(Minghui.org) La policía de la ciudad de Kunming, provincia de Yunnan, detuvo a una mujer discapacitada de la localidad el 24 de septiembre de 2022 por su fe en Falun Dafa, práctica de meditación también conocida como Falun Gong, perseguida en China desde julio de 1999.
Los agentes recluyeron a la Sra. Guo Ling, que apenas podía caminar, en la comisaría de Haishan durante la noche, la interrogaron al día siguiente y le tomaron muestras de sangre y huellas dactilares contra su voluntad. No la internaron en un centro de detención porque no superó el examen médico. Tras su puesta en libertad, la policía continuó vigilándola y acudía con frecuencia a su domicilio para fotografiarla y acosarla.
La Sra. Guo, de 65 años, se jubiló en una empresa de alimentos especiales de la ciudad de Kunming. Sufrió poliomielitis cuando era pequeña, y después no pudo caminar con normalidad. Más tarde contrajo múltiples enfermedades y sufrió años de dolor hasta que la práctica de Falun Dafa la curó. Así se convirtió en una practicante inquebrantable, incluso después de que comenzara la persecución.
En los últimos 23 años de persecución, las autoridades la detuvieron en múltiples ocasiones y pasó un total de 11 años en prisión porque se negó a renunciar a su fe. En la cárcel de mujeres número 2 de Yunnan, los guardias la obligaron a permanecer sentada 16 horas al día en un diminuto taburete durante dos años. La falta de circulación sanguínea le causó daños permanentes en los tejidos de las articulaciones de la cadera, que acabaron en necrosis.
El frecuente encarcelamiento en régimen de aislamiento hizo mella en su salud mental y le provocó alucinaciones agitadas. Las autoridades siguieron negándose a ponerla en libertad, hasta que su familia presentó cargos contra las autoridades penitenciarias. Cuando fue puesta en libertad condicional por motivos médicos, en noviembre de 2011, había quedado paralítica.
Recreación de la tortura: Sentada sin moverse todo el día en un taburete diminuto.
La policía y los funcionarios de la comunidad siguieron acosando a la Sra. Guo tras su regreso a casa, y la obligaron a presentarse rutinariamente ante la policía. Al no poder soportar la presión mental, su esposo solicitó el divorcio. La obligaron a mudarse, alquilar un apartamento, y a vivir de su escasa pensión. Para perseguirla aún más, la Oficina de Seguridad Social del distrito de Wuhua, en la ciudad de Kunming, le suspendió la pensión y le exigió que la devolviera mientras estaba en prisión.
Detalles de la última detención
Cuatro hombres detuvieron a Guo cuando regresaba a casa el 24 de septiembre de 2022 por la noche. Dijeron que eran policías, pero sólo uno de ellos mostró su placa. Entraron por la fuerza en su casa y, sin orden de registro, la saquearon y confiscaron las llaves y el dinero. Durante el registro, Li Jiankun, subjefe de la comisaría de Haikou, llevó una orden de registro en blanco y la mostró a la cámara delante de ella. La cámara de la policía sólo la apuntaba a ella y no a los demás agentes. La policía nunca le dio una lista de las propiedades confiscadas.
Más tarde, la policía fue a saquear la casa de la hija de la Sra. Guo y confiscó sus pertenencias sobre las 22.30 horas, cuando no había nadie en casa. Una vez más, no hicieron inventario de los objetos confiscados. Cuando llevaron a la Sra. Guo de vuelta a la comisaría de Haikou, ya era medianoche, y se limitaron a dejarla en una sala de espera para que pasara la noche.
A la mañana siguiente, dos agentes la interrogaron sin decirle por qué la detenían. Cuando se negó a responder a las preguntas, los agentes la sacaron a rastras y le tomaron por la fuerza fotos, huellas dactilares y muestras de sangre sin su consentimiento.
