(Minghui.org) ¡Saludos, compasivo Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
Nuestra familia, mi hija, mi yerno y yo, empezamos a practicar antes de que comenzara la persecución el 20 de julio de 1999. Mi nieta tiene 15 años. Ella creció en Dafa.
Yo tengo una personalidad directa y entusiasta. Mi hija es amable y sencilla. Mi nieta es elevada, tranquila e inteligente. Aprendió a tocar la cítara y ahora está aprendiendo a tocar la pipa. Todos somos del noreste. Mi yerno es del Sur. No habla mucho. Su personalidad es diferente a la nuestra. Como es practicante, decidí animar a mi hija a romper con su novio no practicante y a casarse con mi yerno, que es unos años mayor que ella. Pensé que los tres podríamos cultivar juntos con diligencia.
Los rencores se profundizan
Durante los primeros dos o tres años después del comienzo de la persecución de Falun Dafa, los tres fuimos a muchos lugares para producir materiales informativos sobre Falun Dafa y distribuirlos a la gente. Al principio, cooperábamos entre nosotros. Luego empecé a criticar a mi yerno. Me disgustaba que saliera a pasear todas las noches, que se quedara fuera la mitad de la noche y que a veces durmiera en el parque. Me di cuenta de que podía deberse a la presión de la persecución, ya que había sido detenido antes por aclarar la verdad. Mi opinión sobre él siempre fue que en su cultivación él iba y venía.
Al principio cuando se casaron, él no tenía trabajo. Mi hija le encontró varios trabajos. Ahora tiene un buen trabajo y gana seis o siete mil yuanes al mes. Se queda con su sueldo y rara vez compra suministros para la familia, como aceite de cocina o arroz. El afecto entre él y mi hija siempre ha sido débil. Me di cuenta de que, después de empezar a trabajar, empezó a poner mucha atención a su aspecto físico. Llegaba tarde a casa y decía que trabajaba horas extras. Los sábados y domingos sólo pasaba medio día en casa. Dos veces dijo que tenía que trabajar horas extras los fines de semana. Fallé en tener cuidado con mi carácter y fui a su lugar de trabajo para ver si efectivamente trabajaba horas extras. El portero me dijo que no hacían horas extras ni los sábados ni los domingos. Entonces supe que había estado mintiendo a la familia.
Llevaba muchos años llegando tarde a casa y me enteré de que mentía diciendo que trabajaba horas extras. Empecé a sospechar que tenía otra mujer y otra familia. Como tenía un apego tan fuerte, creo que las viejas fuerzas se aprovecharon de la brecha y reforzaron mi pensamiento negativo. Supuse que mi yerno tenía una aventura e inventé varias versiones en mi mente. Sospechaba que un día estaba con una mujer y otro día con otra.
Mi yerno y yo vivimos en la misma casa. Pueden imaginar lo tensa que era la situación. Le molestaba que lo vigilara y me odiaba por sospechar de él. Yo me quejaba y decía que a él no le importaba su familia y que no cultivaba con diligencia. No podía desprenderme de mi apego hacia él. Me veía como su enemiga, e incluso intentó echarme de casa. El resentimiento entre él y yo era profundo.
Conflictos violentos
Era casi mediodía. Iba a preparar el almuerzo. El arroz estaba viejo y olía mal, así que lo lavé con agua fría y lo froté. Mi yerno gritó: "¿Quién te dijo que limpies el arroz? Cuando frotas el arroz, se pierde la nutrición". Yo no me inmuté y dije: "Entonces déjame remojar el arroz". Mi yerno gritó: "¡Quién te dijo que remojes el arroz!". Mi nieta le oyó gritar y dijo: "Siempre le gritas a la abuela. ¿Qué puede estar mal en cocinar arroz?".
Mi nieta vio que estaba cortando verduras. Me dijo con sentimiento: "Abuela, deja de picar. Deja que lo haga él". Mi nieta me empujó a la otra habitación. Regañó a su padre: "Siempre eres grosero con la abuela. No tienes ninguna actitud benevolente. Siempre estás enojado. ¿Qué dijo mi abuela? No dijo nada, pero tú siempre estás enojado. Ella se quedó callada y tú seguiste hablando". Mi nieta estaba tan enojada que casi lloraba.
