(Minghui.org) Según un informe publicado por Minghui.org, en 2021 se registraron 1.184 casos de ciudadanos chinos inocentes condenados por practicar Falun Dafa. Estos practicantes son de 27 provincias o ciudades de nivel provincial, y provienen de todos los ámbitos de la vida, incluyendo funcionarios del gobierno, profesores, médicos, oficiales militares retirados, profesionales de distintos ámbitos laborales y más.
La persecución a Falun Dafa por parte del Partido Comunista Chino (PCCh) se lleva a cabo desde julio de 1999 y no ha disminuido en la actualidad. En los últimos años, numerosos funcionarios del gobierno implicados en la persecución han sido removidos y condenados. Incluso funcionarios de alto rango como Zhou Yongkang (exsecretario del Comité Central de Asuntos Políticos y Jurídicos), Li Dongsheng (ex viceministro de Seguridad Pública), Xu Caihou (ex vicepresidente de la Comisión Militar Central), Bo Xilai (exsecretario del Partido de Chongqing) y Sun Lijun (ex viceministro de Seguridad Pública) no son una excepción. Por si no fuera suficiente, las consecuencias que enfrentaron los juristas nazis por el genocidio también podrían servir de lección para los jueces del PCCh en la actualidad.
Millones de judíos fueron asesinados por los nazis durante la época del Holocausto. Durante los 12 juicios posteriores de Nuremberg en 1947, después de terminada la Segunda Guerra Mundial, el tercer juicio, entre el 5 de marzo y el 4 de diciembre de 1947, fue contra 16 juristas y abogados alemanes que estuvieron involucrados en los crímenes de guerra. Nueve de ellos eran funcionarios del Ministerio de Justicia del Reich, mientras que los demás eran fiscales y jueces de los Tribunales Especiales y Tribunales Populares de la Alemania nazi. Sin embargo, incluso en los tribunales, algunos de los acusados no estaban convencidos: ellos mismos no mataron a los judíos, ni quemaron iglesias judías, ni invadieron territorios extranjeros. ¿Por qué se los responsabilizó?
“La justicia de Hitler: Los tribunales del Tercer Reich”, un libro escrito por el profesor alemán Ingo Mueller, detalla cómo estos 16 abogados y juristas alemanes "cooperaron de buen grado con el régimen draconiano de los nazis y se lanzaron a la tarea de proporcionar los reglamentos que detallaban las políticas nazis".
El papel de los miembros de profesión jurídica en general y las acciones de estos acusados fueron fundamentales para la aplicación del programa de "pureza racial" de los nazis. "Conforme a las nuevas leyes, decretos y normas, los abogados ayudaron a expulsar a sus colegas judíos de los tribunales, las asociaciones profesionales y los bufetes de abogados. Estaban motivados por los prejuicios contra los judíos y por las nuevas oportunidades que se abrían para su carrera y ascenso profesional", dice un artículo en el sitio web del Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos titulado "El derecho, la justicia y el Holocausto".
Según la Enciclopedia del Holocausto, estos 16 juristas y abogados fueron acusados de tres delitos "conspiración para cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad", "crímenes de guerra contra civiles de territorios ocupados por Alemania y contra soldados de países en guerra con Alemania" y "crímenes contra la humanidad, contra civiles alemanes y nacionales de territorios ocupados".
Además, siete de los dieciséis acusados se enfrentaron a un cuarto cargo por pertenencia a la SS (Schutzstaffel, Escuadrón de Protección), al SD (Sicherheitsdienst, servicio de inteligencia nazi) o al cuerpo de dirigentes del Partido Nazi, todos ellas declaradas organizaciones criminales un año antes del juicio por el Tribunal Militar Internacional. La afiliación de esos acusados a las organizaciones criminales explica cómo manipulaban las leyes para que se ajustaran a los planes de los nazis. Prometieron lealtad a Hitler con su vida. Según La Justicia de Hitler, el 93% del personal de los tribunales que trabajaban en Westfalia eran miembros del Partido Nazi o de organizaciones asociadas; 302 de los 309 juristas del Tribunal de Apelación de Hamburgo eran miembros del Partido Nazi, y el porcentaje era del 100% en el Tribunal de Schweinfurt.
Desgraciadamente, se han producido situaciones similares en China, donde el PCCh ha estado llevando a cabo un ataque sistemático a nivel nacional contra los practicantes de Falun Dafa desde 1999 por su creencia en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Durante esta persecución, numerosos funcionarios del PCCh han aplicado ciegamente la política de persecución, lo que ha dado lugar a detenciones, condenas, torturas e incluso el asesinato de practicantes inocentes.
"Los autores más importantes de estos crímenes son bien conocidos... Pero son menos conocidas las contribuciones de la gente "corriente" -médicos, abogados, profesores, funcionarios, oficiales y otros profesionales de toda la sociedad alemana- cuyas acciones individuales, en conjunto, tuvieron consecuencias nefastas. En pocas palabras, el Holocausto no podría haber ocurrido sin ellos", dice un artículo en el sitio web del Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos titulado "El derecho, la justicia y el Holocausto".
Al igual que el Partido Nazi, cualquier persona que se incorpore al PCCh tiene que jurar su lealtad al régimen. Como se describe en el Juramento de Admisión, los miembros juran "cumplir las decisiones del Partido, observar estrictamente la disciplina del Partido, guardar los secretos del Partido, ser leal al Partido, trabajar duro, luchar por el comunismo durante toda mi vida, estar dispuesto en todo momento a sacrificarlo todo por el Partido y el pueblo, y nunca traicionar al Partido".
En nombre del interés del pueblo, el PCCh ha engañado a un gran número de personas para perseguir vidas inocentes, causando innumerables tragedias. Entre ellas, una de las peores es la sustracción forzada de órganos a practicantes vivos de Falun Dafa. Actualmente más de 390 millones de chinos declararon su renuncia a las organizaciones del PCCh -que también incluye a las organizaciones juveniles de la Liga de la Juventud y la Juventud Pionera-. Es hora de romper todos los lazos con el PCCh para lograr una sociedad mejor en China y en todo el mundo.
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