(Minghui.org) Saludos Shifu. Saludos compañeros practicantes.
En 2017, Comencé a contactar con empresas locales para promocionar Shen Yun. Les expliqué como después de ver Shen Yun, me di cuenta de que el Partido Comunista Chino (PCCh) lavaba el cerebro de la población China. Las representaciones despertaron mi deseo de buscar la verdad, y pasé de ser un miembro del PCCh a una estadounidense que valora la libertad y la democracia. Cada vez que cuento mi historia, la gente me sugiere que comparta mi experiencia con otros. Una mujer consiguió que me reuniera con el director de su club y fui invitada a hacer una charla.
Pensé sobre cómo hablar a la gente sobre la persecución a Falun Dafa por parte del PCCh, mientras promocionaba Shen Yun. En esa época, habían retirado el documental: Agenda: Aplastar a América. Lo vi cuatro veces y sentí como si hubiera recibido una orientación divina. Cada tarde después de hacer los ejercicios y de leer el Fa, trabajaba en mi presentación. Combiné mi experiencia sobre la infiltración del PCCh en Estados Unidos usando artículos publicados en La Gran Época. También añadí el contenido del documental para mostrar cómo la ideología comunista amenaza deliberadamente a EE. UU. En una semana completé el esquema del discurso.
Unas semanas más tarde hice mi primera charla en el club. Comencé contando cómo anteriormente era favorable al PCCh y que discutía con un amigo Taiwanés sobre el conflicto entre Taiwán y China. No obstante, después de ver Shen Yun tuve un fuerte deseo de conocer la verdad. Resumí los dos rasgos clave del comunismo: brutalidad y engaño. Respaldé lo que describí durante mi investigación citando mi experiencia personal.
Señalé cómo el PCCh estaba infiltrado en varios aspectos de la sociedad, economía, cultura, educación y la política americana. A continuación, lo amplié con el libro: “Comunismo al desnudo: Exponiendo al comunismo y restaurando la libertad” de W.Skousen publicado en 1958, en el que se enumeran 45 objetivos del comunismo y cómo pretende socavar América. Le dije seriamente a la audiencia que no perdieran la esperanza durante la batalla entre la justicia y el demonio. Luego les aseguré que Shen Yun, con su pureza y valores tradicionales estaba limpiando la mente de las personas y liberándolos del control del espectro comunista.
Les dije que si una actuación de Shen Yun me llevó al mayor punto de inflexión más grande de mi vida hace muchos años, cuanta más gente conociera a Shen Yun más gente despertaría. Cuando acabé mi discurso la audiencia se levantó y aplaudió. Mucha gente me dio la mano y me dijeron que había sido una de las mejores presentaciones que habían escuchado. Esa noche, recibí una invitación del mayor grupo regional del Norte de Carolina para que les hiciera una presentación.
A medida que ganaba experiencia a hablar en público, comencé a incorporar contenidos que desenmascaraban al PCCh, usando artículos de La Gran Época. También pude repartir folletos de La Gran Época y de Shen Yun al finalizar las presentaciones. A día de hoy, cada vez que asisto a un acto, la gente se me acerca y me expresa su agradecimiento por Shen Yun y por la Gran Época.
Cuando repaso todo el proceso, me parece realmente increíble. Sé que fue porque mi cultivación cumple los requisitos del Fa a ese nivel y Dafa me dio sabiduría. En solo una semana logré lo que parecía imposible.
Siempre había sentido que las experiencias, el conocimiento y las habilidades que acumulé en el mundo secular pueden aplicarse en los proyectos de Dafa. De la misma forma, la sabiduría adquirida a través la cultivación, los pensamientos rectos y la confianza ganada de los proyectos de Dafa pueden ser aplicados en el mundo secular para salvar a la gente.
Durante la pandemia de COVID, trabajé desde casa. Llevé a cabo video llamadas y reuniones con compañeros de varias partes de Estados Unidos, así como de Europa y Asia. Tuve la idea de usar las videollamadas para promocionar Shen Yun.
Una vez un colega de la división de marketing, se perdió la reunión semanal. Más tarde me llamó para conocer los progresos del proyecto. Justo cuando estaba a punto de acabar la llamada, tomé un folleto de Shen Yun y lo acerqué a la cámara. “Acabo de recibir este folleto, ¿Has oído hablar de Shen Yun?” le pregunté. Él dijo que no. Comencé a hablarle sobre Shen Yun. Mientras escuchaba silenciosamente una sonrisa fue apareciendo poco a poco en su rostro. Más tarde él llevo a su familia a ver el espectáculo.
