estaba confundido y preocupado. El tema era tabú en nuestra familia.
En el otoño de 2014, cuando la policía me detuvo ilegalmente por distribuir información sobre Falun Dafa, mi padre observó con horror cómo se llevaban a su amada hija en un coche de policía.
Después de que me liberaron, nadie me culpó. Mantuve cuidadosamente la paz en la familia, pero aun así hice lo que debía hacer.
Aclaré la verdad a mis familiares, pero debido al floreciente desarrollo profesional de mi padre en ese momento, él se negó a escuchar. Sentí que su campo dimensional estaba lleno de elementos del PCCh.
La primera vez que le pedí a mi padre que renunciara al Partido, le dije: “El PCCh ha hecho muchas cosas malas. Deberías renunciar a él para tener un futuro mejor”. Con desdén, dijo solo: “¡Qué locura!”, y se fue.
En el verano de 2020, la policía hizo una redada en mi casa y me llevó de nuevo. Esta vez, no miré a mi padre a los ojos. Él no sabía adónde me había llevado la policía ni qué me iba a pasar.
Después de que me liberaron, mi primera comida al llegar a casa me la preparó mi padre. Preparó mi plato favorito y no me dijo ni una palabra de reproche. Pero yo sabía cuánto había sufrido cada minuto de los últimos días. No dejaba de decirme: “Ve y descansa”.
Me culpé. Ya era difícil hablarle a la gente sobre la persecución, pero debido a mis apegos y mi descuido, me resultó difícil aclararle la verdad a él. Como padre, podía respetar la fe de su hija, pero Falun Dafa estaba siendo reprimido sin piedad por el PCCh.
Sentí como si hubiera una pared de hielo infranqueable entre nosotros y no pudiéramos comunicarnos. Estaba triste porque sabía que había jurado salvar a mi padre y a los seres conscientes que estaban detrás de él. Quería contarle la verdad sobre Falun Dafa.
Le rogué a Shifu: “Shifu, ¿qué debo hacer? Por favor, dame sabiduría”. Como me resultaba muy difícil expresarme verbalmente y no parecía haber un momento adecuado, me di cuenta de que debía escribirle una carta. Sabía que Shifu me había inspirado una vez más.
Como había pasado tanto tiempo, sentí que los malentendidos de mi padre solo podían resolverse lentamente. Empecé por señalarle que no era ilegal practicar Falun Dafa. Quería que comprendiera que su hija no había infringido la ley, sino que la había infringido la policía que se la había llevado.
Le describí los cambios positivos que experimenté y cómo, al hablarle a la gente sobre Dafa, ellos fueron bendecidos. Le conté algunos hechos que no puede ver en los medios de comunicación de China, para que se diera cuenta de que estaba viviendo en un mundo lleno de mentiras.
Poco a poco, le fui aclarando la verdad durante dos años. Por el cambio de actitud que mi padre mostraba hacia mí cada vez que leía la carta, supe que el hielo entre nosotros se estaba derritiendo. Él sabía que Falun Dafa era bueno, que el PCCh estaba difundiendo rumores y acusaciones falsas, que la libertad de creencia estaba protegida por la Constitución de China, que Falun Dafa era fundamentalmente legal en China y que el PCCh, como había hecho en todos los movimientos políticos anteriores, había lanzado una vez más una persecución contra un grupo de personas inocentes.
Shifu está avanzando rápidamente en el proceso de rectificación del Fa, y muchas personas malvadas son castigadas por sus malas acciones. El virus COVID estalló y China fue puesta bajo cuarentena. Mi padre fue obligado repetidamente a hacerse la prueba de ácido nucleico y a vacunarse tres veces. Cuando no pudo ir a ninguna parte debido al confinamiento, comenzó a comprender verdaderamente lo malvado que es el PCCh y comenzó a leer las noticias de países fuera de China. Escuchar la verdad y experimentarla por uno mismo son cosas completamente diferentes, y mi padre comenzó a dudar del PCCh.
Una bendición disfrazada
En el examen físico anual, a mi padre le diagnosticaron un cáncer de pulmón maligno y le dijeron que necesitaba que le extirparan un pulmón. Siempre había sido físicamente fuerte, pero ante este golpe repentino, se marchitó. Su expresión de dolor y el miedo a un futuro incierto estaban claramente escritos en su rostro.
Al mirar a mi padre, sentí tristeza y lástima. Ahora, estaba aún más ansiosa por encontrar una oportunidad para decirle las dos cosas más importantes: “Renuncia al PCCh y recuerda que ‘Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno’”, que, a mi juicio, era la única manera en que él podría evitar esta catástrofe. Pero, ¿cómo debía empezar la conversación? ¿Renunciaría al PCCh que había seguido durante décadas?
El día antes de que mi padre fuera al hospital para una operación, le rogué a Shifu en mi corazón: “Shifu, por favor salva a mi padre”. A través de mi ojo celestial, Shifu me mostró que un espíritu verde y maligno en los pulmones de mi padre era la causa del tumor maligno. También vi cómo Shifu estaba destruyendo ese espíritu maligno. Comprendí: mi padre estaría bien.
