(Minghui.org) Saludos Shifu, saludos compañeros practicantes.
Comencé a practicar Falun Dafa en el 2006 y me mudé a Polonia en 2012. Hasta junio del 2022 viví con mi esposo en Varsovia. Durante los últimos 16 años he trabajado casi exclusivamente para un medio de comunicación dirigido por practicantes. En junio del 2022, dejé Varsovia y comencé a trabajar en un hotel de cinco estrellas en Zermatt, Suiza.
De la sartén al fuego
La única razón por la que acepté el trabajo de Zermatt fue porqué quería trabajar en el servicio de desayunos. Pensé que sería fácil. No tenía una buena forma física y estaba preocupada por tener que cargar platos pesados durante ocho horas al día. Ya había trabajado en restaurantes anteriormente y buscaba un horario estable. Pensaba que después de una jornada de ocho o nueve horas al día, tendría tiempo suficiente para colaborar en algún proyecto online de Dafa. Pero resultó ser una ilusión muy efímera.
El servicio de desayunos era muy exigente. Todo era nuevo para mí. Tuve que aprender mucho y estaba sometida a mucho estrés. Fui capaz de seguir el ritmo y hacer bien las tareas que me asignaron. Al comienzo, tenía un horario normal, de las seis y media de la mañana hasta las tres y media de la tarde, con un descanso para comer, pero esto cambió pronto.
De repente, no sólo me asignaron al servicio de desayunos en la hora de mayor afluencia, sino que también tuve que atender la enorme terraza situada frente al hotel. Mi lista de tareas consistía en trabajar seis días a la semana, desde las ocho de la mañana hasta casi la una de la tarde y luego de las cuatro de la tarde hasta mínimo las diez de la noche o más.
Durante los últimos diez años estuve sentada frente a un ordenador. Practicaba los ejercicios de forma regular, pero no hacía nada físico. Me sentía maltratada por la pesada carga de trabajo y la presión de los medios de comunicación. No estaba en buena forma física. Pero de repente tuve que atender a cientos de clientes durante más de diez horas al día, seis días a la semana. Siempre me sentía como si estuviera corriendo. Además, tenía un horario de trabajo en el que a veces no me acostaba hasta la una de la madrugada y tenía que volver al trabajo a las ocho de la mañana.
Para colmo, estaba expuesta a los antojos de mis superiores. Estaba abrumada por la nueva situación. Incluso discutía con algunos de los compañeros de trabajo. Un supervisor me envió para casa por contestarle. Estaba mental y físicamente exhausta y no podía creer donde había acabado.
De las penurias de Varsovia, llegué a un entorno despiadado en medio de las montañas suizas. Pasé de la sartén al fuego. Hice las maletas y estaba lista para marcharme de Zermatt, incluso busqué otro trabajo. Aun así, no me resultaba fácil marcharme, después de todo, había firmado un contrato. Mientras miraba la maleta hecha, de repente escuché una vocecita: “Eres un practicante. No es una coincidencia que hayas acabado aquí. Está todo arreglado, rendirse tan rápido no es una opción”. “Está bien”, pensé, y me quedé.
Usé cada minuto libre, no tenía más, para leer el Fa y practicar los ejercicios. Miré adentro y entendí que la cultivación no sería más fácil y que debía reducir mi yeli sin importar donde estuviera. Me di cuenta de que este entorno, sola entre la gente común y afrontar una gran presión en el trabajo era una gran prueba para mí. También pensé en la relación predestinada que debía tener con la gente del hotel. Sentí la presión de hacerlo bien.
Comencé a cooperar incondicionalmente y ya no contestaba. Hacía mi trabajo a conciencia, era servicial y siempre tenía una sonrisa en la cara. La situación cambió.
Recibí comentarios cada vez más positivos. Por ejemplo, que era paciente. Se fijaron que sonreía mientras limpiaba el restaurante. Me decían que era distinta de los otros trabajadores, pensaban que era una chica joven a pesar de tener 43 años. De repente querían que ayudara en todas partes.
Estaba sorprendida sobre como la complicada situación en la que me encontraba había cambiado de repente tan positivamente.
Shifu dijo:
“Solo hay un aspecto de mayor diferencia, que cuando te encuentras con conflictos, cuando te encuentras con cualquier asunto, tú puedes buscar la razón hacia dentro de tu corazón: ¿será que hice algo equivocado? ¿Será que mi problema ha causado que este asunto esté tan retorcido? Esta es la única diferencia obvia con la gente común. Por supuesto, este aspecto también se puede manifestar en el comportamiento humano. La gente común siente que esta persona tiene una disposición diferente, siente que los Dafa dizi son muy benevolentes, y está dispuesta a tener contacto con los Dafa dizi. Esto es porque, después de todo, son cultivadores, el campo a tu alrededor es puro y benevolente, algo que la gente común no tiene. En este aspecto es diferente; la gente también lo puede sentir” (Enseñanzas del Fa en Gran Nueva York 2013)
La gente sentía el poder de Dafa en mí, esto me emocionó hasta lo más profundo. Sin el Fa y el misericordioso Shifu, no habría sido capaz de aguantar un mes en aquel difícil entorno.
