(Minghui.org) Desde que empecé a cultivar Falun Dafa, he tratado de vivir según los principios de Falun Dafa de Verdad, Benevolencia y Tolerancia lo mejor posible, ya sea en el trabajo, en casa o entre los cultivadores.
Siempre que he visto señales de un conflicto potencial, he seguido estrictamente los requerimientos del Fa y así he podido evitar el conflicto y alejarme de mayores tribulaciones. Me examinaba para identificar mis apegos y eliminarlos. Este camino de mejora y elevación constantes a través de la cultivación me ha aportado mucha felicidad y orgullo.
Actuar con rectitud en el trabajo
Soy jueza jefa de un tribunal de condado. Aunque soy funcionaria del poder judicial, nunca he intentado ocultar que soy practicante de Falun Dafa, a pesar de la persecución en curso. He solicitado al gobierno central mi derecho a la libertad religiosa y he hablado de Dafa a la gente de mi entorno. Aclaré la verdad sobre Dafa a mis superiores, a mis colegas, a abogados e incluso a litigantes. Ayudé a muchas de las personas mencionadas a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus organizaciones juveniles. Todo lo que hago, lo hago con rectitud. No sólo pude labrarme una carrera de éxito, sino que me ascendieron a puestos más altos en el sistema judicial.
En una ocasión, mi esposo fue de viaje de negocios a la provincia vecina. Mientras comíamos juntos, un abogado local le dijo: "He oído hablar de la jueza jefa del tribunal de tu condado. Habla de Falun Dafa antes de cada juicio y le dice a la gente que está siendo perseguida injustamente por el gobierno. Habla de cómo el PCCh inventó mentiras calumniando la práctica delante de todo el mundo, incluidos los litigantes y los abogados. Es muy atrevida. ¿No tiene miedo de que la denuncien?".
El abogado preguntó a mi esposo si conocía a esa jueza y mi esposo no dijo nada. Al volver del viaje, me lo contó y parecía disgustado: "Hasta la gente de Shanxi te conoce". Pero luego hizo una pausa y dijo: "Le dices a todo el mundo lo malvado que es el PCCh, así que ¿por qué no ha venido la policía a por ti?". Le dije que nadie podía tocarme porque estaba haciendo lo correcto.
Un alto funcionario del tribunal me llamó una vez mientras estaba en medio de una vista. Me dijo que un litigante me había denunciado como practicante de Falun Gong (también llamado Falun Dafa) al secretario del Partido del condado durante su visita rutinaria. El funcionario judicial me exigió que fuera a verle inmediatamente.
Le dije: "Soy el jueza residente del tribunal y estoy en medio de una vista. Recibir al secretario del Partido y tramitar las quejas son tareas de los funcionarios del tribunal, no tengo por qué involucrarme". Colgué y luego hablé a todos los presentes en la sala, incluidas las más de 20 personas del público, sobre Falun Dafa y por qué el PCCh inició la persecución. Los litigantes me aplaudieron después.
Más tarde me enteré de que un funcionario del tribunal instigó al litigante a que me denunciara ese día en represalia por un desacuerdo que habíamos tenido en el pasado. Sin embargo, el incidente no desembocó en nada y no sufrí ninguna consecuencia.
Llevé más de 300 casos al año y resolví más del 90% de ellos. Entre todos los jueces del tribunal del condado, yo era la que recibía más elogios y primas. Todos los casos difíciles del condado se transferían a mi tribunal. La mayoría de los supervisores me respetaban y a menudo me invitaban a comer.
Un funcionario dijo abiertamente en una reunión a nivel de condado: "Si todo el mundo puede ser como el practicante de Falun Dafa de nuestro tribunal de condado, sólo tendremos que sentarnos, relajarnos y beber té todos los días". Una vez, una funcionaria del tribunal me llevó a una reunión y su colega se quedó atónita al enterarse de que yo era practicante de Falun Dafa. Al ver lo respetuoso que era el funcionario conmigo, dijo: "Veo que la practicante de Falun Dafa está recibiendo un trato especial aquí. En nuestro condado, los practicantes de Falun Gong ni siquiera se atreven a levantar la cabeza, y siempre son molestados por sus supervisores".
