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Noticias tardías: Una mujer de 55 años muere como resultado de la persecución, dejando solos a su marido incapacitado y a su hija de 13 años

Ene. 30, 2023 |   Por un corresponsal de Minghui en Mongolia Interior, China

(Minghui.org)

Nombre: Jiang Haiying
Nombre en chino: 江海滢
Género: Femenino
Edad: 55 años
Ciudad: Baotou
Provincia: Mongolia Interior
Profesión: maestra
Fecha de la muerte: 10 de julio de 2021
Fecha de la última detención: 01 de septiembre de 2014
Lugar de última detención: Un centro de detención local.

Después de que Jiang Haiying se quedara embarazada de su hija a los 44 años, esta residente de la ciudad de Baotou, en Mongolia Interior, estaba decidida a darle a la niña lo mejor que pudiera ofrecerle. Pero un viaje que hizo cuatro años después de dar a luz para visitar a su madre cambió para siempre el destino de su familia.

La señora Jiang y su hija, que entonces tenía cuatro años, esperaban para subir al tren en la estación de Baotou el 1 de septiembre de 2014, cuando la policía la detuvo y la arrestó delante de la pequeña.

Después de aquello, la niña estaba demasiado asustada para volver a ir a la estación de tren. También temblaba cada vez que veía a un agente de policía. La niña, antes extrovertida, se volvió retraída y apenas hablaba. Su padre trabajó incansablemente para intentar rescatar a su madre, pero fue en vano.

La policía mantuvo detenida a la Sra. Jiang durante dos años e intentó condenarla a prisión por negarse a renunciar a su fe en Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida por el Régimen Comunista Chino.

Incluso después de que la policía liberara finalmente a la señora Jiang en 2016 al no reunir pruebas suficientes para acusarla, siguieron acosándola repetidamente en su casa.

En 2019, solo tres años después de que la Sra. Jiang hubiera regresado con su familia y cuando su hija tenía nueve años, su marido cayó repentinamente en estado crítico. Aunque sobrevivió, quedó incapacitado desde entonces y necesitaba que ella cuidara de él.

Para mantener a su familia, la Sra. Jiang retomó su anterior profesión de maestra y empezó a ofrecer clases particulares para obtener ingresos.

Pero el continuo acoso policial acabó por agotarla. Se le formaron bultos en el pecho y se vio obligada a contratar a una niñera para que cuidara de su hija, mientras ella se mudó con sus padres, ambos cercanos a los 80 años. Su anciana madre tuvo que hacerse cargo de ella, así como su padre, que había estado luchando contra los efectos secundarios de una trombosis cerebral.

La Sra. Jiang falleció el 10 de julio de 2021. Solo tenía 55 años.

Su hermano cuida ahora de su marido y su anciana madre de su hija de 13 años.

La difícil situación del marido

Mientras la Sra. Jiang estaba detenida, su marido gastó todos sus ahorros y pidió prestado aún más para sobornar a la policía, con la esperanza de que la pusieran en libertad. A menudo perdía la esperanza y se sentía impotente.

El agotamiento mental y físico, así como el acoso incesante a la familia incluso después de que la Sra. Jiang regresara a casa, tuvieron un enorme impacto en su salud. La noche del 23 de junio de 2019, enfermó repentinamente y fue trasladado de urgencia al hospital.

Tras unos días de tratamiento, el hospital quiso darle el alta, a pesar de que seguía en coma, porque la familia no podía pagar. La Sra. Jiang buscó ayuda a través de una plataforma de “crowdfunding” y el hospital finalmente permitió que su marido se quedara. El médico dijo que su estado era muy peligroso. Aunque pudieran mantenerlo con vida, sería un vegetal el resto de su vida.

Antes de que su marido despertara, varios acreedores vinieron a buscarla. Solo entonces supo lo mucho que su marido había intentado rescatarla. Pero nunca, su marido le dijo cuánto había pagado a la policía.

Durante los meses que su marido estuvo hospitalizado, la señora Jiang fue todos los días a cuidarlo. Por lo general, preparaba la comida por la mañana, añadiendo la cantidad limitada de carne que podía permitirse comprar. Luego, ella comía las verduras más baratas, como las patatas.

Cuando le dieron el alta, contrató a alguien para que cuidara de él. Instaló una barra en casa para que él pudiera practicar el volver a caminar. Mientras tanto, empezó a dar clases particulares para ganarse la vida.

Acoso continuo

Poco después de que el marido de la señora Jiang regresara a casa, la policía local y funcionarios del Comité Residencial, a veces diez o más a la vez, vinieron a acosarla de nuevo, ordenándole que renunciara a Falun Gong. El acoso duró hasta agosto de 2020.

Cuando se negaba a dejar entrar a los agentes, estos golpeaban fuertemente la puerta y le gritaban. Cuando lograban entrar, permanecían en su casa durante horas y horas, ignorando lo mucho que el acoso angustiaba a su marido incapacitado.

El acoso era tan estresante que la Sra. Jiang empezó a tener alucinaciones y a pensar que la policía llamaba a la puerta todo el tiempo. Mientras tanto, seguía trabajando con la cuidadora que había contratado para ayudar a su marido a rehabilitarse, incluso cuando un bulto en el pecho empezó a crecer y a causarle un dolor insoportable en el lado izquierdo del cuerpo.

A medida que su estado empeoraba, fue perdiendo fuerzas para ayudar a cuidar a su marido. Para evitar más acoso, dejó a su marido y a su hija con la cuidadora y viajó miles de kilómetros sola hasta casa de un familiar, con la esperanza de recuperarse allí. Cuando llegó al edificio de apartamentos de su familiar, estaba tan agotada que casi no tenía fuerzas para subir las escaleras.

Pocos días después de abandonar su casa, las autoridades volvieron a acosarla.

Para evitar que implicaran a sus familiares, más tarde se fue a casa de su madre para que esta pudiera cuidarla. Cuando las autoridades se enteraron, empezaron a llamar a su madre y a acosarla.

Cuando su madre contó a los agentes lo mal que estaba la señora Jiang, le pidieron un diagnóstico hospitalario y fotos. Incluso después de que su familia enviara la información solicitada, cinco funcionarios de la Comisión de Asuntos Políticos y Jurídicos fueron a casa de su madre para ver cómo estaba.

Para entonces, la Sra. Jiang ya estaba postrada en cama y no podía moverse. Tenía el pecho duro y muy hinchado.

Cuando los funcionarios del Comité de Asuntos Políticos y Jurídicos regresaron a Baotou, echaron a la cuidadora que había contratado la Sra. Jiang y trasladaron a su marido a un albergue comunitario para personas sin hogar.

Poco después, la Sra. Jiang falleció, dejando solos a su hija pequeña, a su marido incapacitado y a sus ancianos padres.