(Minghui.org) Solía tener anemia severa debido a fibromas uterinos. También tenía dolores menstruales. Cuando aparecían, sentía el vientre y los intestinos a punto de romperse. El dolor insoportable me hacía temblar y revolcarme en la cama.
Probé pastillas, inyecciones y sueros intravenosos, pero nada conseguía aliviar el dolor. Cada vez que me atacaba el dolor, solía tardar dos días en recuperarme. Tenía un aspecto muy enfermizo, con la cara pálida e hinchada. La vida parecía sin esperanza.
Un día de diciembre de 1996 estaba paseando cuando se me acercó un desconocido. Se preocupó al ver lo pálida que estaba y que sudaba incluso con el frío que hacía. Me preguntó: "¿Se encuentra bien?".
Cuando le dije que no me encontraba bien, me preguntó: "¿Conoces Falun Dafa? Ayuda a la gente a mantenerse sana y en forma. No te costará nada. Merece la pena probarlo".
"No digas ni una palabra más. No me lo creo. Ni siquiera el hospital puede ayudarme, así que ¿qué podría hacer el qigong?". repliqué.
"Odio verte sufrir. Esto no te costará ni un céntimo. ¿Por qué no lo intentas?". Su corazón cálido me conmovió y acepté.
Sacó un libro de su bolso. Era Escrituras esenciales para mayor avance, y el título me intrigó. "Puedes leer este libro primero", me dijo. "Iré a buscarlo cuando lo hayas terminado".
Acepté y le di la dirección de mi casa y mis datos de contacto. Me fui a casa y terminé el libro de una sentada.
Cuando vino a recogerlo, me preguntó qué me había parecido. Le dije que, mientras lo leía, mi estómago no paraba de hacer todo tipo de ruidos, pero que me sentía muy a gusto.
"¡Vaya!", exclamó. "¡Tienes una relación predestinada con Falun Dafa! Será mejor que lo practiques".
El 1 de enero de 1997, el día más afortunado e inolvidable para mí, me dieron la información de un grupo de estudio local del Fa, y esa noche, empezamos a ver la serie de conferencias de Shifu.
Cuando vi a Shifu en la televisión, sentí que me era familiar. Disfruté mucho viendo y escuchando las conferencias.
Cuatro días después, sentí un calambre en el bajo vientre cuando volví a casa del estudio del Fa grupal. Fui al baño y salieron un montón de cosas. Cuando me levanté, ¡me quedé estupefacta al ver todos los coágulos de sangre negra! Me sobresalté, pero mi cuerpo se sentía ligero y tenía energía. Fue increíble.
Antes de eso, mi familia había conseguido que me extirparan los fibromas en el hospital más grande. Pero cuando fui a hacerme el examen preoperatorio, el médico no encontró ningún fibroma y me dijo que volviera dentro de unos meses para otra revisión.
Sólo con ver la serie de conferencias de nueve días del Maestro, ¡me curé de todas mis enfermedades! Han pasado 25 años desde aquel día y desde entonces no he tenido ninguna enfermedad.