Tres agentes la llevaron a un hospital para un chequeo médico. Los resultados mostraron que tenía lesionada la cadera izquierda y fracturada la pierna derecha. Como el centro de detención local rechazó su ingreso, los agentes la llevaron de nuevo a la comisaría. Le ordenaron que firmara un papel sin dejarle leer el contenido. Tras negarse a firmar, los policías informaron que la vigilarían después de enviarla a casa y amenazaron con meterla en la cárcel. La pusieron en libertad esa misma noche.
Las autoridades siguieron acosándola después de que se fuera a casa. Cuatro agentes de la comisaría de Haikou fueron a su casa el 30 de septiembre para advertirle que no saliera. Tres días después, el subjefe Li condujo a tres agentes a su casa y le advirtió que estaba en libertad bajo fianza y que seguía siendo procesada por practicar Falun Dafa.
A partir del 5 de octubre, un agente fue a su domicilio todos los días durante una semana para fotografiarla. Después acudió cada pocos días para hacer lo mismo. Un día que fue a ver a un dentista, el agente la llamó en cuanto llegó a la consulta y le ordenó que se fuera a casa inmediatamente.
A continuación, la Sra. Guo relata cómo empezó a practicar Falun Dafa y cómo la persiguió el régimen comunista chino durante los últimos 23 años:
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Libre de enfermedades tras practicar Falun Dafa
Cuando tenía nueve meses, tuve fiebre muy alta y desarrollé poliomielitis. Cuando tenía 20 años, tuve múltiples enfermedades: un tumor en el cerebro, forúnculos en los oídos, rinitis en la nariz, una úlcera en la cavidad bucal y proliferación de la oseína de las vértebras cervicales. Me dolían insoportablemente todas las articulaciones. Tres meses después del nacimiento de mi hija, sufrí una infección urinaria y frecuentes excreciones con sangre. Todos los tratamientos que probé fracasaron.
Un día de abril de 1997, un vecino me trajo un ejemplar de Zhuan Falun, el texto principal de Falun Dafa.
Terminé de leer Zhuan Falun en tres días. Mi vecino me presentó a otro practicante y me dieron más libros de Falun Dafa. Poco después establecimos un lugar de práctica en mi casa. Hacíamos los ejercicios por la mañana y leíamos el libro por la noche. Al principio éramos cinco o seis practicantes. Luego se amplió a más de 20 practicantes. Apenas un mes después, descargué una cantidad considerable de sangre y pus. Desde entonces, todas mis enfermedades, excepto algunas secuelas de la poliomielitis, habían desaparecido.
Perseguida repetidamente
Detenida y confiscados los bienes de la familia
El 20 de julio de 1999, el régimen comunista comenzó a perseguir a Falun Dafa. Un día de septiembre de ese año, Jiang Shaowen, jefe de la policía, vino a mi casa y me obligó a entregar mis cinco libros de Falun Dafa. Tres meses después, Yang Lingxiao, secretario del Partido de la empresa donde trabajaba, vino a mi casa con el jefe de seguridad y me ordenó escribir una "declaración de garantía".
Me detuvieron el 19 de febrero de 2000 por hacer meditación de Falun Dafa en un parque. Decenas de agentes me rodearon y se llevaron mis cintas y mi reproductor de audio. Me interrogaron por la tarde y me pusieron en libertad. Un mes después, me impusieron 15 días de detención.
Volvieron a detenerme una tarde del verano de 2000. La policía allanó mi casa y se llevó docenas de libros de Falun Dafa, tres grabadoras y otras cosas, incluidos más de 900 yuanes en efectivo.
Después, la policía me llevó al departamento de policía. Un jefe de sección me interrogó hasta pasadas las once de la noche. La policía me llevó a un hospital para un examen físico y luego me envió al Centro de Detención de Wuhua.
Aproximadamente un mes después, la policía me sentenció a un año en el Campo de Trabajos Forzados para Mujeres de Yunnan. Como soy discapacitada, los funcionarios del campo de trabajo se negaron a aceptarme y me enviaron a casa, sólo para llevarme a un centro de lavado de cerebro dos meses después.
