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Mi precioso tiempo trabajando en una librería

Dic. 17, 2023 |   Por una practicante de Falun Dafa en Mongolia Interior, China

(Minghui.org) Durante la Revolución Cultural, mi padre fue enviado al campo a trabajar, y nuestra familia fue con él. Yo tenía que hacer trabajos pesados agrícolas todos los días porque la salud de mis padres era precaria. Cuando tuve mi propia familia, mi esposo me pegaba a menudo cuando perdía dinero en el juego. Me divorcié de él en 1988 y crié sola a mis hijos pequeños. Salimos adelante con muy poco dinero.

En 1993 me trasladaron a trabajar a una gran librería. Mi salud era precaria. Tenía problemas de corazón, colecistitis, fibromas uterinos, migrañas y reumatismo. Mis compañeros de trabajo eran comprensivos conmigo, conociendo mis antecedentes familiares y mis problemas de salud.

"¡Falun Dafa es bueno!"

Empecé a practicar Falun Dafa en 1997 y, aunque era analfabeta, poco a poco aprendí a leer estudiando Zhuan Falun. Pasé de estar triste a estar alegre, y mi mal genio mejoró. Dejé de fumar y de beber y dejé atrás el resentimiento que sentía por mi exesposo. Las enfermedades que me atormentaban desaparecieron y cada día sentía alegría y paz.

Mis compañeros de trabajo fueron testigos de las diferencias antes y después de practicar Falun Dafa, y creyeron que Falun Dafa es bueno. Me enseñaron pacientemente a comprender nuevos caracteres de Zhuan Falun. Mi jefe de sección se convenció de las maravillas de Falun Dafa tras ver los cambios en mí y también empezó a practicar.

Aprendí que debía comportarme de acuerdo con Verdad-Benevolencia-Tolerancia y ser mejor persona. Cuando mis compañeros de trabajo tenían dificultades, empatizaba con ellos, los iluminaba con mi comprensión de la situación y compartía con ellos cómo me había beneficiado de Dafa tanto física como mentalmente. También les animé a recitar "¡Falun Dafa es bueno! Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".

Todos los días limpiaba la librería antes de colocar la mercancía. Las bolsas de libros eran especialmente pesadas, y yo movía las más grandes para que los demás no tuvieran que hacerlo. Intentaba tenerlo todo ordenado durante mi turno para aliviar la carga de los del turno siguiente. Si una compañera estaba enferma, tomaba la iniciativa de sustituirla y no esperaba que esa persona me sustituyera a mí. Mis compañeros se emocionaban con mi comportamiento y me traían comida casera.

Bajo mi influencia, los miembros del equipo trabajaban duro y se preocupaban los unos por los otros. Otros equipos envidiaban lo bien que cooperaba el nuestro. Mis compañeros de trabajo fueron testigos de primera mano de que Falun Dafa realmente puede elevar el nivel moral de las personas.

Mis compañeros mantienen su sentido de la justicia

El Partido Comunista Chino (PCCh) comenzó a perseguir Falun Dafa el 20 de julio de 1999. En 2001, alguien me denunció por practicar Dafa. La policía me llevó a la Oficina 610, donde me torturaron. Me trasladaron a un centro de detención y me condenaron ilegalmente a un año de trabajo forzado.

El director de la librería y dos jefes de equipo se dieron cuenta cuando no me presenté a trabajar. Consultaron a mis hijos y se enteraron de que la policía me había llevado a un centro de detención. Algunos de mis compañeros fueron entonces al Departamento de Policía y preguntaron por mi paradero, explicaron que yo era una buena persona y pidieron mi liberación.

La policía denegó su petición. Mis compañeros de trabajo exigieron entonces que la policía emitiera notas de visita para 20 personas porque todos los miembros de los dos equipos querían visitarme.

Una docena de compañeros llegaron al centro de detención con comida. En cuanto entraron por la puerta, gritaron mi nombre con lágrimas en los ojos. Los guardias detuvieron al grupo y sólo dejaron entrar a seis o siete personas. Cuando vieron que los tendones y la carne de mis muñecas estaban magullados y heridos por la tortura, mis compañeros lloraron y dijeron a los guardias: "Es una buena persona, ¿cómo pueden tratarla así?".

Ocho meses después, me liberaron. Tras un mes estudiando el Fa y haciendo los ejercicios en casa, recuperé la sensibilidad en las manos y se movían con normalidad. El director de recursos humanos de la librería me llamó y me preguntó amablemente: "¿Por qué no has vuelto a trabajar todavía?". Volví al trabajo y mis compañeros se alegraron mucho de verme.

