(Minghui.org) Aunque comencé a practicar Falun Dafa hace años, me avergüenza decir que durante mucho tiempo no supe realmente cómo cultivarme.
Durante años, no miré hacia adentro para encontrar mis propios defectos y esto provocó muchas tribulaciones en mis relaciones interpersonales con mi familia.
Se reflejó especialmente en mi problemático matrimonio. Desde un trato silencioso hasta discusiones acaloradas y peleas físicas, mi esposo y yo siempre tuvimos conflictos. Esta fue una prueba constante en mi cultivación.
Sin embargo, cuando finalmente comencé a mirar hacia mi interior y a considerar primero a los demás, finalmente pude dejar atrás esta gran tribulación.
Me sorprendió descubrir que todo el tiempo, los conflictos en nuestro matrimonio fueron causados por mi naturaleza dominante y egoísta. El origen de estos rasgos de personalidad es el “odio”, que prevalece en la cultura del Partido Comunista Chino (PCCh).
Rasgos de personalidad formados en mi vida temprana
De niña, siempre parecía amable y tímida. Escondida detrás de mi comportamiento suave había una persona asertiva y terca.
Aprecié la cultura y los valores tradicionales, y respeté a los cultivadores espirituales. Mis ídolas de niña eran heroínas como Mulan, que se disfrazó de hombre para unirse al ejército para reemplazar a su anciano padre.
Era la mayor de la familia y había más niñas que niños. Mi madre era analfabeta pero tenía grandes esperanzas de que nosotros, los niños, tuviéramos éxito en la vida. Estaba decidida a cumplir las expectativas de mi madre para poder proteger a mis hermanos menores y a mi familia.
Mi educación y mi carrera transcurrieron sin problemas, en parte porque soy una gran trabajadora, pero también por la posición y el poder de mi padre como funcionario del PCCh.
Yo era inteligente y me iba bien en la escuela. Desde la escuela primaria, mis maestros siempre me seleccionaban como líder de la clase. Después de ingresar al mercado laboral, rápidamente demostré que soy confiable y capaz y ascendí de rango para convertirme en una funcionaria del Partido a nivel de condado.
En retrospectiva, creo que aquí es donde las viejas fuerzas hicieron arreglos para cambiar el camino de mi vida. Para mantenerme en la cima entre los funcionarios de alto rango del PCCh, yo, una persona a la que por naturaleza no le gustaban los conflictos y evitaba las discusiones, gradualmente me convertí en una mujer dura y combativa.
Sentí que “ser dura” me permitía ayudar a los necesitados y aplicar la justicia. Me esforcé mucho y usé todos los medios para salir victoriosa en todo lo que hice. Para ganarme el respeto y el honor, asumí grandes cargas de trabajo que normalmente requeriría un equipo para llevar a cabo.
Empujarme siempre más allá de mis límites afectó mi salud. Acabé con un trastorno del sistema nervioso central y padecí muchas enfermedades. Tomé medicamentos y probé algunas prácticas de qigong. Aunque vi algunas mejoras, sabía que esto no era lo que estaba buscando.
Finalmente encontré lo que siempre había estado buscando
En 1994 me presentaron Falun Dafa. Inmediatamente supe que este era el verdadero Camino que puede guiar a las personas en la cultivación. El Maestro Li Hongzhi, el fundador de la práctica, es el único que guía a las personas hacia niveles elevados. Además, los practicantes de Dafa no tienen que renunciar a todo en el mundo secular e irse a cultivarse aislados en una montaña remota o un templo. Sabía que finalmente había encontrado lo que siempre había estado buscando.
Nunca asistí a los seminarios de enseñanza del Fa del Maestro Li, así que al principio me preguntaba si el Maestro me aceptaría como su discípula. Pero cuando leí la Segunda Lección del extraordinario libro Zhuan Falun, vi mi habitación llena de grandes Falun. Medité, y toda mi habitación brilló como oro y todo tomó un brillo dorado. Esta fue mi confirmación: ¡El Maestro me había tomado como discípula! Estaba decidida a cultivarme a partir de ese momento.
