(Minghui.org) Comencé a meditar con mi padre en mi más tierna infancia. Mi madre me explicaría después que mi padre practicaba Falun Dafa. Y que iba todos los días a un sitio de práctica en grupo en un parque. En el invierno de 1999, mi padre tuvo que irse de casa debido a la persecución del Partido Comunista Chino (PCCh). Nunca volvió y aún hoy día se desconoce su paradero.
Han pasado veinte años. Sigo viviendo con mi madre. Me sentía con frecuencia sola porque nunca disfruté un hogar completo. También me mostraba muy egoísta y fría. Adoctrinada en la cultura del Partido, aunque era tímida también era muy combativa y competitiva. Dudaba de mí misma y luchaba mucho en mi mente. Estaba resentida por las injusticias que había sufrido en mi vida y por no poder encontrar el verdadero propósito de la vida. Mis interminables deseos quedaban siempre insatisfechos.
Cuando vivía en China era maestra. Veía como algo normal la corrupción en el campo de la educación. Los padres me hacían con frecuencia pequeños regalos o donaciones. Como lo consideraba la nueva “normalidad”, no veía nada malo en ello. Aunque acabé haciéndome inmune a ello, en el fondo seguía estando en contra del PCCh. No me di cuenta de que me había hundido muy profundamente bajo las garras del PCCh y su cultura.
Un día en mi oficina, cuando traté de levantarme no pude, ni tampoco podía caminar. Tenía un dolor insoportable en la columna vertebral. Estaba empapada en sudor. Mi madre vino a recogerme y esa misma tarde me ingresaron en un hospital. No podía ir al baño sola y sufría dolores todos los días. Me resultó duro ver que mi madre tenía que cuidar de mí y de mi hijo pequeño. Los médicos dijeron que tenía varias vértebras fracturadas y me sugirieron que me operara lo antes posible.
Descansé en casa durante un año. Tenía que estar en la cama o caminar muy despacio solo durante cortos periodos de tiempo. No podía correr ni saltar, y ni siquiera podía llevar a mi hijo en brazos. Los médicos me dijeron que no podía hacer ningún ejercicio vigoroso y me advirtieron que tuviera mucho cuidado. Dijeron que si mi afección reincidía, sería devastador. Estuve de acuerdo.
Empecé a cultivar Falun Dafa en 2021. Antes de obtener un ejemplar de Zhuan Falun, todavía pensaba si debería seguir permaneciendo en los Estados Unidos o regresar a China. Empecé a leer Zhuan Falun con otros practicantes en un grupo de estudio del Fa. Me puse más alerta después de estudiar el Fa y quise seguir leyendo el libro. Mi ojo celestial se abrió esa noche. Vi un montón de Falun girando delante de mí. Nunca había visto algo así. Me emocioné mucho.
Al día siguiente comencé a aprender los cinco ejercicios de Falun Dafa. El proceso de aprendizaje me resultó bastante natural, y casi parecía como si ya lo hubiera practicado.
Vi cambios positivos en mi cuerpo unos cuatro o cinco meses después. Antes me dolía la espalda cuando estaba mucho tiempo de pie, así que tenía que sentarme para descansar. Ahora puedo llevar a mi hijo y mover grandes cubos de agua y otros objetos. Empecé a trabajar en turnos de 11 horas. Aparte de sentarme en las pausas para comer, estoy de pie la mayor parte del tiempo en el trabajo y hago trabajos agotadores. Esto era algo que antes ni siquiera podía imaginar.
Mi hijo ha atestiguado los milagros de Dafa a través de lo que me sucedió y ha comenzado a cultivar Falun Dafa.