Ayudando a Shen Yun en Austria y en Polonia
Además de los preparativos para Shen Yun, que pude hacer por internet desde Zermatt, debía estar presente durante las funciones. Sólo pude obtener unos días libres en medio de la temporada alta, tuve que planificarlo todo muy bien. Mi jefe me concedió los días libres para Shen Yun, pero me recortó el resto. Antes de viajar a las funciones, trabajé todos los días durante casi un mes. Sólo me dieron el día libre para viajar al lugar de la función, los días del espectáculo y el día después de acabar el espectáculo para volver a casa. Al día siguiente debía volver al trabajo.
Zermatt está muy lejos, al sudeste de Suiza. Muy cercano a Italia y Francia. Además, está bastante aislada en las montañas. Un viaje en tren desde Zermatt a Zurich dura unas cuatro horas. Esto significa que el viaje desde Zermatt es largo y arduo y a menudo hay que cambiar de tren.
Mi primer trabajo fue ayudar en la función de Austria. Viajé en tren durante once horas desde Zermatt vía Zurich, luego a Salzburgo e inmediatamente volví a Zermatt después del último espectáculo. Al día siguiente estaba de vuelta al trabajo.
Dos semanas más tarde, los espectáculos en Polonia ya estaban en marcha. En Polonia Shen Yun actuó en dos ciudades, Bydgoszcz y Lublin. Las dos ciudades están a cuatro horas en coche. Viajamos durante un día entre ambos espectáculos.
Como las actuaciones en Austria y en Polonia eran tan seguidas, sabía que no tendría un día libre antes de las funciones de Polonia. Por lo que me encontré en una situación en la que sólo trabajaba. Incluso antes de los espectáculos de Austria, no tuve un día libre durante dos semanas. Dos semanas más tarde Shen Yun llegó a Polonia.
Trabajé mi rutina de 10,12 horas en el hotel, y después del trabajo hice los últimos preparativos para Shen Yun. Quedaba poco tiempo, los viajes de ida y vuelta a Polonia eran largos. Añadido a todo esto fue el hecho de que mi pasaporte estaba a punto de caducar y tenía que renovarlo durante mi estancia en Polonia. La presión era máxima.
El día antes de viajar a Varsovia, trabajé hasta la una de la madrugada, mi tren salía a las seis de la mañana. Me detuve y pensé: ¿estoy cansada o no?, ¿tengo dolor o no?, ¿puedo soportar todo esto o no? Eso no importaba, me centré en lo que era importante y eso era Shen Yun.
Tomé el tren hacia Milán y un vuelo a Varsovia. Cuando llegué fui a mi piso, me senté en el sofá sabía que no tenía mucho tiempo antes de volver a viajar. Estaba cansada y pensé: “Tienes dos horas antes de que salga el tren hacia Bydgoszcz, ¿qué vas a hacer? ¿Dormir, hacer los ejercicios, comer o ducharme?” Me decidí por esto último, empaqueté algunas cosas y tomé el tren durante otras cuatro horas y media hacia Bydgoszcz, ya que los trabajos de preparación comenzaban a la mañana siguiente. Durante todo el viaje, no paré de recibir llamadas de teléfono ya que alguien siempre necesitaba algo de mí, eso era normal ya que la fecha de los espectáculos estaba próxima.
Llegué a Bydgoszcz por la noche y de nuevo tuve poco tiempo para descansar. Estaba completamente exhausta. Pero cuando llegué al teatro a la mañana siguiente y saludé a los practicantes, estaba rebosante de alegría y encantada. Estuve a punto de llorar y le di las gracias a Shifu Los espectáculos fueron un completo éxito y la cooperación entre los practicantes fue muy buena. Sentí que cumplimos nuestra misión. Fue estupendo.
Después de los espectáculos en Bydgoszcz, a la mañana siguiente Shen Yun viajó a Lublin. Reservé el primer tren a Varsovia para poder renovar mi pasaporte en la embajada austríaca. De nuevo el tiempo apremiaba. El viaje a Varsovia duró cuatro horas y media. Tenía el tiempo justo para llegar a la embajada a la hora. De repente el tren se detuvo. Tuvimos un problema técnico en algún lugar en medio de la nada. Me vi obligada a cancelar mi cita por email ya que no llegaría a la embajada cuando esta estuviera abierta.