Eran casi las doce. Así que seguí a mi nieta a su habitación. Envié pensamientos rectos. Mi yerno no estaba preparando la comida, así que pensé que aún debía cocinar. Miré en mi interior. Me pregunté si debía mudarme. He vivido con la familia de mi hija durante más de 20 años. Cocino, lavo la ropa y hago las tareas domésticas. Animo a mi hija, a mi yerno y a mi nieta en la cultivación. Despierto a mi hija por la mañana para que haga los ejercicios. Por la noche, los cuatro leemos juntos el Fa. Mi yerno a veces lee con nosotros. Ahora me trata con esta actitud. Probablemente significa que es hora de que me vaya. Mi yerno no está contento de que viva aquí. Debería alquilar un lugar y mudarme.
Ese día me visitó Mei (seudónimo), una practicante. Me dijo: "Por favor, ven a mi casa y ayúdame. Contraté a dos cuidadoras para que atiendan a mi padre pero se fueron. Por favor, ven". Le dije: "Está bien, te ayudaré siempre que no interfiera con mi estudio del Fa, con mis ejercicios, con el envío de pensamientos rectos y con la aclaración de la verdad a la gente. No me importa cuánto me pagues". Como sólo estaría fuera durante el día, decidí aceptar el trabajo y dejar que la familia de mi hija viviera independientemente.
Durante los dos primeros días, los niños estaban entusiasmados con el cambio. Mi nieta estaba muy contenta porque su padre le daba dinero para pedir comida para llevar de los restaurantes. Me dijo: "Abuela, ahora que no estás aquí para cocinar, mi padre me compra bolas hervidas de masa y panecillos todos los días". Pero pronto se hartó y dijo: "Nada sabe tan bien como lo que tú haces".
Mi yerno seguía sin llevarse bien conmigo. Seguía llegando tarde a casa y siempre perdía el momento del envío de pensamientos rectos y de alcanzarnos en la lectura del Fa. Lo critiqué: "Si sales del trabajo a las cinco de la tarde y llegas a casa a las seis, puedes enviar pensamientos rectos a tiempo. Si no haces bien el envío de pensamientos rectos, no sólo te perjudicará a ti, sino también a otros. Tienes que cuidar tus dimensiones". Como yo seguía diciendo cosas como esta, perdió los estribos y me gritó. Todavía tenía resentimiento a mi yerno cuando decidí ir a casa de Mei. Pensé: "Ahora tampoco tengo que ir a casa después del trabajo". Así que después de dejar la casa de Mei, fui a la casa de otro practicante para leer el Fa. Llegué a casa después de las 8 de la noche.
Cuando llegué a casa, todavía no habían cenado. Empezaron a cocinar después de llegar a casa del trabajo, y cenaron hasta después de las 9 p.m. Tuvieron poco tiempo para leer el Fa. Mi hija se adormecía después de leer sólo una o dos páginas. Cuando enviaba pensamientos rectos, ya no podía mantener la mano erecta.
Como yo ya no hacía las tareas domésticas, tanto mi hija como mi yerno estaban muy ocupados. Mi hija también experimentó que hacer las tareas domésticas no es fácil. Se quejó a los dos días: "Estoy demasiado cansada". Le dije: "Estás demasiado cansada. Yo lo hice durante varias décadas y no estaba cansada". En el pasado les pedí que pagaran la comida, pero nunca lo hicieron. No es que esté apegada al dinero. Se trata de los principios a nivel de la gente común. Cociné para ellos y cuidé de su hijo gratis. Quería que mi hija y su esposo me dieran dinero para comprar comida para la familia. Pero no me dieron ni un céntimo.
Sé que mi yerno no le da su sueldo a mi hija y rara vez compra algo para la familia. Mi hija tiene unos ingresos limitados. Así que, en mi corazón, seguía culpando a mi yerno.
Leí el Fa con otros practicantes después del trabajo durante dos días. Cuando vi a la familia de mi hija cenando tan tarde, empecé a mirar en mi interior: "Soy una cultivadora, así que soy yo la que está equivocada. Soy una egoísta". Decidí que iría a casa justo después del trabajo y cocinaría para ellos. Estaría todo listo cuando llegaran a casa. Si no se lavan la ropa, se la lavaría yo. Soy una cultivadora. Shifu me enseñó a ser desinteresada. Todas las vidas en el nuevo universo son desinteresadas. Seguí mirando hacia adentro para deshacerme de mi apego al resentimiento.
