(Minghui.org) Ahora soy una abuela sana de 71 años; pero cuando tenía 20, mi salud empezó a deteriorarse. A los 30 años, tenía muchas enfermedades, como dismenorrea, colecistitis, enfermedad coronaria, nefritis, hombro congelado, espondilosis cervical, artritis reumatoide y otras.
Tenía dolores constantes. Cuando rebrotaba la colecistitis, apenas podía hacer las tareas domésticas por el dolor de espalda. Cada vez que oía el sonido del agua corriente, corría al baño a orinar. Lo más doloroso era la menstruación: sentía como si llevara un bloque de hielo en el abdomen. No podía sentarme, ni estar de pie, ni siquiera tumbarme. Esto ocurría todos los meses.
Los nudillos se me deformaban y se me hinchaban a causa de la artritis. Me dolían las rodillas, sobre todo en invierno. Después de ir de compras, tenía que remojar las piernas en agua caliente para aliviar el dolor.
Iba a menudo a varios hospitales para que me trataran mis enfermedades y tomaba todo tipo de medicinas, pero nada me ayudaba. Incluso probé remedios extraños. Oí que las picaduras de abeja podían ser útiles. Reuní una docena de abejas, les quité las alas, me las puse en la espalda e hice que me picaran. El dolor se extendió rápidamente por todo mi cuerpo y empecé a sudar profusamente. El dolor era insoportable y no podía dejar de llorar. Las picaduras de abeja no aliviaron ninguna de mis dolencias.
Como esposa y madre de tres hijos, por muy mal que me sintiera tenía que hacer las tareas domésticas y cuidar de la familia. A menudo tenía problemas para dormir por la noche. Parecía que mi vida no tenía remedio.
Un día, cuando iba a buscar a mi nieta al colegio, hablé con una mujer que también iba a buscar a su hija. Cuando le hablé de mis enfermedades, me dijo que al día siguiente me traería un remedio. Lo que me dio fue un folleto sobre Falun Dafa, una antigua disciplina espiritual y de meditación. Leí sobre el asombroso poder curativo de Falun Dafa, pero no me lo tomé en serio.
Seis meses después, la hermana de mi vecina me enseñó los ejercicios de Falun Dafa. Cuando hice los ejercicios, sentí náuseas. No sabía que era algo bueno: Shifu estaba purificando mi cuerpo.
Un año después, conseguí una copia de Zhuan Falun, el libro que contiene las principales enseñanzas de Falun Dafa. Los practicantes me dijeron que las náuseas que experimentaba al hacer los ejercicios eran algo bueno. Desde entonces, he estado leyendo el libro y practicando los ejercicios de forma intermitente. Poco a poco, todas mis enfermedades desaparecieron y, en los últimos diez años, no he tomado ni una sola pastilla. Todo esto me parece asombroso.
Mi familia fue testigo de mis cambios y me apoyó mucho. Shifu dijo que cuando una persona se cultiva, los demás se benefician. Creo que mi familia y mis parientes también han sido bendecidos. Daré algunos ejemplos que demuestran que esto es cierto.
Cuando mi hijo mayor iba en coche a buscar a un amigo, un camión chocó contra el lateral de su furgoneta. Sin embargo, sólo sufrió un pequeño corte en la cabeza.
Un día, cuando mi segundo hijo conducía por una curva cerrada de la carretera, su coche cayó en una zanja de más de cuatro metros de profundidad. No resultó herido y salió del coche.
Otro milagro ocurrió cuando mi nieta iba en bicicleta y fue atropellada por un sedán. Salió despedida por los aires y aterrizó en el suelo, pero no resultó herida y sólo tenía algunos moretones en una pierna. Me dijo: "Abuela, qué suerte tengo. Tenía miedo de dañarme la cara. Cuando otras personas son atropelladas por un coche resultan gravemente heridas, pero yo estaba totalmente bien".
El día de Año Nuevo de este año cenamos juntos toda la familia, tres generaciones. Mi yerno se levantó, brindó por mí y dijo: "Le deseo buena salud a mamá y que todos sus deseos se hagan realidad. ¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!". No podía estar más feliz.