La mujer de la embajada me respondió diciéndome que me esperaría. Se lo agradecí desde el fondo de mi corazón. Esta era la única forma de renovar el pasaporte antes de volver a Suiza. Tras más de una hora de retraso, finalmente llegué a la embajada en Varsovia, donde descubrimos que la máquina de las huellas dactilares no funcionaba. Después de treinta minutos los empleados de la embajada pudieron hacerla funcionar. Me dijeron que el pasaporte no estaría listo hasta dentro de dos semanas. Pero necesitaba un nuevo pasaporte en dos días para poder entrar en Suiza. Decidimos expedir un pasaporte de urgencia que me costaría otros cien euros en efectivo. Pero no tenía más efectivo y no aceptaban tarjeta de crédito, además, la embajada estaba en una zona donde solo había un cajero automático, pero no funcionaba.
Estaba cansada y molesta y tenía que seguir hasta Lublin. Intenté mantener la calma y pensé: “Está bien, viajaré sin pasaporte”. Aunque sabía que probablemente lo necesitaría para embarcar de regreso a Suiza, decidí continuar mi viaje a Lublin y abandonar la idea del pasaporte de emergencia. Dejé ir todos los pensamientos humanos en cuanto a la entrada a Suiza sin pasaporte y continué hacia Lublin para ayudar a Shen Yun.
Al igual que en Bydgoszcz, los espectáculos en Lublin fueron un completo éxito y la cooperación con los practicantes fue muy buena. Cuando finalizaron los espectáculos en Polonia, al día siguiente viajé a Zermatt. Pude entrar a Suiza sin el pasaporte válido. Todo fue como la seda.
Ayudando entre bastidores en Israel
De vuelta en Zermatt me entraron ganas de hacer más cosas para Shen Yun. Revisé la página web de Shen Yun y vi que pronto actuaría en Israel durante una semana.
Contacté con el coordinador general de Shen Yun en Israel y le pregunté si necesitaban mano de obra. Mientras tanto, supe que otros practicantes polacos viajarían a Israel para ayudar en los espectáculos como operarios de escenario.
Yo también quería ir a Israel, pero sabía que los espectáculos serían durante la Semana Santa, justo cuando había más clientes en el hotel. También sabía que siempre íbamos cortos de personal y que mi ausencia podría mucha presión sobre mis compañeros de trabajo. No había hablado con mi jefe sobre ayudar a Shen Yun en Israel durante una semana y justo en Semana Santa. Vi pocas posibilidades de poder ir. Por otra parte, aún no sabía si necesitaban mi ayuda, mi pasaporte en regla estaba en Varsovia y los espectáculos de Tel Aviv comenzaban en tres semanas.
Tenía muchas ganas de ayudar a Shen Yun en Israel. Pero no tenía pasaporte, ningún compromiso por parte del coordinador principal y la escasa posibilidad de tener días libres durante la Semana santa. Aunque la situación parecía imposible, comencé a prepararme. Le dije a mi esposo que estaba en Varsovia que me enviara el pasaporte por correo urgente a Zermatt. Luego le pregunté a mi jefe si podía tener una semana libre en Semana Santa para Ir con Shen Yun, pero lo rechazó de inmediato.
No me rendí y se lo pedí de nuevo durante los días siguientes. La respuesta siempre era un “No”. Transcurrían los días. Mi pasaporte aún no había llegado y no tenía respuesta del coordinador de Israel. Pensé que era mi terquedad la que deseaba tanto ir a Israel. Decidí seguir el curso natural de las cosas, paré de pedirle días libres a mi jefe y me centré en mi trabajo en el hotel.
Unos días más tarde, de repente mi jefe se me acercó y me dijo. “Bueno, tal vez puedas ir a Israel después de todo”. Además, el coordinador de Israel contactó conmigo para decirme que fuera, me necesitaba como operario de escenario. Lo tomé como una indirecta de Shifu e inmediatamente reservé el viaje a Israel. No obstante, en ese momento aún no tenía ni el pasaporte ni la promesa definitiva de mi jefe que tendría los días libres.
Todo estaba reservado. Ahora ya no podía hacer nada más que dejar de lado mis pensamientos humanos y preocupaciones sobre si obtendría el permiso o sobre si llegaría pasaporte. Envié pensamientos rectos y seguí el curso natural.
Finalmente, mi jefe me concedió la semana de permiso para Shen Yun y el pasaporte llegó a Zermatt justo el día antes de viajar. Volé a Israel y ayudé a Shen Yun durante una semana en el Opera de Tel Aviv. El estrés y las tensiones de los últimos meses habían desaparecido, me sentía bendecida.
¡Gracias venerado Shifu! ¡Gracias compañeros practicantes!
(Presentado en el Fahui de Europa 2023)