(Minghui.org) Nacido en la década de los cincuenta, conocí la Revolución Cultural (1966-1976) en mi adolescencia. Vestidos con uniformes militares verdes y brazaletes rojos, a menudo interrumpíamos las clases para participar en la revolución, que incluía atacar a los profesores en la escuela, así como asaltar las casas de los terratenientes y los campesinos ricos en los pueblos cercanos.
En aquella época, todos considerábamos que la revolución era el objetivo de nuestra vida. Después de todo, Mao Zedong dijo en el Pequeño Libro Rojo: "La rebelión está justificada" y "Una revolución es una insurrección, un acto de violencia por el que una clase derroca a otra". De este modo, la lucha de clases y el odio se sembraron en nuestras jóvenes mentes. Creíamos firmemente que las tres cuartas partes de la población mundial seguían viviendo en catástrofes y que necesitaban que los liberáramos y los guiáramos hacia el comunismo.
Más tarde, seguimos la campaña de Mao de que "la juventud educada tiene que subir a las montañas y bajar al campo". Mientras estábamos en las montañas o en el campo, seguíamos atacando al confucianismo y a los intelectuales. Nuestros héroes eran aquellos que, como Zhang Tiesheng, entregaron un papel en blanco en los exámenes de acceso a la universidad en 1973 y afirmaron que el conocimiento era inútil.
El absurdo continuó después de casarme. En esa época, China comenzó su política de hijo único (que estuvo en vigor desde 1980 hasta 2016). Estaba bien tener un solo bebé, pero los adicionales se enfrentaban a multas, redadas en las casas e incluso a la detención.
Si recordamos aquellos años, es justo decir que tanto nuestras mentes como nuestros cuerpos estaban manipulados por el Partido Comunista Chino (PCCh). Aquel entonces, es como ahora, al Partido solo le importa mantener su dominio a toda costa.
Si no me hubiera convertido en practicante de Falun Dafa en 1996, estaría totalmente confundido porque la "revolución" por la que vivía ha sido cambiada por el PCCh, al menos en apariencia. En lugar de educar a la juventud en que la "rebelión está justificada", el Partido gasta montones de dinero en "mantener la estabilidad social", cuyo coste se estima en 1,3 billones de yuanes (o 200.000 millones de dólares) en 2018.
Del mismo modo, para aliviar la tensión interna e impulsar la economía, el PCCh reanudó los exámenes de ingreso a la universidad a finales de la década de 1los setenta y más tarde incluso abolió la política de un solo hijo en 2016.
Sin embargo, a pesar de todos estos cambios, el Partido nunca ha aflojado su control ideológico de las mentes de las personas. Esto se vio claramente en la Masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989 y en la persecución a Falun Dafa desde 1999.
Mirando hacia atrás en la historia, China tiene una larga y profunda tradición de búsqueda espiritual, reconociendo desde hace tiempo la armonía entre el Cielo, la Tierra y la Humanidad.
El PCCh ha destruido la herencia y el linaje espiritual de China, adoctrinando al pueblo con odio, brutalidad y mentiras. Falun Dafa y sus principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia pueden devolver a la gente al camino, proporcionando esperanza en un mundo que la necesita desesperadamente.
Más concretamente, siguiendo las enseñanzas de Falun Dafa en nuestra vida diaria, los practicantes de Falun Dafa siempre se esfuerzan por ser mejores personas. En lugar de quejarnos y resentirnos, comprendemos que muchas de las enfermedades y conflictos que tenemos pueden estar relacionados con deudas del ye (kármicas) del pasado. Al tratar a los demás con respeto, perdón y compasión, los practicantes son capaces de resolver los conflictos con los demás, y también de mejorar constantemente nuestra naturaleza mental.
Además, cuando los practicantes mantenemos nuestra mente en calma y mostramos nuestra consideración hacia los demás, nuestra genuina bondad a menudo nos hace ganar la confianza de los demás. Muchos de nosotros somos capaces de arreglar las relaciones tensas con los miembros de la familia, llevarnos bien con los vecinos que antes eran difíciles y trabajar bien con los compañeros de trabajo. Todos estos son beneficios para la salud y mejoras en el carácter que muchos practicantes han experimentado.
Por eso me siento tan bendecido por haber encontrado Falun Dafa. Después de sentirme perdido durante casi medio siglo, finalmente he encontrado mi hogar verdadero.
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