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Fahui de China | El poder de la compasión

Nov. 15, 2024 |   Por un practicante de Falun Dafa en la provincia de Shaanxi, China

(Minghui.org) Soy una persona que prefiere la soledad. Desde la infancia, he preferido estar solo, así podía evitar todas las interacciones porque no estaba dispuesto a ser controlado por los demás. Mi mayor deseo era esconderme en una cueva y cultivarme lejos del mundo. De adulto, decidí no casarme ni tener hijos. Era un caso atípico entre mis compañeros, trataba a mis parientes y amigos con frialdad y no me motivaba trabajar con otros practicantes, ni siquiera ayudarles. Al principio, creía complacientemente que esto se debía a mi falta de «emociones humanas». Con el tiempo, me di cuenta de que para un discípulo de Dafa en el período de la rectificación del Fa, el deseo de practicar solo y negarse a ayudar a los demás era una manifestación de egoísmo. Me di cuenta de mi incapacidad para cultivar la compasión.

Al estudiar el Fa, leí las palabras de Shifu:

“Si siempre eres misericordioso, tratas a los demás benevolentemente, consideras a los demás al hacer cualquier cosa, y cada vez que se presenta un problema piensas primero si los demás podrán aguantar o no y si dañas a otros o no, entonces no surgirá ningún problema” (Cuarta LecciónZhuan Falun).

Después de comprender este principio, he intentado poner en práctica lo aprendido en los últimos años para ser más considerado con los demás. A medida que fui eliminando mi egoísmo, mi campo de energía de rectitud se hizo más fuerte. Me encontré con muchos acontecimientos difíciles que se resolvieron fácilmente.

Compasión por el personal de la Oficina 610

Hace dos años, descubrí una restricción impuesta ilegalmente que me impedía viajar fuera de China y decidí visitar la Oficina 610 para solicitar su anulación. Mientras viajaba a la Oficina 610, sentí verdadera compasión por primera vez. Quería salvarlos con pensamientos rectos y evitar que cometieran crímenes contra Dafa. Pero, al mismo tiempo, seguía teniendo mucho miedo y resentimiento hacia ellos, por lo que mis sentimientos de compasión no se mantuvieron en absoluto.

Durante las conversaciones, no dejaba de gritar en mi corazón: «Shifu, ayúdame». De repente me sentí rodeado por un fuerte campo de rectitud. Sin miedo ni resentimiento, y sin temor a la vida ni a la muerte, me encontraba casi en un estado piadoso. Los oficiales que habían estado clamando por verme se escondieron al instante y se negaron a recibirme.

Sabía que Shifu me estaba fortaleciendo, pero que no había alcanzado ese estado mental a través de mis propios esfuerzos en la cultivación. Volví a casa deprimido, pensando: «No soy bueno en la cultivación, Shifu siempre tiene que protegerme. Puede que ni siquiera alcance la Perfección. No he estado a la altura de la compasión de Shifu ni de las expectativas de los seres conscientes de mi mundo. Si realmente no logro la perfección, cargaré con el fruto amargo de mis propias acciones y entregaré la poderosa virtud que Shifu me ha dado a mis seres conscientes, para que puedan sobrevivir». En cuanto se manifestó este pensamiento, empecé a temblar y a llorar incontroladamente. Sabía que aquellas lágrimas no eran mías, sino de los seres conscientes que pertenecían a mi mundo. Una energía indescriptiblemente hermosa permanecía alrededor de mi cuerpo, y llegué a darme cuenta de que era el sentimiento de la compasión.

Cada ronda posterior de conversación con la Oficina 610 y los agentes de la estación de policía era una prueba para determinar si podía eliminar mi egoísmo y mi miedo para desarrollar la compasión. Cada vez podía sentir la protección de Shifu, que me permitía volver a casa sano y salvo. Con la bendición compasiva de Shifu, pasé de sentirme incómodo y nervioso con ellos a desear su salvación desde el fondo de mi corazón. La clave estaba en si podía seguir las enseñanzas de Dafa, desprenderme de mi ego y pensar desinteresadamente en los demás.

