(Minghui.org) Un día de 1998, cuando visité un templo en Sídney, me fijé en un libro: Zhuan Falun, que había sobre una mesa y le eché un vistazo. Dos de mis amigos trabajaban como redactores para una editorial. Yo venía de Beijing y viví el incidente del 4 de junio. Comprendía profundamente la naturaleza malvada del Partido Comunista Chino (PCCh). No podía creer que el Partido hubiera permitido que se publicara un libro sobre una auténtica cultivación espiritual. Mis nociones casi me habían hecho perder la oportunidad de obtener el Fa.
En cuanto llegué a casa, me leí Zhuan Falun de un tirón. Sentí que el libro era asombroso. Apenas podía creer lo que había leído. Mi emoción no se podía describir con palabras. Quería ver al Shifu. Me puse en contacto con mis amigos de Beijing y me enteré de que había lugares de práctica por todas partes en Beijing. Sin embargo, Shifu había dejado de dar conferencias en persona. No sabía que la gente practicaba Falun Dafa (o Falun Gong), en Sídney, ni dónde podía aprender los movimientos de los ejercicios. Muy a mi pesar, no visité el sitio web. Mis nociones me volvieron a frenar. Pensé que que las enseñanzas (el Fa) de Buda no se podían publicar en Internet.
Aunque me sentía inquieta, no me daba cuenta de que debía leer el Fa más a menudo. Sólo leía el libro de vez en cuando. Pensé que ponerme en contacto con otros practicantes, me animaría. Algunos meses después, a finales de 1998, vi un anuncio en el periódico. Me puse en contacto con el practicante y me uní a un grupo de estudio de Fa. Entonces sentí que empezaba 'oficialmente' a practicar Falun Dafa.
Nada excepto el Fa poblaba mi mente. Pese a todo, no estaba segura de ser capaz de pasar las pruebas y las tribulaciones. Desde entonces, Shifu me ha permitido tener experiencias asombrosas en mis 25 años de cultivación.
Pude sentarme en la posición de loto completo durante media hora poco después de empezar a practicar Falun Dafa. Mientras intentaba abrirme paso y sentarme durante una hora, me sentía muy inestable. Meditaba más tiempo cuando no me dolían las piernas y menos cuando me dolían. Pero sentí que aquello no estaba bien, así que me fijé una meta. Decidí que me sentaría cinco minutos más de lo que me sentía capaz. Por mucho que me dolieran las piernas, no abandonaría.
Un día me empezaron a doler las piernas mucho antes de la hora que me fijé. Insistí. No obstante, el dolor se intensificaba a cada segundo. Empecé a sudar. Mi cuerpo temblaba. Seguí aguantando sin bajar las piernas. Cuando el dolor alcanzó un punto crítico en el que apenas podía soportarlo, desapareció de repente. Mi cuerpo se sintió muy cómodo y maravilloso. Sentí que Shifu estaba conmigo y me cuidaba.
Mi tercer ojo no estaba abierto y no podía ver cosas milagrosas, así que esta experiencia aumentó mi confianza en la cultivación. Sabía que no había prueba que no pudiera pasar siempre que quisiera atravesarla. Formé el hábito de sentarme con las piernas cruzadas cuando leía el Fa.
Aclarando la verdad
La apelación del 25 de abril en Beijing tuvo lugar varios meses después de que yo empezara a practicar Falun Dafa. Asistí a una conferencia de intercambio de experiencias en Sídney. Me sentí muy afortunada de ver a Shifu. Poco después, el 20 de julio, la persecución comenzaba. Los practicantes empezaron la cultivación del período de la Rectificación del Fa. Fui a Beijing dos veces. La primera vez me volví para aclararle también la verdad a mis parientes y amigos. La segunda vez fui a Zhongnanhai, el complejo del gobierno central del PCCh. Conocí a un joven practicante local en la comisaría. Varios años después le vi en un medio de comunicación. Ahora es alguien muy conocido entre los practicantes. Es increíble cómo surgen las relaciones entre los practicantes. Deberíamos valorar esta época tan especial.
Después de que el PCCh me deportó a Sídney, empecé a validar el Fa en Australia. Durante ese tiempo los practicantes no coordinábamos bien nuestras iniciativas para aclarar la verdad. La mayoría de nosotros lo hacíamos individualmente. Algunos colaborábamos, practicábamos los ejercicios y aclarábamos la verdad a la gente en la plaza del ayuntamiento local de lunes a viernes, después del trabajo. Estuve haciéndolo durante dos años, sin importar si llovía o hacía calor. Éramos pocos practicantes, y a veces yo era la única.
Nos vimos sometidos a una gran presión durante aquel tiempo. Conocimos a todo tipo de gente y experimentamos la frialdad de los corazones humanos. Ahora el entorno es completamente distinto. Pero en aquella época el mal controlaba a los seres perversos que venían a interferirnos. Pero, Shifu también dispuso que mucha gente viniera a aprender los ejercicios y a animarnos. Y ocurrían cosas asombrosas.