Unos meses después de que comencé a practicar, todas mis enfermedades desaparecieron. Mientras estudiaba el Fa y cultivaba mi xinxing, ya no me tomaba tan en serio la fama y el interés propio. Trabajé aún más duro y traté a mi familia, amigos y vecinos aún mejor. Mi suegra y mi cuñada siempre me elogiaban frente a los demás.
El resentimiento de mi esposo hacia mí y hacia Dafa
Sin embargo, a pesar de mis muchos cambios positivos, mi esposo estaba en contra de que yo practicara Falun Dafa y seguíamos teniendo conflictos. En ese entonces, no sabía mirar hacia adentro y examinarme; pensé que estaba haciendo lo más correcto y que él no estaba siendo razonable.
Mi esposo tenía su propio negocio, por lo que viajaba mucho y nuestra hija estaba en la universidad. Principalmente por iniciativa propia, dividía mi tiempo entre el trabajo y Dafa y me mantenía ocupada. Me levantaba temprano en la mañana para unirme a la práctica grupal de ejercicios. Con largas jornadas de trabajo, a veces no tenía tiempo para cenar antes de ir a estudiar el Fa por la noche. Los fines de semana, me unía a los practicantes locales en actividades para presentar Falun Dafa, así que casi no estaba en casa.
Mi esposo solo llegaba a casa una vez cada pocos días y, por lo general, se iba directamente a dormir cuando lo hacía. Después de recuperar el sueño, volvía inmediatamente al trabajo. Ambos teníamos agendas muy ocupadas y apenas nos veíamos. No tomé en cuenta sus sentimientos y nunca disminuí el ritmo para pasar tiempo con él cuando llegaba a casa. Apenas mi esposo entraba por la puerta, yo siempre salía corriendo para asistir a las actividades relacionadas con el Fa. Gradualmente, mi esposo se volvió más y más resentido hacia mí y hacia Dafa.
Un día, cuando llegué a casa después del ejercicio matutino, descubrí que mi esposo había roto un libro de Dafa. Estaba devastada porque no había estado presente para proteger el libro y estaba enojada con mi esposo. Le dije: “Dafa es tan bueno. Enseña a la gente a cultivar su xinxing y a ser buenas personas. Restaura la moralidad de una persona. Mírame, todas mis enfermedades se han ido. Has visto lo bien que trato a tu familia”. Él respondió con frialdad: "No he visto que me trates bien". Mientras hablaba, agarró otro libro y trató de romperlo. Insultó al Maestro y a mi familia e incluso me golpeó.
Fue realmente como dijo el Maestro:
"Normalmente tengo la última palabra, ¡pero hoy se ha montado sobre mi cabeza!" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
Sabía que esta era mi oportunidad de mejorar y eliminar el yeli (karma), así que soporté su comportamiento en silencio. En mi sueño esa noche, vi cómo en nuestras vidas anteriores, maldije y golpeé a mi esposo, tal cual como él me había hecho. Sin embargo, no podía perdonarlo por insultar a Shifu y a Dafa y estaba resentida con él por eso. Nuestros conflictos se profundizaron.
Oposición a que aclare la verdad sobre Dafa
Cuando el PCCh lanzó la persecución a nivel nacional contra Falun Dafa en julio de 1999, mi esposo creyó las mentiras que el Partido fabricó para difamar y calumniar a Dafa.
A menudo me insultaba y golpeaba. Me observó de cerca y no me dejaba salir ni dejar que otros practicantes me visitaran. Me amenazó con entregarme a la policía.
Se corrió la voz en nuestra área entre los practicantes de que mi esposo era un “personaje terrible” y nadie se atrevía a venir a mi casa.
Fue un período difícil en mi cultivación, pero me aferré a la "perseverancia" y la "tolerancia" y no luché ni discutí con él.
Fui a Beijing a finales del 2000 para solicitar al gobierno central mi derecho a practicar Dafa y permanecí detenida durante casi un año. Mi detención supuso una tremenda presión para mi marido. Vino a visitarme al centro de lavado de cerebro y me pidió que escribiera la declaración de garantía para dejar de practicar Falun Dafa. Cuando me negué, me golpeó en la sala de visitas. Cuando nuestros amigos y familiares se enteraron, todos pensaron que estaba fuera de lugar por tratarme de esa manera.
