(Minghui.org) ¡Saludos, Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
He practicado la cultivación en Dafa durante más de 21 años. A lo largo de los años, he persistido en aclarar la verdad sobre las bondades de Falun Dafa y sobre la persecución contra innumerables chinos. He ayudado a mucha gente a comprender la verdad y he animado a mucha gente a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus organizaciones juveniles.
Aclarar la verdad y animar a la gente a renunciar al PCCh
Tras el brote del virus del PCCh (pandemia COVID-19), había poca gente en la calle. Aclarar la verdad cara a cara se hizo más difícil porque la gente no estaba dispuesta a hablar conmigo. Durante un tiempo, me quedé sin qué decir. En el lugar al que solía ir había muchos chinos, pero el número disminuyó durante la pandemia, y sólo pude convencer a una o dos personas de que hicieran las tres renuncias, y la mayoría de las veces no tuve éxito. Aun así, seguí yendo durante más de dos años.
A partir de este año, cuando se relajaron las restricciones aquí en Singapur, la gente volvió. Me sentí muy aliviada. Hace seis meses, fui a otro lugar muy concurrido. Le pregunté a un hombre: "¿Es usted chino?". Me contestó: "Sí". "¿Cuánto tiempo lleva aquí?", le pregunté. "Bastantes años", respondió. "Entonces debes ya haber hecho las tres renuncias", le pregunté. No entendía de qué le estaba hablando, así que le aclaré la verdad. Acabó renunciando a la Liga Juvenil y a los Jóvenes Pioneros. Tenía curiosidad por saber por qué recién se acababa de enterar de todo esto, así que le pregunté: "Llevas aquí tantos años y, sin embargo, nadie te ha dicho la verdad. ¿Cómo es posible?". Me dijo que probablemente era porque tenía la cara cubierta de manchas rojas y eso hacía que a la gente le costara darse cuenta de que era chino.
Nunca me rendí ante ningún oyente potencial. Vi a una persona jugando con su teléfono en un rincón, algo típico de muchos chinos. Pero sólo por su aspecto físico, parecía local. Le pregunté con curiosidad: "¿Eres de China?" "Sí", respondió. No sabía si estaba bromeando, porque su atuendo, su peinado y su acento parecían locales. "¿Cuánto tiempo llevas aquí?", le pregunté. "Desde hace 20 años", respondió. Así que le aclaré la verdad, le enseñé fotos y le hablé de la masacre de la plaza de Tiananmen del 4 de junio de 1989. Me escuchó atentamente y me dijo que su primo había sido testigo directo de la masacre y había tenido la suerte de escapar al extranjero con un billete de avión caducado. Le dije que probablemente se debía a que su familia era bondadosa y su primo creía en las deidades, y estas, a su vez, le protegieron y le bendijeron con una salida segura. Le ayudé a renunciar a la Liga Juvenil y a los Jóvenes Pioneros.
También me encontré con alguien que llevaba 16 años viviendo en Singapur pero nunca había renunciado las organizaciones del PCCh. Le pregunté por qué, y me contestó: "No quiero escuchar". "Debes de ser miembro del Partido del PCCh", supuse. Asintió con la cabeza. Entonces le dije la verdad. Al final, renunció al PCCh, la Liga de la Juventud y los Jóvenes Pioneros. Me dijo: "Nunca quise escuchar a otras personas, pero hoy estoy dispuesto a solo escucharte a tí". Le contesté: "Debe ser una relación predestinada, sobre todo en tiempos en que buscar la salvación por uno mismo es importante". Me lo agradeció profusamente.
También me encontré con un chino que me dijo que últimamente había tenido mala suerte en todo lo que hacía. Dijo que sabe que Dafa es bueno, porque sus familiares solían practicar, pero dejaron de hacerlo cuando empezó la persecución. Entonces era muy joven y el miedo le invadió. Al final, aceptó renunciar a los Jóvenes Pioneros. Me dio las gracias en repetidas ocasiones. "Deberías dar las gracias a Dafa y al Maestro Li (fundador de Falun Dafa)", le dije. Apretó las palmas de las manos y dijo: "Lo sé, pero si no fuera porque me dijiste la verdad, no tendría la oportunidad de darle gracias a Shifu. Aún así, mil gracias". También me dijo que volvería a China dentro de dos semanas. Le comenté de las nueve palabras auspiciosas: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" y le dije que las recordara. Me pidió la tarjeta con esas palabras para guardarla. "¿No vas a volver?", le pregunté. "Sí, pero me estás dando algo muy valioso. ¿Cómo podría no guardarlo?".
También aclaré la verdad a un miembro del PCCh, y escuchó lo que le dije. Otra practicante pasó con unas flores de loto de origami. El hombre sintió curiosidad por ellas, así que llamé a la practicante y esta también le aclaró la verdad. Escuchó atentamente, pero cuando le pedimos que renuciara al PCCh, se negó y se marchó. Pensé que era una pena y pedí ayuda al Maestro. Seguí al hombre y le dije: "Ya has escuchado y comprendido todo, y aun así no quieres renunciar. Si la justicia no puede ser aplicada por la humanidad, lo hará el Cielo. Si no renuncias al PCCh y sus organizaciones afiliadas, formarás parte de eso. No seas un chivo expiatorio involuntario de tan malvadas atrocidades. Sólo te pido que renuncias de corazón mentalmente, aunque conserves “de nombre” tu filiación, no cometas sus malvados actos". Finalmente aceptó.
