(Minghui.org) Soy profesor y comencé a practicar Falun Dafa en 2012 después de leer sobre él en Internet. Al principio no encontré a otros practicantes, por lo que no leía diligentemente las lecciones de Dafa.
Me gustaría contarles mi experiencia de superar una tribulación de vida o muerte después de haber enfermado de los síntomas de COVID.
El 19 de enero de 2020, fui a mi ciudad natal, Wuhan, para celebrar el Año Nuevo Chino. El 23 de enero, Wuhan se cerró debido a la epidemia, y el 24 de enero todo el mundo tuvo que someterse a un control de temperatura obligatorio. Comencé a sentir dolor de garganta y aumento de la temperatura corporal apenas tres horas antes del control de temperatura.
Me di cuenta de que todo lo dispuesto por las viejas fuerzas que le sucede a un practicante podía verse fácilmente afectado por las nociones humanas. Desafortunadamente, no presté atención a esto y no conseguí anular la interferencia de las viejas fuerzas.
Mi temperatura era de 37,6 Celsius (99,7 Fahrenheit). El médico llamó al Centro de Prevención de Epidemias, presa del pánico. Yo no creía que fuera a contraer el virus, porque soy practicante de Falun Dafa, pero todos los miembros de mi familia creían que tenía los síntomas. Inmediatamente me llevaron a hacer las pruebas y el resultado fue positivo, por lo que tuve que permanecer en cuarentena en el hospital durante tres semanas.
Un día antes pensé que nunca contraería el virus porque soy practicante de Falun Dafa, e incluso si lo hiciera, no habría nada de qué preocuparse. Este pensamiento no recto hizo que estuviera en cuarentena durante más de 20 días.
Ahora que lo reflexiono, ese pensamiento tenía dos problemas. El primero era: "Nunca contraeré el virus ya que practico Falun Dafa".
Parecía que pensaba que tenía un seguro de vida por practicar Falun Dafa. Tenía el apego de usar Dafa como un paraguas de protección.
La segunda fue: "Aunque lo contraiga, no hay de qué preocuparse". ¿No estaba reconociendo los arreglos de las viejas fuerzas al pensar de esta manera?
El Maestro respondió a una pregunta en Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003:
"Pregunta: ¿Por qué las viejas fuerzas se atreven a matar a los Dafa dizi en la persecución?
Maestro: Hay dos situaciones. Una es que en el pasado las viejas fuerzas sintieron que una clase de mentalidad surgió entre los Dafa dizi, y esta es que, una vez que te cultivas en Dafa piensas que es como tener una póliza de seguros, y que no hay nada que temer, no hay enfermedad ni muerte, esto o aquello no pasará y todos tienen sólo buena fortuna. Pero, una vez que surge esa mentalidad habrá problemas. Las viejas fuerzas harán lo que quieren hacer, y una vez que a sabiendas aceptas sus arreglos, ellos tendrán excusas para controlarte y crear para ti varios tipos de peligros" (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).
Creo que la ilusión de haber contraído el virus fue una manifestación de las viejas fuerzas que utilizaron mis pensamientos no rectos como excusa para crearme problemas.
El 25 de enero me ingresaron en la UCI (unidad de cuidados intensivos). Todos los médicos y las enfermeras llevaban trajes de aislamiento. Su lenguaje y su comportamiento demostraban que temían contraer el virus.
También sentí la presión de la opinión pública. Mi familia y mis amigos se disgustaron cuando se enteraron de mi diagnóstico.
Los síntomas y el malestar que sentía eran como si tuviera la enfermedad: había una sombra en mi pulmón después de repetidas radiografías, y mi temperatura se mantuvo por encima de los 38 grados durante más de 10 días, lo que preocupaba a los que me rodeaban. Insistí en no utilizar medicamentos ni hielo para bajar la temperatura. El médico estaba tan ansioso que me amenazó con obligarme a tomar la medicina.
Hice una pequeña broma ante su amenaza. Inmediatamente me dijo: "¿Te das cuenta de las consecuencias si no te baja la temperatura?". Le dije: "Es muy fácil bajarla. Solo tengo que hacer los ejercicios de Falun Dafa". Cuando terminaba los ejercicios de pie, mi temperatura bajaba, pero media hora después, volvía a subir.
Por eso, cada vez que me tomaban la temperatura, hacía una serie de ejercicios. Los médicos y las enfermeras estaban sorprendidos. Me di cuenta de que la razón por la que mi fiebre duró tanto tiempo fue porque no negué antes los arreglos de las viejas fuerzas. Después de enviar pensamientos rectos para negar los arreglos, mi fiebre desapareció al día siguiente.
Como dijo el Maestro:
"Al rectificar los pensamientos, los perversos se derrumban" (Por qué temer, Hong Yin (II)).
Sabía que mi vida no corría ningún peligro porque soy un practicante de Falun Dafa, así que permanecí tranquilo e impasible. Pero la gente que me rodeaba no lo veía así. Muchas personas estaban muriendo a causa del virus, por lo que estaban extremadamente nerviosas.
Los médicos estaban apegados a su autoridad y defendían la ciencia, por lo que les costaba entender y aceptar formas alternativas de curación. Su actitud estaba llena de la arrogancia del PCCh.
A pesar de mi malestar físico, les sonreí sin importar su actitud. Una cosa es segura: ellos no me salvaban a mí, sino que yo estaba allí para salvarlos a ellos.
Creían en lo que sabían de medicina, pero mi presencia hacía mella en sus percepciones.
Más tarde, mis familiares y amigos, así como un psicólogo, me instaron a cooperar con los tratamientos médicos, e incluso los funcionarios del Departamento de Policía me indicaron que hiciera lo mismo, pero comprendí que estaban dispuestos a ponerme a prueba. Creo en el Maestro y en Dafa, y anulé los arreglos de las viejas fuerzas con pensamientos rectos.
Cuanto más incómodo me sentía, más sobria se volvía mi mente. Durante la cuarentena, no me olvidé de hacer las tres cosas. Solo llevaba conmigo un teléfono móvil. No podía preocuparme por la seguridad del teléfono porque sentía que la epidemia estaba aquí para eliminar a la gente, pero aún había demasiadas personas que se habían salvado.
Utilicé WeChat para ponerme en contacto con aquellos a los que había aclarado la verdad antes, pero que no habían renunciado al PCCh y sus organizaciones juveniles. Uno por uno, ayudé a más de doce personas a renunciar a las organizaciones del PCCh. Mi mente estaba llena de nada más que pensamientos rectos, sin dejar ningún resquicio para que las viejas fuerzas se aprovecharan.
Estoy agradecido por la compasiva protección de nuestro estimado Maestro. No tomé ni una sola píldora o inyección, y salí del hospital completamente curado. En la llamada telefónica de seguimiento del Centro de Prevención de Epidemias, la persona que llamó dijo: "¡Te admiro tanto! Eres la única persona que se ha recuperado por sí misma sin tratamiento médico".
Me alegro de haber podido superar este obstáculo con pensamientos rectos y acciones rectas, así como con la firme creencia en el Maestro y en Falun Dafa.
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