Como si estuviera poseído por un espíritu maligno, mi esposo se opuso con vehemencia a que le dijera a la gente la verdad sobre Dafa. Dijo que carecía de virtud y que estaba destruyendo el futuro de las personas al hacer eso. Cuando le expliqué por qué era importante que la gente supiera la verdad sobre Dafa y la verdad detrás de la persecución, trató de intimidarme y amenazó con denunciarme a la policía. Su comportamiento era como el de un ser arreglado por las viejas fuerzas para sabotear el Fa y mi cultivación. ¿Por qué me estaba pasando esto? ¿Qué tenía que hacer?
Un día me encontré con el coordinador local, un practicante veterano, y le pregunté: “¿Por qué no cambia? Él está aquí para sabotear el Fa, ¿verdad?”. El coordinador estaba lleno de compasión: “No puedes pensar de esa manera. Él está aquí para ayudarte a cultivarte. Cuando te mejores a ti misma, él cambiará”. Yo era escéptica: "¿Todavía puede ser salvado?". El coordinador asintió: “Por supuesto. Él está esperando que lo salves”.
Pero mi esposo tenía profundos prejuicios y se negaba incluso a escuchar la verdad sobre Dafa. ¿Qué tenía que hacer? Le pedí a otros practicantes que me ayudaran hablando con mi esposo, pero cuando llegaron, él se negó a dejarlos entrar y los insultó. Le pedí un consejo a otra practicante. Ella dijo: “Eleva tu reino. Solo necesitas elevar tu reino de conciencia”.
Pensé para mis adentros: “¿No es mi reino de conciencia lo suficientemente alto? Renuncié a mi posición como funcionaria de alto rango del PCCh y renuncié a muchos honores. Trabajo duro sin pedir nada a cambio en el trabajo. Dentro de la familia, cuido a los ancianos y ayudo a mis hermanos. Soy amable con nuestros parientes, nuestros amigos y los vecinos. Todo el mundo dice que soy una buena persona. ¿Por qué mi esposo no puede ver esto?”. Pero como cultivadora, tuve que mirar hacia adentro y examinarme.
El Maestro dijo:
“Validen Dafa con razón, esclarezcan la verdad con sabiduría, difundan el Fa y salven a la gente con benevolencia” (Racionalidad, Escrituras esenciales para mayor avance (II)).
Me di cuenta de que estaba demasiado apegada al sentimentalismo humano y no tenía suficiente paciencia. Siempre quería hacer las cosas rápido. Me faltó razón y compasión. Necesitaba cultivar mi paciencia y solo cuando emergiera mi compasión, podría salvar a mi esposo.
Un pequeño avance
Mi marido se emborrachó un día. Se acostó en el suelo y no pudo recomponerse. Yo estaba furiosa, ¡ni siquiera podía actuar como un ser humano digno! Lo dejé solo para ir a la casa de mis padres ya que mi padre estaba enfermo y necesitaba atención. Mi esposo pronto llamó a la puerta de mis padres e hizo una gran escena maldiciendo, gritando y haciendo un berrinche.
Para poner fin a su comportamiento escandaloso, le dije: "Vamos a casa y hablemos de eso". Puse un par de dedos en mi muñeca, busqué mi pulso y decidí: “Voy a esperar hasta que me calme para hablar con él. Hoy voy a decirle la verdad sobre Falun Dafa y la injusta persecución”.
No discutí con él a pesar de lo irracional que era. Después de que estuvo sobrio, por primera vez, le conté sobre el engaño de la autoinmolación en la Plaza de Tiananmen y cómo el PCCh mintió para difamar y calumniar a Falun Dafa. Le expliqué que ayudar a la gente a renunciar al Partido y sus organizaciones juveniles es ayudarlos a separarse de los crímenes del Partido para que puedan evitar ser implicados.
