(Minghui.org) Soy una practicante de Falun Dafa de 72 años. Empecé a cultivarme en 1996. Durante los últimos 20 años, he pasado por muchos momentos difíciles, sin embargo, las bendiciones de Dafa han cambiado mi destino. ¡Estoy agradecida a Shifu por su salvación! Ahora estoy sana y mi mente está alerta. Teniendo en cuenta lo anterior, me gustaría compartir algunas experiencias personales con los practicantes.
Cuidando de los familiares
Cuidé de mi nuera después de que dio a luz en octubre de 2007. Mi familia vivía en una casa de 56 metros cuadrados y era estrecha para que vivieran cinco personas juntas.
Mi padre sufrió un derrame cerebral y contrajo demencia. Mi madre tenía diabetes. Mi padre había cuidado de mi madre durante muchos años, pero ya no podían cuidarse el uno al otro. Yo no podía aceptarlo. Debido al apego que tenía hacia ellos, no comía, no dormía y lloraba todo el tiempo. Mi nuera dio a luz y no podía dedicar más tiempo a cuidar de mis padres. Estaba angustiada y no podía salir de esta situación.
Busqué ayuda de otros practicantes. Estudiamos el Fa juntos y compartimos nuestros entendimientos. Con su ayuda, aplique los principios del Fa para examinarme, corregirme y dejar de lado mi ego.
Dejé de lado el apego al afecto y traté el asunto como era debido. Como mis padres habían perdido la capacidad de cuidarse a sí mismos, hablé con mis hermanos y hermanas para organizar turnos para cuidar de nuestros padres. Como sus hijos, debemos cumplir con nuestro deber filial y hacer que nuestros padres sientan que tienen alguien en quien confiar.
A los pocos días de establecerse mis padres, mi suegra se rompió la cabeza del fémur y tuvo que ser hospitalizada. Mi marido y sus hermanos se turnaron para cuidarla durante la hospitalización. Me tomé tiempo para visitar a mi suegra, pero cuando llegó la factura, los hermanos de mi marido se habían ido y nadie estaba dispuesto a pagar los gastos del hospital. Mi marido me preguntó qué hacer. Le dije: «Haz como si fueras hijo único y tenemos que pagar». Pagamos todos los gastos médicos de mi suegra durante su hospitalización. Después de la operación, se recuperó bien.
Cuando llegó el momento de darle el alta, los hermanos y hermanas de mi marido se habían vuelto a ir. Mi suegra tiene cuatro hijos y mi marido es el mayor de la familia. Mi marido buscó a sus hermanos para discutir la situación y les dijo: “Ahora mi familia tiene verdaderos problemas. La casa es pequeña y mi nuera acaba de dar a luz. Alojaré a mi madre cuando mi nieto tenga un mes”.
Sin embargo, todos sus hermanos pusieron excusas para no atender a su madre. La hermana mayor dijo que su casa estaba en el quinto piso y que no tenía trabajo. La segunda hermana vivía en un apartamento de 120 metros cuadrados, en el segundo piso, y dijo que su hijo tenía mala salud. Tenía miedo de perturbar el descanso de su hijo por la noche. La casa de su hermano menor estaba en el segundo piso, un apartamento de 140 metros cuadrados, y tenía miedo de afectar el estudio de su hijo.
Al ver que nadie quería alojar a su madre, mi marido se encontró en un dilema. Volvió y me contó la situación. ¿Qué debía hacer? Había oído que nada de lo que les sucede a los cultivadores es accidental. Esta fue una prueba para mí y tenía que pasarla. Dije: “Trae a tu madre a nuestra casa. Soy una cultivadora. Shifu nos dice que pensemos en los demás. Debemos respetar a ambos padres. No podemos dejar a tu madre en el hospital”. Mi marido se conmovió y trajo a su madre a nuestra casa.
Cuidé tanto a mi nuera durante su período de posparto como a mi suegra, que estaba postrada en cama. No tenía dónde dormir, así que hice una cama en la cocina. En octubre, en el norte de China, no había calefacción, así que hacía mucho frío. Además, la cocina no estaba bien aislada. Mi suegra orinaba en la cama y yo nunca me queje, solo la cuidaba. A veces, mi marido se quejaba de que la casa era muy pequeña y de lo mal que olía. Yo le respondía: “Mejorará cuando tu madre pueda caminar”.
Cuando era mi turno, tenía que ir a casa de mis padres, a unos kilómetros de distancia, para cuidarlos por la noche. A pesar de ello, no me relajé en mi cultivación. Aprovechaba cada oportunidad para estudiar la el Fa y hacer los ejercicios. Salía a distribuir materiales de esclarecimiento de la verdad por la noche y pasaba folletos de esclarecimiento de la verdad cuando viajaba en taxis y autobuses. Cuando descansaban al mediodía, yo salía para informar a la gente sobre Falun Dafa. Lloviera o nevara, los practicantes y yo insistíamos en hacer bien las tres cosas.