Me impresionaban muchos de los que llegaban a nosotros. No hablaban mucho. Venía y se sentaban en la posición de loto desde el principio hasta el final del ejercicio. Parecía como si supieran hacer los gestos con las manos. Venían una vez, y no volvía. Me causaba mucha perplejidad. Más tarde supe, por las conferencias del Shifu, que bajaban a la Tierra desde niveles altos.
Trabajando más de veinte años para The Epoch Times
Después de que nacieran mis hijos, tenía muchas tareas que hacer en casa. No disponía de mucho tiempo libre para salir a hablar a la gente sobre Falun Dafa. La oficina de The Epoch Times en Sídney se estableció en aquel momento. En 2003, empecé a trabajar desde casa para el periódico The Epoch Times.
Nunca pensé que algún día sería escritora. Cuando era joven, me castigaban a menudo por no hacerlo bien cuando escribía redacciones. Empecé desde cero, de forma autodidacta empecé a buscar materiales, a localizar imágenes, a maquetar y a publicar artículos en Internet. Lo hacía todo sola, desde el principio hasta el final. En realidad, todos los practicantes eran muy polivalentes. Trabajo para The Epoch Times desde hace más de 20 años.
Aunque tengo cuatro hijos, mis padres no me ayudaron. Nadie de mi familia practica Falun Dafa. Y como no se puede vivir sin dinero, toda la presión recayó sobre mis espaldas. Cada día era como ir al campo de batalla. No obstante, supuso un buen ambiente de cultivación.
Para compaginarlo todo bien, me hice taxista. Cuando no estaba ocupada con mi trabajo en el periódico, conducía un taxi 12 horas al día. Podía concentrarme en conducir y aclarar la verdad a los pasajeros, mientras ganaba dinero.
Conducir un taxi era como deambular por la sociedad como un monje. Conocí a todo tipo de gente. Comprendí mejor lo que dijo el Shifu sobre "seguir el curso natural". Me encontré con muchas cosas milagrosas.
Conocí a una persona que trabajaba seis meses en la sociedad común, y los otros seis meses se cultivaba en una montaña. Conocí a muchas personas que se les había abierto el tercer ojo, y buscaban la verdad. Algunas personas, que venían a escuchar la verdad, se quedaban en mi taxi más de media hora. Muchas personas se emocionaban hasta las lágrimas al escuchar mi aclaración de la verdad.
Como no disponía de mucho tiempo libre no pude asistir a las actividades locales durante mucho tiempo. A muchos practicantes les preocupaba que me estuviera quedando rezagada en la cultivación. Por mi parte, les aseguraba que seguía practicando. Mi vida solo tiene sentido si sigo este camino. Y completaré este viaje. Cuando mis hijos crecieron, mi entorno de cultivación mejoró. Tuve más tiempo para estar con los practicantes.
Algunos practicantes me preguntaron cómo perseveré y trabajé para The Epoch Times durante 20 años. Pero yo no sentí que hubiera intentando perseverar. Al contrario, sentía que era mi responsabilidad, el camino de mi vida y el sentido de mi existencia. Nunca pensé, ni por un instante, en rendirme. En realidad, le estoy muy agradecida al equipo de The Epoch Times. Formar parte de él me hizo sentir la urgencia y contribuyó a que no me relajara, porque el periódico tiene que publicarse siempre a tiempo.
Aclarando la verdad en las redes sociales
Tras el estallido de la pandemia de COVID, se animó a los practicantes para que aclararan la verdad en las redes sociales. Al principio no me interesé. Más tarde, una practicante compartió su experiencia durante el estudio de Fa en un grupo grande. Dijo que solo le llevaba cinco minutos cada día. Así que me uní al equipo de promoción de las redes sociales. Después me di cuenta de que cinco minutos no eran suficientes si queríamos obtener buenos resultados. Durante un tiempo sólo usaba la función de compartir y no conseguía buenos resultados. Entonces cambié a hacer "promoción publicitaria". Decenas de practicantes se unieron a este proyecto y logramos mejores resultados. Poco después comenzamos a sufrir algunas interferencias. Nos bloquearon casi todas las páginas principales y nuestras cuentas. El proyecto se paralizó.
Pero, como sentía que esta promoción estaba siendo muy eficaz, no me rendí. Empecé otra vez con otra página principal, a la que subí vídeos. Al principio no me resultó fácil. Me bloqueaban la cuenta sin motivo. Aunque le pedí consejo a algunos practicantes con más experiencia, no pudieron darme ninguna solución.
Aun así, no me rendí. Empecé a enviar pensamientos rectos durante largos períodos. Cada vez que lo hacía parecía como si librara una batalla; incluso sudaba en exceso. Al final, las cosas se estabilizaron. Podía dedicarle tan solo cinco minutos diarios a esta plataforma, pero llegar a mucha gente. Me sentí muy feliz al ver que tantos seres conscientes conocían la verdad sobre Falun Dafa. Sentí que mis esfuerzos habían valido la pena.
