(Minghui.org) Vivo en Gdańsk, Polonia. Una amiga me habló de Falun Dafa cuando me sugirió formas de mejorar mi concentración mental y mi salud. Mencionó varias disciplinas, una de las cuales era Falun Dafa. Me sorprendió. Había oído hablar de todas las demás disciplinas, pero nunca había escuchado de Falun Dafa. Decidí averiguar qué era.
Cuando abrí el sitio web principal de Falun Dafa, me agradaron mucho los colores y la sencillez de su diseño. Leí la introducción y vi el vídeo de instrucción de los ejercicios mostrados por el Maestro. Los movimientos eran sencillos y los ejercicios no llevaban demasiado tiempo. Pensé que era algo para mí. Esa tarde hice los ejercicios sin esperar nada. Hacer los ejercicios me hizo sentir muy ligera y bien, así que empecé a hacerlos con regularidad.
Una noche, mientras estaba sentada en meditación, sentí de repente una fuerte presión en la cabeza y luego varias sensaciones de energía en las manos y en todo el cuerpo. Ya había experimentado la energía anteriormente, había probado otros métodos y conocía a personas a las que les gustaba hablar de ello; quizá por eso no me asusté. No estaba segura de lo que pasaba y tenía muchas preguntas. En aquel momento, aún no había leído el libro Zhuan Falun ni las demás conferencias del Maestro, pero me di cuenta de que había experimentado algo especial.
Un día fui a la pequeña ciudad de Sopot, cerca de Gdańsk. Caminando por el parque hacia una cafetería, me fijé en un hombre sentado bajo un árbol, colocando folletos en una cajuela amarilla. Vi las palabras "Falun Dafa" en los folletos y en su camiseta, y pensé que debía hablar con él. Más tarde supe que era el coordinador del sitio de práctica en Gdańsk.
Le conté lo que había experimentado al hacer los ejercicios. Iniciamos una interesante conversación sobre la vida y el universo. Me invitó al lugar de práctica y me dijo que los ejercicios de Falun Dafa se enseñaban gratis. Mi vida hasta entonces me había demostrado que nada era gratis en este mundo humano, así que me sorprendieron mucho sus palabras. Sin embargo, como podía sentir la energía positiva que emanaba de él, decidí darle una oportunidad y me contuve de ser innecesariamente desconfiada. Prometí acudir al sitio de práctica.
Cuando hicimos la práctica al aire libre, los ejercicios me resultaron más difíciles que cuando los hice por Internet. Al hacer los ejercicios en medio de conversaciones ruidosas, mientras los olores a comida de los restaurantes cercanos competían entre sí, no podía calmarme ni dejar de pensar. Parecía que un pensamiento se superponía a otro y no tenía control sobre ellos. Recuerdo que quería rendirme. Sobre todo, cuando hice el segundo ejercicio, que al principio me pareció un esfuerzo doloroso. Sin embargo, cuando miré al coordinador de pie en la hierba como una estatua, con los brazos en alto y sin el menor movimiento, decidí seguir practicando. Creo que me causó una gran impresión. Apreté los dientes e ignoré el sudor frío que me recorría la espalda. Decidí seguir adelante. Por alguna razón sentí que era muy importante.
Empecé a ir al lugar de práctica con regularidad. A pesar del dolor y de las distracciones iniciales cuando hacía los ejercicios, sentí que, si podía concentrar mis pensamientos en un entorno tan difícil, el progreso sería quizás más rápido. En otoño, le pregunté al coordinador si hacíamos los ejercicios al aire libre en invierno. Sonrió y dijo: "Por supuesto que los hacemos". Al ver su firme determinación mientras hacía los ejercicios, su respuesta no me sorprendió.
Tenía sentimientos encontrados sobre la práctica en invierno. No podía imaginarme haciéndolos con temperaturas bajo cero. En cuanto empezaron a surgir mis dudas, decidí "apartarlas" de mi conciencia. Pensé: "Si el coordinador dice que es posible, ¿por qué debería contradecirlo?".
Llegó el invierno. La temperatura cayó bajo cero. El coordinador se quitaba los zapatos con el frío y se sentaba en la posición de loto completo para meditar. Al no conocer nada mejor, pensé que debía hacer lo mismo. En cuanto me quité los zapatos, sentí inmediatamente la escarcha en los pies. Como soy delgada, siento el frío intensamente. Sin embargo, para mi sorpresa, cuando entré en un estado de calma, el frío helado ya no me importaba. Fue como si decidiera dejar de acosarme. Incluso se me calentaron los pies. Desafortunadamente, cuando me di cuenta de esto, el frío comenzó a atacar mis pies de nuevo. Pensé que era mejor no prestarle atención.
Cuando decidí hacer la meditación en el frío y soportar conscientemente las dificultades, me sentí segura de haber encontrado la práctica adecuada para mí.
