(Minghui.org) ¡Saludos, estimado Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
La pandemia de COVID-19 que estalló en 2020 ha cambiado el mundo. También hizo sonar una alarma para los discípulos de Dafa en nuestra cultivación: cómo salvar a más seres conscientes en el tiempo limitado que queda.
Me gustaría compartir mi experiencia de cómo rompí con mis apegos y aproveché el momento para salvar a seres conscientes en los últimos casi tres años.
Avanzando en mi cultivación
Vivo en una zona rural del noreste de China. Mi marido tiene un negocio de camiones y frecuentemente va al campo para hacer entregas. Solía llevarme cuando salía. Al ver las hileras de pueblos, tenía el deseo de ir a todos los rincones de las zonas rurales para salvar a la gente.
Durante más de una década, antes de la pandemia, cuatro practicantes locales y yo fuimos juntas a aclarar la verdad cara a cara en las calles durante todo el año. Mucha gente llegó a conocernos y una persona incluso nos apodó las “cinco flores de oro”.
Cuando la plaga (COVID) estalló en 2020, fue impactante ver lo rápido que se propagó. Se confirmaron muchos casos positivos en nuestra región. El gobierno cerró rápidamente la ciudad y aplicó una estricta gestión del confinamiento. Todo se paralizó, y nuestra rutina diaria de aclaración de la verdad también cambió mucho.
El tiempo era muy valioso y sentí que estaba faltando a mi deber por no poder salir a salvar a la gente. Un gran número de seres en las zonas rurales no han recibido de nosotros la información sobre Falun Dafa. Fue mi miedo y la búsqueda de comodidad lo que me frenó. Esperaba y contaba con que otros practicantes cumplieran la responsabilidad por mí.
Cuando la pandemia remitió un poco, pensé que era mejor ir a las zonas rurales para salvar a la gente. No podía permitirme esperar más. Esto no quiere decir que yo sea mejor que los demás. La situación real es que somos muy pocos compañeros practicantes aquí, no obstante, cargamos con la responsabilidad de salvar a un gran número de seres conscientes.
Las demás practicantes con las que trabajé tenían todas más de 70 años. Solo yo tenía 50 años, era la más joven. Si no lo hacía yo, ¿quién lo haría? Después de abandonar los apegos, me llené del mismo entusiasmo que cuando acababa de obtener el Fa, e hice todo lo posible por apresurarme en salvar a la gente.
Distribuyendo el material de manera eficiente a gran escala
Cuando se levantó el confinamiento, fui a las zonas rurales a distribuir materiales. Encontré a una practicante, Wang, que sabía montar en moto, para ir juntas. Nos vestimos como campesinas, para no llamar la atención.
Ir a las zonas rurales para distribuir materiales de aclaración de la verdad fue bastante estresante para mí. Lo primero que tuve que superar fue el miedo. Hubo un tiempo, antes de la pandemia, en que me arrestaron mientras aclaraba la verdad en las zonas rurales, y la maldad utilizó a mi familia para presionarme.
Aunque salí adelante con la protección de Shifu, dejó una sombra en mi corazón. Trabajé duro para superar este miedo en lo más profundo de mi mente. Me recordé el propósito de mi aclaración de la verdad y reforcé mi fe en Shifu y en el Fa. Sentí que mi xinxing mejoraba.
Al principio, recorría cada pueblo repartiendo materiales de aclaración de la verdad. Después de algunos viajes, sentí que distribuir información de esta manera era demasiado lento. Además, ahora todo el mundo tenía un teléfono móvil y siempre corría el peligro de que me grabaran y denunciaran. Mi corazón humano me estaba limitando y quería una forma mejor y más eficiente de cumplir con mi deber.
Después de aprender el Fa de Shifu de la enseñanza de El qigong de las artes marciales en Zhuan Falun, pensé en distribuir materiales de forma similar a lanzar dardos mientras estaba sentada en una motocicleta en movimiento, lo que requiere una rápida coordinación de manos y ojos.
El Maestro dijo:
“La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del Shifu” (Primera lección, Zhuan Falun).
Después de ensayar una sola vez, conseguí distribuir el material de la forma que esperaba, y no tardé en terminar una aldea. Sentí el respaldo y apoyo del Maestro.