Al día siguiente, mientras esperaba fuera de la sala de operaciones, recitaba una y otra vez: “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. ¡La cirugía fue un éxito y la biopsia mostró que el tumor era benigno! El poder ilimitado de Shifu y de Dafa se manifestó una vez más.
Necesitaba contarle cómo Shifu le había salvado la vida. Si no fuera por él, una operación tan grave a su edad podría haber sido devastadora.
Escribí otra carta y la dejé junto a su cama. En ella, le recordaba a mi padre la importancia de la seguridad y la salud. Le explicaba que Shifu era misericordioso con él y que, si renunciaba al PCCh, podría mantenerse sano y salvo. Sabía que a mi padre, que siempre había tenido dificultades para expresar sus sentimientos, le resultaba difícil decirme en persona lo que pensaba sobre mi carta. Le dije en la carta que, si estaba de acuerdo con lo que yo decía en ella, por favor me enviara un mensaje de texto con una carita feliz.
Los minutos transcurrían. Me senté en mi habitación y envié pensamientos rectos para erradicar los factores del PCCh que lo controlaban, para que su espíritu principal pudiera tomar la decisión correcta. El tiempo pareció detenerse mientras esperaba su mensaje. Decidí que no dejaría de enviar pensamientos rectos hasta que me enviara un mensaje de texto.
Entonces, “Ding”, recibí un nuevo mensaje de texto y vi una carita feliz. Lágrimas de alegría llenaron mis ojos. Me incliné profundamente ante Shifu tres veces. Aunque sabía que Shifu no quería ninguna reciprocidad de nuestra parte, ¡expresé infinita gratitud por aquellos seres que mi padre representaba!
Durante el examen de seguimiento un año después, mi padre estaba bien.
Otra tribulación
Dos años después, en la revisión que le hicieron a mi padre, le diagnosticaron un tumor maligno en el otro pulmón. El médico dijo que había que extirparle un tercio del pulmón que le quedaba. Para un anciano al que solo le quedaba un pulmón, esto equivalía a una sentencia de muerte. Si se sometía a esa operación, quedaría frágil y postrado en cama durante el resto de su vida.
¡Me quedé en shock! ¿Acaso mi padre no había aceptado renunciar al PCCh? ¿Era sincero? Shifu ya lo había salvado, ¿por qué sucedió esto otra vez? ¿Fueron todos mis esfuerzos en vano?
Aunque esos pensamientos negativos no eran míos, debía ser yo quien tenía el problema. Me tranquilicé y reflexioné sobre lo que había pasado. ¿Cumplían todos mis pensamientos los criterios de un practicante? En la superficie, era para salvar a mi padre, pero ¿era mi mentalidad pura? Me di cuenta de que tenía algunos problemas muy graves:
1. Estaba demasiado apegada a mi padre. Un cultivador que no puede desprenderse del afecto familiar está dando a las viejas fuerzas una excusa para perseguirlo.
2. ¿Dudé de Shifu y de Dafa? Shifu ya salvó a mi padre y eliminó las sustancias malignas de su cuerpo, por lo que este diagnóstico debe ser una ilusión.
3. Desde que mi padre aceptó renunciar al PCCh, ya no está bajo su control. Una vida así ya no puede ser tocada por las viejas fuerzas.
4. Aún no le había aclarado por completo la verdad. No le había explicado completamente sobre Falun Dafa, desde su introducción hasta su difusión mundial. Aunque mi padre leyó mi carta, no vio el panorama completo.
Inmediatamente comencé a escribir otra carta, en la que volví a enfatizar la importancia de rechazar por completo al Partido. Señalé que después de pasar por estas tribulaciones, él realmente comprendió la importancia de la salud y las limitaciones de la ciencia. Creer de todo corazón en dioses y budas, y mantenerse alejado del PCCh, era la única opción. Como la última vez, le pedí que me enviara una foto de una carita feliz si entendía y estaba de acuerdo.
Volvió a sonar el "ding" y, cuando lo abrí, ¡había un selfie de él sonriendo! ¡Incluso encontró la función de selfie en la cámara de su teléfono móvil que antes no podía utilizar y se tomó una foto!
En mi corazón sabía que mi padre estaba bien. Hablamos y él decidió no aceptar la recomendación del hospital de operarlo. Dijo que discutirían un plan de tratamiento después de determinar si el tumor era benigno o maligno.
Los análisis demostraron que se trataba de un tumor benigno y que solo tendría que tomar medicamentos. No le extirparon nada ni le hicieron radioterapia. Unos días antes, los médicos le habían dicho enfáticamente: “Tu tumor es maligno en un 99,9% y, como mínimo, ¡necesitas recibir radioterapia!”.
Con las bendiciones compasivas de Shifu, mi padre y yo superamos juntos estas ilusiones. Con la creencia de mi padre en los dioses y los budas, con su completo desapego al Partido, y con mi firme creencia en Shifu, y dejando de lado mi propio apego, ¡superamos la catástrofe!
Lleno de alegría, mi padre sacó los pepinos de mar que había guardado durante más de seis años y los cocinó para todos. ¡Le expresé mi gratitud a Shifu! Creo firmemente en Falun Dafa y estoy decidida a cumplir con mi juramento.