Le pregunté: “¿Qué has ganado al ser miembro del PCCh? Por favor, abandona el Partido. Tu seguridad y tu salud son más importantes que cualquier otra cosa. Puedo crear un apodo para que abandones el Partido. ¿Está bien?”. Él dijo: “Bien. Haz lo que creas que es correcto”. Al día siguiente, lo confirmé con él. Él dijo: “Dije que renunciaría al Partido y entonces renunciaré el Partido. ¿Por qué tienes que preguntar tantas veces?”.
Shifu me mostró mi apego fundamental
Tuve un pequeño avance y ayudé a mi esposo a renunciar al Partido, pero mi xinxing no se había elevado lo suficiente porque no había encontrado mi apego fundamental. Para darme un pequeño empujón, el Maestro me lo mostró mientras meditaba.
Era el quinto día del Año Nuevo Chino en 2007 y también el cumpleaños de mi esposo. Tan pronto como me senté a meditar esa mañana, entré en un estado de tranquilidad. En mi cabeza escuché la voz de mi exsupervisor: “Permítanme presentarles a ustedes dos. Ella (yo) es fulana de tal y es la funcionaria más dura del condado”.
Estaba muy satisfecha con la forma en que me presentaron: "Soy bastante conocida". Todos mis logros pasaron frente a mis ojos -luchar para que las víctimas recibieran compensación, llevar casos difíciles a los tribunales, participar y ganar varios concursos, recibir elogios de altos funcionarios municipales y provinciales, mantenerme firme cuando me detuvieron, golpearon y torturaron por mi fe-, incluso el director y los guardias del centro de detención me llamaron “loca”.
Pero debido a esta “dureza”, no podía tolerar que nadie de mi familia me cuestionara. Ladraba órdenes e imponía mi voluntad a todos. También me mostraron cómo cuando traté de hacer que mi hermano menor renunciara al PCCh, le exigí que hiciera lo que le dije, como su hermana mayor, “la autoridad”. Cuando se negó, me enfadé con él. Lo insulté, lo regañé y le dije que no sabía nada bueno. Juró que cortaría todos los lazos conmigo.
Ver todas estas cosas que había hecho en el pasado realmente me impactó: "Sí que era dura con los demás". ¿Cómo no me di cuenta después de tantos años de cultivación? ¿Es así como se supone que debe actuar un cultivador? Una persona demandante que es dura con los demás es egoísta, carece de compasión y fácilmente puede herir los sentimientos de los demás. Este era el Maestro diciéndome que necesitaba deshacerme de esta "dureza".
Llamé al Maestro en mi corazón: “Maestro, no quiero ser alguien demandante y difícil. Me desharé de esta sustancia acumulada durante mis vidas anteriores y me disculparé sinceramente con aquellos a quienes he lastimado. Quiero resolver cualquier resentimiento y reemplazarlo con compasión. Convertiré las capas de partículas en cada nivel de mi cuerpo en seres benevolentes. Sí. Hoy me disculparé con mi esposo y mi hermano menor. No puedo dejar que mis errores impidan que se salven”.
Mis piernas dobladas en la posición de loto completo nunca se sintieron tan relajadas como esa mañana y mi cuerpo nunca estuvo más cómodo. Sentí que el Maestro limpió mi cuerpo con energía de alto nivel de arriba a abajo. Las lágrimas rodaron por mis mejillas y cayeron sobre mis piernas dobladas.
Mi hermana menor, que meditó a mi lado, me dijo después: “Hoy meditaste muy bien. Podía sentir tu energía compasiva. Ni siquiera me dolían las piernas”. Le dije: “El Maestro me ayudó a darme cuenta de que necesito eliminar mi comportamiento duro e imponente. Hoy, cuando la familia se reúna para almorzar, me disculparé formalmente con mi esposo y nuestro hermano”. Mi hermana sonrió: “Eso es genial. Creo que yo también debería disculparme con mi esposo y nuestro hermano”.
Eliminar el resentimiento y mejorar las relaciones con los familiares
Mi esposo y mi sobrino comparten el mismo día de cumpleaños y la familia se reunió en casa de mis padres para celebrar. Hice albóndigas con algunos parientes para preparar la fiesta. Estuve de buen humor toda la mañana y me sentí muy bien.