Durante la reunión, el vicesecretario del condado me preguntó: "¿Por qué tus litigantes e incluso tus supervisores te tienen miedo?". Nunca me lo había planteado antes, pero se me ocurrió una respuesta inteligente sobre la marcha: "Bueno, usted es el secretario del Partido. Si alguien le pide ayuda con algo, lo primero que considera es probablemente si le va a implicar o no. Luego piensa en cuánto le va a beneficiar, si no, no ayudará. Se asegura que le beneficie y merezca su tiempo, si no, no se implicas".
Pero yo soy diferente: cultivo Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Mi objetivo es tratar cada caso de acuerdo con la ley. No me preocupa si alguien tiene el poder de hacer que me despidan o si mi cabeza seguirá unida a mi cuerpo. Ni siquiera tengo en cuenta mi propio interés". El vicesecretario se quedó sin habla y se marchó en silencio. Otro funcionario me dijo: "¿Sabes por qué todo el mundo te tiene miedo? Es porque siempre dices la verdad".
Un amigo me dijo una vez: "Jefa, no es difícil para una persona realizar una buena acción, pero sí lo es hacer siempre lo correcto. Usted elige hacer lo difícil". Yo le respondí: "No pienso en ello como hacer una buena acción. Sólo hago lo que debo hacer. Como cultivador de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, no haría ningún daño a los demás para beneficiarme. Pero eso difícilmente cuenta como una buena acción".
A menudo les digo a mis litigantes: "No tienes que darme las gracias si ganas el caso, porque se supone que tienes que ganar. Tampoco me maldigas si pierdes, porque no tienes pruebas que demuestren lo contrario. Sólo tomo una decisión basándome en las pruebas que me presentas, e intento ser lo más justa posible".
Un abogado bromeó una vez y me dijo: "Jefa, si explica tan claramente los artículos pertinentes al caso, ¿qué nos queda por hacer?". Mi supervisor también me preguntó: "Si usted resuelve todos los litigios en el tribunal, ¿qué le queda por hacer al tribunal de apelación?". Mi secretario me dijo: "Jefa, lo único que usted quiere es una buena reputación. ¿Pero cómo es eso más práctico que 5.000 yuanes (aprox. 755 dólares)?". También me dijo una vez: "Debería vivir en un país democrático si quieres un Estado de Derecho".
Cultivar la tolerancia en casa
Yo solía tener mal genio y ser muy cabezota. Si mi esposo se atrevía a tirar una taza, yo tiraba un termo. Una vez le di una patada al televisor de la consola multimedia sólo porque dijo algo que no me gustó. Sin embargo, después de cultivar Falun Dafa, me mantuve en los altos niveles establecidos por el Maestro e intenté no defenderme cuando me pegaban o me insultaban.
Mi esposo vio una serie dramática en la que una mujer ascendía a altos cargos utilizando a los hombres de su vida. Él comentó que era muy capaz, pero yo discrepé y dije que era moralmente corrupta. Al no gustarle lo que oía, mi esposo tomó el tarro de caramelos de la mesita y me lo tiró.
Para evitar un conflicto directo con él, me levanté y empecé a alejarme sin decir una palabra. Sin embargo, se abalanzó sobre mí, me golpeó la cara y me estranguló. Me hizo moratones y cortes por todo el cuerpo y perdí completamente la voz. La visión de mi cara conmocionó a mi hijo cuando volvió del colegio. Temeroso de que me volviera a pasar algo, me suplicó que le acompañara cuando saliera para el colegio a la mañana siguiente. Le dije: "No te preocupes. Mamá va a estar bien".
El Maestro dijo:
"Por lo tanto, cuando te encuentras con algún conflicto, digo que esto ocurre para que tu materia negra se transforme en materia blanca, en de" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
Pude mantener la calma porque conocía los principios de Dafa. No estaba enfadada y no veía lo que estaba pasando como sufrimiento. Mi esposo, en cambio, estaba furioso y amargado. Al ver lo alterado que estaba, no supe qué decir.
Me quedé en cuarentena con mis padres durante un encierro de COVID que duró meses para poder cuidar de ellos. Mi esposo tuvo que ocuparse solo de nuestra casa y de nuestro hijo. El día que volví a casa después de que finalmente se levantaran las restricciones, me sorprendió encontrar restos de comida bajo el árbol de nuestro jardín delantero, un cubo de agua sucia en el fregadero y nuestra casa desordenada y sucia. Mi esposo es una persona muy ordenada y normalmente le gusta mantener las cosas limpias.
