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​Anteriormente era combativa, ahora me esfuerzo por ser digna de la misericordiosa salvación de Shifu

Oct. 25, 2023 |   Por Li Qi, practicante de Falun Dafa en China

(Minghui.org) Sufrí de neurastenia después de dar a luz a mi bebé en 2006. Busqué tratamiento médico de varias fuentes, pero mi estado no mejoró. Un día fui a casa de mi hermana mayor para ver los vídeos de las conferencias de Shifu. Shifu ajustó mi cuerpo y por fin pude dormir. Me alegré muchísimo. Desde ese momento comencé a practicar Falun Dafa.

Mejorando mi carácter

Me comportaba mal antes de empezar a practicar Falun Dafa. Durante las discusiones con mi madre, le apuntaba con el dedo a la frente y la insultaba. También tenía la costumbre de mentir, y hacía lo que fuera para conseguir lo que quería. No respetaba a nadie y a menudo interrumpía antes de que los demás terminaran de hablar. Era egoísta y me centraba en mis intereses personales. Hacía todo lo posible por resarcirme de la más mínima pérdida.

Después de empezar a practicar Falun Dafa, me di cuenta de lo mal que me comportaba. Comprendí la necesidad de contenerme según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Cuando compré carbón para cocinar y calentarme, el vendedor me dio un precio de 1,25 yuanes. Miré de reojo y dije fríamente: "Redondéalo". El vendedor exclamó: "¡Dios mío, qué tajante eres!". Me sobresalté y rápidamente pensé en mi interior: "Shifu, me equivoqué".

Yo solía tener una mentalidad competitiva obstinada, un tono poco amistoso y tendencia a ser autoritaria. Estaba profundamente influida por la cultura del Partido Comunista Chino ( PCCh), especialmente por mi hábito de hablar de forma poco amable. Cultivar mi tono antipático fue un proceso difícil. Muchas veces, aunque mis intenciones no eran crueles, salían de mi boca palabras poco amables. A pesar de la dificultad de cultivar mi habla, hice todo lo posible por contenerme y me esforcé por hacerlo mejor. Conocía la importancia de no enfadarme, de vigilar mi xinxing y de reconocer cuando mi tono se volvía agresivo. Aprendí a contenerlo.

Descubrí que estudiando tres lecciones del Fa cada día, enviando pensamientos rectos y aclarando la verdad, me volvía más suave y tranquila.

Aprendí a desprenderme del apego al beneficio personal. Si algo no me pertenecía, no lo perseguía. En el pasado, tenía dificultades para controlar mi habla y a menudo hablaba sin pensar. Sin embargo, a medida que progresaba en mi cultivación, descubrí que después de eliminar el apego al interés personal, no tenía ningún deseo de hablar descuidadamente.

Superar las pruebas de vida y muerte

Desde la infancia sufría de picores en la parte inferior del cuerpo, que se extendían a las pantorrillas, y era una sensación que hacía sentir a uno que preferiría estar muerto. Después de empezar a practicar Falun Dafa, pude ver entidades negativas en otras dimensiones que parecían gusanos. Envié pensamientos rectos para eliminarlos y, poco a poco, mi estado mejoró.

Mi sobrino era taxista y le regalé el libro El objetivo final del comunismo. Dejó el libro en su coche y alguien lo denunció. Más de doce policías de la comisaría local vinieron a mi casa para detenerme. Me llevaron al hospital para examinarme y les aclaré la verdad. Pedí a los agentes y a los médicos que no participaran en la persecución y que recordaran: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Me detectaron anemia. No cumplía los criterios del centro de detención, así que se negaron a admitirme. La policía me llevó a otro hospital y se confabuló con el médico de allí. El médico presentó resultados falsos y me llevaron a un centro de detención.

La menstruación me vino al tercer día. Una noche, de repente, sentí que algo me atravesaba el abdomen y el dolor era insoportable. El médico me recetó medicamentos, pero me negué a tomarlos. Las reclusas de la celda vieron cuánto me dolía y me instaron a tomar medicamentos. Les dije: "No los tomaré. Tengo a Shifu cuidando de mí". Practiqué los ejercicios y envié pensamientos rectos. Cuando el dolor era intenso, pedía ayuda a gritos al Shifu. También me comuniqué con el ser que estaba causando mi sufrimiento y le dije: "Por favor, asimílate a Dafa. Si sigues interfiriendo, serás destruido". Finalmente, el yeli de enfermedad de la menstruación dolorosa desapareció.

Un día estaba sola en casa. A las seis de la tarde, después de enviar pensamientos rectos, de repente sentí que se me entumecía la cabeza. Alrededor de las 7, me fui a la cama y, en cuanto apagué las luces, perdí el conocimiento y la comida que había ingerido me salió por la boca y la nariz. Entre las 8 de la tarde y medianoche, supe que había abandonado este mundo. Vi seres en otra dimensión que no tenían forma humana, con largas patas parecidas a insectos. Sólo tenía un pensamiento: "¡Sin el consentimiento de Shifu, nadie puede llevarme!". Sobreviví aquella noche recitando repetidamente esa frase.

