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​Cuando dejé de eludir las críticas, miré en mi interior y mejoré de verdad

Ene. 8, 2024 |   Por una practicante de Falun Dafa de la provincia de Hebei, China

(Minghui.org) Soy una practicante de Falun Dafa de una zona rural y obtuve Dafa en 1998. Aunque me he cultivado durante casi 25 años, no me fue bien en la cultivación. Sentí que defraudé a nuestro gran y misericordioso Shifu. Participé en un grupo de estudio diario del Fa por muchos años, pero todavía usaba nociones humanas y discutía cuando encontraba algún conflicto. Podía manejar bastante bien los conflictos con personas ajenas a la familia, pero no podía controlarme cuando tenía un conflicto con familiares, especialmente con mi marido, que también es practicante. A menudo discutía con él hasta ponerme colorada.

Un día, mi esposo y yo fuimos en triciclo eléctrico a visitar a un practicante que vivía en otro pueblo. A mitad de camino, un rebaño de ovejas bloqueó toda la carretera. Mi marido me dijo: "Deberías tocarles la bocina". Pulsé la bocina varias veces y las ovejas se asustaron y huyeron. El pastor se enfadó, nos insultó y corrió tras sus ovejas. Nos marchamos. Al marcharnos, mi marido empezó a hablar de mí. Me enfadé. Le dije: "Me dijiste que les tocara la bocina y ahora te quejas de mí. Te crees que siempre tienes razón". Empecé a quejarme sin parar. Pensé: "Debería culparte a ti, y ahora tú me culpas a mí. No volveré a salir contigo".

Después, me di cuenta de que este suceso fue una oportunidad que Shifu dispuso para que yo mejorara, pero mi iluminación era escasa y no la aproveché.

Otro día, le pedí a mi marido que cargara el triciclo y se preparara para salir a pegar adhesivos de aclaración de la verdad sobre Falun Dafa. Mi marido se dio cuenta de que una de las ruedas del triciclo estaba pinchada. Me gritó: "El triciclo tiene una rueda pinchada. Debes de haber sido tú. Has pinchado la rueda al sacar la basura". Yo estaba en la cocina preparando la comida. Oí los gritos y salí corriendo. Mi marido me dijo: "¡Tienes que arreglarlo!". Pensé: "Esta vez tengo que aguantarlo diga lo que diga". Así que puse aire en el neumático y me dirigí al taller con una bomba de aire, por si la necesitaba más adelante. El taller de nuestro pueblo estaba cerrado, así que fui a un taller de otro pueblo. Mi mente daba vueltas mientras conducía. Me vino un pensamiento del falso yo: "Este es el trabajo de un hombre, pero él no lo hizo y te lo impuso a ti". Le dije al falso yo: "Hoy no caeré en tus trucos. Debo escuchar a mi Shifu".

Más tarde me vino otro pensamiento del falso yo: "Es la hora de comer. No cocina y tampoco arregla el triciclo. Cuando llegues a casa, también tendrás que cocinar". Le dije a mi falso yo: "Cocinaré cuando llegue a casa".

Volví a casa después de reparar el triciclo. Entré en la casa y vi a mi marido durmiendo con el aire acondicionado encendido. Me vino a la mente otro pensamiento del falso yo: "Mírate, tienes calor y estás sudando, pero tienes que darte prisa para cocinar. Míralo, durmiendo en la habitación con aire acondicionado, disfrutando". En ese momento, se me movió un poco el corazón y estuve a punto de caer en la trampa del falso yo. Entonces me pregunté: "¿Por qué se me ha movido el corazón?". En ese momento, me vino a la mente el poema de Shifu:

"Una persona malvada es dominada por el corazón de la envidia. A raíz de su egoísmo y despecho personal, se queja que no le tratan justamente.

Una persona virtuosa siempre mantiene un corazón de compasión. Sin ninguna queja ni odio, toma la dificultad como alegría.

Un ser iluminado no tiene ningún apego en el corazón. Él contempla tranquilamente a la gente mundana extraviándose en las ilusiones" (Grado de conciencia de Escrituras esenciales para mayor avance).

Le dije al falso yo: "Estás envidioso. No te escucharé. Debo escuchar a mi Shifu". Me sentí tranquila y me fui feliz a cocinar.

Mi marido me ayudó a mejorar

Mi marido y yo nos levantábamos todos los días a las tres para hacer los cinco ejercicios de Falun Dafa. A menudo empezábamos con la meditación de una hora, el quinto ejercicio. Luego practicábamos los cuatro primeros ejercicios y enviábamos pensamientos rectos a las seis. Un compañero nos preguntó: "¿Por qué empiezan con la meditación? Los practicantes suelen empezar con los cuatro primeros ejercicios y luego hacen la meditación". Me apresuré a explicarle: "Es tranquilo por la mañana temprano. Es bueno para meditar. Ya sería de día si empezáramos con los cuatro primeros ejercicios". Y añadí: "Shifu dijo que estaba bien hacer cualquier serie de los ejercicios".

Además, a menudo necesitaba ir al baño durante el segundo ejercicio, la Estaca parada. Mi marido me señaló este problema varias veces. Yo me defendía cada vez. Un día me detuve de nuevo en mitad del segundo ejercicio. Mi marido me dijo con severidad: "¿Qué estás haciendo? ¿Por qué eres tan negligente?". No hablé y me fui al baño.

Esta vez empecé a pensar en mi comportamiento, preguntándome si estaba equivocada y no en línea con el Fa. ¿Por qué siempre iba al baño durante este ejercicio? Volví del baño y continué haciendo los ejercicios. Mi marido me dijo muy serio: "No sabes lo que haces. Eres tan despreocupada. ¡Le faltas el respeto a Shifu! Le faltas el respeto al Fa". Me quedé estupefacta al oír esto y desperté inmediatamente: "¡Oh Dios! Esto es faltar el respeto a Shifu y faltar el respeto al Fa!". Shifu da las instrucciones con la música de los ejercicios y nos guía para hacerlos. ¿Cómo puedo tratar descuidadamente la misericordia y el duro trabajo de Shifu? Inmediatamente miré hacia dentro. ¿Qué apego me ha hecho permanecer tanto tiempo en ese estado incorrecto? Antes no miraba hacia dentro, sino que discutía con mi marido utilizando nociones humanas. Me sorprendió lo que descubrí. Resultó que me asustaba la dificultad de sostener el Falun de pie durante mucho tiempo. Esa era la razón por la que quería hacer primero la meditación, para poder correr al baño en mitad del segundo ejercicio. Eran manifestaciones de pereza y miedo a la dificultad. Estaba decidida a cambiar. ¡Shifu, por favor, refuerza mis pensamientos rectos y ayúdame a hacerlo bien!

Al día siguiente practicamos los ejercicios empezando por el primero y continuando hasta el quinto. No fui al baño en medio. Todo se volvió normal. Estoy sinceramente agradecida por los arreglos de Shifu para ayudarme a darme cuenta de mi problema. Estoy agradecida por el apoyo misericordioso de Shifu. Shifu utilizó la boca de mi marido para ayudarme a mejorar.