(Minghui.org) Soy una trabajadora de 44 años de la provincia de Jilin. Me presentaron Falun Dafa en 1997, empecé a practicar en casa en 1998, y participé en el estudio del Fa en grupo y práctica de los ejercicios en mayo de 1999.
Después de empezar a practicar Falun Dafa, trabajé con diligencia y no elegí mis tareas. Siempre considero las necesidades de los demás en primer lugar, y tengo una buena relación con mis colegas. Me han dicho que soy muy diferente a como era antes.
Me he beneficiado física y mentalmente de Dafa, y como resultado, mis familiares y colegas también se han beneficiado.
Comportamiento de una practicante
A finales de 2000, la empresa se sometió a una reforma y exigió a todo el personal que compitiera por los puestos. El personal debía puntuarse mutuamente y los puestos se determinaban en función de las puntuaciones, de mayor a menor. Una vez cubiertos los puestos, el personal restante sería despedido. Sin embargo, el número de nuevos puestos en cada equipo de trabajo era menor que el número original. Así que todos optamos por competir por nuestros puestos anteriores en nuestro equipo original para asegurarnos una mayor posibilidad de mantener el trabajo.
En mi equipo trabajaban antes siete personas, pero solo había seis puestos nuevos. Una mujer que estaba amamantando era relativamente nueva en nuestro equipo. Era probable que obtuviera la puntuación más baja y fuera despedida porque no estaba familiarizada con los demás. Como practicante de Falun Dafa, sabía que debía pensar primero en los demás. Si no competía por el puesto, la nueva trabajadora no sería despedida. Como madre lactante, ¡le sería difícil encontrar un trabajo!
Cuando llegué a casa, hablé con mi madre sobre el tema. Mi madre me dijo: "¿Y tú? ¡Qué tonta eres! No puedes pensar solo en los demás, ¡también tienes que pensar en ti! Tu padre ha fallecido. Recuerda que nosotros también tenemos que vivir". Mi madre no tiene seguro laboral, mi hermano estaba en la universidad y yo tenía que ocuparme de la casa. Pero cuando pensé en la trabajadora lactante, no quise competir con ella. Al final, decidí renunciar a mi oferta para el puesto, y compartí mis pensamientos con la madre lactante y los demás de mi equipo.
Ella me lo agradeció mucho, y a los demás les pareció increíble. Fui a pujar por un puesto en otro equipo con mucha gente. Como era de esperar, me despidieron. La trabajadora lactante tuvo éxito en su oferta.
Se despidió a más de 200 personas. La empresa nos organizó una semana de reentrenamiento, seguida de un examen. Luego podíamos elegir los puestos de trabajos donde queríamos ser recontratados, en función de los resultados del examen. Estudié mucho, expresé mi opinión sobre los puntos difíciles e impresioné a todos. Cuando salieron los resultados del examen, quedé en tercer lugar, por lo que pude elegir el departamento de trabajo como tercera persona.
El jefe del sindicato que organizó la formación eligió para mí un departamento con un sueldo más alto. Estaba muy satisfecha. Diez minutos después, una trabajadora de mi antiguo puesto de trabajo se me acercó y me dijo: "Mi calificación es muy baja, así que solo puedo volver a nuestro puesto de trabajo original. Además, sabes que tengo conflictos con el capataz y será difícil para mí. Intercambiemos los puestos". Sabía que el puesto original pagaba mucho menos que el nuevo, así que no quería cambiar. Mirándola, sabía que la pasaría mal si volvía a nuestro puesto de trabajo original. Pensando que como practicante debía pensar en los demás, acepté cambiar con ella.
Ella me dio las gracias con alegría y luego se dirigió a la persona encargada y le explicó que habíamos intercambiado los puestos de trabajo.
Un rato después, el portavoz de la empresa anunció: "Con doble consentimiento, fulano y mengano han intercambiado puestos de trabajo". Muchas personas en nuestro lugar de trabajo se quedaron atónitas y preguntaron: "¿Quién es esta persona?". Un joven que sabía que había renunciado a mi primer puesto se acercó a mí y me dijo: "¡Otra vez tú!".
Así fue como volví a mi trabajo original, y a mi puesto original. Más tarde, a nuestro equipo se le asignó la tarea de fabricar un nuevo producto, y todo el equipo fue trasladado a otra planta. Este puesto de trabajo era incluso mejor que el que había elegido antes. Uno de mis compañeros me dijo: "¡Es cierto que la gente buena es recompensada!". Le dije: "Soy un practicante de Falun Dafa, y Dafa nos enseña a ser una buena persona".