Conocí a un entrenador famoso que entrenó a equipos que ganaron campeonatos del mundo, campeones de Australia, ejecutivos de empresas líderes de todo el mundo y equipos deportivos profesionales. También publicó dos libros superventas. Tuve la oportunidad de realizar un entrenamiento privado individual con él. Respondí a algunas de sus preguntas de acuerdo con las normas de un practicante, y me dijo que yo era diferente de la mayoría de la gente. Le hablé de Shen Yun, que entonces estaba de gira por Australia. Llevó a su familia y amigos a ver el espectáculo y lo elogió mucho. Al final del entrenamiento, le hablé de Falun Dafa. Se mostró muy interesado y dijo que leería Zhuan Falun.
Un miembro de mi equipo procedía de Colombia (Sudamérica). Hice todo lo posible por dirigir el equipo según los principios de verdad, benevolencia y tolerancia. Más tarde me dijo que, como yo vivía en California y procedía de la China comunista, supuso que tenía inclinaciones izquierdistas. Con el tiempo me convertí en la persona en la que más confiaba. Me envió una foto que hizo durante un viaje por Europa. Mostraba una pancarta amarilla brillante desplegada cerca de una esquina, con las palabras "Falun Dafa es bueno". Al mirar la foto sonreí feliz.
Dejar de lado el ego y permanecer imperturbable ante los elogios o las culpas
Gracias a mis conferencias, establecí contactos y tuve cierta influencia en la comunidad conservadora del norte de California. A principios de 2020, cuando comenzó el bloqueo en Wuhan, como tenía parientes que vivían allí, escribí un artículo condenando la supresión de la verdad por parte del PCCh y lo envié a todos mis conocidos. Inmediatamente recibí respuestas. Una persona me dijo: "Tu redacción es fantástica, pero el artículo es demasiado corto. Quiero leer más". Cuando el artículo ganó popularidad entre los lectores, el Foro de la Libertad, que suele invitar a personalidades de renombre nacional, se puso en contacto conmigo y me invitaron a dar una charla.
A medida que mis discursos se hacían más y más populares, algunos me sugerían que fuera a la Casa Blanca como asesora del Presidente. Otros me animaron a presentarme a las elecciones estatales y locales. Poco a poco, me volví un poco complaciente. Mi ego oculto empezó a sentirse bastante bien conmigo misma.
Recuerdo que fui la última oradora en una convención a la que asistían cientos de personas. Terminé mi discurso y bajé lentamente del escenario entre estruendosos aplausos. Al volver a mi asiento, esperé más cumplidos y elogios. Pero como la convención pasó inmediatamente al siguiente orden del día y la gente estaba ocupada preparándose, me sentí algo decepcionada. La búsqueda de la fama se apoderó de mí.
A veces, las emisoras de radio me invitaban a entrevistas. Después de recibir comentarios de que mis programas eran los mejores que habían oído nunca, me propuse guardar los enlaces de estos programas para poder presumir de ellos algún día en el futuro.
En las primeras etapas de la promoción de Shen Yun, como coordinadora del equipo de presentaciones de Shen Yun, colaboré con un practicante que se destacaba en las presentaciones. Asistimos a numerosos almuerzos del club e hicimos presentaciones, lo que nos ayudó a crear una red de contactos.
Una vez que empecé a hacer presentaciones por mi cuenta, me encontré con personas que había conocido antes que me elogiaban y eso me hizo preguntarme: ¿Está insinuando que soy mejor que ese otro profesional? Ese profesional tiene un profundo bagaje cultural y una visión única de la actualidad, y se le puede considerar un veterano experimentado.
Por otra parte, yo sólo destacaba ligeramente porque hablaba de un tema concreto, y tenía que mejorar en muchos otros aspectos. Una vez, después de que ese practicante hiciera una presentación, una mujer que asistió a ella estaba tan emocionada que me llamó y me dijo que ese día había conocido a mi jefe. Llamó para elogiar a ese practicante (que creía que era mi jefe), ya que ambos éramos socios del mismo club.
