(Minghui.org) Soy un practicante joven que tiene mucha suerte de haber crecido en un ambiente de cultivación. Cuando era niño no entendía mucho el Fa del Maestro. A medida que crecí y entré en la sociedad, me di cuenta de que el Fa del Maestro respondía las preguntas que yo tenía sobre el mundo.
Mis padres obtuvieron el Fa cuando yo tenía cinco meses. Me llevaban con ellos cuando asistían a los ejercicios del grupo de Falun Dafa en el parque local, antes del comienzo de la persecución. Hacía mucho frío en las mañanas de invierno, así que mi madre me ponía ropa gruesa. Yo jugaba mientras los practicantes hacían los ejercicios.
Recuerdo que de niño tenía fiebre a menudo. Pero nunca me dieron medicamentos ni inyecciones. Mis padres me leían el Fa. A menudo me recuperaba de la fiebre a la mañana siguiente, aunque la fiebre hubiera sido alta el día anterior. Nunca falté a clase.
En la escuela primaria, practicaba los ejercicios durante media hora antes de hacer los deberes. Durante las vacaciones escolares, no participaba en las tutorías como otros niños. Pero mis notas académicas eran buenas. Sabía que adquiría sabiduría con el Fa. Mis padres siempre decían que yo vine por el Fa, y descendí a este mundo para obtener el Fa, y que seguiría al Maestro a mi hogar original.
Los deberes escolares aumentaron mucho cuando empecé la enseñanza media. Instado por mis padres, intenté sacar tiempo para estudiar el Fa y hacer los ejercicios. Sin embargo, lo hacía pasivamente, no porque lo deseara. Sin embargo, Dafa me mostró milagros. Entré en una escuela secundaria muy respetada, aunque no tenía ninguna tutoría extra después de la escuela.
Comencé mi rebelión adolescente después de entrar en la escuela secundaria. No mejoré en la cultivación, por el contrario, mi habilidad para discutir con mi padre aumentó rápidamente. A menudo discutía con él durante mi último año debido a mis calificaciones académicas. Él estaba muy enfadado y decepcionado conmigo.
Yo tenía una personalidad fuerte, y estaba muy apegado a obtener buenas calificaciones. Pero como no sabía mirar hacia dentro y no estaba centrado en estudiar el Fa, suspendí todos mis exámenes de matemáticas durante algún tiempo.
Por suerte, mi madre intermediaba entre mi padre y yo. Me señaló mis problemas, como no respetar a mi padre, ser egoísta y competitivo, y solo querer oír palabras bonitas, y sentirme infeliz si me criticaban. Acepté cambiar, pero no cambié mucho.
Hasta las últimas vacaciones de invierno, antes de los exámenes de acceso a la universidad, mi padre se sentaba y me ayudaba mientras yo hacía las tareas. También pasé algún tiempo con mi madre, estudiando el Fa y haciendo los ejercicios. Poco a poco me fui rectificando en el Fa. Mis notas académicas mejoraron. Finalmente, aprobé el examen de matemáticas y, de hecho, obtuve altas calificaciones.
La universidad fue el primer lugar donde viví con otras personas. Experimenté personalmente la llamada vida moderna. Los jóvenes competían entre sí en todos los aspectos de la vida cotidiana, incluso en la comida y la ropa. También experimenté la distancia insalvable entre las personas.
Al principio llamaba a mi madre y me quejaba de todas las cosas con las que no me sentía a gusto. Poco a poco descubrí que esas cosas y la decadente moral social eran exactamente como lo que el Maestro nos dijo en el Fa. Cuando volvía a encontrarme con conflictos, recordaba que soy practicante de Dafa. ¿Qué debe hacer un practicante? ¿Discutir con la otra persona? ¿O no visitarla más? No es así como debe comportarse un practicante. El Maestro dijo que los practicantes debemos mirar dentro y encontrar nuestros propios problemas, porque todo sucede por una razón. Como me encontraba con esos problemas, debía de haber apegos que tenía que soltar.
Un día no le dije a mi compañero de piso que había elegido un curso por Internet. Cuando se enteró, el curso estaba completo. Se enfadó mucho y sintió que lo había abandonado. Estuvo dos días sin hablarme.
Al principio pensé que no había hecho nada malo, pues era libre de elegir cualquier curso. Estaba bien que los dos no estuviéramos en la misma clase. No me habría enfadado tanto con él si no hubiera podido elegir el mismo curso y hubiera tenido que elegir otro. Más tarde me di cuenta de que él había intentado formar parte de nuestro grupo de estudiantes asistiendo a la misma clase que nosotros. Había venido a vivir a nuestro dormitorio más tarde que nosotros y no estaba en el mismo grupo de clase que nosotros. No tuve en cuenta sus sentimientos y le impuse mi mentalidad. Me equivoqué.
