(Minghui.org) Una residente de la ciudad de Dalian, provincia de Liaoning, fue condenada a cuatro años y a una multa de 40.000 yuanes (unos 6.040 dólares) el 30 de agosto de 2022 por su fe en Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.
El 9 de febrero de 2022, Yu Shoufen estaba en una playa local hablando con la gente sobre Falun Gong. Se acercó a un joven padre de unos 30 años que estaba jugando con su hijo. Ella no sabía que el hombre, llamado Li Pengfei, era un oficial de policía. En cuanto habló con Li, este la denunció en la Estación de Policía de Xigang, donde trabajaba. Antes de que llegaran sus colegas, sujetó a la Sra. Yu contra el suelo con su pierna contra el pecho, casi asfixiándola.
Ese mismo día, la policía saqueó la casa de la Sra. Yu y confiscó su ordenador portátil, un reproductor multimedia y algunos materiales informativos sobre Falun Gong.
La policía retuvo a la Sra. Yu en el Centro de Detención de Yaojia y le negó las visitas de su familia. La Procuraduría del Distrito de Xigang aprobó su detención el 30 de marzo y posteriormente trasladó su caso a la Procuraduría del Distrito de Ganjingzi. El procurador Ji Xiaohui la acusó a principios de junio y remitió su caso al Tribunal del Distrito de Ganjingzi.
Cuando el abogado de la Sra. Yu se puso en contacto con el juez Jin Hua sobre su caso, este se negó a revelar cuándo tenía previsto celebrar una vista del caso. Jin no le dijo a la señora Yu que su familia había contratado un abogado para ella, sino que le preguntó si aceptaría un abogado de oficio. La Sra. Yu rechazó la oferta de Jin al enterarse de que el abogado de oficio no puede presentar una declaración de inocencia en su nombre.
Sin informar al abogado de la señora Yu ni a sus familiares, Jin celebró una vista del caso de la señora Yu el 21 de julio y la condenó un mes después.
En los últimos 23 años de persecución, al menos 100.000 practicantes de Falun Gong en Dalian han sido perseguidos por su fe. Miles de ellos han sido recluidos en centros de detención y de lavado de cerebro. Más de 800 fueron encarcelados en campos de trabajo forzado y más de 300 fueron condenados a prisión. Se sabe que al menos 147 practicantes han muerto como consecuencia de la persecución.