(Minghui.org) Hace cuatro años me incluyeron en la lista de personas buscadas por la policía y publicaron mis datos personales en internet. En mis dos años de vagar de un lugar a otro, nunca olvidé que era practicante de Falun Dafa, una vida creada por Dafa. No importaba dónde estuviera, tenía en mente hacer bien las tres cosas y no olvidar la misión y la responsabilidad de un discípulo de Dafa.
Aunque con frecuencia me encontraba con situaciones peligrosas y a menudo me aquejaba una mentalidad de miedo, Shifu vio mi firme creencia y siempre me protegió y cuidó. No importaba dónde me encontrara, podía acudir al sitio web de Minghui. Estudiaba el Fa leyendo libros electrónicos en mi teléfono, enviaba pensamientos rectos y aprovechaba cada oportunidad para aclarar la verdad y ayudar a Shifu a salvar a la gente.
Un veterano miembro del PCCh renuncia al partido
Una vez conocí al dueño de unos grandes almacenes y, en cuanto mencioné el Partido Comunista Chino (PCCh), se enfadó y soltó: “¡El PCCh es malvado! Perjudica al pueblo chino y ha hecho todo tipo de cosas malas. Es mucho peor que los bandidos”. Le dije que recordara: “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Estuvo de acuerdo: “¡Falun Dafa es bueno! Falun Dafa es definitivamente bueno”.
Como ya comprendía la verdad, no le dije mucho más y le di una tarjeta de memoria que contenía vídeos de aclaración de la verdad. Sin embargo, temía que el PCCh se enterara. Es realmente lamentable, ya que el pueblo chino ha estado atemorizado por la tiranía a largo plazo del PCCh. Aunque mucha gente desprecia al Partido, no puede hacer otra cosa que tragarse la amargura. Le dije que era seguro y que el PCCh no podría descubrir la tarjeta de memoria. Le ayudé a cargarla en su teléfono y empezó a ver los vídeos.
Una vez estaba subiendo una colina y vi varios campos de cultivo. Una persona mayor, cercana a mi edad, los estaba desbrozando. Me acerqué y le saludé: “Hermano, lo estás haciendo muy bien. Siéntate y descansa”.
Levantó la cabeza y se acercó. “No tengo mucho que hacer en casa”, respondió. “Trabajar un poco me ayuda a hacer ejercicio, y me siento mejor comiendo cosas que cultivo yo mismo”. Le pregunté si esos eran sus campos. “No”, respondió, “todo pertenece a un vecino mío. Se fue a cuidar a sus nietos y me pidió que le cuidara los campos. Trabajé un poco, pero se sintieron mal y quisieron darme la tierra. ¿Cómo iba a quitarles la tierra? Sólo les ayudo a plantar cosas y, si crecen bien, cada uno toma una parte y da el resto a sus parientes y amigos”.
“¡Eres tan buena persona!”, comenté. “Hoy en día no hay mucha gente como tú. Quiero decirte unas palabras que salvan vidas. Si puedes recordar "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno", te mantendrá a salvo y sano”.
“Estoy de acuerdo con todo lo que has dicho”, respondió. “Una persona debe ser amable, sincera y tolerante. Las familias y la sociedad deberían ser así”. Cuando le pregunté si conocía Falun Dafa, comentó: “Entonces había mucha gente que practicaba Falun Dafa. Pero, ¿por qué iba a reprimirlo el PCCh? La mayoría de los practicantes que vi eran ancianos. ¿Por qué iban a detener a ancianas por practicar Falun Dafa? ¿No era sólo hacer ejercicio? No hacían nada ilegal”.
Le expliqué: “El Manifiesto Comunista dice que el comunismo es un espectro. El PCCh se basa en la mentira y la violencia para gobernar el país. Tiene miedo de que la gente conozca la verdad. Ha destruido los 5.000 años de civilización de China. Todos los valores tradicionales, como la lealtad, la piedad filial, la etiqueta, la justicia y la integridad han desaparecido. En todos sus movimientos políticos, el Partido ha causado la muerte de 80 millones de chinos. El PCCh persigue ahora a Falun Dafa y organizó el incidente de la autoinmolación de la plaza de Tiananmen. Incluso sustrae los órganos a los practicantes de Falun Dafa vivos para obtener beneficios. Supongo que eres miembro del PCCh”.
Con un suspiro, explicó: “Sí, desde hace decenas de años. Este Partido no permite que otros digan algo diferente. Siempre ha sido falso y corrupto. Tiene miedo de que la gente conozca la verdadera historia. Por supuesto, a la gente no le gustará”. Cuando le pregunté qué trabajo hacía antes, me contestó: “Antes era director de una gran fábrica estatal. Estoy jubilado desde hace unos años”.