Un indicio de Shifu: Siempre mirar hacia dentro
En 2020, no podía ir al sitio de práctica debido a los confinamientos, así que sólo podía practicar en casa, en una habitación vacía. Estudiaba el Fa, practicaba los ejercicios y ajustaba mis movimientos frente al espejo todos los días. También leía artículos sobre experiencias compartidas en minghui.org. Disminuía el ritmo de mi lectura para asegurarme de que estudiaba todo con el corazón.
Después de comenzar la cultivación, me había aficionado al color morado. Compraba tantas cosas moradas que mi hija me hacía regalos morados. Una noche, antes de dormirme, apareció ante mis ojos un enorme degradado de color púrpura. Era precioso. Junto al color, vi un interruptor. Me di cuenta de que el Maestro me estaba recordando que debía desprenderme de mis apegos. Gracias, Maestro.
Otra noche, cuando estaba enviando pensamientos rectos, vi un corazón enorme. Dentro de él había muchos corazones más pequeños, cada uno con el carácter "mira". Me di cuenta de que el Maestro me estaba recordando que mirara hacia dentro para encontrar mis apegos. Empecé a reflexionar sobre mi pasado, lo que había soñado, visto, oído y encontrado. Me di cuenta de que no había cultivado mi corazón lo suficiente.
En marzo de 2022, tanto mi hijo como mi marido tuvieron síntomas del virus del PCCh. Normalmente, recitaba las nueve palabras después de enviar pensamientos rectos por la noche. Cuando mi hijo contrajo el virus por primera vez, envié pensamientos rectos y sentí un fuerte impulso de energía en mi cuerpo. Cuando mi marido contrajo el virus, también me sentí protegida con una fuerte energía. Recité "¡Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!". Mientras recitaba, las nueve palabras aparecían ante mis ojos. Esto nunca había sucedido antes. En el artículo Raciocinio el Maestro dijo:
"Los verdaderos Dafa dizi todos tienen energía, y ellos mismos son los que eliminan el ye, eliminan las bacterias" (Raciocinio).
Las enseñanzas del Fa de Shifu fortalecieron mis pensamientos rectos y estabilizaron mi corazón, que se había vuelto inestable después de que ambos familiares contrajeran el virus.
Desde que era joven, me han disgustado la suciedad, los malos olores y las enfermedades. Me di cuenta de que todo eso son apegos de los que tengo que deshacerme para poder asimilarme mejor a las características del universo, Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y también poner a los demás antes que a mí misma, siempre. Mi marido se volvió a enfermar dos días después y tuvo que ser operado antes de ser hospitalizado durante siete u ocho días. Le visitaba dos veces al día. Los hospitales están tan abarrotados, sucios y malolientes, pero ya no me afectó nada de eso. Los apegos de mi infancia habían desaparecido.
Una de las secuelas del virus del PCCh fue que a mi marido le costaba conciliar el sueño. Durante su hospitalización, perdió 7 kilos debido a la falta de sueño y de alimentos sólidos. Aunque era un ateo acérrimo, tras unas semanas de falta de sueño, dolores de cabeza y letargo, sintió un miedo inmenso y me preguntó qué debía hacer. Le dije que ya que no podía ser curado por los médicos, debería probar Zhuan Falun y pedirle al Maestro que le ayudara, y también recitara las Nueve Palabras. Pudo dormirse un poco después de leer Zhuan Falun por primera vez, y su condición mejoró más después de la segunda vez que leyó. A mi marido le gusta beber y tiene muchos amigos bebedores, así que no pudo terminar la Tercera Lección de Zhuan Falun. Sentí que realmente es difícil para el Maestro salvar a la gente, y esperaba que mi marido continuara leyendo Zhuan Falun. Después de que mi marido volviera a casa, cuidé mucho de él durante dos meses más.
Durante la pandemia, me quedé en casa para estudiar el Fa, practicar los ejercicios y leer minghui.org. Releí los jingwen del Maestro y miré hacia dentro. Cuando se publicó Hong Yin VI, lo leímos dos veces en el estudio grupal, y cada vez que lo leía, adquiría una comprensión más profunda de las enseñanzas. Cada vez que me enfrentaba a algún problema de xinxing, resurgían las enseñanzas del Maestro.
Una vez, dejó de funcionar el cargador de mi reproductor de música para los ejercicios. Pensé que eran las pilas, así que pedí uno nuevo a una compañera. Cargué el reproductor cuando llegué a casa. La luz de la batería estaba verde pero seguí cargando y la batería se hinchó. Me pregunté si la practicante se había equivocado. Entonces comprendí que necesitaba soltar el apego al interés propio. Aquella practicante me ayudó en muchas cosas, ¡y tenía que estarle agradecida!
Se acerca el final de la Rectificación Fa. Necesito atesorar esta oportunidad para cultivar y practicar con más diligencia. Gracias Maestro por su protección e iluminación. Le estoy muy agradecida.
Las experiencias compartidas arriba están basadas en mi reino actual. Por favor, señale cualquier parte inapropiada.
¡Gracias, Maestro! ¡Gracias, compañeros practicantes!
(Presentado en el Fahui de Singapur 2022)