A las 6 de la mañana del día siguiente, quise llamar a un practicante. El teléfono estaba junto a mi almohada, pero no tenía fuerzas para alcanzarlo. Después de mucho esfuerzo, conseguí tomarlo y lo llamé. Ese practicante dijo que su tercer ojo estaba abierto y que sabía que yo había fallecido. A las nueve de la mañana vino a mi casa. Me esforcé por limpiarme la comida de la cabeza y la cara y, con el apoyo de Shifu, me levanté para abrir la puerta. Pero ni siquiera recuerdo cómo conseguí abrir la puerta. El practicante preguntó: "¿Cómo te sientes?". Respondí: "Siento que no estoy en este mundo".

Oí una voz que decía: "Cuando te acuestas, eres sólo una persona; cuando te sientas, eres un dios". Apoyé la almohada en el alféizar de la ventana y me senté. Cuando el practicante vino a verme de nuevo a las cuatro de la tarde, le dije: "He vuelto de otro mundo".

Hice los ejercicios a la tercera mañana, aunque aún me sentía débil. Me recuperé totalmente al cabo de tres o cuatro días.

Shifu siempre proporciona guía e iluminación

Una vez vi en otra dimensión que montaba un caballo blanco y descendía al mundo humano. A mi izquierda había un anciano y yo era una niña de unos diez años. Delante de nosotros había dos caballos voladores alados. De repente me vi arrojada a un callejón oscuro y descendí a los Tres Reinos.

Al entrar en el mundo humano, estaba decidida a no dejar que las impurezas me sepultaran. Vi que Shifu me colocaba en el vasto mar para limpiarme, y estaba rodeada de muchos practicantes. Dije: "Shifu, no puedo hacer esto sola en el vasto mar de la humanidad". Entonces, una voz me dijo que esperara. Shifu dispuso entonces que mi esposo estuviera conmigo.

Cuando mi esposo firmó la declaración de garantía para que yo pudiera ser liberada después de ser arrestada, lloré y pregunté: "Shifu, ¿en qué fallé en la cultivación (para hacer que mi esposo firmara)?". Shifu señaló: "Es para que tu marido obtenga Dafa". Más tarde, mi marido empezó a practicar Dafa. En el camino de la cultivación, mi marido, como practicante, mostró tolerancia y paciencia ilimitadas hacia mí. Cuando me esforzaba en mi cultivación, mi marido me decía: "Para cultivar bien de verdad, tienes que cultivarte en casa. Si no, no es cultivación genuina". Cuando me arrestaron, mi marido trabajó activamente para rescatarme. Realmente es un practicante maravilloso. A través de la cultivación, aprendí a no imponerle mi voluntad.

Cuando hago el segundo ejercicio llego a comprender algunos principios del Fa. Me siento muy cómoda mientras hago el segundo ejercicio durante una hora: la música fluye por cada célula de mi cuerpo. Cuando hago el tercer ejercicio, ya no siento mi cuerpo. La sensación es indescriptible.

En un sueño, vi el cielo abierto y había alumnos de tercero o cuarto curso yendo a la escuela. Yo estaba en primera fila.

Durante la prueba de vida y muerte, vi a Shifu protegiéndome personalmente. Lo vi claramente. Cuando Shifu purificó mi cuerpo, vi cómo abría mi pecho y volteaba mi corazón, limpiándolo capa por capa. Finalmente, vi que mi corazón era muy, muy puro y blanco, mientras estaba de pie junto a Shifu.

Durante una tribulación de yeli de enfermedad, no tuve fuerzas ni para beber agua. Sin embargo, nunca tuve pensamientos de enfermedad ni busqué ayuda de otros. Fui creada por Shifu, y con Shifu cuidando de mí, nunca reconocería las viejas fuerzas. A veces, pasar estas tribulaciones era excepcionalmente difícil. En un sueño, un ser me dijo: "No te cultives más; es demasiado difícil". Sostuve el libro Zhuan Falun y dije: "No, me cultivaré firmemente hasta el final, seguiré a Shifu hasta el último momento". Aquel ser me miró y se marchó.

Shifu me ha protegido y guiado en mi viaje de cultivación, en cada paso del camino. Aunque ha habido altibajos en mi camino de cultivación, Shifu nunca me ha abandonado. Sólo estudiando firmemente el Fa puedo desprenderme de todos mis apegos. En el futuro, me cultivaré diligentemente en el Fa con cada pensamiento y en cada momento, y viviré a la altura de la salvación misericordiosa de Shifu.