“Es usted muy buena persona”, le respondí. “El PCCh ha hecho muchas cosas malas y será castigado por el Cielo. Más de 300 millones de personas han renunciado al PCCh y sus organizaciones juveniles. Tú también deberías renunciar. Mucha gente utiliza seudónimos para presentarse en internet, lo cual está totalmente bien. Permíteme que te dé el nombre de "el camino recto" para renunciar al Partido…”. Aceptó de buen grado.
No es fácil haber trabajado decenas de años en un puesto de liderazgo del Partido y aun así mantener la integridad y ser capaz de distinguir el bien del mal, y ver la naturaleza malvada del PCCh. Me alegré mucho por él.
Aclarando la verdad en la reunión de un compañero de clase
Shifu dijo:
“El poder verdadero de la misericordia puede desintegrar a todos los factores no rectos, y cuando tú hablas con él, la energía se está emitiendo hacia afuera y desintegrando esas cosas perversas, y la maldad en otro espacio ya no se atreve más a acercarse y controlar esa persona” (Enseñando el Fa en Manhattan, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. X).
Conocí a un joven cajero en una tienda. Vio las frases “Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno” y “Falun Dafa es bueno” escritas en el papel moneda que le di, y exclamó: “¡Falun Dafa!”.
Le dije con firmeza: “¡Parece que no entiendes lo que es Falun Dafa!”. En cuanto hablé, pareció asustarse y se alejó a toda prisa.
Otro día, iba en mi motocicleta a encontrarme con un practicante. Un gran camión estaba en mi lado de la carretera y me obligó a salir al arcén, que estaba cubierto de grava. Estaba perdiendo el control, ya que mi moto se balanceaba hacia el camión o hacia la cuneta. Estaba muy nervioso, pero no se me ocurrió pedir ayuda a Shifu. Me limité a decir en voz alta: “¡Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”. El camión pasó y volví sano y salvo a la carretera. Todavía estaba un poco asustado cuando pensé en ello más tarde.
Shifu me organizó una pequeña reunión con mis compañeros de la escuela secundaria, a los que no había visto durante 40 años. Me reuní con Qiao, uno de mis compañeros. Se alegró mucho de verme, pues no esperaba que fuese a recorrer todo el camino para ir. Llamó a los demás compañeros y organizó una pequeña reunión en su casa al día siguiente. Le hablé de Falun Dafa y, aunque no creyó del todo lo que le dije, me permitió que en la reunión, aclarase la verdad a sus invitados.
Ese día llegaron ocho compañeros de clase. Después de tanto tiempo sin vernos, ya que la mayoría nos habíamos convertido en abuelos, no había sido fácil reunirnos. Fuimos a un conocido restaurante de la comarca. Después de sentarnos, Qiao me dijo delante de todos: “Ve y cuenta a nuestros compañeros antes de que se llene el restaurante de gente”.
Sabía que sus intenciones eran buenas. El PCCh ha engañado a mucha gente sobre Falun Dafa, y él estaba preocupado de que otros clientes del restaurante me oyeran y causaran problemas. Hablé de la gran difusión de Falun Dafa por todo el mundo, de la farsa de la autoinmolación de la plaza Tiananmén y de la sustracción forzada de órganos a practicantes vivos de Falun Dafa por parte del PCCh. Cuando estábamos a punto de terminar de comer, el restaurante volvió a estar menos concurrido y Qiao dijo: “Si tienes más cosas que contar a todo el mundo, dilo rápido”.
Saqué a colación la importancia de renunciar al PCCh y sus organizaciones juveniles, y pedí a mis compañeros que recordaran “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Algunos de ellos aceptaron renunciar al Partido de inmediato. También di a cada compañero un código QR para burlar el cortafuegos de internet de China, para que pudieran buscar más información veraz en la red.
Durante estos dos años, me he reunido con practicantes en muchos lugares para estudiar el Fa y compartir nuestras experiencias. Me inspiró ver lo diligentes que eran en la cultivación, y me permitió ver mis deficiencias y muchos apegos.
Sin la protección compasiva de Shifu, no sería capaz de hacer nada. Espero que a partir de ahora todos seamos más diligentes en la cultivación. Tenemos grandes responsabilidades como discípulos de Dafa, y sólo podemos estar a la altura de las expectativas de Shifu si hacemos bien las tres cosas. No importa cuánto tiempo quede, o cuán difícil y peligroso sea el ambiente, mi voluntad de ayudar a Shifu en la rectificación Fa y regresar a casa con él nunca cambiará.