(Minghui.org) Uno de mis amigos decidió dirigir una cadena hotelera en otra ciudad, y me pidió que lo ayudara. Rara vez estaba allí, así que siempre que había problemas o conflictos difíciles, me pedía que los resolviera. Durante el proceso siempre intenté hacer saber a la gente que "Falun Dafa es bueno", y los problemas siempre se resolvían sin problemas.
"Una buena mujer aquí practica Falun Dafa"
Como la mayoría de los trabajadores del hotel no eran de la zona, comían y vivían juntos. Desde los obreros de la construcción hasta el personal que manejaba el hotel, había todo tipo de gente, y a veces no era fácil que todos se llevaran bien. Además, constantemente entraba o salía gente del personal. Algunos tenían mal genio y maldecían mucho, mientras que a otros les gustaba hablar a espaldas de los demás. Pero no importaba el tipo de persona, al final todos sabían que Falun Dafa es bueno, y todos me respetaban.
Una cocinera preparaba la comida para los empleados. Después de contratarla, descubrimos que no era muy buena cocinera. Tampoco era muy organizada. Las ollas y sartenes estaban siempre sucias y a menudo las quemaba o rompía los cuencos. A los trabajadores no les gustaba la comida que hacía y todos esperaban que la despidan. Pero yo trataba de encontrar tiempo para ayudarla a preparar la comida y limpiar. Estaba muy conmovida y no paraba de decirme: "¿Por qué eres tan amable?".
Le dije que era porque practico Falun Dafa. Le hablé de mi proceso de cultivación y también le conté cómo Falun Dafa salva a la gente. Cuando lo entendió, me trajo a su hijo y a su marido para que escucharan la información. También se llevó a casa los amuletos (símbolos de Falun Dafa) que le di y los distribuyó entre sus familiares y amigos. El suegro de su hijo estaba muy enfermo y hospitalizado. Los médicos ya se habían rendido. Ella le habló de Falun Dafa, y no sólo sobrevivió, sino que pudo volver a caminar. Más tarde consiguió un ejemplar de Zhuan Falun (el libro principal de Falun Dafa) y empezó a leerlo.
Un trabajador de unos 60 años se cayó accidentalmente del borde de una ventana mientras colgaba unas cortinas. El propietario me envió allí para ocuparme del incidente. Cuando llegué, el trabajador estaba tumbado en la cama. Le dije: "Recita rápidamente 'Falun Dafa es bueno', y todo irá bien". Su yerno se acercó corriendo y gritó: "No, no lo creemos. Danos dinero". Les conté que el dueño había dispuesto ir al hospital. Sus familiares siguieron gritando: "¡Danos primero el dinero!". Los consolé: "No se preocupen, el dueño se encargará de acuerdo con las normas". Llevaron al trabajador al hospital y yo pagué los gastos médicos.
El día de su operación, lo visité en el hospital. Sus dos hijas y yernos me gritaron: "¡Tú eres la responsable de todo! Si no cubres nuestras pérdidas, arruinaremos tu negocio". Sus familiares me rodearon. Su hija menor me grabó con el móvil y dijo que me pondría en las noticias. Su mujer se arremangó, amenazando con pegarme, y gritó: "¡Hoy tienes que darnos el dinero! Es inútil decir otra cosa". Aunque seguían gritando y chillando, los ayudé tranquilamente a comunicarse con el propietario. Esperé tranquilamente en la sala de espera a que el trabajador se someta a la operación.
En los días siguientes, siguieron llamándome, y sus yernos vinieron muchas veces al hotel a armar jaleo. Vi la situación desde su perspectiva y les dije que el propietario intentaría satisfacer sus peticiones de acuerdo con la normativa pertinente. Gracias a la guía de Falun Dafa, pude tratar con amabilidad a la familia, que era grosera y poco razonable, y les expliqué la verdad sobre Falun Dafa y la persecución. Después de un tiempo, ya no me gritaban ni me amenazaban. La esposa del obrero me dijo: "Eres una gran persona con una fe fuerte". Le dije que fue Falun Dafa lo que me cambió. Al final, tanto el trabajador como su esposa acordaron renunciar al PCCh (Partido Comunista Chino) y a sus organizaciones afiliadas, y comprendieron que "Falun Dafa es bueno y Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".
Un joven empleado se lastimó tres dedos en el trabajo, y se cortó los tendones de dos dedos. Mientras me ocupaba de este incidente, ayudé a más de diez miembros de su familia a comprender la verdad, y todos ellos renunciaron al PCCh y a sus organizaciones afiliadas. La situación se resolvió satisfactoriamente. Hubo muchos incidentes similares y la otra parte siempre quedó satisfecha y no nos guardó rencor.