Liberé mi profundo apego
Trabajar como cuidadora durante un mes me ayudó a soltar completamente mi apego hacia mi yerno. Puede que haya sido un arreglo misericordioso de Shifu para ayudarme a superar el mayor obstáculo en mi cultivación.
A veces Mei tenía una mala actitud hacia su padre. Cuando lo vi, me sorprendió. ¿Cómo puede una cultivadora comportarse así? Se me ocurrió de repente: ¿No era así como me comportaba en casa, insistiendo siempre en que yo tenía la última palabra? ¿Cómo podría validar la belleza de Dafa actuando de tal forma? Debo corregirme por completo. Durante veinte años no había mejorado. Esto lo hizo difícil para mi yerno. Estaba resentido conmigo y se comportaba así porque la raíz de mi apego no había sido eliminada. Le dije a Shifu: "Shifu, tengo que arrancar esta raíz. Esto fue arreglado por las viejas fuerzas. Si no mejoro, mi yerno será dañado y no podrá volver a su verdadero hogar. Sus seres le están esperando".
Entendí que debía dejar de esperar que los demás mejoraran. En su lugar, debía trabajar en mí. Cuando yo mejorara, todo a mí alrededor mejoraría. Si mi yerno no envía pensamientos rectos, yo los enviaré para él, para que limpie las cosas malas en sus dimensiones y las cosas malas que le hacen salir todo el tiempo. Le fortaleceré para que pueda cultivar bien y traiga a todos sus seres cuando se ilumine. Dejé de pensar negativamente en él. Me he engañado todos estos años y he seguido los arreglos de las viejas fuerzas. Siempre sospeché que yo estaba haciendo algo inapropiado. Cuando miré hacia atrás, descubrí que era ridícula. En lugar de pensar en cómo salvar a la gente, me centré en mi yerno. Cuando de verdad miré hacia adentro, descubrí que había cometido un gran error.
Shifu dijo,
“Al llegar al reino de un fo, una persona no tiene pensamientos tan bajos; al contrario, son todos nobles. Él sabrá todo, incluso los pensamientos de los bueyes y caballos. Pero estas cosas no le afectarán, y él ni siquiera querrá pensar en ello. Él no necesita generar ningún pensamiento”. (Exponiendo el Fa en el Fahui de Nueva Zelanda, 1999)
Todos mis pensamientos sobre mi yerno eran negativos. Le estaba empujando hacia abajo al pensar así. ¿No hice lo que las viejas fuerzas querían? El mal quiere crear conflictos y separaciones, y arrastrarnos a todos para que ninguno pueda ascender.
Me sentí avergonzada cuando me di cuenta de esto. Ahora cuando tengo malos pensamientos sobre mi yerno, envío el pensamiento "elimino". Al trabajar como cuidadora durante un mes y al dejar el ambiente del hogar, pude reflexionar sobre mí con una mente tranquila. Estudiaba el Fa en silencio después de terminar mi trabajo. Me revisé a mí misma mientras estudiaba el Fa, para ver si había hecho cosas que no se ajustaban a los requisitos del Fa, y lo qué había hecho mal. Encontré que todo era culpa mía.
Shifu dijo:
“Por eso, a veces no deberíamos “cavar dentro de la punta del cuerno" con fuertes apegos de la gente común, siendo incapaces de salir de allí por mucho tiempo, y apegándose más al seguir pensando aún más en eso; mientras más piensan en ello, más se agita la mente y mientras más piensan en eso, más demonios toman ventaja de ustedes”. (Exponiendo el Fa en el Fahui de Boston 2002)
Desarrollando genuinamente la compasión
Mi yerno siempre me evitaba. Después de que abandoné por completo mis malos pensamientos hacia él, empezó a hablarme. En el pasado, me trataba como un enemigo y ni siquiera me miraba. Siempre le pedí que leyera Zhuan Falun, que estudiara el Fa, que enviara pensamientos rectos, etc. Obligar a la gente a cultivar no es bueno. Shifu está cuidando de él, así que dejé de preocuparme por él.
Cambié y me volví compasiva hacia él. Mi yerno voluntariamente comenzó a leer el Fa con nosotros. Se volvió más amable. Mi hija dijo que notó que su esposo ahora sonreía, y la forma en que él le hablaba o la miraba ya no era descortés. Me di cuenta de que había perjudicado a mi hija durante muchos años porque no había eliminado mis apegos humanos. Siempre desconfié de mi yerno y así, los conflictos con él continuaban.