Mientras hablaba con ellos, empecé a sentir compasión por esos oficiales. Habiendo cometido, sin saberlo, crímenes contra Dafa, sus almas se enfrentarían a la aniquilación en el futuro. Cuando mi lado compasivo se activó completamente, noté que sus lados despiertos se sentían culpables después de escuchar mis amonestaciones, e inmediatamente se acercaron a sus superiores para cancelar la restricción ilegal que impedía mi salida del país. Bajo este campo de compasión, me trataron con educada sinceridad, me comunicaron su sincero deseo de dejar de participar en la persecución e incluso expresaron simpatía por mí.

Aunque la cuestión de mi restricción de viajar seguía sin resolverse, muchos oficiales dejaron de perseguirme a partir de entonces. Mientras pudieran cambiar de opinión e incluso tenderme la mano para ayudarme, aunque mi situación permaneciera sin cambios, al menos estos oficiales podrían eliminar algunos de los pecados que se habían traído a sí mismos por perseguir a los practicantes de Dafa.

Compasión por los compañeros practicantes que han quedado rezagados

A través del estudio del Fa, me di cuenta de que, además de centrarme en mi propio mejoramiento, también tenía el deber de ayudar a los practicantes de mi entorno que seguían estancados. Si todos avanzamos a la par, podremos salvar a más seres conscientes. A lo largo de los años, la mayoría de los coordinadores de nuestra zona habían sido perseguidos hasta la muerte o arrestados. Dispersos como granos de arena sueltos y devastados por la persecución, muchos practicantes estudiaban el Fa en secreto en casa, negándose a salir. También se habían disuelto muchos grupos de estudio del Fa. Visité las casas de estos practicantes y les invité a participar en un grupo de estudio del Fa en mi casa.

Describí el poder de Dafa y cómo me sentía después de cumplir con los requisitos del Fa y mejorado en niveles, antes de animar a todos a salir y salvar a los seres conscientes. Aunque mis motivos eran buenos, mis sentimientos de resentimiento, envidia, impaciencia y arrogancia seguían presentes, por lo que no logré desarrollar la compasión. Como resultado, pronto surgieron conflictos. Algunos practicantes habían perdido el contacto con la cultivación durante mucho tiempo y tenían un fuerte apego a ser criticados. Cuando hablé de un apego antiguo, un practicante saltó de repente y me gritó que le dejara en paz. Se negaba a escuchar mis consejos, a ser más diligente y a renunciar a sus apegos humanos.

Ante esta respuesta, me sentí agraviado y frustrado. Aunque tuve la tentación de darme por vencido, sabía que se dejaba dominar por las nociones humanas y que no procedía realmente de su corazón. No debía dejarme influir.

Shifu dijo:

“Cuando coordinan entre ustedes es por corazones humanos que se producen los conflictos, este es el estado y el procedimiento de los cultivadores, no es en absoluto que ustedes como personas realmente no son buenas. El lado bueno ya no se puede ver, ya ha sido separado, y lo que pueden ver siempre es este lado que no se ha cultivado; sin embargo, abracen el corazón de misericordia, no miren a la persona siempre de una manera fija” (Qué es un Dafa dizi, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol.XI).

Abandoné mi ego, dejé a un lado sus palabras y contemplé la situación desde la perspectiva de una tercera persona con los principios del Fa. Cuando se calmó, le respondí: «Sé que esas palabras no fueron dichas por tu verdadero yo, y no me las tomaré a pecho. Pero digas lo que digas, nunca te abandonaré. Aunque mis posibilidades de éxito se reduzcan al 1 por ciento, no me rendiré, porque no sólo debemos salvarnos a nosotros mismos, sino también a los innumerables seres conscientes del mundo que representamos. Son nuestra gente y también seres conscientes bajo el cuidado de Shifu. Debes ser diligente por el bien de su supervivencia».

