(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa hace 19 años, cuando tenía 27 años. Durante ese tiempo, experimenté muchos altibajos a medida que aprendía lecciones y comprendía los principios de Dafa en mi camino de cultivación. Quiero compartir cómo recientemente experimenté dos veces el yeli de enfermedad; ambos casos pusieron a prueba mi fe en Shifu y en Dafa. También vi cómo la cultura del Partido Comunista Chino afectaba mi comportamiento y decidí eliminarla.
Posible diagnóstico de cáncer
El año pasado fui al hospital para que me retiraran un DIU (dispositivo anticonceptivo) del útero. Durante la exploración, la doctora descubrió muchos tumores en mi abdomen. Según su experiencia, estos tumores podían convertirse en cáncer, por lo que me recomendó que me hiciera algunas pruebas. En un principio acepté y pedí cita. Salí de la clínica abrumada por la posibilidad de que pudiera tener cáncer.
Me di cuenta de que había brechas en mi práctica de cultivación, así que miré hacia dentro para encontrar mis apegos. Lo más difícil para mí era estar sola en casa, porque era entonces cuando el yeli de pensamiento era muy poderoso. No dejaba de pensar que podría morir pronto y no podía mantener pensamientos rectos.
Me puse en contacto con un compañero practicante que me sugirió que fuera al hospital. Me di cuenta de que sólo podía afrontar esta situación por mi cuenta. Sólo siguiendo estrictamente los requisitos de Shifu podría salir de este aprieto.
Tres días después, me había calmado un poco. Llamé al médico y cancelé la cita porque sabía que nadie podía ayudarme excepto Shifu. La medicina no podía ayudarme.
En un poema, Shifu nos enseñó:
"Aunque se discutan sobre asuntos de la cultivación
Deben desecharse los apegos en el corazón
Lo que se abandona no es a uno mismo
Sino a todo lo absurdo dentro del laberinto".
(Desechando apegos, Hong Yin (II))
Hace dos años me matriculé en un programa de formación y tuve que lidiar al mismo tiempo con asuntos familiares. La escuela y mi empresa estaban a una distancia considerable de mi casa. Hice del estudio en el programa de formación mi prioridad y me estaba alejando cada vez más de Dafa. Cuando llegaba a casa por la tarde, estaba agotada. Apenas estudiaba el Fa, ni hacía los ejercicios, ni prestaba atención a enviar pensamientos rectos. Con el tiempo, me volví arrogante y egoísta. Cotilleaba sobre los demás a sus espaldas y usaba mi ingenio rápido para insultar a la gente.
Me avergoncé de mi comportamiento y decidí que tenía que hacerlo mejor. Sabía que debía compartir lo que me pasaba con mis compañeros practicantes. Pero tenía miedo de que me avergonzaran, se rieran de mí o me criticaran.
Con los arreglos de Shifu, encontré una oportunidad para compartir con los practicantes en el grupo de estudio del Fa. Una noche, después del estudio del Fa, un practicante habló de su situación de una manera superficial. Vi a través de su deseo de salvar la cara. Él era un espejo para mí en ese momento. Entonces, decidí romper con la vergüenza y el yeli de pensamiento que me habían estado frenando. Mientras compartía mis experiencias, sentía frío en la espalda y sudaba. Me costó mucho superar la vergüenza y el miedo a quedar en ridículo. Pero este intercambio era importante para nuestro grupo porque yo no era la única que quería guardar las apariencias y se avergonzaba de hablar de sus errores. Antes de esto, nadie en nuestro grupo había hablado tan abiertamente de su situación.
Después de haber compartido, sentí inmediatamente que algunas sustancias sucias abandonaban mi cuerpo. Me sentí ligera y en calma. Ninguno de los practicantes se rió de mí. Al contrario, estaban preocupados por mi situación. Me di cuenta de que mi sentimiento de vergüenza era un complot de las viejas fuerzas para separarme del grupo. Tenía que romper este acuerdo.
Después de calmarme, empecé a hacer los ejercicios, a estudiar el Fa y a enviar pensamientos rectos todos los días. Seguía mirando hacia dentro y corrigiéndome cuando me daba cuenta de que algo se desviaba del Fa. A veces, tenía dolor abdominal, que era una señal de que tenía que seguir intentando encontrar mis apegos fundamentales.
Prueba de vida o muerte
Las cosas parecían mejorar. Pero seguía sin identificar mi apego fundamental. Las viejas fuerzas se aprovecharon de mí y siguieron persiguiéndome.
El estrés aumentó cuando me preparaba para el examen final, en febrero de este año. La situación en casa se volvió muy tensa. Mi marido quería abandonarnos a nuestro hijo y a mí. Yo no tenía trabajo ni dinero para pagar el alquiler del mes siguiente. Caí en la trampa de las viejas fuerzas. Mi hijo, que aún estaba en la escuela, también estaba preocupado por nuestra situación. Tomé una decisión. No discutiría con mi marido. Simplemente creí en Shifu. Envié pensamientos rectos durante tres días consecutivos para limpiar mi campo y rechazar la persecución de las viejas fuerzas. Mi marido transfirió dinero para pagar el alquiler en la tarde del tercer día. Unas semanas más tarde, perdió tres dientes en una semana y corrió al dentista porque ni siquiera podía sonreír. Después de este incidente, su actitud hacia mí mejoró.
Después de hacer el examen final, mi estado físico empeoró. Estuve sangrando durante dos semanas seguidas. Aunque había estado estudiando el Fa, haciendo los ejercicios y enviando pensamientos rectos, mi estado no mejoraba. Sentía que la energía abandonaba mi cuerpo y cada vez estaba más débil.
Me di cuenta de que las viejas fuerzas querían acabar con mi vida. Necesitaba urgentemente la ayuda de los demás practicantes porque solo con la ayuda de todos podría superar este difícil momento.
Los practicantes locales me llamaron y me apoyaron. Cuando una practicante vino a visitarme una noche, yo estaba temblando y tenía fiebre. Mi conciencia no era muy clara. Estudiamos juntas el Fa y enviamos pensamientos rectos. Más tarde, todo el grupo de estudio del Fa envió pensamientos rectos para mí. Dos horas más tarde, mi condición se estabilizo y recuperé la conciencia completamente. Ese día, sentí la compasión divina de mis compañeros practicantes.
Esta prueba fue más seria que la primera. Temía constantemente que mi marido abandonara a la familia. Estaba celosa y sentía un fuerte resentimiento hacia él. También sentía deseo por él. Era este deseo lo que causaba mis problemas de salud.
Eliminando la cultura de Partido
Hace poco, una practicante me señaló compasivamente que la cultura del Partido Comunista se manifestaba en mí cuando era mandona, no hablaba con suavidad, tenía mal carácter y cuando mostraba una mentalidad competitiva. Ella tenía razón.
Me sentí agradecida a Shifu por haber hecho que esta practicante me lo señalara. No había pensado en cuánta cultura del Partido tenía. Empecé a prestar atención a mi tono de voz, a mantener la calma en los conflictos y a dejar de lado el resentimiento. Dejé que todo siguiera su curso de acuerdo con los arreglos de Shifu y miré los problemas con optimismo y positividad.
Desde que empecé a romper con la cultura del Partido, mis relaciones familiares han mejorado y mi situación general también ha mejorado. Después de encontrar trabajo, mis nuevos colegas me dijeron que el ambiente del equipo de trabajo se había vuelto armonioso.
Agradezco a Shifu su misericordia al enseñarnos este precioso Dafa.