Después de eso, Shifu me iluminó en un sueño para ampliar el alcance. Encontré a otra compañera practicante Wei. Tanto ella como Wang son mayores que yo. Wang y yo recorríamos distancias cortas y medias, mientras que Wei, una conductora muy experimentada, me llevaba a zonas montañosas y pueblos remotos. Cubrimos la mayor parte de los núcleos rurales cercanos.
Para distribuir el material con mayor eficiencia, necesitaba conocer muy bien el mapa de cada pueblo. Es fácil que los aldeanos sospechen al ver a dos personas extrañas, así que era mejor conocer los caminos de los alrededores.
Para familiarizarme con las aldeas, estudié los mapas por satélite en Internet para ver cuántas aldeas había en cada municipio y memoricé sus nombres. Cuando salía a distribuir materiales, ni siquiera necesitaba utilizar el navegador, ya que confiaba en mi memoria para guiarnos. Los compañeros decían que yo era un mapa viviente.
Cada vez que salía a distribuir materiales, pensaba que era un ser divino y hacía las cosas a la velocidad del rayo, sin estar limitada por la edad humana. Concentraba la energía en mis manos y me aseguraba de que el material cayera en cada uno de los patios.
También desarrollé la habilidad de lanzar materiales de aclaración de la verdad con ambas manos. Si la moto iba demasiado deprisa y se me escapaban algunas casas, me daba la vuelta y, “zas”, el material salía volando hacia sus patios.
Wei y yo íbamos a pueblos y aldeas remotas, a unos 160 kilómetros de ida y vuelta. Normalmente llevábamos entre 300 y 400 ejemplares de material y podíamos recorrer hasta ocho pueblos de una vez. Era como montar un caballo veloz, galopando de un pueblo a otro. Gracias a las buenas habilidades de conducción de Wei, era capaz de atravesar todo el pueblo en pocos minutos, que era lo que queríamos: ¡eficacia!
Algunos aldeanos se sorprendieron al vernos llegar tan rápidamente y, cuando tomaban el material, ya nos habíamos ido. Otros tomaron el material en cuanto lo distribuimos, como si nos estuvieran esperando. Y algunos nos vitorearon por lanzar el material como si fueran dardos.
Ir de un lado a otro por los condados agrícolas para repartir materiales fue muy duro. En 2020 estuve muy cansada durante algunos días, así que quise tomarme un descanso en casa y dedicar más tiempo a estudiar el Fa.
Un día tuve un sueño muy vívido mientras dormía la siesta. Había una gran bañera llena de agua frente a mí. Entonces, hombres y mujeres de las zonas rurales se alineaban y caminaban hacia mí, diciendo: “Dame la verdad”. Cuando me desperté, me di cuenta de que Shifu me estaba indicando que no debía detenerme, sino seguir distribuyendo materiales: es urgente salvar a la gente.
Aunque la pandemia había remitido, podía volver a aparecer en cualquier momento, así que tenía que hacer las cosas con antelación y terminar con lo que tenía que hacer. Al día siguiente, salí de nuevo con Wei.
Era el 14 de noviembre de 2020 cuando Wei y yo distribuimos el último lote de materiales. Ya hacía mucho frío. En nuestro camino de vuelta, vimos nubes doradas en el cielo. Estábamos emocionadas y sentimos que era Shifu que nos alentaba
Esta primavera, otra ola de pandemia se desató en nuestra ciudad, convirtiéndola en una zona de alto riesgo. Una vez levantado el bloqueo, Wei y yo fuimos a las aldeas de los pueblos montañosos remotos de la parte más meridional de nuestra ciudad para distribuir materiales. Aunque recorríamos más de 100 kilómetros de ida y vuelta cada día, no nos asustaba en absoluto el trabajo duro. Nuestro deseo es que todos los seres conscientes comprendan la verdad.
Un día fuimos a distribuir materiales de nuevo, y el cielo estaba azul, las nubes eran blancas y la hierba verde y vibrante. Cuando regresamos, vimos a lo lejos capas de nubes blancas auspiciosas en el cielo. Nos detuvimos a mirarlas y nos emocionamos, ya que el Maestro nos animaba de nuevo a avanzar en nuestro camino de cultivación.
Durante los últimos tres años, los compañeros practicantes y yo hemos viajado por toda nuestra ciudad en una pequeña motocicleta. Distribuyendo una gran cantidad de material. También recorrimos algunas regiones rurales remotas, donde no había más de diez hogares. También son seres conscientes muy valiosos y no podíamos dejarlos atrás. Los compañeros decían que éramos como “las doncellas celestiales que esparcen flores”, llevando bendiciones a la gente.