Mis compañeros renunciaron al PCCh y a sus organizaciones afiliadas

Cuando mis compañeros no se encontraban bien o tenían problemas personales de los que ocuparse, yo trabajaba voluntariamente más horas para cubrir sus turnos. Otros equipos querían que me uniera a ellos.

Me volví más competente a medida que avanzaba mi cultivación. Dafa abrió mi sabiduría, y mis habilidades comerciales, como la colocación y la introducción de libros, mejoraron notablemente.

Para servir mejor a los clientes, leí cuidadosamente los materiales sobre la venta de libros. Fui capaz de encontrar inmediatamente y con precisión los libros que los clientes solicitaban, lo que hizo que se sintieran satisfechos con nuestra tienda. A menudo me llamaban por mi nombre para que les atendiera cuando necesitaban ayuda. Mis compañeros decían: "No tenía ni idea de que fuera tan capaz. No parece analfabeta. Parece bastante educada".

Me di cuenta de que mis compañeros de trabajo tenían una relación predestinada conmigo, y empecé a darles a conocer Falun Dafa y la naturaleza del malvado PCCh, dándoles la oportunidad de salvarse. Uno tras otro, mis compañeros de trabajo se dieron cuenta de las mentiras del PCCh y declararon que renunciarían al PCCh, a su Liga Juvenil o a los Jóvenes Pioneros.

A la jefa de contabilidad le diagnosticaron cáncer de ovarios. La operaron y perdió todo el cabello debido a la quimioterapia. Me solidaricé con ella y le expliqué la verdad sobre Dafa. Ella y toda su familia declararon su renuncia al PCCh y a sus organizaciones afiliadas.

La madre de la contable conocía mi historia y sugirió a su hija que practicara Falun Dafa. La ayudé a encontrar un ejemplar de Zhuan Falun y le enseñé las cinco series de ejercicios. Practicó y se recuperó milagrosamente del cáncer. Incluso tenía la cabeza llena de pelo negro. Recomendó Falun Dafa a muchos de sus amigos y parientes y, como resultado, su madre, su hija y su yerno empezaron a practicar Dafa.

Cuando empecé a practicar Falun Dafa, la jefa de contabilidad de entonces supo que Dafa era bueno y que yo era una empleada honesta, de buen corazón y responsable. Más tarde fue trasladada a otro lugar. Cuando volví a trabajar en la librería después de dejar el campo de trabajo, ella regresó a nuestro lugar como presidenta. Hoy sigue en ese puesto.

Cuando contaba a mis compañeros de trabajo los hechos sobre Falun Dafa y les persuadía de que renunciaran al PCCh y sus organizaciones juveniles, a veces me topaba con ella, pero no me impedía hablar con la gente. Me pedía un CD de aclaración de la verdad o me animaba diciéndome: "Adelante, sigue practicando".

Un día, quiso regalarme una nueva chaqueta de plumas que había recibido en una conferencia. Le dije: "Soy practicante de Dafa; no puedo aceptar nada de los demás". Aun así, me la dio y exclamó: "¡Ayúdame a renunciar al PCCh y sus organizaciones juveniles!".

Sonreí y le pregunté: "¿Quieres decir que quieres renunciar a las organizaciones del PCCh?". Ella respondió: "¡Eso es exactamente lo que quiero decir!". Le pregunté: "¿Usando tu verdadero nombre?". Dijo que sí y se marchó como una niña. Supe que era su lado de sabiduría celebrando que se había salvado.

Una compañera de trabajo era una veterana encargada de la imprenta. Me acerqué a ella, le hablé de Dafa y le conté los beneficios para mi salud física y mental que había obtenido practicándola. También le hablé de la persecución que había sufrido personalmente.

Se sintió muy conmovida y le pareció increíble que cosas tan malas (la persecución) estuvieran ocurriendo en la sociedad actual. Inmediatamente aceptó renunciar al PCCh. Nos llevábamos bien y tomó la iniciativa de ayudarme a corregir los caracteres mal impresos en los libros de Dafa.

Hace poco volví a la librería para ver a mis excompañeros. Me preguntaron: "¿Sigues leyendo [Zhuan Falun]?". Respondí: "Sí". Me dijeron: "¡El libro es extraordinario! Ningún otro libro puede igualarlo. Deberías leerlo con atención".

Conclusión

Mis compañeros de trabajo en la librería fueron testigos de los cambios milagrosos antes y después de que yo practicara Falun Dafa y apreciaron la honestidad, amabilidad y perseverancia de un practicante de Dafa. Después de comprender los hechos, desdeñaron la maldad del PCCh y elogiaron sinceramente a Falun Dafa y la bondad de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Que más gente, a través de esta historia, comprenda que Falun Dafa es bueno y es el camino recto. Que no pierdan la preciosa oportunidad de salvarse.