(Minghui.org) Wei Yu era un calígrafo de finales de la dinastía Qing. También era un experto en música y en artes marciales. En 1908, estudió para presentarse a un examen imperial. Un adivino llamado Guang Wen le dijo que no se molestara en hacer el examen porque no lo aprobaría. Guang le aconsejó también que tuviera cuidado porque veía un accidente mortal en su futuro.
De todas formas, Wei se presentó al examen y lo reprobó. Derrotado y frustrado, se dedicó a beber para matar el tiempo y se comportó de forma irresponsable. Una anciana llamada Qi, no toleraba su conducta y se quejaba con frecuencia de él. Eso hacía enojar mucho a Wei.
Una noche, Wei consiguió un poco de pólvora y fue a donde vivía Qi, con planes para quemar su casa. Pero cuando vio las casas de madera de las familias pobres del barrio, Wei cambió de opinión. Pensó: "Esa anciana es realmente fastidiosa, pero sus vecinos son inocentes. ¿Cómo podría yo dañarlos así?".
Tres años después, Wei hizo planes para volver a presentarse al examen imperial. Guang, el adivino, le miró de nuevo y se sorprendió. "Las cosas han cambiado", dijo. "Ya no veo un accidente mortal en tu futuro y esta vez aprobarás el examen imperial. ¿Pues que hiciste?".
Wei le contó cómo había decidido no quemar la casa de la anciana. Guang dijo: "Ese único pensamiento salvó muchas vidas; así cambió tu destino".
Ese año, Wei aprobó el examen imperial y, con el tiempo, logró grandes cosas. Al igual que el dicho de la cultura tradicional china: "Cuando una persona es bondadosa, las bendiciones la siguen".
Apoyar a las personas rectas
En la China de hoy ocurren cosas similares. Cuando decenas de millones de practicantes de Falun Gong son perseguidos injustamente por su creencia en Verdad-Benevolencia-Tolerancia, cualquier cosa que la gente diga o haga para apoyar a los practicantes inocentes puede traer bendiciones.
Gu'an es un pequeño pueblo del condado de Yishui, en la provincia de Shandong. Liu Hongda, secretario del Partido Comunista Chino (PCCh) del municipio de Longjiajuan, una vez dirigió a docenas de policías, oficiales del gobierno y miembros del personal local para que acosaran a los practicantes de Gu'an. Tras bloquear todas las salidas del pueblo, se dirigieron a los hogares de los practicantes. Incluso si el practicante no estaba en casa, entraban y saqueaban el lugar.
Aterrados por el gran número de policías y oficiales locales, la mayoría de los aldeanos no se atrevieron a involucrarse. Un hombre, Li Ming, se sintió mal al ver que practicantes inocentes eran intimidados de esa manera. Al ver a su cuñada asaltando casas junto a otros funcionarios, le gritó: "¡Ese no es tu asunto! Deja de meterte con ellos". Algunos de los funcionarios se acercaron para llevárselo, pero otros aldeanos los detuvieron.
Su bondad se vio pronto recompensada. Iba conduciendo un triciclo en la cercana aldea de Xizhongyu cuando un camión le atropelló y perdió el conocimiento. Después de haber sido tratado en un centro médico local durante 10 días, se recuperó por completo y volvió a casa. "Agradezco a la divinidad por protegerme. Si no, seguro que habría muerto", dijo.
Un agente de policía en estado de shock
Esta es una historia de la ciudad de Kunming, provincia de Yunnan. Varios policías detuvieron a un practicante llamado Gang. De camino a la comisaría, el oficial Wei sintió de repente que su corazón se paralizaba. Su rostro se puso pálido, sus miembros estaban fríos y todo el cuerpo sudaba, síntomas típicos de conmoción.
Gang lo animó a recitar: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Wei dudó al principio, pero sus compañeros estuvieron de acuerdo en que debía intentarlo, así que Wei recitó las frases una y otra vez. Al cabo de unos minutos, se encontraba bien, como si nunca le hubiera pasado nada.
Esto impresionó a todos los policías en la camioneta. Antes de llegar al departamento de policía, pararon la camioneta y liberaron al practicante. Al salir, Gang les pidió que trataran a los practicantes con amabilidad, recordándoles que, en consecuencia, recibirían más bendiciones.
La presidente de un sindicato
Mientras esperaba un autobús en 2014, conocí a una presidente de un sindicato que trabajaba en una empresa estatal. Le conté cómo el PCCh reprimía a personas inocentes, incluidos los practicantes de Falun Gong, con brutalidad y mentiras.
"Lo que dices es cierto", dijo. "Sé de muchos casos en los que el Partido ha engañado a funcionarios y ciudadanos comunes con mentiras. Quiero renunciar al Partido".
Dijo que tenía un problema de urgencia urinaria y que con frecuencia tenía que bajarse del autobús dos veces en un mismo viaje para encontrar un baño. Era por eso que se sentaba en la parte delantera del autobús.
También preguntó: "¿Por qué ustedes [los practicantes] nunca renuncian [a su creencia en Falun Gong]?".
Le hablé de Falun Gong y de los beneficios físicos y espirituales que había obtenido con la práctica. Quedó impresionada y me pidió que le contara más, así que le expliqué cómo los practicantes aplicaban los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia en su vida diaria. También recité Hong Yin, una colección de poemas del Maestro Li, el fundador de Falun Gong.
“¡Nunca había escuchado de algo tan bueno!", exclamó. "¡Son extraordinarios!".
En su parada, dijo que se había dado cuenta de que no había necesitado bajarse del autobús a mitad de camino como solía hacer para encontrar un baño. "Eso me ha molestado durante más de 10 años. Es incómodo y penoso", dijo.
Le dije que se debía a Falun Gong y asintió. "¡Falun Gong es realmente extraordinario! No es de extrañar que los practicantes lo practiquen pase lo que pase", dijo. "¡Yo también seré practicante!".