Dos oficiales volvieron a registrar mi casa a principios del otoño de 2001. Volvieron a confiscar mis libros, cintas y otros materiales informativos sobre Falun Dafa. Me acusaron de distribuir material de Dafa. Cuando me negué a ir con ellos, un agente me arrastró más de diez metros y me empujó al coche de policía. Me hirió en la muñeca y mis ojos comenzaron a hincharse tras golpearme.
El 22 de julio de 2002 estaba trabajando en un pabellón de bicicletas cuando numerosos policías lo revolvieron. Se llevaron mis libros de Dafa, cintas de los ejercicios, material informativo, 1.000 yuanes en efectivo y otras pertenencias. Me llevaron a casa de mi madre y la registraron. Mi madre, de unos 70 años, estaba aterrorizada.
Hacia el mediodía, la policía vino a mi casa. Mi esposo y mi hija estaban aterrorizados y no se atrevían a hablar conmigo. La policía se llevó mis fotos del Maestro Li (fundador de Falun Dafa) y mis libros de Dafa.
Después de abandonar mi casa en Kunming, me llevaron a mi otra residencia en el condado de Songming y confiscaron allí más materiales de Falun Dafa.
Luego me retuvieron en una pequeña y lúgubre habitación de la comisaría durante toda la noche. A la mañana siguiente me llevaron al Centro de Detención nº 2 de Kunming. Durante los ocho meses que estuve detenida allí, me ordenaron clasificar judías y pimientos todos los días sin paga. La policía también venía de vez en cuando a interrogarme.
Condenada a siete años de prisión
A principios de 2003 me juzgaron en el Tribunal del condado de Songming y me condenaron a siete años.
En marzo de 2003 me enviaron a la Prisión de Mujeres no. 2 de Yunnan. Tres reclusas me vigilaban las 24 horas del día. Cada mañana los guardias me obligaban a leer libros que calumniaban a Falun Dafa. Por la tarde me obligaban a realizar trabajos no remunerados, como clasificar granos de café y hacer pulseras o bordar cuentas.
Cuando me negué a hacer el trabajo, los guardias me pusieron en confinamiento solitario. A las 11 de la noche me daban ropa de cama delgada que me quitaban a las 6 de la mañana, solo me podía sentar en ese momento. Estuve allí unos 10 días.
Menos de dos meses después, me metieron en una celda solitaria por segunda vez, durante unos dos meses. La tercera vez fue en febrero de 2004. Cuando inicié una huelga de hambre en señal de protesta, varias reclusas me llevaron a rastras al hospital de la prisión. Me inmovilizaron la cabeza y las manos, mientras el médico de la prisión me introducía la sonda de alimentación en la nariz. La nariz me sangraba. Después de la alimentación forzada me llevaron de nuevo a la celda de reclusión, donde permanecí otros dos meses.
En marzo de 2005, me volvieron a meter en la celda de aislamiento durante dos meses. Después me enviaron al pabellón para ancianos y discapacitados. El guardia Liu Yan me obligó a escribir un "informe de pensamiento" diario. Salí de la prisión el 23 de febrero de 2008.
Condenada a cuatro años de prisión
El 15 de enero de 2009, mientras repartía folletos de Falun Dafa, fui denunciada y detenida. La policía me interrogó y confiscó los materiales de Falun Dafa que tenía, teléfono móvil, reproductor MP3 y más de 2.400 yuanes en efectivo. Esa misma noche me llevaron al centro de detención de Wuhua, donde permanecí más de siete meses.
El Tribunal Intermedio de Kunming realizó un juicio secreto sobre mi caso en junio de 2009. En agosto de ese año me condenaron a cuatro años de prisión.
Necrosis de fémur por malos tratos en prisión
El 8 de septiembre de 2009 me llevaron a la prisión de mujeres número 2 de Yunnan. Nada más llegar, me obligaron a sentarme en un pequeño taburete de 6:30 a 23:00 horas y me prohibieron moverme o cambiar de postura. Tras dos años de semejante tortura, en junio de 2011 desarrollé una necrosis de fémur y, dos meses después, una lesión de espalda me impidió moverme aún más.