Lo hablamos y le confesé que me había comportado mal. Incluso le cedí mi puesto en el curso. Le sorprendió que yo buscara mi propio error en la situación. Cuando le conté lo que pensaba, nos unimos más que antes.
El Maestro publicó el nuevo "Lunyu" cuando yo estaba en mi segundo año de universidad. Casualmente estaba en casa. Memoricé los dos primeros párrafos y volví a la universidad. Durante algún tiempo recité estos dos primeros párrafos antes de irme a dormir cada noche. Mi padre me dio un reproductor de MP3 en el que estaban descargadas las conferencias del Maestro en Jinan y Guangzhou y me pidió que las escuchara. Gracias al Fa del Maestro y "Lunyu", no seguí la tendencia de la sociedad, sino que me consideré practicante. Pude mirar hacia dentro y cambiar gradualmente.
Empecé a buscar trabajo en el segundo trimestre de mi tercer año en la universidad. No me era fácil encontrar trabajo porque mi especialidad era ingeniería, sobre todo si volvía a mi ciudad natal, una ciudad pequeña. Si quería tener un trabajo estable, tenía que aprobar los exámenes para ser funcionario en el sistema gubernamental. Así que quise cambiar de especialidad estudiando un máster.
Cuando volví a la universidad a principios del cuarto año, me di cuenta de que no era fácil encontrar trabajo, aunque tuviera una buena carrera y un máster. Me resultaba difícil estudiar en otra especialidad en el nivel de máster porque no tenía la base del nivel de licenciatura.
Consulté a una profesora y no le pareció buena idea que hiciera las asignaturas de una maestría. De repente, estaba perdido y no sabía cuál sería mi futuro. Mis compañeros de clase tenían objetivos definidos. Algunos ya habían encontrado trabajo durante la feria de contratación de otoño, mientras que yo no había progresado y no sabía qué dirección debía tomar. Durante ese tiempo lloraba cada vez que hablaba con mi padre por teléfono. Sentía tanta presión que empecé a perder pelo. Mi padre me pidió que lo dejara. Dijo que el Maestro lo arreglaría para mí siempre y cuando creyera en Él y en el Fa, y dejara ir mi apego a un buen trabajo. Debía seguir el curso natural y hacer lo que debía hacer bien.
Tuve un sueño después de ajustar mis pensamientos. En el sueño vi que estaba envuelto en yeso con solo mi cabeza libre. Yo mismo había hecho la envoltura del yeso. Dije que no quería la cubierta de yeso en el sueño.
Después de despertarme, me di cuenta de que yo mismo lo había provocado todo. Me hice una coraza porque estaba apegado al trabajo y temía quedarme rezagado con respecto a mis compañeros de clase y quedar mal si no encontraba trabajo. Estaba celoso de que mis compañeros encontraran un buen trabajo. Me faltaban pensamientos rectos. Me bloqueaba. Cuando solté todas estas mentalidades, el caparazón se desmoronó.
Dos semanas después, me aceptaron en una empresa pública de mi ciudad natal en el proceso de selección en línea de otoño. Gracias, Maestro, por darme esta oportunidad. Tenía un trabajo estable. Y lo que es más importante, podía estudiar el Fa y practicar los ejercicios con mis padres.
Tuve que hacer horas extra la mayor parte del tiempo después de terminar la universidad y empezar mi nuevo trabajo. Debido a la falta de personal, la carga de trabajo era enorme. Si había que sustituir el equipamiento del trabajo, tenía que trabajar hasta medianoche. Mis compañeros se ponían en contacto conmigo una y otra vez para que les solucionara sus problemas informáticos. Mi jefe se enteró de esta situación y me dijo que mientras pudiera garantizar que los equipos importantes no tenían ningún problema, podía dejar de lado los problemas informáticos y remitir a los empleados a él si había algún inconveniente.
En una ocasión estaba tan ocupado con el simulacro del equipo que no pude solucionar el problema informático de una compañera que me llamó después del simulacro. Se enfadó mucho conmigo por el retraso. Le dije por teléfono que lo solucionaríamos lo antes posible y no dije nada más. Me enfadé después de colgar el teléfono. Comprendí que no era fácil para ellos, ya que tenían una cuota de trabajo que cumplir y tenían que trabajar horas extra. Pero nadie entendía mi carga de trabajo y lo difícil que era. Cuando les solucionaba el problema, sentían que era mi deber, y si no podía arreglarlo, pensaban que también era mi problema.
