(Minghui.org) Cuando estaba en el segundo año de mi programa de Maestría en la Universidad de Tokio, expliqué a varios compañeros de clase y becarios postdoctorales en mi oficina acerca de Falun Dafa. Les hablé de la persecución del Partido Comunista Chino (PCCh) y les pedí que firmaran la petición para llevar ante la justicia al exlíder del PCCh, Jiang Zemin. Todos menos un compañero firmaron la petición.
Me dio la impresión de que no entendía bien la cuestión. Dijo que no quería firmar nada porque no le importaba la política, a pesar de que le insistí en que se trataba de derechos humanos y no tendría ningún impacto negativo en él.
Miré hacia dentro. Él estaba ocupado preparando su tesis para el máster y tenía mucha presión. Quizá por cortesía, dijo que sí cuando le pregunté si tenía tiempo. Me di cuenta de que me había precipitado y no había sido considerado. Aunque envié pensamientos rectos para él, quizá me lo tomé como una formalidad y no lo hice bien. Decidí volver a hablar con él más tarde.
El compañero se graduó con un máster unos meses después y continuó con su doctorado en ese departamento. No tuve ningún pensamiento negativo hacia él y le hice un regalo de graduación.
Yo también empecé a hacer el doctorado y me puse manos a la obra. No busqué intencionadamente la oportunidad de volver a aclararle los hechos. No fue hasta unos dos años después, justo cuando se acercaba el Día Internacional de los Derechos Humanos, cuando nuestros caminos volvieron a cruzarse.
Se iba a realizar en Tokio un seminario sobre la sustracción de órganos, y otro practicante me pidió que repartiera folletos cerca del lugar donde se realizaría el seminario unos días antes. Era un día laborable y yo estaba ocupado con la investigación en mi segundo año de doctorado, pero fui, consciente de la importancia. Me encontré con otro practicante que ya estaba repartiendo folletos cerca del lugar del evento.
Momentos después, se acercó un policía que patrullaba la zona y me preguntó si tenía permiso. Pensé que el otro practicante lo tenía, pero me dijo que no había presentado ninguna solicitud. El agente me dijo que no podíamos repartir folletos en ese lugar. Me asusté y le pregunté al otro practicante qué hacer. Me dijo que nos trasladáramos a otro lugar donde no se exigiera permiso.
Tomamos un tranvía hasta otro lugar. En el tranvía pensé en llamar al practicante que me había pedido ayuda y quejarme de que no me había dicho que no teníamos permiso. Me frustraba el hecho de que un policía hubiera hablado conmigo, tuviera que pagar el tranvía y estuviera perdiendo el tiempo en vez de estar investigando en la oficina.
Sin embargo, me di cuenta de que no debía resentirme, ya que mi propósito ese día era repartir información, y lo único que tenía que hacer era aprovechar el día eficazmente. Había mucha gente en el nuevo lugar a donde fuimos y rápidamente repartimos muchos folletos.
Pensé que había superado la prueba de xinxing.
Volví a la universidad a recoger mis cosas para el estudio del Fa grupal de esa tarde. Cuando entré en la oficina, vi que mis pertenencias estaban desparramadas por mi mesa, aunque estaban bien ordenadas antes de irme. ¿Qué había pasado?
Un compañero de posdoctorado de la oficina me dijo que, mientras yo estaba fuera, la gente necesitaba mover algo y, para hacer espacio en el pasillo, alguien movió la pizarra blanca que había delante de mi escritorio y tiró accidentalmente mi notebook y mi monitor al suelo. Ese "alguien" era el compañero que no firmó la petición. El compañero de posdoctorado dijo que el compañero que tiro mis cosas había escrito a mano una carta de disculpa y la puso en mi mesa antes de irse.
Lo primero que pensé fue en el Fa de Shifu:
"Porque cuando se producen los conflictos, estos aparecen repentinamente, pero no existen por casualidad; eso es para que eleves tu xinxing. Siempre que te consideres alguien que refina gong, serás capaz de tratarlos apropiadamente" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
Sabía que se trataba de una prueba de xinxing mayor. La notebook contenía todo el software y los datos de investigación que había escrito a lo largo de los años. Respiré hondo, mantuve la compostura y le dije al compañero de posdoctorado que no se preocupara.