Un amigo me dijo: "He trabajado en varios sitios, y la gente es toda tan egoísta y mala. Es muy agradable estar aquí. Incluso mi nuera sabe que aquí hay una buena mujer que practica Falun Dafa".
El poder de la compasión
Durante los dos primeros años no solo hice mi trabajo como tesorera del hotel, sino que también cooperé con mis compañeros de trabajo y en silencio hice todo lo posible para que todos trabajen en armonía. Entonces, el propietario decidió que yo dirigiera un hotel de 150 habitaciones con docenas de empleados. Así que me convertí en subdirectora general de la cadena hotelera, sin dejar de trabajar como tesorera.
Hablando de gestión, yo era sin duda una recién llegada. En el sector servicios, nos enfrentamos a un grupo de clientes muy complicado; la mano de obra es inestable y la calidad no siempre es la ideal. Solo podemos ganarnos a los clientes con un servicio de alta calidad y una higiene excelente. Me pregunté cómo debía gestionarlo todo.
Una de las cosas que hice fue organizar regularmente una reunión de empleados. Cada vez les contaba una historia tradicional, como "El callejón de los seis pies", "Han Xin soportó la humillación", etc., y luego teníamos debates.
La historia que conté en la primera reunión trataba de dos países que compartían un río. Los habitantes del país de la orilla oriental del río a menudo se daban cuenta de que les faltaban frutos. Más tarde se dieron cuenta de que la gente del lado oeste del río les robaba frutos por la noche. Los habitantes del lado este cruzaron el río y vieron que las siembras del lado oeste no crecían bien, así que fueron en secreto al lado oeste todas las noches para fertilizar y regar las siembras. Pronto, las siembras del lado oeste fueron tan buenas como las del lado este y produjeron muchos frutos. Los habitantes del lado oeste se dieron cuenta del cambio y observaron en secreto. Entonces descubrieron que la gente del lado este los estaba ayudando. Se sintieron muy mal por haberles robado sus frutos. Más tarde, los habitantes de los dos países se hicieron buenos amigos.
Después de la historia, debatimos por qué no es bueno empezar una guerra para resolver los problemas. Todos dimos nuestra opinión y, al final, todos entendimos los principios de la historia. También les puse deberes: Pedí a los empleados que hablaran sobre cómo trataban a los distintos tipos de clientes. En la siguiente reunión, todos hablaron de cómo eran entusiastas, considerados, pacientes y amables en sus servicios para que los huéspedes se sintieran satisfechos. Animé a todos a hablar y les pedí que aprendieran unos de otros. La calidad de nuestro servicio siguió mejorando. Nadie tenía disputas con los huéspedes y cuando encontraban cosas que los huéspedes perdían, siempre las devolvían y se ponían en contacto con ellos.
Una vez, una empleada del servicio de atención al cliente que acababa de incorporarse no hacía mucho vino a verme llorando. Me dijo que su padre estaba en urgencias y me pidió que le preste dinero. Inmediatamente le di el dinero y fui al hospital a ver a su padre. De camino, le conté algunas historias milagrosas sobre Dafa y le dije que Dafa podía salvar a su padre. Ella lo comprendió y renuncio al PCCh y a sus organizaciones afiliadas. Cuando llegamos al hospital, su suegro esperaba ansioso fuera de la unidad de cuidados intensivos y su madre lloraba. Los consolé y les conté cómo mi suegra se había salvado del peligro después de recitar sinceramente: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Ambos repitieron las frases después de mí y renunciaron al PCCh.
Fui al médico y le expliqué que necesitaba ver al paciente. El médico hizo una excepción y me permitió entrar en la unidad de cuidados intensivos. Al ver que el padre estaba inconsciente, no tuve más remedio que acercarme a su oído y decirle: "Escucha, por favor, recuerda que Falun Dafa es bueno y que Vedad-Benevolencia-Tolerancia es bueno. Seguro que te recuperarás pronto". Al día siguiente, fui de nuevo al hospital, le di a la madre un símbolo de Falun Dafa y le pedí que se lo diera al padre cuando recobrara el conocimiento. Me tomó de la mano y me dio las gracias repetidamente. Los cuatro familiares que estaban allí renunciaron al PCCh. Pronto, la situación del padre se estabilizó y fue dado de alta del hospital. Desde entonces goza de buena salud.
Siempre consideré las dificultades de los empleados como propias, e intenté ayudarlos por grandes o pequeños que fueran los problemas. Cuando los empleados dejaban sus puestos, caminaba con ellos hasta el exterior de la puerta y les recordaba que Dafa es bueno. Todos optaron por renunciar al PCCh. Algunos se fueron a otros hoteles y luego encontraron la manera de volver a trabajar en nuestro hotel.