Más tarde recordé que el Maestro nos pedía que pensáramos primero en los demás al hacer las cosas. No informé de este incidente a mi jefe. En lugar de eso, arreglé el problema para ella. Después de varias experiencias desgarradoras, me mostré más abierto y no me quejé por cosas sin importancia. Aunque estaba cansado después del trabajo, estaba de buen humor cuando llegaba a casa. Sentía que el Maestro disipaba mi cansancio y la presión. Así podía seguir siendo optimista en el trabajo. Los compañeros mayores de la misma oficina también se sorprendieron de que mantuviera una cara alegre y no me dejara vencer por la carga de trabajo.
En 2019 comenzó un gran proyecto. Empecé a trabajar hasta medianoche la mayoría de los días. Al principio podía soportarlo, pero unas cuantas veces mostré mi descontento delante de mi director. Más tarde me di cuenta de que no estaba bien. Según el estándar del Fa, era mi deber hacer bien el trabajo, ya que era mi función. Debía hacer bien el trabajo extra. Mi director tenía una edad similar a la de mi padre. Se mantenía al día con su gran carga de trabajo. Como joven, yo debía hacerlo aún mejor. Después de eso, me esforcé al máximo por hacer bien mi trabajo.
Mi director me elogió delante de mucha gente una vez terminado el proyecto. Fue el punto culminante de mi carrera. Mi trabajo fue reconocido por muchos colegas y altos directivos. Fue milagroso. Este proyecto se asignó antes de que yo asumiera este cargo. Pero se dejó de lado hasta que fui el único que quedaba en el departamento. Sentí que tenía que ser yo quien completara la tarea con la mayor eficacia posible.
Aprobé los exámenes de funcionario público en 2020. Al final del año, había una evaluación del rendimiento para todos los empleados de la empresa y teníamos que dar puntuaciones a todos los empleados del departamento. Las puntuaciones carecían de relevancia para mí, pues al año siguiente ya no trabajaría en esa empresa. Pero a mis compañeros sí les importaba. Así que me puse la nota más baja. Mi jefe se enteró y me dijo que sería bueno que me fuera con buenas notas. Se emocionó cuando se enteró de que yo me había puesto la nota más baja. Decidió darme un sobresaliente. Durante ese tiempo, tuve un sueño. En el sueño me encontraba saliendo de mi empresa por la puerta trasera y descubría que el suelo estaba cubierto de cosas sucias y ratones. Caminé con cuidado. Cuando volví, no había nada sucio. Entendí que había completado las pruebas de cultivación en esa organización.
Empecé un nuevo trabajo en 2021. A medida que fui conociendo más a mis colegas, descubrí que la separación entre los empleados era bastante grande. La gente se ayudaba mutuamente con la condición de que no afectara a sus intereses personales. Dudaban si lo que hacían por los demás perjudicaba lo más mínimo sus intereses personales. Solicitaban activamente la afiliación al Partido Comunista Chino (PCCh) para ascender. A mí no se me da bien ganarme el favor de mi jefe para ascender. Me quejé de ello a mis padres. Me enorgullecía de ser distante y no centrarme en buscar la fama y el interés personal.
Una colega asistió conmigo a un concurso. Pero evitaba saludarme cuando nos cruzábamos. Me molestó un poco. Era muy cordial con el director, pero fría conmigo. En mi anterior empresa, mis compañeros y jefes eran todos buenos conmigo. Me elogiaron mucho cuando se enteraron de que había conseguido un buen puesto en una empresa mejor. Mi nueva situación me pareció muy difícil.
No estaba nada contento. Cuando hablé con mi madre le hice saber mi disgusto y le dije que no la saludaría si la volvía a ver. Mi madre me dijo que no debía hacerlo, porque soy practicante de Dafa y no debería enfadarme con una persona común. Su comportamiento tocó mi apego a que todo el mundo debería ser amable conmigo. Me afectó una cosa tan pequeña. Ya era hora de que mejorara.
Debo cultivarme hasta lograr un corazón compasivo, bondadoso y pacífico. Me creía mejor que los demás y por eso me mantenía al margen. Esto también era un apego. No debo cambiar mi actitud hacia los demás porque otros me hayan tratado mal. No debería apegarme a los defectos de los demás. No debería pensar que los demás no son buenos porque no alcanzan mi nivel. En realidad, debería sentir lástima por ellos porque están perdidos en la sociedad común. Cuando cambié y tuve un comportamiento compasivo, ella me saludó primero cuando nos cruzamos en el pasillo. Experimenté realmente que el entorno cambiaba con mi mentalidad. El entorno cambiaría a mejor cuando yo tuviera la mentalidad adecuada.
He experimentado muchos milagros mientras crecía. Dos incidentes recientes me permitieron experimentar el poder del Fa y la misericordia del Maestro.