La carcasa metálica de la notebook y el monitor no parecían dañados, así que volví a preguntarle si se habían caído al suelo. El compañero de posdoctorado me dijo que sí. Tranquilicé mi corazón y me dije que todo iba a salir bien. Primero comprobé que la notebook estuviera bien porque era propiedad de la escuela. La encendí y me sentí aliviado al ver que todo iba bien.
Saqué la silla y descubrí que se habían caído dos libros y, para mi sorpresa, mi cámara réflex de un solo objetivo se había caído al suelo y había aterrizado sobre el lente. La cámara era una pieza relativamente sofisticada y el objetivo era frágil. La encendí y también estaba bien. Me sentí bastante aliviado y me fui tranquilo al estudio del Fa.
Volví a la escuela después del estudio grupal. Era bastante tarde por la noche. El compañero de clase estaba en la oficina y se disculpó en cuanto me vio. El hecho de que escribiera a mano una carta para disculparse en lugar de enviarme un correo electrónico demostraba su sinceridad. Sonreí y le dije repetidamente que no pasaba nada, que no se preocupara. Respiró aliviado.
Se me ocurrió que debía aclararle de nuevo los hechos sobre Falun Dafa y la persecución, pero pensándolo mejor, me pregunté: "¿Es realmente una buena idea? Aunque firme ahora mi petición, ¿lo hará porque ha comprendido la verdad o por culpabilidad?". Decidí esperar un poco más.
Sentí que mi xinxing había mejorado bastante después de este incidente. Mi notebook se había caído al suelo, lo que me recordó que hacía mucho tiempo que no hacía copias de seguridad de mis materiales de investigación ni de mi software.
Los dos libros estaban firmados y pensaba quedármelos para mi colección. Pero ambos libros tenían las esquinas dañadas por la caída y su valor había disminuido mucho. Esto me ayudó a soltar el apego al coleccionismo. Los doné a una zona de lectura pública de la escuela.
Si hubiera sabido de antemano que no teníamos el permiso, probablemente no habría ido a repartir el material. No habría ocupado mi tiempo de investigación. La policía no habría hablado conmigo. No habría gastado más tiempo y dinero en el tranvía, y los objetos de valor de mi mesa no se habrían caído al suelo.
Pero no le guardé rencor al practicante que me pidió que distribuyera información. Al contrario, le di las gracias mentalmente porque mucha gente conoció la verdad gracias a la información que distribuí. Otros fueron testigos de cómo los practicantes manejan los conflictos, y yo mejoré mi xinxing.
Aquel compañero aprobó su tesis doctoral y estaba listo para graduarse, ya sin grandes tensiones mentales. Pensé que era un buen momento, así que volví a aclararle los hechos. Esta vez me escuchó con atención y firmó la petición. Cuando se graduó, le regalé un señalador de Shen Yun enchapado en oro y le recomendé Shen Yun. Parecía muy agradecido.
Me alegré mucho por él y sentí que a veces el esclarecimiento de la verdad requiere paciencia, dado el tiempo que llevó sentar las bases en su caso particular. ¡Gracias, Shifu, por sus intrincados arreglos!
Aprovechar la única oportunidad de aclarar los hechos cuando el tiempo es limitado
Shen Yun actuó en Kioto este año. Cuando compré mi entrada, encontré un folleto de Shen Yun en el sobre, además de la entrada y el mapa. Pensé: "Ya tengo folletos, ¿no es un desperdicio?". Entonces me di cuenta de que los practicantes no lo sabían y, aunque lo supieran, hicieron lo que debían hacer.
Ese día había dos funciones de Shen Yun y yo fui a la del mediodía. Pensaba hacer turismo por Kioto antes de regresar a Tokio, pero cambié de idea en la estación de autobuses y decidí enviar pensamientos rectos fuera del teatro. Acabé estudiando el Fa y enviando pensamientos rectos durante mucho tiempo esa tarde y hasta la noche.
