Un hombre de Liaoning muere a causa de una posible tortura mientras cumplía diez años por practicar Falun Dafa
(Minghui.org) Un residente de la ciudad de Chaoyang, provincia de Liaoning, murió el 22 de mayo de 2022 mientras cumplía una condena de diez años por practicar Falun Dafa, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.
Cuando a las dos hermanas del Sr. Yin Guozhi se les permitió por fin revisar su cuerpo el 22 de junio, se asustaron al ver su rostro con una mueca, con los dientes desgastados y los ojos saltones. No se atrevieron a echar otro vistazo ni a examinar si tenía alguna herida en el cuerpo. Momentos después, la Prisión N.º 1 de Shenyang envió su cuerpo para su incineración y su familia regresó a casa con sus cenizas.
El Sr. Yin Guozhi
El Sr. Yin fue detenido el 26 de septiembre de 2019, mientras vivía fuera de casa para evitar ser arrestado por su fe. Las autoridades lo condenaron en secreto a diez años y no informaron a su familia del estado de su caso, hasta que ya fue trasladado a prisión.
El 31 de diciembre de 2019, tres meses después de la detención del Sr. Yin, su esposa, la Sra. Fu Jinghua, que también se mudaba para evitar ser blanco de ataques por practicar Falun Dafa, murió en su lugar de alquiler, sucumbiendo a años de angustia mental y física.
El Sr. Yin fue recluido primero en la Prisión de Jinzhou y, seis meses después, fue trasladado a la Prisión Nro. 1 de Shenyang. Su familia acudió dos veces a esa prisión para visitarlo, pero en ambas ocasiones fueron rechazados, ya que las autoridades alegaron la pandemia como excusa. La prisión tampoco permitió al Sr. Yin llamar a casa, por lo que su familia no supo nada de su situación en la prisión.
El 8 de marzo de 2022, dos guardias de la prisión y un funcionario del pueblo fueron a la casa del Sr. Yin. Afirmaron que había desarrollado un cáncer de pulmón en fase avanzada y que estaba recibiendo oxígeno en el hospital. Se ordenó a su familia que cubriera sus gastos médicos.
Los guardias no proporcionaron ningún diagnóstico del hospital y solo dijeron que el Sr. Yin tenía dolor en el pecho. Su familia se preguntó por qué el Sr. Yin, un hombre sano en el momento de la detención, desarrollaba la enfermedad en tan poco tiempo en prisión. Los guardias guardaron silencio. La familia no pagó sus gastos médicos.
Poco después de que los guardias de la prisión se marcharan, llamaron a la familia del Sr. Yin y les pidieron que fueran a la prisión (a unos 250 kilómetros de distancia) para ver un vídeo de él. Fueron allí y vieron un vídeo que duraba unos siete segundos. El Sr. Yin no hablaba en el vídeo, se le veía con una bata de hospital y con aspecto demacrado. Su familia se dio cuenta de que tenía una zona hundida en la cabeza, cerca de la sien derecha, y sospecharon que le habían golpeado mucho en la cárcel.
La siguiente vez que la familia tuvo noticias de la prisión fue el 22 de mayo, cuando se les informó de su muerte. La prisión no dio detalles sobre la causa de su muerte, y solo pidió a su familia que fuera a reclamar su cuerpo.
Cuando su familia se dirigía a la prisión, un guardia les llamó y les ordenó que siguieran un procedimiento de cuarentena de 14 días antes de poder acceder a su cuerpo. Al no poder afrontar el coste de la cuarentena y el largo periodo de espera, la familia tuvo que renunciar a recuperar su cuerpo.
La familia del Sr. Yin volvió a ponerse en contacto con la prisión el 22 de junio y se le permitió ver su cuerpo. Momentos después de ver su cuerpo, la prisión se apresuró a incinerarlo, sin proporcionar más información sobre la causa de su muerte.
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