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​Soltando mi obsesión por las compras por Internet

Sept. 7, 2023 |   Por una practicante joven de Falun Dafa en la provincia de Jilin, China

(Minghui.org) Tuve un sueño vívido hace unos tres años. En el sueño, me tumbaba cómodamente en un colchón grueso y blando. Sin embargo, me di cuenta de que el relleno del colchón era en realidad agua clara, con algunos peces negros nadando lentamente en su interior.

También vi un gran pez negro en la puerta de mi casa. Medía aproximadamente un metro de largo, y sus escamas abiertas cubrían su cuerpo, que parecía una armadura. Ya estaba muerto. Al despertar, percibí claramente que aquel pez simbolizaba la raíz de la lujuria que Shifu me había extirpado.

Describí el sueño con gran detalle a otros practicantes más tarde, cuando asistí al estudio grupal del Fa. Sin embargo, recientemente me di cuenta de que el sueño era la ferviente esperanza de Shifu de que yo eliminara varios deseos humanos.

En los últimos años, con el auge de la transmisión en vivo de Taobao, caí profundamente en la trampa y no pude salir de ella. Pasaba mucho tiempo cada día en salas de transmisión en directo (por internet), comprando diversos productos y ropa. Esa adicción continuó incluso después de que se prohibieran algunas populares retransmisiones en directo. Un practicante dijo en broma que los habían suspendido por mi adicción.

Durante ese tiempo, perdí un teléfono móvil y mi vista empeoró gradualmente. Sabía que no debía apegarme a las compras por internet, pero no podía evitarlo. Con el tiempo, mi habitación y mi armario se llenaron de las cosas que compraba por internet.

Mi casa permanecía desordenada la mayor parte del tiempo, y cuanto más caótica se volvía, menos ganas tenía de limpiarla. Me dejé llevar, y a veces encontraba una sensación de felicidad en aquel ambiente de pocilga.

Otras veces, cuando ya no soportaba el desorden, lo limpiaba y organizaba todo a fondo, para volver a encontrarlo desordenado al poco tiempo.

Hace dos años, visité la casa de una practicante para estudiar el Fa y vi que cada rincón de su casa estaba impecable, con arreglos sencillos y bien organizados. Tenía un respetuoso altar donde había colocado la imagen de Shifu, lo que me conmovió hasta las lágrimas. A pesar de sentirme conmovida y arrepentida, seguía sin atreverme a hacer cambios drásticos y limpiar el desorden de mi propia casa.

El año pasado, cuando la ciudad estaba bloqueada, me resultó difícil hacer la compra. Ante la cantidad de comida y bebida que había acumulado, me sentí orgullosa de haber sido previsora a la hora de abastecerme. Tres meses después se levantó el bloqueo. Sin embargo, sentí una sensación de disgusto cuando estos artículos almacenados seguían sin consumirse.

Poco después, viví un incidente que me lo recordó. Un amigo de mi esposo compró carne de cerdo para hacer estofado para vender y pidió ayuda a mi esposo para adobarla, lo que incluía usar un aditivo llamado "Potenciador del aroma de la carne".

El cuerpo de mi esposo, sobre todo el cuero cabelludo, desprendía el olor de ese aditivo después de trabajar allí sólo un día. No importaba cuántas veces se lavara el pelo con distintos champús, el olor persistió durante un mes antes de desaparecer definitivamente.

A partir de entonces, cada vez que comía algún alimento procesado, me venía a la mente la idea de que "este sabor es de los aditivos". Sabía que Shifu me estaba ayudando y, poco a poco, fui dejando de desear diferentes alimentos.

Seguía comprando ropa constantemente en Taobao y me gastaba hasta 1.000 yuanes (135 USD) cada mes. Compré algunas prendas porque pensaba que los presentadores de las retransmisiones en directo estaban guapos con ellas, mientras que otras las compré sólo porque eran baratas.

Sabía que había muchos apegos: apego a la comodidad, vanidad, interés propio, la mentalidad de presumir e incluso lujuria. Intentaba soltarme, pero siempre había algo que me mantenía enredada e incapaz de liberarme.

Durante ese tiempo, Shifu me advertía constantemente de diversas maneras, como a través de los sueños o de las palabras de los demás. Por ejemplo, alguien dijo una vez: "No entiendo por qué tanta gente lleva ropa de imitación de marcas de lujo".

Me di cuenta de que no debía hacerlo porque seguía el principio de Verdad. Así que dejé de comprar ropa en las tiendas en línea más populares, pero seguía las retransmisiones en directo de una marca concreta. No dejé de hacerlo hasta más tarde, cuando me encontré con el siguiente pasaje mientras estudiaba el Fa.

Shifu dijo:

“No obstante, estos falsos maestros de qigong se agarran de tus puntos débiles, se agarran de los corazones de apego del hombre; ¿acaso no persigues curar enfermedades? Bien, él organiza un curso de curación de enfermedades, especializado para enseñarte técnicas de sanación…" (Séptima Lección, Zhuan Falun).

Sentí claramente que Shifu me estaba recordando más sobre este asunto. Desde entonces me he desprendido fundamentalmente de este apego.

Durante estos últimos años de compras continuas, no sólo desordenaba mi casa sino también perturbaba mi estado de tranquilidad al estudiar el Fa. Me sentía inquieta en casa y me resultaba difícil concentrarme en el estudio del Fa. Pero cuando iba a las casas de otros practicantes para estudiar el Fa, podía sentir una sensación de tranquilidad.

En el estudio semanal del Fa en grupo, leí el siguiente párrafo que se refería específicamente a mi problema y me ayudó:

“Tu casa está demasiado desordenada, hay demasiadas cosas». Él se fue. Generalmente, cuando hay demasiadas entidades en otros espacios, mis Fashen las limpian. Pero su casa estaba llena de libros embrollados de qigong” (Sexta Lección, Zhuan Falun).

Después de leerlo, supe qué hacer: Regalé la ropa que no me quedaba bien y me deshice de los objetos que no me convenían. Al mismo tiempo, valoro las que tengo actualmente y soy respetuosa con lo que tengo.

Ya no me interesan las compras por internet, y sólo compro lo verdaderamente necesario.

Durante una sesión de estudio del Fa, de repente me di cuenta de que durante estos años había malgastado mucho dinero y recursos que pertenecían a Dafa. Desde el fondo de mi corazón, le dije a Shifu repetidamente en mi mente: "¡Shifu, me equivoqué!".

Sentí que Shifu hacía el guanding para mí, de la cabeza a los pies, desde las partículas microscópicas a las macroscópicas, como olas que empujan y avanzan; fue muy sobrecogedor.

Sé que Shifu me ha estado ayudando, con la esperanza de que pueda desprenderme de los deseos mundanos, ser como una verdadera cultivadora y tener un corazón puro y libre de deseos.