Me quité la chaqueta al entrar por la puerta y fui directo a la cocina a preparar la cena. Al abrir la tapa de una olla, oí a mi esposo gritar desde el dormitorio: "¡No toques nada!". Algo no encajaba. Volví a tapar la olla y salí rápidamente de la cocina. No iba a pelearme con él.
Mi esposo se preparó la cena y comió. Cuando volvió al dormitorio, limpié la cocina, tiré el cubo de agua sucia y lavé el cubo. Luego empecé a preparar ingredientes para hacer pasteles de luna, ya que son los favoritos de mi esposo. No me importaba su mala actitud: sabía que, al haber estado yo fuera los últimos meses, él y mi hijo probablemente no habían comido bien. Quería compensarlo haciendo sus pasteles de luna favoritos.
Al cabo de un rato, salió de la habitación y parecía estar de mucho mejor humor. Dijo alegremente: "Voy a tomar unos granos de pimienta". Le dije: "Me parece bien. Estoy preparando algunos ingredientes para hacer pasteles de luna". Se evitó una pelea inminente porque yo estaba siendo considerada con él.
Estoy tan agradecida al Maestro por salvarme con tanto esfuerzo. Gracias al Maestro por sacarme del infierno y empujarme hacia adelante y hacia arriba en mi camino de cultivación para trascender este mundo secular y todos sus sufrimientos.
El Maestro dijo:
"... cultivarse hasta que no quede un solo apego,
con amarguras idas y dulzuras viniendo, llega la verdadera felicidad".
(Cultivándose dentro del laberinto, Hong Yin)
Realmente disfruto de mi camino de cultivación. Si no me hubiera dedicado a Falun Dafa, tanto mi esposo como yo siendo tan testarudos, es cuestionable si nuestra familia seguiría intacta, o incluso si yo seguiría viva. ¡Todo es gracias al Maestro!
Compartiendo con otros compañeros practicantes
Conocí a una joven practicante que me dijo que había pasado mucho tiempo con un practicante masculino. Me dijo que en su sueño se le había revelado que ella y ese practicante estaban predestinados a casarse. Como era demasiado tímida para contárselo directamente al practicante, se lo contó a un practicante mayor. El anciano organizó un encuentro entre ella y el practicante para "cumplir su deseo". El practicante la visitaba todas las semanas para "compartir experiencias y mejorar juntos".
Al enterarme, me preocupé por los dos. Le dije: "Lo que estás haciendo no está en consonancia con el Fa. Por favor, deja de verle". Después de pensarlo mucho, me reuní y tuve una charla con el practicante masculino por un sentido de responsabilidad hacia nuestro ambiente de cultivación local. Le dije: "La joven practicante obtuvo el Fa no hace mucho tiempo y todavía tiene muchos apegos y nociones humanas. Está confundida entre la amistad y el amor. Por favor, deja de verla de ahora en adelante". Dudó: "Pero quiero ayudarla a mejorar". Le aseguré: "A partir de ahora me haré cargo. Compartiré experiencias con ella y la ayudaré a mejorar. No tienes que preocuparte". Aceptó. La joven practicante es ahora firme en su cultivación.
Un día lluvioso recibí una llamada de una practicante anciana. Lloraba por teléfono y pidió verme enseguida. Yo estaba en la ciudad haciendo unos recados y me encontraba a más de 50 kilómetros de su casa, pero dejé todo y me dirigí inmediatamente hacia allí. Cuando llegué a su casa, me dijo que había discutido con otro practicante.
Todo empezó cuando le dio 640 yuanes para que se comprara un reproductor de MP3. La otra practicante le pidió que lo comprara, pero no quiso pagarle cuando lo hizo, diciendo que ya le había pagado. Las dos se enzarzaron en una discusión. Esta practicante estaba muy enfadada y quería aclarar las cosas conmigo. Tras averiguar lo sucedido, le dije: "No te preocupes. Te pagaré 640 yuanes. No vuelvas a pedirle el dinero al otro practicante". Problema resuelto. Ahora los dos siguen estudiando el Fa juntos y se unen para aclarar la verdad como de costumbre.
