(Minghui.org) ¡Saludos Maestro! ¡Saludos compañeros practicantes!
Hacia finales de 2019, después de trabajar durante nueve años a tiempo completo, en proyectos dirigidos por practicantes en Estados Unidos, pedí una licencia para reflexionar acerca de si continuar con el proceso de solicitud de la residencia permanente o marcharme de Estados Unidos. Decidí irme de San Francisco en enero de 2020; solicité un trabajo en una escuela en Suiza para ver qué posibilidades tenía, y luego viajé a la India para ayudar a un practicante local a presentar Falun Dafa en las escuelas y aclarar la verdad a los lugareños y a los turistas también.
A las pocas semanas de mi estancia en la India, las escuelas y los lugares turísticos empezaron a cerrar. Cada vez se cancelaban más vuelos y los gobiernos, incluido el suizo, pedían a sus ciudadanos que regresaran a sus países de origen. Como no quería quedarme atrapada en la India, y como ya no se me permitía entrar en Estados Unidos sin permiso de residencia, regresé a Suiza. La pregunta de si debía volver a Estados Unidos quedó así respondida por la pandemia de COVID.
De vuelta en Suiza, me asaltaron varios sentimientos de resentimiento, pero no pude encontrar la raíz de estos ni eliminarlos. Una vez, cuando se me pidió que enviara pensamientos rectos para un compañero que pasaba por momentos difíciles, mis pensamientos rectos fueron muy claros y fuertes. En el proceso empecé a mirar en mi interior con más detenimiento. Me pregunté qué relación podía tener su situación con la mía. Encontré mi autocompasión y me di cuenta de que esta autocompasión era en realidad la raíz de mis sentimientos de resentimiento. Durante el proceso de enviar con frecuencia pensamientos rectos para este compañero practicante, traté de profundizar. Finalmente encontré la raíz de mi autocompasión. Parece sencillo, pero para mí supuso un gran avance en mi cultivación. Me di cuenta de que la raíz de mi autocompasión era el apego al yo.
El Maestro dijo:
“¿Aún no están despiertos claramente? Deja ir tu insatisfacción, ese es tu apego” (Dura advertencia).
Mientras escribo y repaso el camino que he recorrido durante los últimos tres años, estoy sentada en un rincón tranquilo de un restaurante casi vacío, contemplando las montañas suizas. El paisaje me recuerda mi camino de cultivación: desesperación y experiencias de avance durante diez días de aislamiento debido a los síntomas del coronavirus, los dolores y los momentos sobresalientes durante tres meses de intensa promoción de Shen Yun, así como el estrés y las experiencias inspiradoras en mi lugar de trabajo.
A menudo siento que el Maestro me anima después de un avance por medio de encuentros y conversaciones inspiradoras, mientras que, al mismo tiempo, me señala deficiencias ocultas.
Mientras miro las altas montañas por encima de mí y los edificios tan pequeños abajo en el valle donde unos seis practicantes distribuyeron, durante una semana en la primavera de 2021, una gran cantidad de material de Falun Dafa, recuerdo mis experiencias y los pensamientos que tuve en esos días. A veces nevaba y hacía mucho frío. A veces me preguntaba cuántas personas pueden ser salvadas a través de nuestros materiales. A veces incluso me preocupaba pensar en no poder salvar a un número suficiente de personas gracias a nuestros esfuerzos. Ese mismo año recibí una llamada telefónica de una pareja de ancianos, que me dijeron que les gustaría aprender los ejercicios. Me emocioné y les prometí visitarlos y enseñarles los ejercicios. Ambos tenían más de ochenta años. Resultó que tenían un apartamento de vacaciones en un pueblo de montaña que ahora puedo ver desde la ventana del restaurante. Habían encontrado nuestro folleto en su buzón poco antes de vender su apartamento. Aunque esto era alentador, también me di cuenta de que no debía estar ansiosa, sino tener fe en Shifu.
Dejar una gran ciudad de Estados Unidos para establecerme en un pequeño pueblo suizo en las colinas, fue todo un shock para mí. Después de algún tiempo, empecé a notar que frecuentemente estaba distraída cuando distribuía materiales de Falun Dafa. Era como si algo me frenara. Aunque intenté muchas veces averiguar qué era, no pude detectar ninguna razón o apego. Finalmente pedí ayuda al Maestro. Luego lo olvidé. Una noche, el Maestro apareció en uno de mis sueños. Me sentí indigna de ver al Maestro. En mi sueño, el Maestro hablaba con algunas personas individualmente. No recuerdo los detalles, sin embargo, cuando me tocó a mí, el Maestro dijo: "No caigas en la desesperación debido a toda la persecución en el mundo entero". Este "sueño" me reveló la raíz de mi bloqueo: la desesperación.
