(Minghui.org) Cuando noté que otros practicantes aclaraban bien la verdad a la gente, me sentí avergonzada y ansiosa. Vergüenza porque sabía que mi apego al miedo me lo impedía. Y ansiedad porque temía no poder alcanzar el progreso de la rectificación del Fa porque me había descuidado. Después de concentrarme en el estudio del Fa, comencé a participar en más actividades de aclaración de la verdad.
Al principio, hablé con mis colegas de trabajo y amigos, pero tenía algunas nociones fuertes como clasificarlos en grupos: los que creía que serían más fáciles de salvar y los que pensaba que no aceptarían la verdad.
Al igual que un profesor que prepara una lección para sus alumnos, preparé minuciosamente lo que iba a hablar. La primera persona con la que hablé fue mi colega Mei. Pensé que ella entendería fácilmente y aceptaría renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus organizaciones juveniles, porque somos muy unidas. Sin embargo, cuando hablé con ella, lo que le dije sonó muy débil. Cuando la animé a renunciar, se limitó a sonreír y nada dijo. Aunque finalmente accedió, sentí que lo hacía para no herir mis sentimientos. Me sentí frustrada.
A continuación, invité a mi buena amiga Bing a mi casa y le preparé una buena comida. Mientras charlábamos, empecé a hablar de la corrupción del PCCh. Inesperadamente, ella estuvo de acuerdo y no paraba de decir: "¡Oh, lo sé!". Su reacción encendió mi apego al fanatismo. Sin embargo, cuando le pregunté si quería renunciar a las organizaciones del PCCh, su reacción fue la misma que la de Mei: lo hizo a regañadientes, pero con una gran preocupación por su seguridad, aunque utilizara un seudónimo.
A pesar de estuvieron de acuerdo en renunciar, me sentí frustrada. Pero esto también me hizo mirar hacia dentro: Me di cuenta de que no podría esclarecer la verdad con eficacia si me aferraba a mis nociones y apegos. Solo cuando me rectificara podría salvar a más personas. Seguí mirando hacia dentro y estudié más el Fa.
Mi hija estaba tomando clases de canto con mi excompañera Cai y fui a su casa a recogerla. Cai es agresiva en el trabajo y también es miembro del PCCh. No pensaba aclararle la verdad, pensando que podría resistirse demasiado.
Mientras charlábamos, como su salud no era muy buena, me habló de lo que hacía para mantenerse en forma. Poco a poco, fui sacando el tema de la creencia y la cultivación. Le expliqué cómo se perseguía a Falun Dafa, la verdadera naturaleza del partido, y cómo al renunciar al PCCh podíamos evitar ser implicadas como cómplices de sus crímenes. Sabía que el Maestro me estaba inspirando, era elocuente y muy lógica. Para mi sorpresa, Cai aceptó inmediatamente renunciar el Partido. Esto demuestra que solo cuando no tenemos nociones preconcebidas podemos hacer un buen trabajo para salvar a la gente.
Mi colega Ding siempre se interesó por la espiritualidad. Me di cuenta de que tenía muchos libros, como la Biblia y el budismo Zen, en su escritorio, junto con citas de diferentes líderes espirituales. Pensé que tenía demasiadas nociones y que siempre tendía a discutir. Un día le pregunté: "¿Por qué no lees el libro Zhuan Falun ya que te interesa la espiritualidad? Quizá este libro pueda responder a todas tus preguntas". Ella aceptó inmediatamente. Al día siguiente le di Zhuan Falun, Zhuan Falun II y Hong Yin. Le dije que tenía que leer los libros de principio a fin, al menos una vez. Unas semanas después, me dijo en voz baja: "He leído todos los libros dos veces. ¡Son tan buenos! Ahora entiendo muchos principios".
Mientras le aclaraba la verdad más profundamente, antes de que pudiera terminar, me dijo: "¡Por favor, ayúdame a renunciar al PCCh y sus organizaciones!". Unos días después, me dijo que había leído Zhuan Falun por tercera veces. Cuando le pregunté si quería aprender los ejercicios, aceptó.
Al aclarar la verdad a Cai y a Ding, comprendí que el estado de cultivación de uno afecta si podemos salvar a la gente o no. Solo cuando estemos libres de apegos y nociones, la gente nos escuchará. Salvar a la gente es también un proceso para que miremos hacia dentro y encontremos nuestros apegos, como los apegos a la ansiedad, el fanatismo, la frustración, etc.
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