A continuación, presenté este proyecto a los practicantes locales de mi grupo de estudio de Fa. Se sumaron más compañeros. Y obtuvimos mejores resultados. Después de dos años, nuestro vídeo de presentación de Falun Dafa ha alcanzado más de 24 millones de espectadores. La página principal ha alcanzado los 100 millones de visitas.
Perseveraré en este camino porque creo que es eficaz. Ahora muchos practicantes se han unido al proyecto de redes sociales. Cualquier proyecto de aclarar la verdad que comencemos se va a encontrar con los mismos problemas. Para salvar a los seres conscientes, tenemos que realizar avances capa por capa. Cuando finalmente hayamos hecho un gran avance, lo encontraremos:
“Si de veras puedes llevarlo a cabo, descubrirás realmente que, ¡tras el verde oscuro del sauce, se hallan resplandecientes flores y otra nueva aldea!” (Novena lección, Zhuan Falun).
Sólo estudiando el Fa constantemente puedo asimilarme al Fa
Tengo tanto que decir que incluso podría escribir un libro sobre la cultivación después de cultivarme durante más de 20 años. En realidad, cada practicante podría escribir un libro, un gran libro detallando su palpitante camino hacia la divinidad.
He podido caminar hasta aquí gracias a Falun Dafa. Shifu nos recordaba en casi cada conferencia que estudiáramos más, y bien, el Fa. Me gustaría compartir mi entendimiento de la importancia de estudiar el Fa. ¿Sabemos lo grande que es el universo? Lo que podemos imaginar sobre lo grande que es no es más que una partícula de polvo. Es más gigantesco de lo que cualquier humano puede describir. Los que habitan cuerpos humanos en el período de la rectificación Fa proceden de niveles altos. Los practicantes de Dafa son de niveles aún más altos. ¿Cuántos niveles debemos atravesar antes de que podamos regresar a nuestros hogares originales?
"¿Cuántos segundos hay en 25 años? Casi 800 millones de segundos. Si atravesamos un nivel en un segundo, ¿pensarías que estoy exagerando? Esto es sólo una metáfora. Cuando alcanzamos cierto nivel, la parte que ha sido asimilada al Fa se separa. Las partes restantes todavía no se han asimilado al Fa. Así que tenemos que seguir estudiando el Fa y asimilándonos. Estudiar el Fa todos los días es muy importante. Yo estudio el Fa todos los días, no importa lo ocupada que esté.
Mirar hacia dentro se convirtió en un hábito
Estudiar el Fa es asimilarse al Fa y guía nuestra cultivación. ¿Cuál es la parte más difícil de la cultivación? Diferentes practicantes tienen diferentes respuestas. Para mí, lo más difícil es desprenderme de los apegos de los que no soy consciente. Si no me doy cuenta de que está mal, ¿cómo puedo rectificarlo?
Shifu cuida de nosotros en nuestra cultivación. Lo divino no nos dirá dónde están nuestros problemas, pero nos dará pistas. Considero estas pistas como el lenguaje de lo divino y una forma de comunicación. Este tipo de comunicación nos permite reconocer nuestros corazones humanos. Es lo que normalmente llamamos "mirar hacia dentro".
No debemos esperar a que surjan conflictos para mirar hacia dentro. Si los conflictos se vuelven intensos, significa que hemos tenido estos problemas desde hace mucho tiempo. Me examino honesta y sinceramente cuando surgen pequeños problemas, porque los grandes problemas se acumulan a partir de los pequeños.
Poco a poco he ido adquiriendo el hábito de mirar hacia dentro. La reacción de alguien o su lenguaje corporal me recuerdan que debo mirar dentro para ver si no lo he hecho bien. Siempre encuentro mis propios problemas. Ha dejado de importarme si llevo la razón o no.
Piénsalo. Si la gente de hoy en día viene de niveles altos, los que nos causan problemas saben qué papel van a desempeñar antes de venir aquí. Me pregunto si estoy dispuesta a desempeñar un papel que consista en causarle problemas a los practicantes. Si logramos la Perfeción, se considerará que los que causaron problemas nos han ayudado. Si dejamos de cultivarnos, se les considerará una interferencia y un daño. ¿Qué les esperará en el futuro? Desde esta perspectiva, nuestra cultivación –si es buena o mala– decide su destino.
Hemos experimentado duras pruebas y muchas tribulaciones a lo largo de estos años. Sabemos que las organizaron las viejas fuerzas. ¿Quiénes son las viejas fuerzas? ¿Son los seres antiguos, las partes de nosotros que no se han asimilado al Fa? Antes de obtener el Fa y durante el proceso de descender a niveles inferiores, ¿éramos viejos seres? ¿Eran nuestros pensamientos y nociones muy diferentes a los de las viejas fuerzas? Por eso, cuando tenemos tribulaciones, no debemos resentirnos ni quejarnos. Shifu lo controla todo. Debemos actuar de acuerdo a los principios del Fa. Debemos superar las tribulaciones y negar los arreglos de las viejas fuerzas.
Mi entendimiento es limitado, por favor, señálenme amablemente cualquier cosa inapropiada.