"¡Fue porque practicas Falun Dafa!"
En una ocasión, tres clientes compraron pasajes de avión a través nuestro, pero tuvieron que reprogramar su vuelo debido a las condiciones meteorológicas. Nos llamaron por la mañana temprano. Pero el día anterior, nuestro personal cometió un error al establecer las transferencias telefónicas de sus llamados, lo que hizo que fueran a parar a otra persona. Como los clientes seguían llamando, esa persona pensó que era spam. Se enfadó y los insultó. Los clientes estaban muy angustiados y enfadados, porque en aquel momento el precio del billete subía constantemente. Vinieron a verme y me dijeron que el precio había subido varios cientos de yuanes. Los consolé: "No se preocupen, cambiemos primero los pasajes". Después de ayudarlos a hacer los cambios y darles compensaciones razonables, quedaron muy satisfechos y contentos. Entonces encontré un buen momento para aclararles la verdad, y les dije "Falun Dafa es bueno". Todos aceptaron renunciar al PCCh, y me estrecharon la mano alegremente cuando se marcharon.
En otra ocasión, dos empleados del servicio de atención al cliente no se coordinaron bien, y una habitación fue reservada por partida doble a un segundo huésped mientras que el anterior aún la tenía. El huésped anterior se llamaba Zhang, y cuando volvió a la habitación y vio que faltaban sus pertenencias, se enfadó mucho y corrió a la recepción. Maldijo y echó al segundo huésped. El encargado de la habitación no pudo manejar la situación y me llamó. Fui a la recepción a reunirme con Zhang. Primero le pedí disculpas: "Soy la persona encargada aquí. Siento mucho las molestias causadas por nuestro error". Me dijo: "Es inútil decir nada. Ustedes me han incomodado. Yo también los haré sentir incómodos". Le dije al camarero: "Por favor, traiga agua para nuestro invitado". Zhang dijo: "¡No la quiero!". En ese momento, otra persona vino a registrarse, y Zhang le gritó: "¡No tienes permiso para quedarte aquí!". Esa persona se asustó y se marchó. Yo sonreí y le dije: "Mientras puedas descargar tu ira, puedes decir lo que quieras". Aun así, rechazó el agua o la bebida que le trajimos, y luego echó a otros dos huéspedes que vinieron a registrarse.
La mayoría de la gente llamaría a la policía ante algo así. Pero yo no me enfadé y me quedé tranquilamente sentada con él. En ese momento llegó otro huésped y Zhang volvió a gritarle. El huésped lo ignoró y se fue después de registrarse. Zhang estaba un poco avergonzado. Yo no dije nada y seguí sonriendo. Pronto entró otro huésped, y Zhang le gritó para que se fuera. Esta vez, ese huésped le contestó inmediatamente y le gritó, y luego se registró y se fue. Zhang parecía realmente avergonzado esta vez. Aproveché la ocasión y le dije: "Sé que estás enfadado. Ya nos has causado una gran pérdida. Sabes que la mayoría de la gente habría llamado a la policía. Quizá ahora puedas irte a descansar". Se quedó pensativo un rato y dijo: "Conozco a un periodista. Iré a buscarlo y le pediré que venga mañana. Luego, tienes que traer a todo tu personal para pedirme disculpas, y lo pondremos en las noticias de la tele". Le dije: "De acuerdo. Hoy ha sido culpa nuestra, y espero que pueda perdonarnos". Al salir, le pregunté si podíamos pedirle un taxi. Parecía un poco avergonzado y dijo que no. Nunca volvió.
En los meses siguientes a mi nombramiento como subdirectora general, el beneficio mensual aumentó un 5% cada mes en comparación con el año anterior. Al cabo de ocho meses, el beneficio había aumentado en 460.000 yuanes con respecto al mismo periodo del año anterior. El beneficio neto anual de ese año alcanzó los 4 millones de yuanes, y fue realmente un milagro.
En el sitio web local, muchas personas publicaron reseñas para elogiar la calidad de nuestro servicio y la limpieza de nuestras habitaciones.
El propietario fue testigo de todo y vio el milagro de Dafa. Me dijo sinceramente: "¿Sabes por qué insistí en pedirte ayuda? Fue porque practicas Falun Dafa".
¡Que todas las personas del mundo reciban las bendiciones de Dafa!
(Artículo seleccionado para celebrar el 24º Día Mundial de Falun Dafa en el sitio web de Minghui)