También me volví compasiva con mi nuera. Solía pensar con frecuencia que se había casado con mi hijo por el dinero de nuestra familia. Ahora pienso que se casó con mi familia porque pertenece a nuestra familia. No debo distinguir a mi nuera de los miembros de mi familia. Es bueno que se ocupe del hijo que tuvo con su ex esposo.
Ahora ya no me preocupa si mi yerno hace horas extras o no. Por fin salí de la trampa que me tendieron las viejas fuerzas.
Mi yerno siempre quería salir a comer fuera sólo con su mujer y su hija. Mi hija solía negarse porque yo estaba en casa. Mi nieta también decía: la abuela está en casa, así que tampoco iba. Mi yerno siempre se enojaba. Ahora, para dejar que mi yerno tenga su propio espacio y quitarle la presión, me meto en mi habitación en cuanto preparo el desayuno. Me quedo en mi habitación y estudio el Fa. Sólo salgo después de que él se asea, desayuna y se va. Mi yerno y mi hija están fuera todo el día. Después de cenar por la noche, me quedo en mi habitación. Estudio el Fa y envío pensamientos rectos. Mi yerno llega a casa tarde y no me ve. A veces no me ve durante tres o cuatro días seguidos. Siempre pregunta a mi nieta si su abuela está en casa. Pensé en ser desinteresada y no ejercer presión en él.
Mirar hacia dentro
La familia es realmente un buen ambiente para la cultivación. Cada pensamiento refleja si soy una persona común o una cultivadora. Una cultivadora no sólo debe cultivar la palabra, sino que tampoco debe pensar. Cuando pensamos mucho, lo que pensamos puede ser todo al nivel de los seres humanos.
Por ejemplo, mi hija, su esposo y su hija pueden no lavar sus toallas aunque las toallas se ensucien. Cuando veía eso en el pasado, temía que usaran mis toallas. Así que lavaba mis propias toallas y las colgaba en mi habitación. Más tarde me di cuenta de que no hay cosas pequeñas en la cultivación. ¿Acaso no era egoísta? Así que ahora lavo sus toallas y las cuelgo.
En el pasado, no quería que los demás usaran mi pasta de dientes o mis chanclas. He cambiado. Ya no soy quisquillosa en cuanto a si es mío o de otros.
Antes, si alguien estaba en el baño y yo quería usarlo urgentemente, gritaba: "Sal pronto. Llevo mucho tiempo esperando". Era prepotente y actuaba con la cultura del Partido. Ahora, si la puerta está cerrada, me voy silenciosamente y espero. No hago ningún ruido y tomo en cuenta a los demás.
Una vez me compré una toalla de baño nueva, pero desapareció. Me puse a reflexionar sobre por qué había desaparecido la toalla de baño. Me di cuenta de que había pensado que no la compartiría con ellos. Tenía un apego a esa toalla nueva, así que es bueno que haya desaparecido. De otro modo no habría descubierto mi egoísmo.
Antes me quejaba de que no lavaban nada cuando se ensuciaba. Ahora veo que están muy ocupados, que salen temprano y vuelven tarde. Si hago más cosas en casa, tendrán más tiempo para estudiar el Fa. Ya no me quejo de cocinar, ni aun en fines de semana.
Cuando Mei me pidió que cuidara a su padre, le dije que le ayudaría durante un mes, y cuando empezara la escuela, tendría que cuidar a mi nieta. Dejé mi trabajo de cuidadora. Otro practicante de la tercera edad estaba buscando una cuidadora que viviera en su casa en ese momento y se puso en contacto conmigo. Le dije a mi familia que pensaba mudarme y trabajar como cuidadora. Mi nieta me dijo: "Abuela, por favor, no trabajes más como cuidadora". Mi hija también dijo: "Mamá, por favor, no te vayas". Esta vez, no insistí en tener la última palabra como antes. Me dejé llevar por la corriente. Ya que mi familia me necesita, entonces me permito quedarme en casa y cuidar de ellos. Que nosotros cuatro estudiemos bien el Fa y cultivemos diligentemente, y sigamos a Shifu para regresar a nuestros verdaderos hogares.