Cuatro meses después, mi suegra pudo andar, así que se fue a casa de su hija. Yo seguía yendo y viniendo entre mi casa y la de mis padres. Seis años pasaron en un instante, y mis dos padres fallecieron. Cuando mi suegra tenía 86 años, se rompió la cabeza femoral del otro lado y ya no podía andar, así que seguí cuidándola por turnos. Esta vez, mi suegra montó un gran escándalo, gritando y maldiciendo toda la noche. La cuidé así durante otros tres años.
Mi marido y yo tenemos más de 70 años y hemos trabajado duro. Aunque es un poco agotador, todavía tengo oportunidades de ayudar a salvar seres conscientes. Tengo tiempo para estudiar el Fa durante el día y salir a aclarar la verdad sobre Dafa distribuyendo materiales por la noche. Cuando mi suegra no me dejaba dormir, hacía los ejercicios. Una vez, ella me dijo: “Cuando haces los ejercicios, tus manos son tan grandes y tu cuerpo tan alto”.
Le aclaré la verdad y le enseñé a recitar: «Falun Dafa es bueno». Pasara lo que pasara, procuré ocuparme bien de sus necesidades dietéticas y de su vida diaria, además de cocinar lo que le gustaba comer. Al final, mi suegra falleció en paz. Ella creía que Falun Dafa es bueno y estoy segura de que tendrá un buen futuro. Este ha sido mi entorno de cultivación durante los últimos 10 años.
En muchas ocasiones han surgido diversos sentimientos. Los pensamientos y apegos humanos me han impedido ser tan diligente como cuando empecé a cultivarme. Estos han obstaculizado mi crecimiento, ya que no podía mantenerme estrictamente en los estándares del Fa. A veces, perdía los estribos y a menudo tenía conflictos con mi marido, perdiendo muchas oportunidades de mejorar mi xinxing. De hecho, mi marido es una muy buena persona y apoya mi cultivación en Dafa. A veces, cuando el tiempo era malo, me llevaba al grupo de estudio del Fa. Al pensar en esto, me siento avergonzada cuando estoy frente a Shifu. Fui yo la que no lo hice bien. Mi marido estaba de acuerdo con Dafa, pero nunca comenzó a cultivarse. También es una persona predestinada a la que Shifu quiere salvar.
Vivir en armonía con mis vecinos
Hace dos años, se vendió el apartamento de arriba del mío y pronto la compradora empezó a renovarlo. El suelo de este edificio de apartamentos está hecho de paneles prefabricados y su familia empezó a romperlo para colocar el sistema de calefacción por suelo radiante, pero el proceso era demoledor para su uso en la planta baja. Con solo unos pocos golpes, el techo se cayó y, ¡bang!, se rompió en pedazos, y todas las juntas de los paneles prefabricados que había encima de mi apartamento se agrietaron por el impacto.
Subí las escaleras y le dije a mi vecina que tuviera más cuidado, y ella me aseguró que ya casi habían terminado. Después de un tiempo, apareció un gran agujero en el piso de arriba de mi apartamento, y puedo ver a través de él. Estaba muy enojada. Me hubiera peleado con la vecina de arriba, pero ahora que soy una cultivadora de Dafa, necesitaba usar el Fa para lidiar con mis emociones. Nada es accidental. Había una prueba de xinxing que necesitaba pasar, y este incidente me ayudaría a mejorar. Miré hacia dentro y descubrí que tenía fuertes apegos, como a la pelea, al interés propio y al resentimiento. Debo superarlos esta vez.
La vecina bajó las escaleras y se disculpó, diciendo que pagarían un techo nuevo, lo repararían y luego pintarían la pared. Le dije: “No es necesario. No lo hiciste intencionalmente, entendámonos, solo tapa ese gran agujero si puedes”.
Mi vecina, que es madre soltera y tiene muchas enfermedades, me dijo que estaba muy agradecida y que yo era muy amable. Le respondí: “Soy practicante de Falun Dafa. Si quieres agradecerle a alguien, agradécele a mi Shifu. Él es quien me enseñó a ser una buena persona”. Ella estuvo de acuerdo en que Falun Dafa es bueno. Le hablé de Dafa y de la persecución, y me dijo que otros se lo habían dicho antes. Renunció al Partido Comunista Chino (PCCh). Le dije: “Debes decirle la verdad sobre Dafa a tus familiares y dejar que renuncien al PCCh y a sus organizaciones juveniles, para que puedan tener un futuro brillante”. Ella dijo que lo haría. Le respondí: “Serás bendecida si siempre recuerdas que ‘Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno’”.
Contraté a alguien para que pintara todo el apartamento por 2.300 yuanes y no le pedí ni un centavo al vecino. Sinceramente, me di cuenta de que era porque practicaba Falun Dafa y me deshice de mi ego que podía hacer cosas como esta.
Estoy agradecida a Dafa por transformarme y permitirme deshacerme de los apegos a la fama, la riqueza y el afecto, y así convertirme en un loto puro en tiempos difíciles. ¡Gracias Shifu por su compasión y su arduo trabajo!