Salí del teatro, tomé el autobús y llegué a la estación de tren Shinkansen. Iba a comer algo en cuanto sacara el billete de tren.
Me di cuenta de que una familia occidental estaba comprando billetes en la máquina expendedora de al lado, así que les pregunté si necesitaban ayuda. Uno de ellos dijo que no, así que seguí comprando mi billete. A mitad del proceso, esa misma persona me preguntó: "¿Podría ayudarme a comprar billetes?". Inmediatamente volví para ayudarles.
Era una familia de tres miembros, y la mujer quería comprar asientos reservados en primera clase, pero la máquina no mostraba esa opción, probablemente porque faltaba demasiado para la hora de salida. Le sugerí que comprara asientos no reservados. Pero volvió a empezar e intentó comprar asientos reservados. En ese momento, la venta de billetes para el penúltimo tren estaba cerrada, y el marido se impacientaba.
Estaba un poco ansioso, pero me recordé que ya había estado en situaciones más difíciles e inmediatamente me calmé. La mujer me dijo que primero comprara mi billete. Compré mi propio billete y volví para ayudarla.
La mujer seguía sin poder comprar asientos reservados, así que volví a sugerirle que comprara asientos no reservados, dado que el plazo para comprar billetes para el último tren estaba casi cerrado. La mujer compró asientos no reservados y me dio las gracias.
Quise aclararles la verdad, pero tenía que recuperar mi bolso de un mostrador en la otra planta, así que corrí a buscarlo. No tuve tiempo de comer y corrí directamente a tomar el último tren.
Iba a escuchar una conferencia de Shifu en el tren, pero se me ocurrió aprovechar la oportunidad para aclararle la verdad a aquella familia, quizá no hubiera otra oportunidad. No tenía ningún folleto en inglés, pero lo busqué en mi teléfono y encontré una foto del folleto en inglés en Internet. Comí algo sencillo y envié pensamientos rectos durante unos minutos.
Busqué en tres vagones y encontré a la familia. La mujer estaba jugando con el niño y el marido dormía. Le dije: "¿Puedo hablar contigo unos minutos? Tengo algo muy importante que compartir con ustedes". La mujer me reconoció y dijo “por supuesto”.
Le mostré la imagen del folleto en inglés en mi teléfono, y ella escribió las palabras "Falun Dafa". Le conté los hechos básicos sobre Falun Dafa y la sustracción forzada de órganos en China. La mujer y el niño expresaron su apoyo a nuestros esfuerzos. Le mostré la página web para poner Fin al PCCh con el formulario web que podía firmar. Anotó la URL y dijo que la leería.
La mujer y el niño estaban interesados en Falun Dafa, así que les conté brevemente mi experiencia de cultivación y cómo me beneficié física y mentalmente y obtuve mi doctorado en la universidad más prestigiosa de Japón. La esposa quería saber más sobre Dafa, así que le mostré el sitio web Falundafa.org en inglés, y lo anotó.
Me enteré de que vivían en Londres, así que busqué en Internet el sitio de práctica local. La mujer dijo que se pondría en contacto con el coordinador cuando volviera. Le dije: "Por favor, dile a tu marido lo que te he dicho cuando se despierte". Ella respondió: "Por supuesto que lo haré".
Me dijo que su marido había venido a Japón para una actuación musical.
Inmediatamente pensé en mi folleto extra de Shen Yun y se lo di a la mujer. Le presenté Shen Yun y le enseñé el programa de actuaciones de Shen Yun en Londres. Ella y su hijo estaban encantados y querían ver a Shen Yun.
Antes de irme, les dije que recordaran lo más importante: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".
Me sentí muy feliz de haber aprovechado la oportunidad de aclarar los hechos a aquella familia.
A través de estas experiencias, aprendí que necesito encontrar la oportunidad de aclarar la verdad y que necesito ser paciente. También aprendí que necesito cultivar mi xinxing, porque solo cuando me cultivo bien puede ser eficaz mi aclaración de la verdad.