Otro día, en el lugar de práctica, el coordinador me habló del libro Zhuan Falun. Hasta entonces, había pensado que Falun Dafa consistía solo en hacer los ejercicios, pero muy pronto comprendí que en realidad se trataba de elevar el xinxing (naturaleza del corazón) de uno y convertirse en una persona mejor. Así que comencé a leer Zhuan Falun y otras conferencias de Shifu.
Me encantaba leer y coleccionar libros. Cada vez que pasaba por una tienda de antigüedades, no podía evitar detenerme para ver si tenían alguna oferta. Como habitualmente había descuentos, a menudo volvía a casa con unos cuantos libros y los guardaba debajo de mi cama.
No siempre los compraba por el contenido, sino porque tenían bonitas portadas. Sin embargo, tenía una regla: solo leía un libro una vez. Prefería leer otro libro que describiera el mismo tema o uno similar desde un ángulo diferente.
Pero con Zhuan Falun, fue diferente. No es un libro ordinario. Lo leí una vez. Eso me llevó mucho tiempo, porque no entendía todo y leía muy despacio. En cuanto terminé, decidí volver a leerlo para comprenderlo mejor. Más tarde me di cuenta de que este era el primer libro de mi vida que leía muchas veces, y sigo leyéndolo regularmente siempre que puedo.
Ahora, cuando tengo que elegir entre leer un libro nuevo o releer Zhuan Falun, suelo optar por Zhuan Falun. Al querer leer otros libros, incluyendo novelas, historias de detectives y similares, he empezado a sentir que el momento de leerlos ha pasado.
El pasaje de Zhuan Falun que considero más importante en mi cultivación son las palabras al final del libro que dicen: “Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer” (Novena Lección, Zhuan Falun).
Según mi entendimiento, Shifu nos transmite en esta única frase la esencia del proceso de cultivación y transformación del benti. Será doloroso, será duro, pero no debemos rendirnos. Nos cultivamos en medio de la ilusión. Lo que está frente a nosotros -nuestro verdadero yo es real, el mundo más allá de la ilusión es real-, así que vale la pena soportar todas las dificultades y ser paciente durante todo el proceso para finalmente salir de la ilusión.
Llevo tres años practicando. A lo largo de estos años, mi vida ha cambiado radicalmente. Me di cuenta de que, para cultivarme bien, hay que dejar de tener miedo a las pruebas y aceptarlas como parte integrante del proceso de transformación. Cada vez que se me presenta una dificultad, me recuerdo las palabras de Shifu cuando dijo que pasaríamos por pruebas hasta completar nuestra cultivación.
Incluso si conseguimos superar las pruebas, eso no significa que no haya más pruebas. Así que empecé a tratar todas las dificultades como pruebas; ahora las veo como una oportunidad de crecimiento personal. Me di cuenta de que, si esas pruebas iban a acompañarme hasta el final de mi cultivación, debía empezar a tratarlas como parte de mi vida, y no como algo que ocurre de vez en cuando.
El regreso de Shen Yun a Polonia me ofrece oportunidades de cultivación
Un día, después de hacer los ejercicios, el coordinador mencionó un espectáculo que hacía mucho tiempo que no se veía en Polonia, pero que estaba dando la vuelta al mundo. Le pedí detalles. Me dijo que se trataba de Shen Yun, una conocida y respetada compañía de danza clásica china. Yo quería ver este espectáculo en directo al menos una vez en mi vida, pero como no estaba previsto que actuara en Polonia, pensé que me costaría mucho viajar a un país extranjero.
Sin embargo, unos meses después nos enteramos de que Shen Yun podría volver a actuar en Polonia. Después de algún tiempo, se confirmó que la ciudad anfitriona del espectáculo sería Torun. Me produjo mucha ilusión escuchar esto.
Shen Yun iba a venir a Polonia por primera vez en siete años. La actuación fue sorprendente. Llena de color, gracia y precisión, a veces divertida, sorprendente y que invitaba a la reflexión.
Después de ver Shen Yun, tuve la oportunidad de ayudar en los medios de comunicación, a NTD y a The Epoch Times en las entrevistas con el público. Fue una experiencia muy valiosa, sin la cual no habría podido afrontar el reto que, como se vio, estaba por llegar.
La siguiente ciudad que acogió el exitoso regreso de Shen Yun a los escenarios polacos fue Lublin. En Lublin, me ofrecieron la tarea de realizar de forma independiente entrevistas al público, tanto durante el descanso como después de la representación. Estas entrevistas consistían en preguntar a los espectadores sus primeras impresiones después de la representación, qué les había gustado más o qué había sido especialmente memorable. Después creábamos artículos a partir de las entrevistas.