El Maestro dijo:
“Los Dafa dizi son la única esperanza para la salvación de la humanidad” (Al Fahui europeo).
¿Cómo podemos ser "la única esperanza para la salvación de la humanidad" si estamos desesperados? Desde entonces, me repito lo afortunados que somos por ser discípulos de Dafa y que deberíamos estar llenos de confianza y gratitud y tener fe en el Maestro. Además, he vuelto a sentirme con más energía y he notado que mi aclaración de la verdad ha vuelto a ser de corazón.
Poco después, durante otra semana de estar distribuyendo material en las zonas montañosas remotas de Suiza, sentí que el Maestro me animaba a través de un grupo de turistas. Acababa de distribuir materiales en algunos buzones, cuando se me acercó un grupo de turistas de Austria. Empecé a hablar con uno o dos de los excursionistas y les repartí folletos. Pronto, casi todo el grupo se agolpó a mi alrededor. Una mujer dijo que hace unos diez días, en Viena, algunas personas habían mostrado los ejercicios de Falun Dafa y distribuido folletos. ¡Estos comentarios de la gente son siempre tan inspiradores para mí! Me hacen recordar que los practicantes somos un solo cuerpo. El trabajo realizado en Viena podía continuar ahora. Y estos comentarios de una persona del grupo de turistas, también tienen un efecto milagroso en todos los demás del grupo. Si alguien de su propio grupo valida Dafa, inmediatamente los demás confían más en nosotros. Sentí un fuerte aumento de la fuerza del campo energético, y de repente casi todos querían un volante. Una señora incluso dijo: “¡Qué bendición!”.
El dilema de la vacunación
En noviembre de 2021, los practicantes empezaron a razonar que todos debían vacunarse contra el COVID para que Shen Yun pudiera venir a Suiza. Al principio, dudé, porque casi todos los de mi entorno –familia, vecinos, amigos y gente del trabajo– sabían que yo había decidido no vacunarme. Sin embargo, cuando estábamos enviando pensamientos rectos esa noche en casa de un compañero practicante, acepté la propuesta y le dije al Maestro que me vacunaría si realmente era necesario.
Diez días más tarde, salió el nuevo Jingwen del Maestro Despierten:
“Algunas personas tienen miedo a contaminarse, algunos están determinados a no vacunarse; en este momento, ¿aún eres digno del título de Dafa dizi?” (Despierten).
Me sorprendieron las severas palabras de Shifu, pero me alegré de ya no haberme opuesto absolutamente a la vacuna. Dos semanas más tarde, se celebró un Fahui en Suiza. Había estado muy presionada en mi trabajo y no tenía ni un solo minuto libre para viajar a la ciudad cercana para vacunarme, así que seguía sin hacerlo.
El día después del Fahui en Suiza, me sentía extremadamente cansada. Por la noche tuve un fortísimo dolor de cabeza, algo totalmente inusual en mí. Me sentí como si tuviera una intoxicación alimentaria. Dos días después tuve una fuerte diarrea y estaba tan agotada que no pude completar el segundo ejercicio. Pensé: ¿Y si tuviera que morirme ahora? No tenía miedo. Solo estaba muy triste por todos los seres a los que no habría podido llegar. Por la noche, al menos pude completar el segundo ejercicio, pero al día siguiente no me sentía mejor e incluso empecé a toser. Primero pensé que esto no era inusual, después de todo, no es extraño sentirse débil después de varios días de purificación del cuerpo. Empecé a buscar en mi interior. Ese día, un colega me preguntó si tenía Coronavirus.
Al día siguiente, practiqué los ejercicios con una practicante nueva de mi región, que es médica. Le advertí que no me encontraba bien, pero no le preocupaba y no dudó en practicar los ejercicios conmigo. Fue ella quien me animó a hacer una prueba de COVID para poder pedir permiso en el trabajo y para tener un certificado (de que ya había tenido COVID).
La prueba fue positiva y por alguna razón me sentí aliviada. Esto me permitía quedarme en casa y tener un certificado sin tener que ponerme la vacuna. Recibí el tiempo de aislamiento como un maravilloso arreglo del Maestro. Sin embargo, cuando después de algunos días más y a pesar de los fuertes pensamientos rectos, los síntomas no desaparecieron, me preocupé. Miré dentro más a fondo. Me sorprendieron los muchos apegos que encontré. Encontré sobrevaloración de mí misma, arrogancia, falta de humildad, falta de gratitud, desprecio y exigencias hacia los demás. Tomaba a Dafa como un escudo protector. Era perezosa y me faltaba voluntad para salvar a los seres conscientes. Tenía apego a la comodidad y anhelaba un descanso. Sentía desesperanza, desesperación, impaciencia, resentimientos. Deseaba volver a los Estados Unidos. Aunque soy suiza, no me sentía arraigada en ese lugar; sentía que no pertenecía a allí. En cambio, sentía autocompasión y desesperación.