A menudo veía a las urracas, pájaros considerados como un augurio de buena suerte, piar en las ramas, a veces en bandadas. Tal vez se alegraban por la salvación de los seres conscientes.
Aclarando la verdad en los mercados agrícolas
En los últimos años, las demás practicantes y yo acudimos a menudo a los mercados de agricultores en las zonas rurales, porque allí podemos llegar a más gente.
Cuando estalló la pandemia, todos los practicantes nos dimos cuenta de la urgencia de salvar a la gente. Un compañero se ofreció a llevarnos a los mercados con su automóvil y varias de nosotras nos unimos para aclarar la verdad.
Hay un gran pueblo en el extremo sur de nuestra ciudad y está a más de 80 kilómetros. Ninguno de nosotros había estado allí antes, pero decidimos ir para llevar la verdad a los residentes.
Le pedí a Wei que me acompañara al mercado a principios de diciembre de 2020. Ella vive a unos 25 kilómetros de mí y está de camino a esa gran ciudad. Me quedé en su casa durante la noche y planeé tomar un taxi para ir al mercado a la mañana siguiente. Cuando me levanté, hacía frío, así que no fuimos, pero pasamos la mañana hablando con la gente cercana a su casa.
En la siguiente ocasión, todavía quería ir. Pero volví a dudar, temiendo el clima frío. Después de enviar pensamientos rectos, vi en mi visión celestial una bandada de pájaros que volaban delante de mí agradablemente. Me di cuenta de que el Maestro me estaba recordando que no debía perder la oportunidad. No importa lo lejos que esté, debo ir allí.
Llamé a Wei y le pedí que me esperara. Cuando llegamos al mercado, nos sorprendió ver la cantidad de gente que había. Les hablé de Dafa y de la persecución. Ese día convencimos a más de 50 personas para que renunciaran al Partido Comunista Chino (PCCh) y a sus organizaciones afines.
Cuando convencí a un anciano de que renunciara al PCCh, me dijo que había leído un folleto al respecto. Me sentí especialmente gratificada porque Wei y yo habíamos venido antes.
Antes no me tomaba en serio la distribución de material, pero la pandemia cambió mis nociones y empecé a distribuir material a gran escala. El Maestro nos animó a través de los comentarios de los aldeanos. Pensamos que no debíamos omitir ningún método para salvar a la gente y que la verdad debía difundirse en todos los rincones del mundo.
En diciembre de 2020, otro practicante volvió de trabajar fuera de la ciudad. También tenía un automóvil y podía llevarnos a varios mercados de agricultores en diferentes ciudades y pueblos. Cubrimos distintas zonas y llevamos distintos tipos de materiales para distribuir. Podíamos persuadir de entre varias docenas y cien personas para que renunciaran al PCCh durante cada viaje.
A mediados de enero de 2021, otro brote azotó nuestra provincia y varias regiones volvieron a aplicar las medidas de bloqueo. Ocurrió cuando acabábamos de ir a la mayoría de los mercados de agricultores. Nos alegramos de haber ido allí con antelación.
Después de que nuestra ciudad quedara cerrada, era difícil salir, y mucho menos ir a las zonas rurales. Pero Wei y yo nos las arreglamos para ir a un pueblo grande en el lado este de la ciudad. Estábamos a 30 grados bajo cero y las carreteras a varios pueblos estaban cerradas. Había trabajadores de la pandemia por todas partes para evitar que los no residentes entraran en el pueblo.
Conseguimos entrar en la ciudad y vimos que la gente seguía comprando alimentos allí. Había vehículos de la policía que patrullaban por los alrededores. Aunque fue difícil, logramos convencer a más de 30 personas a renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas.
Volvimos a ir al día siguiente con una tercera practicante, Li. Hacía mucho frío. El viento y la nieve soplaban contra nuestras caras. En poco tiempo nuestras pestañas y sombreros estaban cubiertos de escarcha.
Wei empezó por el lado norte de la ciudad, y Li y yo por el lado sur. Hablamos con todos los que encontrábamos y no queríamos dejar a nadie. El tiempo era limitado. Yo estaba literalmente corriendo. Li solía estar ocupada con el trabajo y no tenía tiempo para salir así. Se emocionó al ver cómo aclarábamos la verdad. Me dijo: “Quiero aprender de ti y tengo que ser más proactiva para salvar a la gente”.
