(Minghui.org) Li Kiang fue juez en el Estado de Jin en el Periodo de Primavera y Otoño (770 a 476 a. de C.). Una vez, al decidir un caso, malinterpretó una declaración de sus subordinados y emitió una sentencia errónea. Como resultado, un inocente fue condenado a muerte.
Cuando Li revisó más tarde el expediente del caso, encontró algunos puntos cuestionables y se dio cuenta de que había cometido una equivocación. Se arrepintió tanto de su error que se puso a sí mismo en el pabellón de los condenados a muerte.
El duque Wen de Jin, que tenía una confianza implícita en Li, quedó sorprendido cuando se enteró de lo que Li se había hecho a sí mismo. Quiso perdonar a Li e intentó disuadirle de su decisión. Le dijo: "Los funcionarios de la corte imperial ocupan diferentes cargos, y la forma en que son castigados por sus malas acciones también debe ser diferente. Fueron tus subordinados los que cometieron el error en primer lugar, así que no fue culpa tuya".
Li no veía las cosas de ese modo. Le dijo al duque Wen: "Yo soy la persona con autoridad judicial, y nunca he ofrecido mi cargo a mis subordinados. Estoy muy bien pagado, y nunca he compartido mis privilegios financieros con mis subordinados. Ahora que he juzgado mal y he hecho matar a un inocente, ¿cómo puedo trasladar mi responsabilidad a mis subordinados?".
El Duque Wen apreciaba el talento de Li, y realmente no quería perderle, así que continuó, esperando persuadirlo de otra manera: "Basándome en tu lógica, yo soy el monarca y te nombré juez. Si crees que eres culpable, ¿no debería yo también ser considerado culpable?".
Li replicó: "Un juez debe seguir la ley en el manejo de un caso, y debe ser castigado por juzgar mal un caso y pagar con su vida por haber matado a un inocente. Su Señoría no hizo nada malo. Me nombró juez principal con plena autoridad porque creía que haría mi trabajo a conciencia y era bueno en el manejo de casos difíciles. Ahora que he cometido un error y he condenado a muerte a alguien por equivocación, yo también debo ser condenado a muerte".
Li se negó a aceptar el perdón del duque y se suicidó con su propia espada para defender la dignidad de la ley.
Diferentes culturas nutren diferentes estados de conciencia. La cultura tradicional china era de inspiración divina y hacía hincapié en la armonía entre el hombre y la naturaleza. Enriquecía la naturaleza búdica de las personas y alentaba el pensamiento racional y la perseverancia. El juez Li condenó a muerte a un inocente por error. Cargado de culpa, se suicidó en arrepentimiento de su mala acción. Su integridad animó a las generaciones futuras a defender el carácter sagrado de la ley y la humanidad.
El Partido Comunista Chino (PCCh) promueve una cultura degenerada que se opone directamente a la cultura tradicional. Desprecia la naturaleza búdica del hombre, calumnia a budistas y taoístas y destruye la naturaleza humana. Después de décadas de gobierno comunista, muchos jueces chinos han sido envenenados por la ideología comunista de falsedades, maldad y lucha de clases.
De niño, escuchaba a menudo a los adultos hablar de cómo los jueces del PCCh "aceptaban sobornos tanto de los demandantes como de los demandados". Entonces era demasiado joven para entender esas cosas. Ahora, durante la actual persecución a Falun Dafa, podemos ver cómo los jueces corruptos simplemente siguen al PCCh para aprobar las políticas del PCCh y condenar a personas inocentes.
Hay dos libros que ofrecen una comprensión clara de lo que es realmente el PCCh: Nueve comentarios sobre el Partido Comunista y El objetivo final del comunismo. En ellos se pueden encontrar las respuestas a las diferencias fundamentales entre la cultura del Partido y los valores tradicionales chinos.