(Minghui.org) Un pariente mío era director de la policía cuando comenzó la persecución a Falun Dafa en 1999. Es una persona tranquila y amable, con un fuerte sentido de justicia. Sabía que Dafa estaba siendo perseguida y siempre se esforzó por ayudar a los practicantes.
Una vez, el departamento de policía intentó enviar a un practicante a un campo de trabajo forzado. Mi pariente revisó el caso y dijo que no tenían suficientes pruebas para justificar la condena a un campo de trabajo y liberó al practicante sin ninguna condición.
Cuando, años después, empezamos a animar a la gente a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh), aceptó inmediatamente.
Gracias a su buen corazón, fue ascendido en el trabajo y sobrevivió a un grave accidente de coche hace unos años.
Era un día de nieve y se dirigía a la ciudad por un caso. Justo cuando pensaba parar para hacer un descanso, un camión con remolque le golpeó por detrás y empujó su coche hacia delante más de diez metros. Aunque el coche quedó destrozado, él no sufrió ningún daño. Sabía que el Maestro Li de Falun Dafa lo habían protegido.
Su hijo también renunció al PCCh. El chico fue aceptado en una prestigiosa universidad y consiguió el trabajo de sus sueños tras la graduación.
Mi vecina de al lado era capitana de un campo de trabajo local antes de jubilarse. Hubo un periodo de tiempo en el que al menos 500 practicantes fueron detenidos en ese campo de trabajo. Mientras muchos guardias y reclusos golpeaban y abusaban verbalmente de los practicantes, mi vecina ayudaba a los practicantes tanto como podía.
Antes de que una practicante cumpliera 66 años, su hijo le pidió que la llevara a casa durante dos días para celebrar su cumpleaños. Nunca se había hecho algo así. Pero mi vecina se sintió conmovida por la devoción del hijo y aprobó su petición.
Otro practicante contrajo hepatitis B en el campo de trabajo. Cuando su madre exigió que el campo de trabajo le diera el alta para recibir tratamiento médico, mi vecina lo ayudó a acelerar el proceso.
A veces ayudaba a las familias de los practicantes a entregarles ropa y comida u organizaba las visitas de sus familiares cuando la administración del campo de trabajo había negado el derecho de visita a los practicantes porque se negaban a renunciar a Falun Dafa.
Hay un dicho en la cultura china que dice que la generación mayor acumula virtudes para sus descendientes haciendo buenas acciones. Y creo que eso es exactamente lo que le ocurrió a su familia.
Un día del verano pasado, el nieto de siete años de mi vecina estaba jugando en la cochera y se encerró accidentalmente en el baúl del auto. Se asustó y gritó pidiendo ayuda, pero nadie le oyó. Pateó y pateó dentro del baúl, pero nadie vino. En ese momento, mi hija vino a visitarme y oyó el ruido que hacía, pero pensó que era alguien del barrio que estaba reparando su coche, así que entró.
Una hora más tarde, se preparaba para salir cuando mi marido volvió a casa. Los tres estábamos charlando fuera y oímos de nuevo el ruido de los golpes. A mi marido se le ocurrió mirar en la cochera y localizó de qué coche procedía el sonido. Nos dimos cuenta de que era el coche de mi vecina, la llamamos y el niño fue rescatado. Para entonces, estaba empapado de sudor y demasiado débil para hablar.
Mi vecino me dijo: "Eso fue realmente aterrador. Si no lo hubieras oído, me temo que habría perdido a mi nieto".