Llegaron más de una docena de familiares y todos nos sentamos a almorzar. Dije: “Es tan bueno verlos a todos aquí hoy. Antes de empezar, me gustaría decir algunas cosas. En primer lugar, me gustaría desearles a mi esposo y a mi sobrino un muy feliz cumpleaños. He practicado Falun Dafa durante tantos años, pero no me he asimilado verdaderamente a los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Mi temperamento es malo: he insultado a mi hermano y me he peleado con mi esposo. Pero esto no es porque Dafa no sea bueno, sino porque no lo he hecho bien. Quiero disculparme sinceramente con todos. Lo siento".
Antes de que alguien pudiera reaccionar, mi hermana menor también se puso de pie: "También me gustaría disculparme con mi esposo y nuestro hermano". Mi esposo, el esposo de mi hermana menor y nuestro hermano menor se pusieron de pie y dijeron cosas como: "Todos somos familia", "no lo menciones" y "todo está en el pasado". Luego todos compartimos una buena comida juntos.
Después de esa reunión, nuestra dinámica familiar se volvió más armoniosa. Mi marido también cambió. Dejó de hacer comentarios burlones y sarcásticos sobre mi práctica de Falun Dafa. Ya no se molesta cuando voy a estudiar el Fa o aclaro la verdad. A veces incluso ayuda a distribuir volantes de aclaración de la verdad.
Continué esforzándome por cumplir con los estándares de Dafa. Cuando mi padre estuvo postrado en cama y hospitalizado durante tres años, mi madre también estaba enferma y mal de salud. Los visitaba casi todos los días para que mi hermano menor pudiera concentrarse en el trabajo. Acababa de ser ascendido a un puesto directivo y estaba muy ocupado. También ayudé a su esposa tanto como pude con las tareas del hogar como cocinar, lavar la ropa y limpiar.
Poco después de que mi madre falleciera, mi hermano y su esposa pasaron por una mala racha en su matrimonio, al punto que querían divorciarse. Como si ayudara a mis propios hijos, alenté a mi hermano y a su esposa a resolver su resentimiento mutuo. Les pedí que miraran hacia adentro en busca de sus propias deficiencias, que se concentraran en las fortalezas de los demás y que fueran considerados con los sentimientos de sus hijos. Le dije a mi hermano: “Eres muy talentoso y un buen hombre. Debes tratar a tu esposa con respeto, cuidarla, comunicarte con ella, ayudarla y, de vez en cuando, dejar que se salga con la suya”.
La pareja finalmente lo resolvió y su matrimonio se salvó. El padre de mi cuñada estaba muy conmovido. Durante este proceso, pude compartir más tiempo con mi hermano. Le dije la verdad sobre Dafa y lo ayudé a renunciar al PCCh y sus organizaciones juveniles. Cuando visitó a nuestro padre en el hospital, le mostró las enseñanzas del Fa de Shifu. También ayuda y protege a los practicantes de Dafa en su trabajo.
Las viejas fuerzas interfieren a través de mi esposo
Mi esposo tuvo un derrame cerebral. Se desplomó y no podía moverse o hablar. Mi primer pensamiento fue que esto fue arreglado por las viejas fuerzas porque no fui diligente con mi cultivación y no tenía fuertes pensamientos rectos.
Estaba involucrada en un proyecto para exponer al PCCh, pero estaba muy apegada a hacer las cosas rápidamente. Sentí que las viejas fuerzas no querían ser eliminadas, así que trajeron esta enfermedad a mi esposo. La excusa fue que rompió los libros de Dafa y dijo cosas irrespetuosas sobre Dafa y Shifu. El objetivo final era interferir conmigo y destruir a mi marido.
Inmediatamente comencé a enviar pensamientos rectos para eliminar la interferencia. Le pedí a mi esposo que sinceramente le pidiera ayuda a Shifu y dijera: "Falun Dafa es bueno". Cuando llegamos al hospital, ya podía caminar solo. Durante su hospitalización lo cuidé muy bien y fue dado de alta nueve días después.
