(Minghui.org) ¡Saludos, Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
Mi camino de cultivación ha sido un reto; he estado atascada desde el principio, y he sido incapaz de romper con la vergüenza, el resentimiento y la amargura. Recientemente se me ocurrió que quizás el mayor obstáculo en mi camino de cultivación ha sido no confiar en Shifu.
Empecé a practicar Falun Dafa en 2001. Un practicante me sugirió que probara Falun Dafa debido a mis constantes dolores de cabeza y otros síntomas de enfermedad, así que me centré principalmente en curarme a través de Dafa. Tuve dos experiencias cuando empecé a practicar, durante las cuales estuve libre de cualquier síntoma. La primera vez fue cuando experimenté el guanding y la siguiente vez fue cuando estaba leyendo el Fa en un pequeño grupo.
Cada episodio duró unos 30 segundos. Me quedé asombrada y supuse que en algún momento volvería a experimentarlo y que sería permanente. Después de sufrir un aborto, dejé de practicar durante dos años. Durante ese tiempo me sometí a tratamientos integrales intensivos para restablecer mi salud. Me pusieron a dieta estricta porque no metabolizaba las grasas ni los hidratos de carbono. Perdí tanto peso que dejé de tener la regla durante cuatro meses.
Un día me encontré con una practicante y se dio cuenta de lo frágil que estaba. Hablamos y me inspiré para retomar la práctica y cultivarme de verdad esta vez. Pensé que había eliminado el apego a sentirme mejor, pero en realidad lo había dejado en un segundo plano.
Me sentí mejor cuando empecé a cultivarme de verdad, pero seguía teniendo algunos problemas. Después de semanas y meses, y luego años, seguía sin poder quedar embarazada y seguía sufriendo de yeli de enfermedad. El corazón de resentimiento hacia Shifu seguía creciendo, pero no me daba cuenta. Sabía que tenía resentimiento, además de envidia y amargura, e intentaba trabajar para eliminar estos apegos, pero con este grave bloqueo no avanzaba mucho.
De hecho, cada uno de mis apegos, el miedo al abandono y al rechazo, la pena por no tener hijos, el resentimiento por sufrir un yeli de enfermedad intratable y que mi marido no trabajara, parecían derivar de la noción de que estaba sola y de que no me cuidaban. Subyacía la idea de que Shifu no se preocupaba por mí y no me cuidaba. Pero como practicante de Falun Dafa, ¿cómo podía ser esto posible?
Un gran avance
En junio durante el Congreso Americano de Trasplantes, de repente me iluminé a algo cuando oí las palabras: «No estás permitiendo que Shifu te ayude».
La iluminación llegó poco después de que comencé a recitar pasajes de Zhuan Falun para un practicante de fuera de la ciudad al que hospedé durante la conferencia. Me pidió que recitara para él, pues estaba impresionado de que hubiera memorizado tantas páginas. Le dije que no me sentía cómoda, que tenía yeli de enfermedad y que no estaba con ánimo. Pero unos días después decidí que lo intentaría. Me detuve después de unos dos párrafos. Mi mente se quedó en blanco y me sentí cohibida.
Más tarde ese mismo día, después de que este practicante se marchara al aeropuerto, estaba recitando Grado de conciencia [de Escrituras esenciales para mayor avance], que recito diez veces casi todas las noches antes de acostarme, pero de repente me vino un pensamiento al oír que no permitía que Shifu me ayudara. Me di cuenta de que estaba impidiendo deliberadamente que Shifu me ayudara, así que no había nada que él pudiera hacer.
Shifu dijo:
“La purificación del cuerpo solo se limita a quienes verdaderamente vienen a aprender el gong y verdaderamente vienen a aprender el Fa. Nosotros enfatizamos un punto: si no puedes dejar ese corazón, si no puedes dejar esa enfermedad, no podemos hacer nada, somos incapaces de ayudarte” (Primera lección, Zhuan Falun).
Cuando era muy joven, mi madre estaba celosa del afecto que nuestro padre sentía por nosotros. Era agresiva y abusiva conmigo y, cuando yo tenía tres años, tuvo una aventura para conseguir la atención que ansiaba. Mis padres se divorciaron dos años después. De esto aprendí que no podía ni debía aceptar el amor de alguien que mi madre creía que no le estaba dando el amor que necesitaba. El mensaje que asimilé fue incluso mayor que este: no podría ser más feliz que mi madre.