No pude soportarlo más: mis sentimientos competitivos y celosos afloraron de inmediato. Le contesté: "Trabajábamos juntos, pero no es mi jefe". Ella percibió claramente mis emociones negativas y rápidamente puso fin a la conversación educadamente. Después de colgar, seguía indignada. Durante mucho tiempo, cada vez que pensaba en el incidente, me sentía resentida.
Después de ver estos asquerosos apegos, me esforcé por tomarme a la ligera la fama, el beneficio personal y la prepotencia. Debido a la naturaleza de mi trabajo, tenía estrechas relaciones con algunos altos ejecutivos de la empresa, y ejercía una influencia significativa sobre cuestiones clave. Por eso, a menudo me sentía al borde de un abismo infinito de poder y deseo humano.
Esta lucha interna no parecía detenerse nunca. Había constantes pruebas de xinxing, y me recordaba que me caería si no mantenía la lucidez.
Una persona favorecida por un alto ejecutivo consideró que cierta propuesta mía atentaba contra sus intereses. Se desvió de su habitual suavidad y me interrumpió bruscamente, me reprendió e insinuó que no entendía el negocio.
No me inmuté y continué con mi presentación. Poco a poco, su tono se suavizó, empezó a asentir levemente y, por último, con voz suave, me recordó que volaría a la sede la semana siguiente y que no olvidara nuestra reunión programada.
Horas más tarde, cuando recordé la llamada telefónica, me di cuenta de repente de que varios de mis compañeros estaban presentes durante la conversación, entre ellos uno de los nuevos reclutas de mi equipo. Me sentí un poco incómoda y me sentí humillada y agraviada. ¿Por qué esta persona era así? ¿No me estaba humillando públicamente? ¿Cómo puede ser un líder si es tan emocional?
Decidí que hablaría con la directora y le diría que esa persona no era tan excelente como pensaba. Varios pensamientos negativos surgieron en mi mente. Yo era como la persona que mencionó Shifu: “Él tiene gente de su parte, pues yo también tengo la mía, así que peleemos” (Cuarta Lección, Zhuan Falun). Sin embargo, como cultivadora, trabajé duro para controlarme y refrenar mi ira.
En los días siguientes, mi rabia fue disminuyendo gradualmente. Finalmente, no tuve ningún pensamiento al respecto. Unos días después, comprendí lo que escribió el Maestro:
"El que tiene la razón es él, El que está equivocado soy yo ¿Por qué contienden?” (Quién tiene razón, quién no, Hong Yin III).
Me di cuenta de que era alguien que tenía una conexión kármica conmigo, y que estaba esperando ser salvada.
Varios días después, cuando asistimos juntas a una reunión, elegí intencionadamente un asiento en un lateral y no competí por la atención. Escuché atentamente mientras ella hacía su presentación con confianza. Al día siguiente, quedamos para hablar de trabajo. Al final de la reunión nos hicimos muy amigas. Sentí que preparaba el terreno para aclararle la verdad en el futuro.
Eliminación del resentimiento y resolución de una tribulación
Después de empezar a practicar Falun Dafa, mi padre notó mis cambios positivos físicos y mentales, y se interesó por la práctica. Mis padres decidieron mudarse de China a una casa confortable a pocos minutos de la mía. A los ojos de los demás, soy una hija ejemplar. No sólo me encargué de que mis dos padres ancianos se quedaran cerca de mí, sino que también me ocupé económicamente de ellos y supervisé todos los aspectos de sus vidas. En apariencia, decía modestamente que sólo hacía lo que deben hacer los practicantes, pero en realidad me sentía cada vez más intranquila y resentida.
Debido a la barrera lingüística de mis padres y a su incapacidad para conducir, yo era su chófer, gestora financiera, compradora, encargada de mantenimiento, traductora y asistente personal. Cuando mis padres tenían algún problema, me llamaban inmediatamente. No importaba si estaba en una reunión o en un viaje de negocios. Si no se sentían bien, llamaban y preguntaban si debían tomar medicamentos. Incluso cuando el ordenador no funcionaba, se ponían en contacto conmigo.
Como no estaban satisfechos, tuve que llevar a mis padres a ver a siete médicos distintos. Cuando a uno de ellos tuvieron que extraerle un diente y ponerle un implante, pensaron que las consultas de los dentistas más cercanos no eran buenas, así que eligieron una facultad de odontología muy lejana, en San Francisco. Esto duró seis meses. Cada vez, tenía que salir temprano del trabajo, y era medianoche cuando por fin llegaba a casa. Cuando la hermana menor de mi madre vino a visitarlos desde Australia, se quedó sorprendida por lo exigentes que eran mis padres.