Antes del comienzo de la actuación en Lublin, me sentía nerviosa como nunca antes. Había observado a periodistas profesionales mientras hacían entrevistas o traducía sus declaraciones, pero aún no había entrevistado a nadie por mi cuenta. Afortunadamente, uno de los practicantes, que es un periodista experimentado, me dio valiosos consejos. Me dieron una grabadora de voz y esperé al primer entrevistado.
Pensé en el Fa y en si superar las fobias no sería una forma de enfrentarlas. En lugar de intentar superarlas, traté de pensar en lo que escuché de otra practicante. Me dijo que era bueno volver a ver la representación poco antes de hacer las entrevistas, porque entonces nos llenaríamos de su energía positiva y la conversación fluiría por sí sola. En aquel momento, ya había visto la representación varias veces y no veía la necesidad de volver a verla. Sin embargo, al escuchar este consejo, decidí verla una vez más. Esto me ayudó mucho a la hora de hacer las entrevistas, porque se convertían en un diálogo entre dos espectadores, que se transformaba en un interesante intercambio de impresiones y acababa convirtiéndose en el boceto de una velada inolvidable.
Sé que, sin el apoyo de otros practicantes y de la meditación frecuente antes de Shen Yun, no habría sido capaz de afrontar este reto. Creo que todo salió bien porque decidí convertirme en parte del público de Shen Yun, que simplemente habla con otros espectadores en primer lugar y que solo es periodista en segundo lugar.
He notado que, gracias al quinto ejercicio, desde hace un tiempo estoy más concentrada en lo que dicen los demás. Antes de practicar Falun Dafa, solía escuchar lo que decían los demás, pero me costaba centrar mi atención. Mis pensamientos vagaban y, cuando volvía a la conversación, me daba cuenta de que me había perdido parte. No me sentía bien por ello.
Hoy en día, siguiendo el principio de Zhen (Verdad), considero que ese comportamiento es una falta de respeto hacia la persona que estoy entrevistando, además de no ser honesta. Si por casualidad no entiendo algo o se me escapa algo, le pido a la persona que por favor lo repita o lo reformule. Según mi entendimiento, al menos en el nivel de "cultivación del habla", así es como el Fa también corrige al practicante.
Últimamente también se han producido otros cambios. Algunas personas que conozco, principalmente de mi familia, pero también amigos a los que antes les gustaba beber alcohol (en exceso), se dieron cuenta de repente de que habían dejado de beber por diversas razones. Cada uno de ellos encontró una razón diferente para dejarlo. No practican, aunque les he mencionado Falun Dafa. No es que ahora beban un poco menos. Han dejado de beber por completo y tratan de vivir de forma más sana y consciente. Tal vez esto esté relacionado con mi cultivación, porque algunas de estas personas estaban muy apegadas a su estilo de vida anterior, y ahora de repente se dan cuenta de que esa vida no les sirve.
En el futuro, me gustaría que mi primer pensamiento al despertar fuera un pensamiento relacionado con el Fa. Lamentablemente, todavía no es así. Actualmente estoy en un punto de mi vida en el que solo al comenzar el día, cuando me encuentro con los primeros desafíos, poco antes de tomar una decisión, me detengo, doy unos pasos atrás y reevalúo la situación de acuerdo con el Fa. El resultado de las decisiones tomadas de este modo no solo suelen ser positivas, sino que la propia acción resulta más efectiva.
Falun Dafa es una práctica muy poderosa que cambia a las personas para mejor. Lo puedo sentir en mi vida diaria y cada vez que leo las enseñanzas o hago los ejercicios. Después de cada exposición del Fa, siento que mi percepción del mundo ha cambiado un poco, y me he acercado a la verdad. Cuando algunos de mis intereses anteriores dejan de importarme tanto, todo lo que queda es el Fa. Cuando voy al trabajo y hablo con la gente, noto, en sus intereses y aspiraciones, en sus metas y sueños, en todas las cosas que han conocido y de las que hablan, entre líneas, puedo ver que ellos también están buscando ese Fa. Se trata de la búsqueda del Fa. Cuando recuerdo quién era yo hace tres años y quién soy ahora, aprecio aún más haber podido encontrar el camino de la cultivación.
Cuando tengo dificultad para hacer algo o pasar una prueba, sé que puedo superarla. Entonces recuerdo lo que dijo el Maestro: “Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer” (Novena Lección, Zhuan Falun).
Nadie puede decirnos lo que nos depara el futuro y las dificultades que aún podemos encontrar, pero siempre me animan estas palabras del Maestro: "Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer". Esto me demuestra que nuestra cultivación es la única oportunidad que se nos ha dado, por lo que debemos tomarla muy en serio. Por alguna razón, se nos ha dado esta oportunidad, por lo que siempre hay que mantener la esperanza y avanzar hacia la Perfección con valentía.
(Presentado en el Fahui de Europa 2022)