Finalmente, tuve que volver a pedir ayuda al Maestro. Cerré los ojos y me di cuenta de que había un núcleo dentro de mí que no había sido tocado por todos estos apegos. Me di cuenta de que yo NO SOY estos apegos. Solo soy este núcleo puro. La desesperación no es mi verdadero yo.
Con fuertes pensamientos rectos y la clara comprensión de que NO soy esta desesperación, después de unos ocho días de tener los síntomas del coronavirus, mi estado empezó a mejorar lentamente. Un practicante me recomendó no solo leer las conferencias del Maestro, sino también escucharlas, lo que me ayudó mucho a recuperar gradualmente las fuerzas y a recuperarme de estos días oscuros y desesperados.
Reajustando mi cultivación
Estaba agradecida con el Maestro por ayudarme a negar el arreglo de las viejas fuerzas. Establecí nuevos estándares más altos para mí:
Poco después se celebró en Zúrich un enorme desfile contra las medidas por el COVID. Me sentí llena de energía y, junto con un compañero practicante, distribuí muchos folletos sobre “Eliminar al PCCh”, e intenté recoger el mayor número de firmas posible. La mejor experiencia fue cuando descubrí a uno de mis colegas docente participando en el desfile. Estaba tan encantado como yo de que nos hubiéramos encontrado. Enseguida firmó la petición. Una vez más, sentí que el Maestro me estaba alentando.
Ayudar a promover Shen Yun
Poco después, comenzó la promoción de Shen Yun. Mi estado de cultivación era relativamente bueno. Pude salir dos veces por semana para distribuir folletos de Shen Yun y hablar con la gente de mi barrio y de mi entorno laboral. Por ejemplo, en un taller de formación de profesores sobre un programa informático de geometría, había una profesora de matemáticas jubilada con graves problemas de espalda que no podía sentarse ni mantenerse erguida. Cuando su ordenador le impidió acceder a los materiales de formación en línea, le ayudé a instalar un navegador diferente, y entonces sí pudo acceder. Al final de la capacitación, me dio las gracias una vez más y le entregué un folleto de Shen Yun. Simplemente al mirar el folleto, su espalda se enderezó un 20 por ciento. Me quedé sorprendida. Acababa de ser testigo del efecto positivo que puede tener en un ser humano mirar un folleto de Shen Yun. Más tarde encontró mi dirección de correo electrónico en el sitio web de la escuela, y me escribió diciendo que había comprado una entrada para ver el espectáculo en la ciudad de Basilea. Le deseé lo mejor y le expresé mi deseo de que me hiciera saber más tarde qué le había parecido. Después de la actuación, recibí sus comentarios extensos, detallados y muy positivos. Me alegré mucho por ella y no me sorprendería que su espalda se hubiera enderezado aún más desde entonces.
Al cabo de un tiempo, la distribución de materiales de Shen Yun en los buzones resultó ser más exigente de lo esperado. En el segundo día de las dos semanas de vacaciones que había planeado dedicarme diariamente a la distribución del material. Apenas podía caminar. Solo después de enviar pensamientos rectos durante media hora, miré realmente en mi interior y me di cuenta de que aún no había abandonado mi apego a los dulces. A partir de entonces, reduje mi consumo de dulces y agradecí al Maestro que pronto pudiera volver a caminar casi sin dolor.
El estímulo del Maestro llegó el día en que empezaron las actuaciones en Basilea. El día anterior todavía tenía dos grandes pilas de folletos de Shen Yun. Pensé que sería una pena tener que deshacerme de ellos, así que me llevé una pila a Basilea. La primera noche no estuve en el equipo de seguridad. Al llegar a Basilea, sentí que la habitual gran energía que sentía cuando Shen Yun iba a actuar no estaba presente. Lo solía sentir en San Francisco en cuanto empezaba la promoción de Shen Yun. Así que decidí intentarlo y salir a repartir folletos.
Cerca del teatro, en un restaurante que vende empanadillas, el camarero se emocionó mucho cuando le pregunté si podía exhibir folletos de Shen Yun. Empezó a contarme que los artistas habían estado allí el día anterior y que eran muy buena gente. A continuación, me mostró un folleto con muchas firmas de los artistas. Lo único que tuve que hacer fue reforzar su entusiasmo y animarle a que él fuera a ver la función.