Con el tiempo, mi resentimiento empezó a crecer y finalmente alcanzó su punto álgido el año pasado. Mi madre tiene Parkinson y mi padre ha cuidado de ella durante años. Empezó a perder peso durante la pandemia de COVID y ya no era tan fuerte como antes. Finalmente, no pudo resistirse a la insistencia de su médico y aceptó ir al Hospital de Stanford para hacerse un chequeo. La primera vez que fuimos, tardamos medio día, pero los médicos dijeron que no pasaba nada. Sin embargo, al día siguiente, de repente tuvo dolor abdominal y fue a urgencias. Y de nuevo, estaba bien.
Un año después, tras la repetida insistencia del médico, mi padre accedió a ir al mismo hospital para un examen más exhaustivo. Esta vez me enfurecí. Le regañé por no aprender la lección, por no mirar las cosas desde el punto de vista de un cultivador y por no tener pensamientos rectos. Mi padre escuchó en silencio.
El día que le llevé al hospital, cuando mi padre subió al coche, fingí estar absorta escuchando una reunión de trabajo y le ignoré. No nos dirigimos la palabra en todo el trayecto. Una semana después, mi padre sintió de repente un fuerte dolor en el bajo vientre. No podía comer. Yo estaba agotada física y mentalmente entre la sala de urgencias, mi madre, el trabajo y la familia. Me enfrenté a estas penurias con la actitud de una persona corriente.
Cuando los demás practicantes se enteraron de mi situación, intentaron ayudarme enviando pensamientos rectos, pero sentían que algo los bloqueaba.
Cuando compartieron sus pensamientos conmigo, eso me despertó. Resultó que todo ocurrió para señalar lagunas en mi cultivación: La causa era mi profundo resentimiento.
Estaba resentida con mi padre por no ser diligente y por ver sus dolencias físicas con mentalidad humana. El médico de mi padre era inflexible, así que cada vez que insistía en algo, mi padre no recordaba que era un practicante y accedía a lo que el médico quería.
Después de hablar con mi padre, siempre me pedía que se lo explicara al médico y cancelara cualquier tratamiento que hubiera acordado. Me dejaba los problemas a mí. Cada vez que llevaba a mi padre al hospital de Stanford, el viaje de ida y vuelta duraba seis o siete horas. Le regañaba y le preguntaba por qué cada vez que sentía molestias no podía pensar como un practicante y tener pensamientos rectos. Sólo pensaba en las dificultades que soportaba. Para decirlo sin rodeos, quería usar a Dafa como paraguas hacia mi padre para aliviar mi presión.
La víspera de la operación de mi padre, por fin tuve el valor de tomarle la mano y rogarle que me perdonara por ser egoísta. Ambos lloramos. Le rogué a Shifu que me diera otra oportunidad para que mi padre y yo pudiéramos cultivar juntos con diligencia. Le besé la frente y le dije que recitara en silencio las dos fases ("Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno"). Le recordé que debía superar esta tribulación para poder seguir salvando a las personas que debía salvar.
Cuando llegué a casa, envié pensamientos rectos durante mucho tiempo para eliminar todos los factores no rectos de mi dimensión. Esa noche, el médico me dijo que la operación de mi padre había ido bien. Aunque no había comido ni bebido nada en tres semanas, mi padre sobrevivió milagrosamente.
Conclusión
Antes, veía la cultivación y la vida cotidiana por separado y pasaba de una a otra mecánicamente. Ahora, siento sinceramente que, en cada minuto y cada segundo de mi vida, estoy en el camino de la cultivación y tengo la oportunidad de mejorar mi xinxing y templar mi voluntad. ¡Es un gran honor!
Cada día, cuando cierro el libro después de memorizar y escribir el Fa dictado, no puedo evitar pensar: ¿Qué clase de examen me esperará cuando escriba mañana el siguiente párrafo? Pase lo que pase, ¡seré firme!
Esto es lo que he compartido hoy. Si hay algo inapropiado, me gustaría pedir a los compañeros que me corrijan misericordiosamente.
¡Gracias, Maestro! ¡Gracias a todos!
(Presentado en el Fahui de San Francisco 2023)