Un practicante y yo pasamos una vez por un pueblo pequeño y vimos una gran multitud reunida en el mercado del granjero. Aparcamos a un lado de la carretera y empezamos a repartir carteles de Dafa y a aclarar la verdad a los asistentes. La practicante entregó un cartel a un policía que la agarró y le dijo: "¿Cómo te atreves a repartir esto?".
Yo caminaba en dirección contraria en ese momento, pero me volví enseguida al oírle. Le dije al agente: "Por favor, déjela ir. Me quedaré con usted". Me dijo: "No tiene nada que ver con usted. Váyase". Le supliqué: "Yo también soy practicante de Falun Dafa. Somos buenas personas. Por favor, deje que se vaya y yo me quedaré".
El oficial seguía sin dejar ir a la practicante, así que lo agarré y le dije a la practicante que corriera. Pero no llegó muy lejos antes de que otro oficial de policía y el jefe de la policía local la arrestaran y la llevaran a la comisaría. Les seguí y me negué a marcharme cuando el jefe de policía me lo pidió. La practicante me contó después que el jefe le dijo: "No eres tan valiente como la otra practicante de Falun Gong. Ella admitió que practica Falun Gong, pero tú sólo quieres huir".
Una practicante local fue detenida y llevada al departamento de policía del condado. Para pedir su liberación, llamé y aclaré la verdad al jefe de policía. Cuando pedí ver a la practicante, el jefe me dijo: "No venga. Espere a que le llame". Esa tarde, me llamó y me dijo que recogiera a la practicante en el departamento de policía. Mi hermana y yo fuimos en coche y, en cuanto nos detuvimos delante de la puerta, vinieron varios policías y registraron mi coche.
Mi hermana me susurró: "¡Date prisa! ¡Corre!". Le dije: "¿Por qué? No voy a correr". Los agentes confiscaron algunas cosas y las llaves de mi coche y me llevaron a comisaría. Dije en voz alta al entrar en el edificio: "¿Adónde vamos? ¿Al cielo o al infierno?". Los jóvenes agentes se quedaron estupefactos ante mis palabras y no supieron qué responder. Pensé: "De todas formas no me dejarían salir, ¿por qué no aclarar la verdad y salvarlos?". Al cabo de un rato, el jefe salió con la practicante detenida y dijo: "No puedo devolverles las cosas que encontraron en su coche, pero aquí tienen las llaves. Ya pueden marcharse".
Perfeccionándome en la cultivación de Dafa
Antes de cultivar Dafa, la mayoría de la gente me consideraba una tonta. Me enfrentaba a mi supervisor en el trabajo y nunca comprometí mis principios. Mis amigos me decían que tenía que "reconocer la tendencia actual". Mi padre me llamaba tonta porque me negaba a sobornar a los funcionarios para ascender de puesto. Tenía muchas esperanzas puestas en mí porque era la única licenciada universitaria de mis hermanos.
La opinión de todo el mundo sobre mí cambió cuando empecé a cultivar Dafa. Ahora todos piensan que soy inteligente y capaz. Me desenvuelvo bien entre amigos y familiares, y mis supervisores en el trabajo y los funcionarios del condado me respetan y aprecian.
En palabras de mi supervisor: "Manejas las cosas con audacia pero sin dejar de prestar atención a los detalles, con valentía y un plan bien pensado". En palabras de mi colega: "Los practicantes de Falun Dafa son favorecidos por todos los altos cargos". Una persona con un alto cargo le dijo una vez a mi secretario: "No tengo miedo del secretario del Partido del condado ni de su presidente, pero sí de su jueza principal". Un abogado me dijo: "Es usted un personaje legendario". En palabras de un compañero: "Manejas las cosas con sabiduría y nada te resulta difícil". En palabras de mi hijo: "Mamá, sólo tú puedes sobrevivir y hacer tan buen trabajo en tu puesto en el sistema de aplicación de la ley, y en una sociedad tan compleja". Le dije: "Gracias. La clave está en cultivarse bien. Cuando no estés apegado a tu propio interés, también te irá bien".
De hecho, suelo saber enseguida cómo manejar las cosas a medida que se presentan las situaciones, sin pensar ni planificar mucho de antemano. Todo se debe a la sabiduría y habilidad que he obtenido en la cultivación de Dafa: me permite elevarme por encima y más allá de este mundo caótico, complejo, fuertemente materialista y carente de moral. Todo esto es gracias al Maestro.