Muchos lugares no tenían folletos. Milagrosamente, en menos de una hora pude distribuir toda una pila. La mayoría de la gente estaba muy contenta de tomar los folletos. La otra pila la distribuí poco antes del espectáculo de Bregenz, en St. Gallen, y le agradecí al Maestro que no tuviera que tirar ninguno.
Mi entorno de trabajo me ofrece oportunidades de cultivación
Otro gran reto de los dos últimos años fue mi entorno de trabajo. Aunque se me permitió dar un pequeño taller de Falun Dafa para los profesores interesados en la escuela donde trabajo, los desafíos se acumulaban. Quedaron al descubierto mis apegos, como el de enfadarme, sentirme orgullosa de algunos logros, más autocompasión, e incluso pensar y hablar mal de los demás. Voy a entregar un artículo de intercambio de experiencias para un próximo Fahui en Suiza sobre cómo me cultivé durante estos desafíos diarios, así que no entraré en detalles ahora.
Solo quiero mencionar cómo llegué al punto más bajo de todos estos desafíos. Me sentí de alguna manera molesta y ofendida porque el director de la escuela había contratado a un profesor poco cualificado en contra de la voluntad del jefe de mi departamento. Aunque probablemente tuviera razón en mi juicio, no era correcto estar molesta. Un día me pregunté sinceramente por qué estaba tan disgustada. Mirando en mi interior, me pregunté qué podría querer señalarme el Maestro. De repente, me vino un pensamiento: “¿Realmente califico como discípulo de Dafa si no puedo superar el hecho de que mi escuela contratara un profesor poco cualificado? Este humilde pensamiento me ayudó finalmente a soltarlo.
De acuerdo con el principio de "sin hay pérdida, no hay ganancia" (Segunda Lección, Zhuan Falun), al tiempo que mi entorno de trabajo es muy exigente, también me ofrece oportunidades de llegar a personas a las que no podría llegar necesariamente de otro modo. Al tratar con las personas comunes, trato de tener en cuenta las palabras del Maestro de que ahora muchas personas en este mundo tienen antecedentes especiales y, en cierto sentido, se están cultivando.
El Maestro dijo:
“Entonces, es decir, no hay que subestimar a la sociedad humana de hoy; no solo están los Dafa dizi cultivándose, los humanos también están adentro del xiulian. Ellos también están siendo refinados. En la vida, en el trabajo, en diferentes ambientes, los problemas que ellos encuentran, los pensamientos que reflexionan, hasta sus comportamientos, todos están para posicionarse ellos mismos, están posicionándose en la lucha entre la bondad y la perversidad” (Explicando el Fa en Washington D. C. 2018)
Por ejemplo, un profesor de música y talentoso pianista de jazz, vivió en China durante dos años. Incluso subió al monte Tai Shan. Desde hace años sigue aprendiendo chino y, cuando le hablé de Falun Dafa, se mostró algo reservado. Sin embargo, una noche, me preguntó sinceramente por qué se persigue a Falun Gong. Así que finalmente tuve la oportunidad de aclararle la verdad en profundidad. Decidió ir a ver a Shen Yun. Al final no pudo verlo este año, pero cuando nos reunimos de nuevo, se disculpó por no haber podido ir.
Una profesora alemana a la que le había dado un folleto de Shen Yun se mostraba reacia de ir a ver Shen Yun porque es una bailarina de ballet muy dedicada y no tiene muy buena opinión de otras formas de danza. Sin embargo, estaba dispuesta a dejar algunos folletos en su estudio de ballet. Más tarde, vino a mi clase para contarme emocionada que su profesora de ballet había visto Shen Yun y que estaba realmente impresionada no solo por la actuación en su conjunto, sino por el altísimo nivel de cada uno de los bailarines. Cada uno de ellos podría ser un bailarín principal según el juicio de la profesora de ballet de mi compañera.
Con estos ejemplos de estímulo del Maestro me gustaría concluir mi informe, aunque se podría decir mucho más. Al mirar por la ventana del restaurante, las blancas cimas de las montañas y los verdes valles me recuerdan los altibajos de estos últimos años de cultivación, y cómo mis experiencias fueron "un medio para templarme".
Por favor, señalen cualquier cosa inapropiada o que no esté de acuerdo con el Fa.
¡Gracias, venerable Maestro! ¡Gracias, compañeros practicantes!
(Presentado en el Fahui de Europa 2022)