Cuando mi padre volvió a casarse unos años más tarde, nos retiró su afecto por miedo a distanciarse de su nueva esposa. Odiaba a mi padre por ello, aunque no fui consciente de este odio hasta muchos años después.
Viví mi vida con la noción inconsciente de que no podía permitirme tener alegría y éxito. Me saboteé a mí misma de muchas maneras y durante años creí que podía estar aferrándome a este yeli de enfermedad, aceptando el arreglo de las viejas fuerzas para impedirme cultivar y salvar vidas por completo.
Ese día me di cuenta de que veía a Shifu como el padre al que no podía acercarme. Él podía ayudar a los demás, pero no a mí. Me formé la idea de que Shifu me había abandonado y esto reforzó la idea de que yo no debía ser feliz y no podía recibir amor de él. Este fue el arreglo de las viejas fuerzas, que me impidieron sumergirme completamente en el Fa.
Shifu me dio tantos regalos para permitirme salvar vidas. Pero en lugar de aceptar estos regalos, seguí a las viejas fuerzas, los rechacé y, encima de eso, ¡estaba resentida con Shifu por supuestamente no darme estos regalos! Por ejemplo, Shifu me dio una hermosa voz para cantar, pero debido a mi yeli de enfermedad, no puedo respirar profundamente y esto hizo que cantar fuera prácticamente imposible. Él me dio la habilidad de memorizar el Fa, pero mi apego de inseguridad me impidió compartir esto con los demás. Lo mismo me ocurría al hablar en público, ya fuera en reuniones gubernamentales o hablando en nuestros eventos, me preocupo debido al yeli de enfermedad del pasado que vaya a cometer un error, no ser capaz de pensar en las palabras adecuadas y decir algo estúpido, por lo que no estoy relajada y no soy capaz de sentir compasión hacia aquellos a los que intento llegar.
¿No es todo esto el resultado de no confiar en Shifu y aceptar los arreglos de las viejas fuerzas? Si confiara en Shifu, no me preocuparía por mi apariencia ante los demás. Sin estar tan centrada en mi misma, sería capaz de tener los pensamientos rectos y el corazón compasivo necesarios para salvar a los seres conscientes. ¡El egoísmo es un producto de las viejas fuerzas! Soy un ser divino, hecho de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
Comprendí que cuando mis pensamientos no están en línea con el Fa y me olvido de quién soy y, en cambio, estoy absorta en la vergüenza, el resentimiento u otros apegos egoístas, no recibo respuesta de los seres conscientes a los que intento llegar para nuestros proyectos, o recibo malas noticias de estas personas, pero tan pronto como corrijo mis pensamientos, recibo respuesta y a menudo escucho algo muy positivo.
A menudo he pensado que retengo a mi marido debido a mi resentimiento. Es infeliz, irritable y se mantiene aislado y apartado del mundo. Cuando tengo compasión por él y dejo ir el resentimiento, él se muestra alegre y optimista.
Shifu señaló:
“Cuando realmente tienes pensamientos rectos cuando lo salvas, sus pensamientos verdaderos podrán darse cuenta, y ya no se enredará en sentimientos de persona común” (Exponiendo el Fa en la ciudad de Los Ángeles).
Hace varios meses, un practicante que ha estado luchando con un yeli de enfermedad de larga duración, me envió este pasaje de Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia: «...ya que eres el ser con más suerte en el cosmos. Eres estudiante de Dafa, e incluso los dioses en los Cielos te envidian, por tanto, ¿sobre qué tienes que sentirte apenado?».
Siento una inmensa gratitud hacia Shifu y una gran compasión cuando recito este pasaje. Lo he estado recitando varias veces a la semana, pero mi objetivo es recitarlo varias veces al día.
Soy muy afortunada de ser practicante de Falun Dafa. Confiaré en Shifu y sabré que está conmigo, ayudándome en todo el camino. ¿Cómo puedo sentirme sola cuando Shifu está siempre conmigo? ¿Cómo puedo creer en las viejas fuerzas y no en Shifu?
Estoy muy agradecida a todos mis compañeros por ayudarme en mi camino de cultivación. Pido disculpas a aquellos con los que he sido irritable e impaciente. Me han ayudado mucho. Ya no acepto los arreglos de las viejas fuerzas y sólo seguiré los arreglos de Shifu.
Gracias, Shifu. Gracias, compañeros practicantes.
(Presentado en el Fahui de Filadelfia 2024)