En casa, le pedí que escuchara las lecciones del Fa de Shifu y la música de Dafa. También lo convencí de que escribiera una declaración disculpándose con el Maestro por lo que hizo. Se recuperó rápidamente.
Tenía grandes esperanzas de que comenzara a hacer los ejercicios y a estudiar el Fa conmigo. Como estaba siendo un poco insistente, se resistió a la idea y dejó de escuchar música de Dafa. Todo fue por mi sentimentalismo y apego al tiempo. Miré más adentro y encontré mi tendencia a obligar a otros a hacer cosas. Eliminé mis apegos y rápidamente volví a concentrarme en hacer bien las tres cosas.
Una tribulación más grande
Las viejas fuerzas cambiaron de táctica después de que fracasara el primer intento e interfirieron de una nueva manera. Después del derrame cerebral, mi esposo estaba débil y tenía problemas para caminar. Cada vez que quería salir y aclararle la verdad a la gente, él me agarraba y trataba de impedir que me fuera. No importaba cómo le explicara la situación, no me dejaba ir.
Si me mantenía alejada de él, también se enojaba conmigo. Como si estuviera poseído, se volvió realmente malo. Inventó una historia de que yo había estado con otro hombre cuando era más joven y me acusó de estar con otro hombre cuando tenía 50 años. Estaba enojada y me sentí herida por sus mentiras.
Mi esposo tuvo otro episodio similar acusándome de infidelidad durante varios días en abril de 2018. Cuando se puso nervioso, su cara se puso roja y sus ojos se enrojecieron. Hiciera lo que hiciera, encontraba motivos para meterse conmigo.
Cuando una practicante vino a visitarme, me quejé de mi esposo. La practicante me animó a ser diligente en mi cultivación. Después de que ella se fue, mi esposo me volvió a insultar verbalmente. Contó historias inventadas de mí estando con muchos hombres, incluyendo practicantes locales, mis compañeros de trabajo y supervisores. Incluso inventó la hora, el lugar y los detalles de lo que hicimos. Eran todas mentiras.
Me enfadé. Le insulté, lo que le enfureció. Me gritó: "¡Tú te lo has buscado!". Entonces se lanzó hacia mí, me abofeteó, me agarró del cuello y me empujó al suelo. Se echó sobre mí y me apretó la garganta.
Le pedí ayuda al Maestro: “Maestro, no puedo morir. Si muero, él habrá cometido un gran pecado”. Cerré los ojos y supliqué en voz baja: “Ayúdame, Maestro. ¡Por favor ayúdame!". Cuando casi dejé de respirar, finalmente me soltó: "No finjas que estás muerta". Gritó el nombre del exlíder del PCCh seguido del lema “¡Viva!”. Amenazó con entregar a todos los practicantes locales a la policía. Mientras hablaba, trató de romper un libro de Dafa y destruir la foto de Shifu. Afortunadamente, lo detuve antes de que hiciera algún daño.
Llamé a mi hija. Ella vino rápidamente y, preocupada de que volviéramos a pelear, se llevó a mi esposo. Estuve aturdida durante los días siguientes. Me sentí enojada y herida.
Me había estado ocupando de todo en nuestra familia. Yo sola pagué la matrícula universitaria de nuestra hija y la ayudé a encontrar un trabajo después de graduarse. Fui degradada y acepté una gran reducción salarial debido a mi fe, sin embargo, ayudé financieramente al hermano y a la hermana menores de mi esposo y apoyé a toda su familia. Incluso pagué los impuestos del negocio de mi esposo.
Mientras estuve detenida, él se emborrachó, fue a la casa de mis padres a causar problemas y molestó a todo el vecindario. Me detuvieron arbitrariamente, me golpearon, me hicieron pasar hambre y me torturaron, pero mi marido nunca dijo ni preguntó nada sobre mi detención después de que me liberaran. Nunca me quejé.
Ahora está desempleado y no tiene ingresos. Yo le mantengo económicamente y pago todos nuestros gastos. Sin embargo, me insulta y me golpea. ¿Cómo puedo tolerar esto? Me llena de odio y la idea del divorcio no deja de surgir.
(Continuará)
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