Mientras hablaba, sentí que la energía compasiva se apresuraba a envolver mi entorno. Este practicante se calmó inmediatamente, reflexionó sobre sus malas acciones y cayó en un estado de profunda contemplación. A continuación, nos animamos mutuamente a memorizar el Fa, dejar a un lado nuestros miedos y salir con éxito a salvar a los seres conscientes. Corregimos muchos comportamientos y conceptos humanos mediante el estudio del Fa y el diálogo, ayudándonos así mutuamente a mejorar. Con el tiempo, más personas se unieron a nuestro grupo de estudio del Fa. Aunque no queda mucho tiempo, seguiremos adelante lo mejor que podamos, ya que cada uno de nosotros tiene la enorme responsabilidad de estar a la altura de las expectativas de Shifu y de los seres conscientes.

Compasión por la gente común

Al principio empecé a aclarar la verdad cara a cara porque Shifu nos pidió que salváramos a los seres conscientes. No sentía compasión por la gente, especialmente por quienes se negaban a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) a pesar de mis explicaciones. Condenaba a esas personas en mi corazón, creyendo que ya no tenían esperanza y que no merecían una segunda oportunidad.

Conozco a muchos jóvenes, y un gran número de ellos son firmes ateos. Después de que desarrollé un corazón compasivo, mis firmes pensamientos rectos me permitieron dejar de preocuparme por cómo se sentirían o reaccionarían. Mi único deseo era aclarar los hechos y salvarlos. Cuando tenían preguntas, Shifu me proporcionaba la sabiduría para resolver sus dudas una a una. Algunas personas me decían: «No sé por qué creo en tus palabras. Siento como si estuvieras aquí para salvarme». Varias personas comunes incluso me hicieron preguntas sobre cómo iniciar la práctica de cultivación. Un campo de compasión puede desencadenar cambios en la gente común y facilitar su salvación.

Shifu dijo:

“Pero las vidas no rectificadas actúan de acuerdo con los principios del Fa del universo pasado y usan estos para evaluar a los Dafa dizi. Ésos sienten que si tú puedes alcanzar el estándar que ésos reconocen, esas vidas recién entonces podrán tener equilibrio en sus corazones, recién entonces te permitirán avanzar hacia arriba sin interferencias y reconocerán que tú tienes la calificación para salvarlos a ésos” (20 años enseñando el Fa, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol.XI).

“Por eso, cuando los Dafa dizi atraviesan rectamente sus propios caminos, recién entonces pueden salvar a las multitudes de seres, recién entonces puedes atravesarlo en la salvación de las multitudes de seres. Es así de difícil; el grado de dificultad en salvar a las multitudes de seres es causado por esto” (20 años enseñando el Fa, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol.XI).

Después de que mi nivel de cultivación mejorara, aquellos que antes eran más reticentes se volvieron más fáciles de salvar. El nivel de cultivación de un practicante tiene un efecto correspondiente cuando salva a seres conscientes, y esta es la razón por la que Shifu nos ha animado a seguir mejorando en nuestra cultivación. Sólo así podremos salvar a más personas.

El poder de la compasión

Antes de descubrir el poder de la compasión, siempre que me había encontrado con conflictos o persecución, había abordado la situación con razonamientos humanos, lo que había dado lugar a la manifestación de apegos humanos, como la combatividad y el resentimiento. La cultura arraigada del PCCh también me había hecho creer que dominar a los demás con la fuerza era la única forma de poner a los demás de tu lado.

Estos dos últimos años me han llevado a darme cuenta del poder de la compasión. Este campo de la compasión ha cambiado muchas de mis acciones y comportamientos egoístas e incluso ha desencadenado cambios positivos en aquellos de mi entorno al hacer aflorar su bondad innata.

Nuestros caminos de cultivación ya no son de naturaleza personal, puesto que nuestros caminos implican la supervivencia de innumerables seres conscientes. Cuanto más avanzamos en nuestros caminos de cultivación, más pesadas son nuestras responsabilidades. Debemos ser estrictos y cultivarnos bien para ayudar mejor a Shifu en la rectificación del Fa y para cumplir nuestras misiones de toda la vida.