Entre las tres, conseguimos convencer a más de 60 personas a renunciar a las organizaciones del PCCh ese día. Al día siguiente, ¡más de 80 personas!
Ir a las zonas rurales para salvar a la gente durante el bloqueo de la pandemia fue realmente una recompensa inesperada. Inicialmente pensábamos que sería difícil salir, y mucho más aclarar la verdad cara a cara, pero la cultivación es tan asombrosa. En el proceso de cultivación, experimenté un pasaje del Fa que el Maestro dijo “...si puedes hacerlo así, cultivación será” (Cultivación sólida, Hong Yin).
Elevando el xinxing
El calendario de Año Nuevo de 2021 con información sobre Dafa se elaboró en nuestra región entre los dos brotes de la pandemia y durante la campaña de acoso “Reducción a cero” (que pretendía obligar a todos los practicantes de Dafa incluidos en la lista negra del gobierno a renunciar a su fe). Muchos practicantes colaboraron en la elaboración de los calendarios bajo una gran presión.
Desde que participé en la producción de los calendarios de Minghui y fui testigo de todo el proceso, valoré aún más cada calendario y el duro trabajo de mis compañeros. Me tomé más en serio la distribución de los calendarios.
Decidí ir a aldeas remotas para distribuirlos e instar a la gente a renunciar al PCCh. Era como ir de puerta en puerta para aclarar la verdad cara a cara. Todavía no había hecho ningún avance en este terreno. Todavía temía que me denunciaran a la policía.
Pero la cultivación consiste en hacer avances y seguir adelante, aunque sea difícil. Seguí rectificándome, suprimiendo los pensamientos negativos y fortaleciendo mis pensamientos rectos.
Wei y yo llevábamos unas cuantas decenas de calendarios cada vez que visitábamos las aldeas o los pueblos. Siempre que veíamos a alguien, hablábamos con él y le convencíamos de que debía renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas. Ya habíamos distribuido materiales aquí, pero ningún practicante había hablado con la gente cara a cara todavía. Para nuestra alegría, la gente se alegró de recibir los calendarios y de renunciar a las organizaciones del PCCh. Algunos incluso gritaron “¡Falun Dafa es bueno!”. Pudimos persuadir a decenas de personas para que renunciaran al PCCh cada día.
Más tarde, Wei y yo trabajamos junto a otros seis practicantes. Los ocho fuimos dos veces a dos aldeas remotas. Distribuimos cientos de calendarios y convencimos a más de 200 personas de que renunciasen al PCCh.
Antes de que termináramos de distribuir los calendarios, comenzó otra ola de la pandemia. Wei y yo nos disfrazamos de agricultoras y fuimos a los pueblos para terminar de distribuir el resto de los calendarios. Por suerte, algunos habitantes de la zona seguían cosechando en los campos ya que el gobierno no prohibió por completo que la gente saliera.
Había un hombre mayor que estaba atando paja en el campo junto a la carretera. Le saludé y le di un calendario de escritorio. Lo sostuvo en la mano con respeto y dijo con seriedad “La comprensión es una bendición”. Me conmovió: ¡todos los seres están esperando que los salvemos! Le ayudé a renunciar al PCCh y a sus organizaciones afines.
Vimos a cuatro estudiantes jugando en la calle. Les dijimos la verdad y los ayudamos a renunciar a los Jóvenes Pioneros. También les dimos algunos materiales y los instamos a recitar las frases auspiciosas: “Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.
Terminamos de distribuir los calendarios el 2 de noviembre de 2021. Gracias a que superé mi miedo y elevé mi xinxing, mi cuerpo estaba muy ligero. Ya no me siento cansada, y cuanto más camino, más veloz soy; estoy llena de energía.
Comentarios finales
Los últimos tres años han sido un proceso de grandes avances. Siempre me he sentido impulsada a salvar a la gente con urgencia. Durante el proceso, experimenté realmente lo que dijo el Maestro:
«Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer».
“¡tras el verde oscuro del sauce, se hallan resplandecientes flores y otra nueva aldea!” (Novena Lección, Zhuan Falun)
El Maestro está extendiendo el tiempo para nosotros con enorme sufrimiento. Espero que todos apreciemos las oportunidades restantes para cultivarnos en Dafa, hacer bien las tres cosas y estar a la altura de la salvación compasiva del Maestro.