(Minghui.org) Una noche, hace muchos años, tres policías irrumpieron en mi casa. Rápidamente escondí debajo de la mesa una bolsa que contenía mis libros de Falun Dafa, las conferencias de Shifu y las revistas semanales de Minghui. Envié pensamientos rectos y le pedí a Shifu que protegiera los materiales de Dafa.
Los policías saquearon cada rincón de la casa mientras mi esposo los estaba observando. Iluminaron con una linterna la bolsa con los libros y materiales de Dafa, pero no la tocaron. Incluso revisaron las sábanas, pero aún no encontraron nada. Finalmente salieron de la habitación. Sabía que había un folleto de aclaración de la verdad debajo de la sábana y me alegré de que no lo hubieran encontrado. Sin embargo, antes de que pudiera recuperarlo, la policía regresó al dormitorio. Cuando levantaron la sábana, el folleto se cayó. En ese momento, me di cuenta de que mi exaltación había causado ese problema.
Los policías me dijeron que tenía que ir con ellos. Cuando admití en silencio mi error ante Shifu y le pedí ayuda, la atmósfera tensa se alivió un poco. Justo cuando estaban a punto de llevárme, salió mi esposo. Los policías le aseguraron que me enviarían a casa al día siguiente, así que tímidamente él permitió que me llevaran, lo que despertó resentimiento en mi corazón. Me resistí y discutí con los oficiales, pero fue en vano. Me fui con ellos, sintiendo un profundo resentimiento hacia mi esposo.
Me interrogaron y me preguntaron de dónde había obtenido los materiales, pero me negué a decirles nada. En cambio, les conté sobre la belleza de Dafa y cómo los materiales informativos benefician a las personas. Después de que dejaron de interrogarme, me calmé y miré hacia adentro. Vi muchos apegos: exultación, resentimiento y competitividad. Me di cuenta de que estos apegos hacían que la situación se volviera negativa.
A la tarde siguiente, nos llevaron a otro practicante y a mí al departamento de policía. Mientras estaba sentada al lado del director de la comisaría en el coche, sentí una profunda lástima por él y me puse a llorar. Las fuerzas del mal se aprovecharon de mis brechas, haciendo que los oficiales de policía cometieran crímenes contra Dafa. Sentí una oleada de compasión y me comuniqué en silencio con su lado consciente, percibiendo su sufrimiento.
En el departamento de policía, nos llevaron a una sala de interrogatorios. Aproximadamente media hora después, el director regresó y me subió a un automóvil. Me llevó de vuelta a la comisaría y me dijo que esperara a que mi familia viniera a recogerme. Mi esposo y tres funcionarios de la aldea llegaron poco después. Sin embargo, la policía exigió que pagáramos una multa de 10.000 yuanes (1.406 dólares). Me negué a pagar, ya que no quería que acumularan más yeli al seguir cometiendo malas acciones. Los funcionarios de la aldea, ansiosos de que regresara a casa durante la temporada de cosecha, prestaron 2.000 yuanes (281 dólares) y le pidieron a mi esposo que firmara un pagaré por los 8.000 yuanes (1.125 dólares) restantes. Él obedeció y me dejaron en libertad.
Esa noche, reflexioné sobre los eventos del día y me di cuenta de que algo andaba mal. La policía no nos dio un recibo por los 2.000 yuanes que pagamos. Sus acciones no siguieron ningún procedimiento legal. Recordé la enseñanza de Shifu:
“Si tienes miedo, te capturan
Al rectificar los pensamientos, los perversos se derrumban” (Por qué temer, Hong Yin (II)).
Sabía que tenía que eliminar el miedo y defender mis derechos. A la mañana siguiente, decidí ir a pedir el recibo a la policía.
Me acerqué a dos funcionarios de la aldea y les pedí que me acompañaran a la comisaría. Cuando el director recibió mi petición, se puso furioso, golpeó la mesa y gritó. Afirmó que habló por mí en el departamento de policía para asegurar mi liberación. A pesar de su enojo, le expliqué con calma que solo quería que sus oficiales siguieran el procedimiento adecuado y emitieran un recibo. Su rabia persistió y amenazó con detenerme de nuevo. Los funcionarios de la aldea me sacaron apresuradamente de la estación y regresamos a casa.
No estaba lista para dar marcha atrás. Decidí exponer la injusticia escribiendo una carta de apelación al gobierno del condado. En la carta, compartí cómo Falun Dafa transformó mi vida y cómo mi familia y yo nos beneficiamos de la práctica. Concluí afirmando la rectitud de Dafa y exigiendo que se restaure la reputación de Falun Dafa. Firmé la carta con mi nombre real.
Después de enviar la carta, los policías visitaron mi casa nuevamente, preguntando si tenía listos los 8,000 yuanes. Les dije con firmeza que no tenía dinero, solo mi vida. Amenazaron con allanar mi casa y confiscar nuestros objetos de valor. Solicité hablar con su director y exigí saber la base legal de sus acciones. Sintiendo que no vacilaría, se fueron. Desde entonces, ningún oficial de policía ha regresado para pedir dinero.
Un compañero practicante que había estado detenido en un centro de lavado de cerebro en ese momento me dijo más tarde que mi carta de apelación fue mostrada a Zhao, el director de la Oficina 610 local, mientras intentaba lavar el cerebro de los practicantes y convencerlos de que Falun Dafa no era bueno. Cuando la leyó, se enfureció, golpeó la mesa y gritó mi nombre. El practicante estaba preocupado por mi seguridad, pero bajo la protección de Shifu, Zhao no tomó ninguna medida, demostrando el magnífico poder de Dafa.
A través de esta experiencia, me di cuenta de un principio: frente a la persecución, en cualquier momento, si realmente podemos seguir las enseñanzas de Shifu, las fuerzas del mal pierden su poder y la persecución se disuelve.
“…sólo teniendo el corazón sin conmover serán ustedes capaces de manejar todas las situaciones” (Eliminen sus últimos apegos, Escrituras esenciales para mayor avance (II)).
Cuando soltemos todo, veremos que:
“ ¡tras el verde oscuro del sauce, se hallan resplandecientes flores y otra nueva aldea!” (Novena Lección,Zhuan Falun).