El primer incidente fue que había tenido malos pensamientos en mi mente en el verano de 2021. Filtré mis malos pensamientos y los pensamientos que no eran míos. Utilicé este método varias veces. Ocurrió un milagro. Me salió un grano en la oreja izquierda. Me dolía un poco. Una noche se rompió y expulsó un líquido amarillento. Esa noche no dormí nada. Pero al día siguiente no tuve sueño. Se sanó una semana después. Entonces pude sentir claramente que esos malos pensamientos habían desaparecido. Me sentí mucho más ligero. A través de este incidente, sentí el poder de Dafa y me di cuenta de que mientras quiera cultivarme y deshacerme de las cosas malas, el Maestro me ayudará.
El segundo milagro que experimenté fue cómo me liberé del apego a los juegos. Había un juego al que jugaba desde que era estudiante de primer año en la universidad. Me vi obligado a dejarlo debido a la política que impedía a los jóvenes jugarlo sin registrarse. Puede que fuera una indirecta del Maestro para que dejara de jugar. Pero no me di cuenta y empecé a buscar juegos a los que pudiera jugar sin registrarme. Encontré uno que consistía en resolver acertijos. El trasfondo de la historia era horrible y extraño. Lo jugué dos veces y una noche tuve un sueño. En el sueño estaba jugando a este juego y sentía que era real. Sentía que había una entidad maligna detrás de la escena que me asustaba. Me desperté de repente y sentí mucho miedo. Supliqué al Maestro que me ayudara y recité "Falun Dafa es bueno" repetidamente. Luego me dormí. Al día siguiente borré todos los juegos. Esta fue la segunda pista del Maestro.
Pero al cabo de un rato descargué un nuevo juego que no necesitaba registro con mi nombre real ni era raro. Esta vez me pareció que estaba bien. Lo jugué durante un tiempo. Un día no pude entrar en la interfaz del juego. Esto fue en realidad otra indirecta del Maestro de que debía dejar de lado mi apego a los juegos. Pero no lo dejé, sino que me descargué otro juego nuevo. Hasta que un día mi móvil se apagó de repente cuando estaba jugando. Me di cuenta al instante de que debía dejar de lado mi apego. Borré el juego después de encender el móvil. Desde entonces no he vuelto a descargar ningún juego.
Recordando todo el proceso, no fui estricto conmigo mismo y me consideré una persona común. El Maestro me daba pistas una y otra vez. Pero no estuve a la altura de sus expectativas y dejé que las cosas se alargaran. Gracias, Maestro, por su misericordiosa salvación.
De niño me interesaba mucho la astronomía y pensaba que debía de haber algún material misterioso en el espacio exterior. Veía documentales de astronomía cuando tenía tiempo y aprendí que había agujeros negros, supernovas y materia oscura en el espacio que no podíamos ver a simple vista. Después de practicar Falun Dafa, comprendí la complejidad del espacio. Lo que conocemos los seres humanos es muy pequeño. Podemos ver muy poco de la materia de este universo. Existen muchas formas de energía que no podemos ver con nuestros ojos.
La ley de conservación de la energía en física dice que la energía no puede crearse de la nada, ni desaparecer sin más, solo puede transformarse de una forma a otra. Que no podamos ver algo no significa que no exista. El adoctrinamiento del PCCh mediante la teoría del ateísmo enseña a los chinos a creer únicamente en lo que pueden ver. Esto daña la creencia de la gente y deteriora la moralidad de los seres humanos. La gente no cree en el principio de "el bien será recompensado y el mal castigado". No creen en la reencarnación ni en el infierno. La gente se atreve a hacer todo tipo de malas acciones.
A través de mis experiencias personales, y de mi propio conocimiento, entiendo que el Fa del Maestro lo cubre todo. Todos los días la gente piensa que las dificultades y la amargura no son cosas buenas. Hoy en día hay una palabra de moda que se llama "Lying flat" (hacer lo mínimo para subsistir). A veces tengo pensamientos similares. Pero desde la perspectiva del Fa, en realidad es solo una muestra de pereza.
Muchas personas piensan que se las trata injustamente. En realidad, todo es justo. La gente no puede ver las relaciones causales que hay entre ellos de sus vidas pasadas. Solo quieren vivir felices y cómodos en esta vida. No se dan cuenta de que esta vida es muy corta. La gloria y la riqueza no son nada. Solo a través de la cultivación la vida puede ser eterna.
Cuando veo a través de las cosas de este mundo, empiezo a vivir conscientemente. El Maestro me da tanto. Gracias, Maestro por rectificarme mientras crecía, purificándome constantemente para que pueda dejar ir los deseos mundanos, y comprender que las cosas mundanas son solo ilusiones. Solamente los principios del Fa y la cultivación son reales. Ellos nos permiten elevarnos y ascender, y ese es el verdadero significado de por qué venimos a este mundo.