Las autoridades nunca informaron a mi familia de mi caso desde que me detuvieron en enero de 2009. Mi familia no supo cuándo me juzgaron ni dónde estuve encarcelada. Un guardia llamó a mi familia unos meses antes de que me pusieran en libertad y dijo que yo quería verlos por razones de urgencia. Mi esposo y mi hija vinieron a la mañana siguiente, el 15 de junio de 2011, y los tuvieron esperando una hora y media antes de poder verme. Un recluso tuvo que llevarme en brazos a la sala de reuniones. Mi familia se entristeció al ver que tenía un aspecto demacrado y agotado.
Un guardia se llevó a mi esposo a otra sala durante la visita y le ordenó que firmara un Aviso de Afecciones Médicas, en el que ponía que mi necrosis de cadera era una secuela de mi poliomielitis y que sufría alucinaciones agitadas, a lo que mi esposo se negó. Dijo que yo gozaba de buena salud antes de la detención y que mi pierna derecha quedó lisiada a causa de la poliomielitis, pero que fue mi cadera izquierda la que se necrosó. Exigió a las autoridades que explicaran lo que me había ocurrido en los dos últimos años.
A continuación, el guardia intentó obligar a mi hija a firmar la notificación, pero ella también se negó.
Más tarde, mi familia presentó una demanda contra la prisión por torturarme. Recordaron las torturas que sufrí en la Segunda Prisión de Mujeres de la provincia de Yunnan mientras cumplía una condena de siete años en 2003. Dijeron: "Los guardias le quitaron las muletas a Guo Ling y la obligaron a caminar una larga distancia para hacer trabajos intensivos. Se negó a renunciar a su fe en Falun Dafa y los guardias la sometieron muchas veces a una estricta vigilancia y a régimen de aislamiento.
"Durante la incomunicación, los guardias no le permitían lavarse, ducharse, lavar la ropa, hablar y podía ir al baño tres veces al día. Los guardias la pusieron varias veces en régimen de aislamiento y designaron a una reclusa para que la vigilara las 24 horas del día para que no pudiera hablar con los demás. Cuando estaba bajo estricta vigilancia, tenía que permanecer sentada en un taburete bajo y diminuto desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche, con las manos sobre las rodillas, si se movía, los guardias la golpeaban. Hizo huelga de hambre durante 56 días para protestar por la tortura, y los guardias obligaban a otras reclusas a alimentarla a la fuerza".
Basándose en lo que me ocurrió durante el primer encarcelamiento, mi familia sospechaba que los guardias me torturaron de forma similar la segunda vez en prisión. "Una persona sana sufriría un malestar físico extremo tras permanecer sentada en un sofá durante 16 horas al día, por no hablar de una persona con una pierna discapacitada en un taburete diminuto. También una persona normal se derrumbaría mentalmente al ser vigilada y gritada todo el día todos los días y obligada a hacer cosas contra su voluntad".
Mi familia exigió que la prisión me pusiera en libertad y pagara mi tratamiento médico. También exigieron que el procurador investigara las torturas que sufrí y responsabilizara a la prisión.
Al no querer asumir su responsabilidad, la prisión me dejó en libertad condicional por motivos médicos en octubre de 2011.
Acoso continuado
En todos estos años que estuve encarcelada, la policía acosó a menudo a mi esposo y a mi hija en casa. Como yo estaba casi completamente paralizada cuando me pusieron en libertad, Yan Hao, del distrito de Taoyuan, ordenó a mi esposo que se presentara ante ella todas las semanas, y luego el agente de policía Li Xinhua habló con él todos los meses. Incapaz de soportar tanta presión, mi esposo se divorció de mí un mes después. Después de que me obligaran a mudarme y me suspendieran la pensión, Yan siguió llamándome y ordenándome que le informara de mis actividades diarias.